Texto original: https://medium.com/@JonahMix/pro-prostitution-marxism-is-revisionist-woman-hating-nonsense-2bdd45633f75#.mu576fvzd Traducción: Fran R. Un fantasma recorre Twitter: el fantasma del liberal con avatar de hoz y martillo. Comunismo: Quizá lo entiendas como eso que los simpatizantes de Bernie Sanders te dicen que no son. O si tienes suerte, lo entiendes como la ideología que aboga por el derrocamiento de la burguesía y el establecimiento de una sociedad dirigida por la clase obrera en la cual la producción se basa en términos de necesidad humana. Como probablemente no lo conozcas, es como una ideología que defiende el trabajo asalariado, la explotación y la mercantilización. Sin embargo, lamentablemente se ha vuelto común para los comunistas, tanto dentro como fuera de la red, hacer exactamente esto al apoyar la prostitución. Sí, hombres que reivindican ser guerreros contra la dominación de una clase sobre otra celebran una industria en la cual una clase… bueno, domina a otra. Andrea Dworkin estaba en lo cierto como siempre cuando dijo, “sólo cuando el cuerpo de las mujeres se vende con fines lucrativos, los izquierdistas abogan por el libre mercado.” Antes de comentar porqué este nuevo amor por el capitalismo sexual es un absurdo despreciable, déjenme decirles: No espero que todos los que lean esto sean comunistas. No me considero un comunista ortodoxo, aunque tengo una fuerte admiración y apoyo por los movimientos revolucionarios que surgieron en el siglo pasado. Sí espero que la mayoría de la gente que lea esto tenga una noción básica de historia, lógica y ética, pues es todo lo que necesita para darse cuenta de lo estúpida que es esta idea del marxismo pro-prostitución. Empecemos con historia. No se puede negar que los principales gobiernos comunistas vieron la prostitución como un sistema contrarevolucionario. Uno de los primeros actos de Castro en el poder fue deportar o arrestar a los proxenetas extranjeros y los puteros que abusaron de las cubanas pobres en la Habana. Mao estableció la reeducación y la capacitación para el trabajo de ex prostituidas y prohibió el proxenetismo. Enver Hoxha, uno de los grandes defensores de la igualdad de las mujeres en la historia comunista, se esforzó mucho por abolir la prostitución en el ejército albanés, incluso poniendo en riesgo su propio poder. Caramba, el mismo Marx afirmó varias veces que la prostitución era la expresión de la opresión del trabajador por el capitalismo y Lenin lo vio de la misma manera como anticomunista. Eso sí, esto por sí solo no prueba nada. El marxismo es una ciencia inmortal, constantemente sujeta a replanteo y reformulación (aunque no revisión). Aun siendo absolutamente posible que tanto Marx, Mao, Hoxha, Castro como Lenin estuvieran equivocados acerca de la prostitución. Incluso considerando que esos hombres hubieran sido varias veces responsables de algunas atrocidades, pregunto: ¿Por qué los varones marxistas pueden examinar las decisiones tomadas por líderes comunistas y llegar a ver su apoyo a la liberación de las mujeres como la única posición que vale la pena criticar? He encontrado hombres que defienden fervientemente el Gran Terror de Stalin pero condenan a Mao por su “putofobia”. Hombres que no pueden cuestionar una palabra de Pol Pot pero se apresuran a despreciar a Castro por su “negatividad sexual”. No tiene por qué creer en las historias de horror de la propaganda occidental para ver aquí una crisis de prioridades. Pero si hay algo aún más descaradamente anti-comunista que el revisionismo histórico de este marxismo pro-prostitución, es su tergiversación de la teoría marxista para justificar la venta del cuerpo de las mujeres. Aquellos con los que he hablado – tanto fuera como dentro de la red- no tardan en soltar las mismas (y falsas) consignas liberales: El Modelo Nórdico no funciona, la legalización reduce la trata, las mujeres prostituidas pueden sindicalizarse, etc. Quizás lancen algunos términos de moda como “autonomía” o “consentimiento”, como si el marxismo permitiera que estas ideas fueran coherentes dentro del capitalismo, imperialismo y colonialismo. Un nuevo giro repentino de los comunistas pro-prostitución es la afirmación de que la legalización de la prostitución significa que “las trabajadoras sexuales se apoderan de los medios de producción”. ¡Cierto! El sueño de Marx de una sociedad justa dirigida por trabajadores es el de una mujer pobre anunciando sus servicios a tipos blancos de clase media en Backpage. ¡La revolución ya está aquí! La misoginia en una reivindicación como la suya es casi difícil de entender. Afirmar que la prostitución de cualquier tipo es apoderarse de los medios de producción implica que manos, boca y genitales de una mujer sean de por sí los medios de producción susceptibles de ser expropiados. Quite la jerga comunista y obtendrá esto: El cuerpo de la mujer es una máquina para producir sexo. Los hombres emplean esa máquina colocando dinero o recursos en ella. El sexo que resulta es un producto para ser consumido. Dígame, ¿cuál es la diferencia entre esta visión supuestamente marxista y progresista y la de los activistas por los derechos masculinos? La visión de cualquier ser humano como medio de producción es fundamentalmente anti-comunista. En todo caso, es la síntesis de una lógica capitalista que pretende tratar a los seres humanos como recursos. El hecho de que los así llamados marxistas se alineen con posturas conservadoras anti-feministas que ven el sexo como un recurso producido por el cuerpo de las mujeres para el consumo masculino, habla del estado deplorable en el que se encuentra el auténtico socialismo revolucionario. En la práctica, estos llamados comunistas (que son realmente capitalistas sexuales) no están seguros de cómo funcionaría la prostitución en una sociedad comunista. Y deberían no estarlo, porque cualquier respuesta sincera es horripilante. Un vistazo rápido de antecedentes: las naciones socialistas tienen economías de planificación centralizada estructuradas para atender las necesidades de la gente. Si bien la idea de que los trabajos están repartidos mecánicamente por una oficina sombría sin interés ni pasión es un mito, todos los países que siguen la estructura marxista-leninista controlan la estructura y la función del mercado de trabajo. Las escuelas se diseñan a menudo para clasificar a los estudiantes a una edad temprana en base a sus diferentes habilidades y los cupos para estudiantes de ingeniería, medicina, carpintería, arquitectura y otros son determinados a nivel nacional por los comités de planificación. No hay nada malo en esto, por supuesto, pero ¿qué significa eso para la existencia de la prostitución en estas sociedades? ¿Apoyan estos marxistas pro-prostitución un comité de planificación que decide el número de “trabajadoras sexuales” a la par que el número de trabajadores agrícolas o de la construcción? ¿Cómo calcularía el estado cuántas mujeres necesitan estar disponibles para que los trabajadores follaran? ¿Las escuelas empezarían a dirigir a las niñas hacia la prostitución desde bien temprano si no mostraran aptitud para otras ocupaciones? Si hubiera escasez de mujeres en la prostitución, ¿podría el Estado reasignar a otras para llenar las vacantes? ¿podrían las mujeres negarse a follar con hombres y mantener su estatus y su seguridad dentro de la república obrera? Estas no son preguntas de listillo. No son conjeturas. Son elementos básicos de lo que los comunistas pro-prostitución están defendiendo. Y si usted no puede contestar a estas preguntas sencillas sin sonar como el encargado de una compleja organización de trata sexual, pregúntese por qué. El apoyo de los marxistas a la prostitución traiciona todo el núcleo del proyecto comunista: crear una sociedad en la que nadie vive a costa de la explotación de otra persona. Ignora la rica historia de la resistencia comunista a la explotación de las mujeres, tergiversa la ideología de Marx para justificar un nivel de cosificación, que incluso la mayor parte de los capitalistas no pueden igualar, y no proporciona ni siquiera una explicación básica de cómo esta utópica “industria del trabajo sexual” podría funcionar ajena a la violación y a la trata de personas. El porqué los marxistas han adoptado una posición a partes iguales misógina, incoherente y absurda es difícil de explicar más allá de la rancia misoginia. Después de todo, incluso si la prostitución fuera un trabajo como cualquier otro, el apoyo entusiasta que recibe de la izquierda sería injustificado. Pero es el rol central en el mantenimiento de la relación de poder entre hombres y mujeres el que lleva ese respaldo desde lo innecesario hasta lo activamente opresivo. No hay manera de concebir el sexo como un trabajo sin reducir los cuerpos de las mujeres a una máquina productora de sexo para ser empleada por hombres y decididamente no necesitamos marxistas que defiendan una visión que celebra la mercantilización de nuestras relaciones y trata a los cuerpos humanos como medios para un fin. Eso ya lo tenemos. Se llama capitalismo.
1 Comentario
DIE ZEIT: “Querido putero, no existe la prostitución inofensiva: Vuestro dinero ayuda a criminales”27/3/2017 Texto Original: http://sisters-ev.de/2017/03/02/in-der-zeit-liebe-freier-es-gibt-keine-harmlose-prostitution-euer-geld-hilft-verbrechern/ Traducción: Adriana Zaborskyj “Mientras hablamos sobre la autodeterminación femenina, miles de mujeres en nuestro país están siendo secuestradas y forzadas a la prostitución. Ya es hora de cambiar esto con una ley contra los puteros”. Esto escribe Johanes Böhme en Die ZEIT (El Tiempo). “Querido putero, no existe la prostitución inofensiva: Vuestro dinero ayuda a criminales” EL TIEMPO N°10, 02.03.2017 Hace algunos años tenía un amigo, llamémoslo René. René era tímido, muy tímido. No era especialmente atractivo, de esos hay pocos. Tan pronto como intentaba hablar con una mujer sus palabras apostaban carreras, se adelantaban las unas a las otras, se atropellaban, cambiaban de dirección. Entonces tartamudeaba y tenía que esperar a ordenar sus pensamientos, bajaba su mirada y se ponía rojo. A veces intentaba salvar la situación, pero entonces hablaba demasiado rápido e intensamente, lo cual sólo empeoraba todo. René no tenía novia. Hasta cumplir los 20 años no había tomado de la mano a nadie, no había besado a nadie y ni hablar de haber dormido con alguien. Un día, en una noche de verano, a las dos de la mañana desapareció de la pista de baile donde bailabamos los cinco. Salió del club, caminó un par de calles más adelante en el cálido aire, pagó 100 euros y tuvo por primera vez sexo con una mujer. Una hora más tarde estaba parado otra vez en la pista de baile con una sonrisa idiota en la cara y unas inmensas ganas de contarlo todo. Nosotros ni nos dimos cuenta de que se había ido. En adelante, él continuó yendo. La prostitución era para él un escape de una gran injusticia. La injusticia de haber nacido en un cuerpo sin atractivo alguno. La injusticia de una timidez paralizante. La injusticia de tener amigos para quienes todo era tan fácil. Su verdadero problema no estaba solucionado. Él aún no tenía ni idea de cómo hablar con las mujeres, de cómo establecer una conversación, de cómo atraerlas. René apoyó, sin saberlo, el (desde hace años) cínico negocio de explotación humana. Un negocio que comienza en Rumania, Lituania, Nigeria o Tailandia y que termina en nuestros burdeles. El no cree que haya nada de malo en esto y no hace nada prohibido. Pero con su dinero hace que se cometan injusticias contra las mujeres. Necesitamos una ley en su contra, una ley contra los puteros. La idea no es nueva, este tipo de leyes ya existen en Suecia, Noruega e Islandia, por lo que se denomina “Modelo nórdico”. Las mujeres prostituidas pueden “trabajar” allí legalmente, pero la compra de sexo es ilegal. Las sanciones a los puteros, por ejemplo en Suecia, van de multas de 250 euros hasta un año de cárcel. Se sanciona de forma asimétrica una multa para ambos, lo cual suena paradójico, pero es realmente inteligente. No se sabe mucho sobre los hombres que van donde mujeres prostituídas. Los menos de ellos hablan abiertamente sobre esto. Hay un gran número de estudios que al menos dicen que los puteros son personas de todos los estratos sociales, todos los grupos de edad y todas las profesiones: son desde doctores, profesores, trabajadores de fábricas, conductores de autobuses hasta desempleados. Mientras hablamos sobre la autodeterminación femenina, miles de mujeres en nuestro país están siendo secuestradas y forzadas a la prostitución. Ya es hora de cambiar esto con una ley contra los puteros. Una forma de descubrir cómo se ven estos hombres a sí mismos y a las mujeres puede encontrarse en los foros de puteros en internet. Es popular la evaluación numérica de las prostituidas con notas que van de 1 a 6 (donde la calificación más alta es 1 y 6 la más baja). Se califica en las categorías “cuerpo”, “tetas”, “coño”, “cara” y “mordida”. Se refieren a las mujeres como “cerdas”, “carne fresca” o “ciruelas”. Se hablan entre ellos con frases como “hola folladores” y se expresan frustraciones (“me ha decepcionado que en su cara se veía una mala vida”). Feministas como la filósofa Iris Marion Young definen esto que hacen los hombres como la cosificación del cuerpo femenino: el desmembramiento y el dar una calificación los ciega para no ver que esas mujeres tienen una personalidad. Ellos no compran un servicio sino una mercancía. Como ellos mismos lo dicen: “carne”. René nunca hablaría así ni escribiría algo así. Sin embargo surge la pregunta: ¿No hay algo que se mueve en él ya que va cada mes y compra una mujer?. ¿No le estamos motivando si nuestras leyes permiten ese tipo de negocio? Tanto en Alemania como en Suecia las leyes que existen al respecto son el resultado de la política feminista. En Alemania en el 2001, la coalición de los socialdemócratas y el partido verde impulsaron una ley de prostitución relativamente liberal. La idea era que las mujeres deben poder trabajar, sin tener que esconderse, que deberían pagar impuestos, ser cubiertas por el sistema de salud, ser protegidas por la seguridad social y aseguradas por los seguros de pensiones. Para las feministas suecas (y los feministas) por el contrario estas medidas son insuficientes. Para ellas, debe haber algo que no está bien si los hombres pueden comprar mujeres. Ellas quieren acabar con la prostitución. Sin embargo, las propias mujeres implicadas no se han puesto de acuerdo. La asociación Sisters, co-fundada de prostitutas, piensa que la prostitución “no es otra cosa que violación” y quiere prohibirla. La asociación Hidra, una especie de asociación de trabajadoras alemana, cree por el contrario que “sólo una consecuente legalización y desestigmatización” mejorará la vida de las mujeres. Depende claro, de qué mujeres se hable: ¿sólo aquellas que, aquí en Alemania, “libremente ejercen su trabajo” o también aquellas que viven a miles de kilómetros de distancia en Moldavia, Rumania, Nigeria o Tailandia?, porque es que nuestras leyes afectan también a esas mujeres. ¿Por qué?. Porque hay un sencillo mecanismo económico: Entre más liberal sea el marco legal sobre la prostitución más seres humanos serán secuestrados y traídos al país. El alcance de la trata de personas es difícil de cuantificar. Según un estudio del parlamento europeo de 2001, es decir el año anterior a la liberalización de la ley, fueron traídas a Alemania para “trabajar” en la “industria sexual” entre 9.900 y 19.700 mujeres. En el 2002 aumentó su número a pesar de que durante años había venido descendiendo. En el 2003 ya eran de 12.300 a 24.700 mujeres. En otras palabras, nuestras leyes sobre prostitución son una invitación para los traficantes de personas. A quien piense que este aumento es una casualidad le recomiendo leer un estudio de la Escuela de Economía de Londres del año 2015. Los científicos estudiaron 150 países y llegaron a la conclusión de que allí donde la prostitución es legal aumenta el tráfico de personas. El gobierno nacional se ha dado cuenta de que hay un problema. Según las cifras de las Naciones Unidas la trata de personas afecta del 55% al 60% de las mujeres jóvenes que son forzadas a la prostitución. En promedio, cada una de estas mujeres, entrega a las bandas criminales 65.000 dólares. Aunque el negocio de las drogas es lucrativo a causa de la prohibición legal, esta lógica no aplica para la prostitución. Cuando la policía sueca interceptó las llamadas telefónicas de una banda de trata de personas, oyeron cómo estas se quejaban de lo difícil que se estaba poniendo el negocio pues ya no podían manejarlo en la calle sino que tenían que alquilar pisos. Gracias a esto, según la valoración de la Organización Internacional del Trabajo, hay en este país cuatro veces menos víctimas de trata de personas que en la pequeña Dinamarca, donde la prostitución es legal. Hay innumerables informes de prostituidas forzadas, que fueron traídas a Alemania con falsas promesas. De esto no se ha enterado René, yo le pregunté. Él dijo que él se iría de allí tan pronto como tuviera la sensación de que la mujer no lo hacía voluntariamente. Quizás en verdad nunca estuvo en contacto con esta economía clandestina. Lo más probable es que las mujeres con las que él ha tenido sexo, por 50 euros la media hora, no se lo dijesen. Entre tanto, el gobierno nacional se ha dado cuenta de que hay un problema. Este año ha entrado en vigencia una nueva ley. Las mujeres prostituidas tienen que darse de alta y asegurar que no trabajan forzadas. Esto será bien intencionado, pero no ayudará en nada hasta tanto no se relacione directamente con la causa del problema: el porqué de la compra de sexo. Tan pronto como entró en vigor la ley de 1999 en Suecia, cayó en un 80% el número de puteros en las calles. Esto se debió a que la prostitución se desplazó a los pisos burdel, pero la mayoría de las estimaciones sugieren que, en general, el mercado sexual se ha reducido. Sin embargo, el modelo nórdico también tiene sus debilidades: como la intención del gobierno es acabar con la prostitución, se reparten entre las mujeres menos condones, porque esto sólo las alentaría, e igualmente fueron canceladas, por la misma razón, las ayudas para las mujeres. Y, debido a que el alquiler de habitaciones con fines de prostitución es ilegal, las mujeres son con frecuencia desalojadas de sus pisos. Tienen que mantenerse ocultas porque los clientes tienen miedo de ser atrapados. Al final es una cuestión de equilibrio. A veces hay que permitir una pequeña injusticia para impedir una más grande. Y el problema más grande son los tratantes de personas. En el debate sobre la prostitución con frecuencia se juega con las palabras de los artículos uno al veinte de la ley fundamental: autodeterminación, propiedad, dignidad. ¿No puede uno hacer con su propio cuerpo lo que uno quiera?. Si alguien se deja desnudar, esposar y tirar bananas por dinero, está haciendo simplemente uso de su libertad, ¿cierto?. O es que Emanuel Kant tenía razón al escribir que las personas “jamás deberían ser usadas como medio”?. Pero el seminario de ética no conduce en esta pregunta hacia ninguna parte. Es un carrusel de discursos que gira libremente, independientemente de lo que pasa en el mundo. Hablamos sobre autonomía, mientras miles de chicas y mujeres en paupérrimas condiciones son raptadas para traerlas al país cada año. Ya es hora de que esto cambie y una ley contra los puteros sería el mejor camino. Y, ¿qué pasa con alguien como René si no puede volver a ir donde prostituidas?, ¿si con cada violación a la ley se arriesga a una multa y a la vergüenza de un proceso legal?. Mi suposición: Él dejaría de pagar dinero por sexo, y por esta vía puede que, la noche que deje de hacerlo, cambie algo en sí mismo, su visión de la mujer en el sexo. No existe el derecho a la cercanía corporal, uno tiene que ganársela con encanto, apertura, humor, valor. Esto es cierto incluso si eres tímido y realmente un buen tipo. Texto original: http://morningstaronline.co.uk/a-0df7-The-day-The-Pimp-Movement-won-the-cause Traducción: Colaboración de @BeyondWoods RAE STORY se sitúa en un futuro distópico donde las feministas se han dado por vencidas y los explotadores de la prostitución actúan sin control. Año 2032. Gran Bretaña es un lugar muy diferente. Ahora puedes elegir entre 12, en lugar de 4 tamaños diferentes de tazas reciclables en las cafeterías locales que también sirven como representación del Gobierno del Condado debido a los recortes. El pan blanco lleva una advertencia de las autoridades sanitarias, y es ya costumbre masticar coágulos de sangre de cerdo “de origen local”, debido a sus “propiedades contra el envejecimiento”. Los conservadores siguen en el poder tras modificar las leyes electorales, así que ahora sólo necesitan unos tres votos para conseguir siete diputados, y desde entonces el resto de partidos políticos han perdido todo poder, dejando a los Stark Raving Loonies como única leal oposición de su majestad. Miles de personas están en la miseria después del masivo desempleo causado por la automatización. La mayoría de los robots se hacen en Japón y hay un esfuerzo conjunto de las facciones más conservadoras de la extrema derecha (Paul Nutall en una cabaña de paja en Shropshire) para pedir trabajos británicos para los robots británicos. Oficialmente todavía queda un estado del bienestar pero solo una oficina, en el lejano pico de Snowdonia (Gales). Para formalizar el registro, tú, por las pésimas condiciones de la administración, tienes que llegar hasta allí haciendo parapente. Lo cual es considerablemente más difícil cuando tienes que subir a una montaña que cuando tienes que bajarla. Las personas de clase media han conseguido mantener sus interesantes puestos de trabajo en medicina y medios de comunicación (meedja), pero las personas de clase trabajadora que todavía se molestan en levantarse por la mañana sobreviven mayoritariamente con el cultivo de coles en cubos y venderlas –delante de sus casas suecas prefabricadas- a la clase media, quienes tanto aprecian cuántos encantadores productos frescos ecológicos británicos pueden comprar hoy en día por tan poco dinero. Tengo 45 años. Era feminista, pero ese debate político se acabó cuando Russell Brand tomó la decisión de convertirse en nuestro líder teórico (baste decir que habíamos tenido problemas), no sin antes decidir que el problema del feminismo actual era la invalidez de su existencia. Decidí estar de acuerdo con él. El feminismo tradicional no tenía la garra ni la esencia de otras formas más modernas de la política de género, y después de un tiempo me dí cuenta de que no tenía nada verdaderamente importante que decir sobre algunas de sus nuevas fronteras, entre ellas la última, la de los aprovechados de la prostitución. Estos señores, según terminé dándome cuenta, una vez me hube alejado del caldo de sesos de la filosofía política, eran uno de los grupos socialmente más discriminados. Una miserable violencia hasta entonces largo tiempo ignorada, ni aún ponderada. Como dijo una astuta defensora de los derechos de los proxenetas, y antigua propietaria de una agencia de señoritas de compañía, Indigo Pantyhose: “Primero vinieron a por los proxenetas y no salí en su defensa, porque como yo no era proxeneta...” En los albores de este siglo, las ‘feministas pop’ de la nueva ola fueron incitadas a apoyar esta privación de derechos colectivos. Entendían que la estigmatización social de los chulos y “madams” era la causa de la prohibición de hacer negocio con la prostitución, y que esto era una injusticia. Sin embargo también sabían que la mayoría de la gente con mentalidad pueblerina no lo entendería del todo, así que en sus argumentos de campaña se las apañaron para que pareciera que los beneficios de la legalización del negocio de la prostitución tenían el objetivo de garantizar la seguridad de las prostitutas. Y el público en general ni se dio cuenta, ni le importó un pimiento: estaban demasiado ocupados leyendo números atrasados de Jack Monroe sobre cómo estirar una lata de judías para que te durase toda la semana como para prestar demasiada atención. Así que, con las antiguas feministas final y afortunadamente convertidas en agua pasada, y con la conciencia colectiva cada vez más perdida en divagaciones sobre la pobreza chic, El Movimiento Proxenetista ganó y el empoderamiento de los empresarios de la prostitución terminó de fraguar el 15 de Mayo de 2022. Se eliminaron todas las restricciones sobre dónde podían asentarse sus burdeles, su tamaño, cuántas prostitutas voluntarias “autónomas” podían alojar, o sobre los beneficios que podrían sacar. Eran libres. La competencia en el sector aumentó sin parar. Cadenas de burdeles dirigidas por nuevas empresas de proxenetas competían entre ellas para copar el mercado, con lo que la calidad del sector mejoró. El producto ‘prostituta’ se hizo más atractivo y para un abanico más amplio de consumidores, ofreciendo una gama infinita de todo tipo de mujeres, normalmente menores de cuarenta años, fácilmente disponibles tras el desmantelamiento del Estado del Bienestar. Y por supuesto, allá donde escasearan, se podía fácilmente mandar más mujeres desde cualquier otro lugar, por catálogo. Y para no empobrecer a los clientes más pobres ofrecían a muchas mujeres a precio de saldo, a bajo coste y “de marca blanca”. Desgraciadamente para Indigo su modelo de negocio era demasiado de la vieja escuela y “pre criminal” y no pudo mantenerlo en pie. Lo dejó y lo último que supe es que trabajaba como vidente en Margate. Solía trabajar para las cadenas, pero a mis cuarenta y pico ya soy demasiado mayor y rellenita. Durante un tiempo trabajé con unas amigas en unos cuantos apartamentos, aquí y allá, gracias a que la ley del 2022 también lo legalizó, otro de los logros del Movimiento Proxenetista. Sin embargo la legislación sobre alquileres siempre dificultó la puesta en marcha de este tipo de negocio. La propiedad debe tener un uso principalmente residencial, hay que conseguir el permiso del propietario y evitar llamar demasiado la atención, lo cual hace imposible mantenerse en el mismo sitio demasiado tiempo. Bueno, sí, hablamos de alquilar un local comercial (que costaba alrededor de unas 4000 bolsas de coles al mes), y establecernos adecuadamente, pero nos dimos cuenta de que era algo escandalosamente caro y complejo y terminamos separándonos. Ya no hay tabú en cuanto a los clientes, y la mayoría de las mujeres aceptan que es algo que los hombres tienen que hacer para mantener sus matrimonios en pie. De no aceptarlo, o si se estresan por ello, tienen que visitar al médico de cabecera que les recete algún tranquilizante. Desde luego esto juega a favor de los megaburdeles, porque los clientes ya no sienten ningún reparo en entrar, aunque eso sin duda significa que las independientes como yo hemos perdido en cierta forma nuestro caché. Debo admitir que tengo problemas para llegar a fin de mes, y me preocupa, al hacerme mayor, cómo será mi futuro. En fin. Al menos, como suelo decir, los empresarios proxenetas han dejado de estar estigmatizados. Hemos cruzado la última frontera. La población humana en general ha sido ya liberada de los altibajos del compromiso político. A nadie le preocupa ni le importa lo que haces, cómo eres o qué sientes. Sí, en efecto, tanto en la pobreza como en la super-riqueza, nos hemos liberado de los alborotos y frustraciones de la sociedad civil. Rae Story “trabajó” en la prostitución durante 10 años. Texto original: http://www.womenlobby.org/Prostitution-is-always-exploitation-statement-of-Sweden-at-the-UN-Security?lang=en Traducción: Liliana M Forero Montoya [New York, 15 Marzo 2017] La reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas del 15 de marzo fue dedicada al tema de la trata de seres humanos. Suecia, representada por Asa Regner, Ministra para la niñez, la vejez y la Equidad de Género, realizó una fuerte declaración (puede leerla abajo) promoviendo el Modelo Nórdico para el abordaje de la prostitución, y la necesidad de contar en todas las políticas con un enfoque sistemático sensible al género. El (EWL) la felicita por su compromiso y su coraje político para introducir las causas fundamentales de la trata de mujeres y niñas en la mesa internacional. Aquí se encuentra el resumen de la página de Naciones Unidas que cubrió el evento : ÅSA REGNÉR, Ministra para la niñez, la vejez y la Equidad de Género de Suecia, asociada ella misma con la Unión Europea, dice que su país está comprometido con la erradicación de la trata de personas, un abuso que ha florecido gracias al conflicto y el desplazamiento masivo de civiles. La manera más efectiva de acabar con la trata de personas en apuntando a la demanda. Ella afirma que "Si no hubiera hombres comprando ´servicios sexuales’, no habría trata de personas con fines de explotación sexual”, enfatizando también la importancia de prevenir el conflicto y el desplazamiento y de invertir en el desarrollo sostenible. El Consejo tiene un importante rol en la prevención a través de la agenda para la sostenibilidad, dijo también. Teniendo en cuenta que los efectos de la trata con fines de explotación sexual difieren del daño causado por la trata con otros fines, todas las acciones contra este tipo de abuso deben tener un enfoque de género específico, enfatizó, advirtiendo sobre el problema de la creación de mercados legales para los traficantes de seres humanos. La prostitución nunca puede considerarse como un trabajo, subrayó, instando a los Estados partes a considerar en su legislación la penalización de la demanda (de quien paga por sexo) Declaración de Suecia: Señor presidente, Excelencias, distinguidas participantes, damas y caballeros, Suecia se suma a la declaración de la Unión Europea y a la de Noruega de parte de los países Nórdicos. Combatir la brutal violación de derechos humanos que es la trata de personas debe ser una prioridad para todos los países, es nuestra responsabilidad común. Suecia sigue firmemente decidida a erradicar todas las formas de trata de personas. Por lo tanto, queremos felicitar al Reino Unido por organizar este debate público ministerial. El debate de hoy es importante por muchas razones. En primer lugar, debemos velar por que esta cuestión siga figurando en la agenda mundial. La discusión de hoy se basa en el impulso creado durante la Presidencia española del Consejo. En segundo lugar, necesitamos avanzar con acciones en consonancia con la Resolución 2331 (2016). Por último, la trata de personas es una amenaza transnacional, que requiere una respuesta transnacional. La ONU proporciona un foro único para el logro de este objetivo. Señor presidente, La trata de personas y varias formas de esclavitud están floreciendo. Esto está ocurriendo debido a los conflictos y el desplazamiento masivo de población civil, como en el caso de la región de Lake Chad Basin, que el Concejo visitó hace dos semanas. Ha florecido porque existen aquellos que están listos para explotar cruelmente otras personas en situaciones vulnerables. La vía más efectiva para acabar con la trata de personas es atacando sus raíces. La causa fundamental es la demanda: Si los hombres no compraran “servicios sexuales”, la trata con fines de explotación sexual dejaría de existir. Prevenir el conflicto y el desplazamiento antes de que ocurran e invertir en el desarrollo equitativo sostenible para todas las personas, son también importantes medidas para combatir la trata de personas. Existen obligaciones internacionales en relación a la trata de personas y al trabajo forzado que también deben ser plenamente implementadas. Este Consejo tiene un importante role que jugar en la prevención, incluido a través de la agenda para la Paz Sostenible. Adicionalmente, las operaciones de paz mandadas por este concejo deben visibilizar el rol que los grupos de crimen organizado, así como los grupos terroristas, juegan en la perpetuación de conflictos y situaciones inestables que llevan a la trata de personas, y al interior de la trata de personas. Trabajar sobre el terreno para crear instituciones responsables y eficaces en el sector de la seguridad puede mejorar la capacidad de los Estados Miembros para abordar estos grupos Señor Presidente, Así como lo ha reportado previamente el Secretario General, existe una conexión clara entre la violencia sexual relacionada con el conflicto y el postconflicto y la trata de personas como explotación sexual, trabajo forzado, tráfico de órganos, y la lista es larga. Me enfocaré en la explotación sexual que tiene como víctimas predominantes a las mujeres, niñas y niños. Los impactos de la trata de personas con fines de explotación sexual son diferentes del daño causado por otras formas de explotación. Su gravedad está relacionada con la forma específica en la que los cuerpos de las mujeres y niñas víctimas de trata son abusados. Reconociendo que la trata de personas tiene una clara dimensión de género es por lo tanto esencial que todas las acciones contra la trata tengan un enfoque específico de género. Suecia quiere subrayar la importancia de no crear un mercado legal para los tratantes de personas. Existe un debate en curso, dentro de la ONU y en otros lugares, acerca de si la prostitución debe ser vista como una profesión o no; - el término “trabajadora sexual” se utiliza a menudo en estas discusiones. La política sueca en esta cuestión es clara. La prostitución nunca puede considerarse un trabajo; La prostitución es siempre explotación. Suecia exhorta a más países para que consideren una legislación que apunte a la persona que paga por sexo y que ofrezca apoyo a la persona que está siendo explotada, desplazando así el foco criminal y la culpabilidad de la persona explotada al explotador. El conocimiento sobre los propios derechos, incluidos los relativos a la salud y los derechos sexuales y reproductivos, es crucial. Otro elemento esencial es la responsabilidad y rendición de cuentas en los entornos de conflicto y post-conflicto. Suecia apoya firmemente la implementación de la política de cero tolerancia con el abuso y la explotación sexual de Naciones Unidas. En su calidad de presidenta del grupo de trabajo sobre niñez y conflicto armado en el Concejo de Seguridad también nos gustaría subrayar la particular situación de vulnerabilidad de la niñez en esta situación y también resaltar que el reclutamiento de personas menores de edad para ser usadas en el conflicto armado como una de las peores formas de trabajo infantil. La meta 8.7 de los ODS nos exige eliminar esto y necesitamos una fuerte concentración para lograr esta meta. También necesitamos enfocarnos en el Objetivo 5 sobre equidad de género y otras metas relevantes de la Agenda para el Desarrollo Sostenible. Suecia está orgullosa de ser un país pionero de la Alianza Global para acabar con la violencia contra la niñez, esta es una iniciativa crucial y Suecia exhorta a que más países se unan a esta alianza. Finalmente, Señor Presidente, necesitamos permitir a las mujeres y niñas decidir sobre sus propios cuerpos, vidas y futuros, en todos los contextos. Debemos involucrar a más mujeres tanto en actividades de construcción de paz como en acciones contra la trata. Mediante la aplicación de la agenda de la mujer, la paz y la seguridad, podemos garantizar que las voces, las experiencias y las soluciones de las mujeres se pongan a la mesa. La equidad de género es un asunto de derechos humanos. Gracias. Traducción: Concha Hurtado
“Las mujeres que todxs vemos en las calles están obligadas a sonreir a cualquiera que pase por ahí, pero en realidad son mujeres que lloran en silencio cuando no las miras. En mi nombre, como superviviente del tráfico sexual, en el nombre de Resistenza Femminista y en el nombre de todas nosotras que rechazamos el término “trabajadora sexual” y “trabajo sexual” gritamos un fuerte “No!” a la legalización de la esclavitud que es la prostitución y un estruendoso “Si!” al Modelo Nórdico. Esta foto fue tomada de mí hoy en la calle, para la campaña por la “Vida Libre” “Campaña Libera La Vida, una campaña que yo misma he lanzado. Estaba quieta y los conductores paraban para preguntarme si estaba “trabajando”. Les he dicho que esto es una campaña para despertar conciencia sobre el tráfico sexual para frenar la demanda. Hoy hay gente que define a las víctimas de trafico sexual como “trabajadoras sexuales migrantes”. Esto lo han hecho dentro del grupo feminista “Ni una menos”. Pero las niñas son esclavas del chantaje de la prostitución, estas migrantes no son lo que “Ni una menos” definen como “trabajadoras sexuales”. Es inaceptable y ofensivo usar este término para mujeres esclavizadas. Debería daros verguenza! Paremos el tráfico sexual y la explotación sexual de mujeres y niñas en el mundo! Adeluna Adelina Adelina Texto original: Texto original: http://www.catchnews.com/culture-news/can-prostitution-ever-be-voluntary-this-brutal-book-shows-why-the-answer-is-no-1455027952.html Traducción: Lucia Gomes y Atenea Acevedo Quienes están fuera del mundo de la prostitución suelen hablar del tema en términos conceptuales. Veamos algunos hechos:
Esa es la realidad irrefutable de la prostitución. Sin embargo, hay quienes elaboran teorías al respecto. Señalan que la prostitución empodera, que es una opción más de subsistencia entre otras opciones desiguales accesibles a las mujeres, que se debe definir como trabajo y las mujeres prostituidas deben ser llamadas trabajadoras sexuales. Cuando Ruchira Gupta, activista contra la trata de personas para fines sexuales, vio cuerpos mutilados, botellas empujadas al interior de vaginas y cicatrices de colillas de cigarrillos en los pechos se preguntó si quienes defienden la causa de las "trabajadores sexuales" realmente buscan su bienestar o solo protegen el statu quo. Entonces se dedicó a leer breves relatos sobre prostitución firmados por reconocidos autores, como Amrita Pritam, Ismat Chughtai, Premchand o Nabendu Ghosh, encontrando en ellos una severa acusación contra esta práctica de esclavitud humana y reafirmando su convicción en la ausencia de opciones para estas mujeres. RÍO DE CARNE Y OTRAS HISTORIAS Cinco años después, Gupta publica una antología de cuentos indios sobre mujeres traficadas y prostituidas, titulado River of Flesh and Other Stories. El volumen contiene historias traducidas de doce idiomas al inglés. "Todos los cuentos evidencian los puntos en común entre las desigualdades de las mujeres a lo largo y ancho de nuestro subcontinente, todos revelan la baja autoestima, el vacío, las inseguridades y el desprecio que sienten hacia sí mismas las personas oprimidas", afirma Gupta. La heroína de Premchand se prostituye para avergonzar a su marido. La heroína de Saadat Hasan Manto asesina a su proxeneta sabiendo que será capturada y castigada. La heroína de Indira Goswami sale desnuda del ataúd de su amante. Y la concubina de Amrita, Pritam, canta en la boda del hijo de su amante en presencia de su esposa y su familia. "Cada historia revela la ausencia de opciones que las mujeres prostituidas y sus hermanas no prostituidas enfrentan dentro y fuera del matrimonio". REALIDAD Y FICCIÓN Gupta, profesora de periodismo en la Universidad de Nueva York, es la fundadora de Apne Aap Women Worldwide, organización que lucha contra la trata sexual. Ha ayudado a más de 20.000 mujeres en la India a abandonar los sistemas de prostitución. "Conocí las fortunas que amasan los proxenetas y los prostíbulos. Vi a las niñas y las mujeres machacadas y escupidas por el sistema de burdeles. Conocí mujeres de poco más de treinta años de edad que habían sido expulsadas de los burdeles porque ya no eran ya comercialmente viables: los prostituidores exigen constantemente ‘carne fresca’". Las niñas son forzadas a permanecer en las calles durante largas horas para atraer prostituidores para sí mismas o para mujeres mayores. Sufren de privación del sueño y de insomnio. Estas mujeres han internalizado la violencia infligida a sus cuerpos en tal grado que niegan haber padecido violencia alguna. "Las secuelas físicas y mentales de la repetida invasión corporal que las prostituidas enfrentan son tan extremas que estas niñas y mujeres sufren de mayores tasas de trauma psicosocial que los veteranos de guerra". LA EXPLOTACIÓN COMO FORMA DE VIDA El escritor dalit Baburao Bagul describe la inhumana forma en que un comerciante trata a una prostituida de casta baja que intenta obtener dinero para visitar a su hijo enfermo. La heroína de Indira Goswami vive en la pobreza más abyecta para honrar la promesa del matrimonio hecha por su amante de casta alta y la heroína de Amrita Pritam viene de la tribu Kanjar, conocida oficialmente como una "tribu antes considerada criminal". El autor bengalí Bibhutibhushan Bandyopadhyay describe la amistad entre una prostituida de casta baja y un niño brahmán, y la protagonista de Kamleshwar es una mujer de casta baja, cuyo cuerpo empieza a oler mal debido a sus enfermedades, pero sigue siendo explotado. El título del libro se ha extraído de una historia de Kamleshwar. Se trata de un cuento donde los hombres viven de los ingresos de las mujeres prostituidas. Las mujeres de la historia narrada por Saadat Hasan Manto, The Hundred-Candle-Power Bulb, también medran con la prostitución. En algunas otras historias como Market Price de Nabendu Ghosh y Kalindi de Manisha Kulshreshtha, los hombres dependen de las mujeres para vivir. El abuso sistemático de puteros, proxenetas, burdeles, amantes, esposos y reclutadores está plenamente documentado en las 21 historias que conforman el libro. DESMITIFICAR LA FIGURA DE LA PROSTITUTA Puede o no ser la profesión más antigua del mundo, pero Gupta rehúsa verla como una opción de vida para las mujeres. "El término ‘trabajadora sexual’ no puede borrar el trauma causado por la invasión del cuerpo. Tampoco existe la legislación capaz de eliminar el impacto de la penetración corporal… Las mujeres no eligen la prostitución, son prostituidas". Algunos relatos son escalofriantes, como The Last Customer, donde Kani, una pordiosera de 16 años forzada a prostituirse que fue encontrada muerta en la carretera. “Todos avanzaban deprisa. Nadie tuve tiempo para parar. Alguien dijo que la furgoneta municipal vendría a recoger el cadáver. Arriba, en el cielo, un buitre giraba en círculos y descendía en espiral. Kani tenía los ojos abiertos, como si lo mirara fijamente. El buitre se acercó lentamente a ella: era su último ‘cliente’.” Otros cuentos son sutiles, como Qurratulain Haider's Ancestry, la historia de Chhammi Begum, una mujer recta nacida en la familia de un zamindar que termina como ayudante doméstica en “la casa de una madam en Mumbai". “Mientras seguía pensando si recibir a los invitados con té o agua, el hombre gordo que llevaba botones de oro y anillos de diamantes preguntó bruscamente ‘¿Dónde está Madam?’ Chhammi Begum sabía muy bien que, en inglés, Madam significa Begum, así que respondió: 'Madam salió'. Y él replicó ‘¿Dónde están las malditas putas?” El libro de Gupta es un intento de desnaturalizar los esfuerzos para legitimar la explotación de las mujeres. No es tarea fácil. Book: River of Flesh and Other Stories Author: Ruchira Gupta; Publisher: Speaking Tiger Price: Rs 350; Pages: 256 contra las nuevas ordenanzas impuestas al "sector del sexo".
Texto original: http://www.spiegel.de/spiegel/print/d-132909484.html Traducción: Adriana Zaborskyj Fabienne Freymadl habla sobre sexo en voz tan alta que la pareja de la mesa de al lado se da la vuelta para mirarla. Freymadl está sentada en un restaurante italiano de Neukölln, Berlín. La pareja recorre con la mirada su blusa transparente y su sujetador negro. Freymadl levanta las cejas y les mira descaradamente. La pareja, alrededor de los 60, cabello cano, se giran al ser sorprendidos. Freymadl sonríe. Ella tiene la sartén por el mango, ese debe ser el efecto. Es su modelo de negocio: Freymadl es una dómina. Y una lobbista. Freymadl es portavoz de la “Asociación de profesionales de servicios eróticos y sexuales”, BesD (por sus siglas en alemán). La asociación propaga la imagen de independencia y libertad de las “trabajadoras sexuales”.¿Ordenanzas?, eso no se necesita, dice Freymadl. Si las prostitutas fuesen obligadas a ir a trabajar, entonces se trataría de trata y contra eso ya hay leyes. Freymadl ha hecho una gran campaña, como casi ninguna otra mujer ha hecho, en contra de una reforma a la ley sobre la prostitución planteada por la Gran Coalición. A propósito de esto, la ministra de la familia, Manuela Schwesig (del partido político SPD), no quiere de ninguna manera abolir la prostitución, como en el caso de Suecia. Para ella, se trata de cortar con los terribles excesos del sector del comercio sexual en Alemania, como las fiestas gangbang, en las que varios hombres comparten una prostituta. Es frecuente que ante cada nueva propuesta legislativa las personas afectadas se manifiesten. Cuando Schwesig hizo en junio una invitación para un consejo de expertos en su ministerio, pudieron estar presentes también, junto con Freymadl de la BesD, “la asociación nacional de servicios sexuales” (BSD por sus siglas en alemán) y la “Asociación de empresarios de comercio erótico de Alemania” (UEGD por sus siglas en alemán). Las tres asociaciones estuvieron de acuerdo en opinar que Alemania necesita el mínimo posible de ordenanzas. Todas estuvieron en contra de la propuesta del partido político CDU de llevar a cabo exámenes médicos obligatorios y del uso igualmente obligatorio del condón. Esto llama especialmente la atención pues muchas prostitutas se quejan de que los “clientes” quieren tener sexo sin condón. Con la obligatoriedad del uso del condón ellas podrían tener un argumento de fuerza frente a sus “clientes”. Pero obviamente para esas 'asociaciones de prostitutas' no se trata solamente de las preocupaciones o inquietudes de las que “trabajan” en el sector. No hay datos constatables que indiquen cuántas personas se ganan la vida como “trabajadoras sexuales” en Alemania. Las estimaciones están entre las 200.000 y las 400.000. Sólo una ínfima parte de ellas pertenece a asociaciones. La BesD tiene, según Freymadl, cientos de miembros, pero no puede decir exactamente cuántas. La BSD tiene solo 45 miembros. El número de miembros es tan reducido que casi es imposible hablar de representantes de los intereses de todas las mujeres prostituidas. Con su pertenencia, algunas líderes promueven tanto los intereses de las asociaciones como los suyos propios. Así lo hacen Undine de Rivière y Tanja Sommer, ambas en el círculo de liderazgo de la BesD, dueñas de locales de dominación en los que trabajan otras mujeres. Cuando se le pregunta, Freymadl admite que en la BesD también hay propietarios y propietarias de “negocios” y que ellos al menos han participado activamente. En cualquier otro sector hay duras peleas entre los empresarixs y asalariadxs, pero curiosamente esto no ocurre en la industria sexual. Holger Rettig, el jefe de la Asociación de propietarios de burdeles UEGD dice: “yo trabajo muy a gusto con Johanna y sus amigas”. Rettig dirigió durante diez años un local sado-maso en Hanóver, donde trabajaban hasta diez mujeres para él. Ahora su principal ocupación es la de lobbista, dice él. Para Rettig está claro que un antiguo propietario de burdel no goza de una imagen especialmente buena, por lo que es mucho mejor para él trabajar con las asociaciones de prostitutas y poder hablar bien del “distrito rojo”. Rettig admite que ha sido partícipe en la fundación de la “asociación de prostitutas” BesD: “Hemos trabajado conjuntamente en la fundación de esa asociación”. Desde su punto de vista, este trabajo comprometido ha dado sus frutos. En junio pasado, junto con la asociación de prostitutas BesD, escribió una carta a Schwesig agradeciéndole la participación en el proceso legislativo. Los 150 negocios de todos los tamaños de la UEGD, según sus datos, incluyen locales sado-maso, grandes burdeles y clubes de sauna. En los meses pasados Rettig “produjo bastante papel” (documentos), visitó eventos de los partidos políticos y contactó el área laboral del ministerio. Las gestiones le han merecido la pena y está satisfecho con los puntos básicos de la ley. Por ejemplo: no se elevará la edad mínima para las prostitutas a los 21 años ni habrá examen médico obligatorio. “Podría haber sido peor”, dice él. Ahora tiene una sola meta: Rettig quiere que también en el futuro las fiestas gangbang sean permitidas porque son un muy buen negocio para muchos comerciantes sexuales. Apelará hasta a la Corte Constitucional Federal en caso de prohibición. La BSD es un poco menos explícita que Rettig. Una de las fundadoras, Stephanie Klee, quien con su agencia también proporciona prostitutas, conoce bien el negocio y la política. Desde hace décadas pelea por la liberalización de este sector comercial y representa también a los propietarios de los comercios sexuales junto con la BSD. En 2012 Klee fundó la asociación “Move” para la “formación y comunicación en el trabajo sexual”. “Move” es miembro de la Asociación Alemana contra el Sida. Klee trabaja desde hace tiempo con la Asociación Alemana contra el Sida. Para esta lobbista es una cooperación provechosa pues la Asociación Alemana contra el Sida goza de una buena reputación. Hace poco, la prestigiosa asociación junto con el Consejo Alemán de las Mujeres, el grupo más grande de lobbistas mujeres del que también forman parte los grupos femeninos de los partidos políticos, escribió una carta a la canciller Angela Merkel. En ella se hizo un llamamiento a los políticos para que incomodaran lo menos posible a las trabajadoras sexuales, por ejemplo con la obligatoriedad de darse de alta en la oficina de empleo. Cuando las parlamentarias del CDU y del CSU se enteraron del contenido de la carta, que también iba a su nombre, retiraron tales demandas. En consecuencia, las parlamentarias pelean en la actualidad por una reglamentación más estricta. También en el SPD las representantes políticas han tomado distancia frente a las exigencias radicales de las asociaciones en un tono bastante fuerte. La representante política de derechas, Eva Högl, por ejemplo, el pasado septiembre en un “congreso de trabajadoras sexuales”, organizado entre otros por la BesD, fue llamada “nazi” entre los aplausos del público presente. Ella habló únicamente sobre la obligatoriedad de las “trabajadoras sexuales” de darse de alta. El pasado agosto, Schwesig, como ministra de los asuntos de la mujer, visitó en Núrenberg un centro institucional especializado en mujeres prostitutas donde tuvo que soportar las recriminaciones de “nazi”. Llegaron mujeres de la BesD llevabando pancartas en las que ponía: “¿Registro forzado como en 1939?”. La portavoz de la BesD, Freymadl, dice que “la base sería ahora un poco revolucionaria”. El problema parece ser que las llamadas asociaciones de prostitutas no tienen para nada en cuenta las necesidades de las prostituidas. Huschke Mau, que trabajó durante diez años en este sector, publicó en internet en noviembre de 2014 una carta con la idea de que debía desmontarse el estereotipo de “la autodeterminación de ser puta”. Ella describía el abuso sexual que han sufrido muchas mujeres antes de ser conducidas a la prostitución. Sus cuerpos pudieron ser usados para el comercio sexual debido a cómo se sentían estas mujeres, a que se creían incapaces de hacer otra cosa. Relató las violaciones en serie a las que se deben someter las mujeres en este negocio. De las asociaciones de prostitutas Mau no obtuvo ni una pizca de comprensión, al contrario. En la página web de la BSD se dijo de ella que todo era una invención controlada por “fuerzas extremistas de personas ajenas a la prostitución”. “Estos ya son métodos violentos a los que una se expone sólo por relatar lo que ha vivido”, dice Mau. Ella quiere fundar una organización para mujeres que han salido del “distrito rojo” y que ahora quieren luchar contra la prostitución, pues la mayoría de ninguna manera está allí voluntariamente. De hecho, el sector ha cambiado radicalmente en los últimos diez años. Actualmente se calcula que solo el 20% de las trabajadoras sexuales son alemanas, el resto son extranjeras. Sobre todo estas últimas trabajan forzadas o bajo extrema presión económica. Luisa viene de Rumania, tiene rizos teñidos de rubio, ojos marrón y trabaja en el burdel más grande de Múnich, El mundo del César. Luisa no está en ninguna asociación. No quiere hacerse representar por mujeres que minimizan los daños provocados por ese “trabajo”. Le parece bien lo de la normativa, le hace el trabajo más fácil, dice ella. La obligatoriedad del uso del condón, por ejemplo, que en Bavaria es ley, le ayuda a convencer a los “clientes”. “Todo el tiempo intentan quitarse el condón justo antes”. ¿Por qué trabaja ella como prostituta? Se enamoró del hombre equivocado y él la llevó a ese sector, explica. Cuando una entra es muy difícil salir. “No conozco a nadie que haga esto por diversión o por placer sexual” afirma Luisa. Por Ann-Katrin Müller Conferencia de la doctora Ingeborg Kraus del 25.11.2016 en Estrasburgo Texto original: http://www.trauma-and-prostitution.eu/2016/12/02/prostitution-ist-gewalt-gegen-frauen/ Traducción: Adriana Zaborskyj Con motivo del día internacional contra la violencia hacia la mujer, se reunieron el director de las regiones de Champaña Ardenas, Lorena y la Alsacia, el director regional de la autoridad sanitaria, en trabajo conjunto con las asociaciones: Centro de Información de los derechos de la mujer y de la familia (CIDFF por sus siglas en francés), Movimiento del Nido Francia y Penélope 67, para un simposio sin fronteras sobre el tema: “Prostitución y salud: Retos y cambio de perspectivas en Europa” Quiero agradecer a los organizadores y organizadoras por este simposio franco-alemán. Este gran evento, tras la introducción de la ley para la reducción del sistema de prostitución en Francia al lado de Alemania, tiene un valor simbólico para nosotros. Creo que, de hecho, hay que despertar a Alemania. Alemania, que en muchos temas europeos lleva la vanguardia, puede necesitar la ayuda de Francia y de Suecia. Con motivo del día internacional contra la violencia hacia las mujeres, quiero presentar los dramáticos efectos de la prostitución tras su legalización en Alemania e informar y probar que la prostitución es violencia contra las mujeres. Para finalizar hablaré sobre tales efectos psicológicos. Quise enfocarme también en la violencia por qué las discusiones políticas en Alemania no han incluido abierta y realmente este aspecto. La prostitución se ha visto como un juego privado donde el estado no se ha inmiscuido.[1] 1. Violencia en la prostitución: Hay un gran estudio nacional del año 2004 en Alemania sobre el impacto de la violencia [2]. Entre las 10.000 mujeres encuestadas hubo 110 prostituidas, con los siguientes resultados: 82% enumeraron formas de violencia psicológica, el 92% habían experimentado acoso sexual, el 87% vivieron violencia física y el 59% violencia sexual. Hay un segundo estudio del año 2001 de Zumbeck en Alemania, con 54 mujeres prostituidas, que revela que todas ellas han experimentado traumas [3]. El 70% fueron atacadas físicamente y el 68% sexualmente. La decisión “voluntaria” de entrar en la prostitución requiere ciertas precondiciones. Las mujeres prostituidas que han acudido a mi consulta, han tenido todas una historia de falta de protección en su infancia y en consecuencia una falta de auto-protección. Esas mujeres aprendieron muy pronto a “desconectarse”. En este punto hay una gran variedad de estudios que demuestran la relación entre haber sido víctima de violencia en la infancia y la prostitución. Los estudios de Zumbeck en Alemania han mostrado que el 65% de las mujeres en su infancia fueron violentadas físicamente y que el 50% sufrieron violencia sexual. La violencia en la prostitución tiene muchas caras: Comienza con una vestimenta ligera en el frío o también con tener que estar completamente desnudas. En la prostitución callejera prevalecen las malas condiciones de higiene, no hay posibilidades de lavarse, no hay protección, no hay seguridad, es oscuro, hace frío, se está expuesto a la mirada de los compradores de sexo y de los transeuntes, quienes juzgan, minusvaloran e insultan, etc. En los burdeles primero las mujeres son encerradas. La autoridad la tienen el propietario, lo que significa que él decide quién entra y quién no. Cuando alguien busca tener contacto con las mujeres tiene que “caerle bien” al propietario. El contacto con el mundo exterior está estrictamente reglamentado. No cualquiera puede hablar con las mujeres. Las mujeres no son libres. En los burdeles las mujeres no tiene libre determinación. No tienen derecho a hablar o a hacer demandas. Son como lo describe Manfred Paulus: “prisioneras desde el comienzo de esas, en gran parte, subculturas criminales bajo la luz roja. Dentro de la jerarquía de ese medio ellas se encuentran en el nivel más bajo. Están privadas de sus derechos, indefensas e impotentes”[4]. Las mujeres se encuentran en una relación completamente asimétrica frente a los hombres: “Hoy en la prostitución parece que cerca del 90% de las mujeres de los países pobres de la Unión Europea vienen del este. Cerca del 30% son menores de 21 años. La mayoría no habla alemán y algunas son incluso analfabetas. No practican sexo seguro, no pueden poner límites ni negociarlos. Están en situación de inferioridad. No tienen poder para hacer cumplir sus demandas. Por 30 euros hacen todo lo que los puteros quieran. Están completamente desbordadas, completamente traumatizadas.”[5] Una gran dificultad adicional está en que estas mujeres, en su mayoría, son victimizadas por sus propias familias. Los ingresos procedentes de su actividad van a familia en su país de origen. Así, el salir de la prostitución está vinculado a profundos conflictos internos. No sólo se liberan de la opresión de un proxeneta extranjero sino que se tienen que separar de su propia familia. La prostitución, así como opera actualmente en su mayoría en Alemania es, en realidad, peor que la prostitución forzada ya que el tratante de personas no es un desconocido sino la propia familia. La altísima renta diaria de alquiler también es violencia (hasta 180 € debe pagar diariamente una mujer). Lo que significa que las mujeres deben atender hasta 6 puteros antes de lograr ganarse un euro. Las tarifas planas de los burdeles van contra la dignidad humana. Es humillante saber que por 50 € se vende el paquete completo incluidas cerveza y salchicha. Los “compradores de sexo” se han vuelto aún más perversos desde la legalización y las prácticas sexuales implicadas son mucho más peligrosas. La violencia contra las mujeres prostituidas se ha elevado gracias a ella. En muchos foros de puteros los hombres alardean de cómo “le dieron” a una prostituida y le dan una calificación [6]. Obviamente lo ven como un derecho masculino dar una calificación a la mujer por usarla de algún modo. Circulan listas-menú con deseos de los puteros. Mientras en el extranjero esto es indignante y visto como tortura, en Alemania se ha convertido en algo normal. Aquí un par de ejemplos [7]: AFF= sexo anal con el puño (la mano entera por el ano), AO= todo sin condón, Marrón-Blanco= juego con heces y esperma, DP= paquete doble (sexo con dos mujeres) o doble penetración (dos hombres con una mujer), EL= chupar los huevos, FF= follar con el puño, FP= francés puro (sexo oral sin preservativo y sin eyaculación), GB= eyacular en la cara, GS= sexo grupal, Kvp= caviar pasivo (la mujer se deja cagar), Nsp= seco natural pasivo (la mujer se deja mear), OV= sexo oral (mamada o chupada), SW= sanduche (una mujer entre dos hombres), tlb= sin tabú (TODO está permitido), ZA= lengua en el culo (chupar el ano). Por supuesto estas prácticas riesgosas aumentan las tasas de infecciones. Hay un estudio científico de la doctora Anna Wolff del año 2008, que da una mirada al estado de salud con énfasis en las enfermedades de transmisión sexual [8]. 110 mujeres prostituidas fueron examinadas en Lübeck. El 26% tenían una enfermedad de transmisión sexual que requería tratamiento. El 42% de las mujeres padecían de una infección o una infección aguda. Reinan condiciones de trabajo desastrosas: las mujeres son completamente dependientes del negocio: muchas trabajan, comen y duermen en los burdeles.Viven en un mundo paralelo sin derechos y sin salida al mundo exterior. La mujer mercancía está siendo explotada al máximo bajo las más duras leyes del capitalismo en Alemania: Maximización del beneficio y bajo costo, etc. Los horarios de trabajo son peligrosos para la salud: las mujeres prostituidas tienen que estar permanentemente “listas” para los “clientes y duermen un máximo de 5 horas por noche. Muchas mujeres viven como nómadas en Alemania. No tienen un lugar fijo de residencia y son trasladadas de un burdel a otro para ofrecer variedad a los compradores de sexo. Muchas veces no saben ni siquiera dónde están. La Organización de las Naciones Unidas quiso hacerse aconsejar en asuntos de prostitución y sus preguntas fueron: “¿cómo funciona lo del derecho reproductivo en mujeres prostituidas?”. Mi respuesta fue que es completamente absurdo hablar de derecho reproductivo en tal contexto. Las mujeres embarazadas actualmente son muy buscadas por los compradores de sexo. Ellos quieren sentir el cuerpo del niño dentro de la mujer durante el sexo. Por esto son tan frecuentes los abortos tardíos en el extrajero o las mujeres entregan en libre adopción al niño poco después del parto. Para servir a ese mercado el objetivo es embarazar nuevamente a las mujeres tras el nacimiento del niño. En Berlín actualmente el sistema de adopción debe tener más bebés para entregar que padres que buscan adoptar [9]. El estrés y la situación emocional de las mujeres embarazadas durante el ejercicio del sexo como en una línea de montaje no solo es perjudicial para la futura madre sino para el desarrollo del niño en el vientre materno. La violencia no solo tiene lugar en la prostitución. Las mujeres tampoco tienen protección fuera de ella: experimentan violencia física por parte de sus proxenetas, los dueños de los burdeles y los tratantes de personas hasta la muerte. Viven violencia psicológica a través de las miradas despectivas y la exclusión de la sociedad. No son tomadas en serio, son discriminadas y serán siempre “ex-putas”. Y es que también en la llamada “prostitución de lujo” tiene lugar la violencia. La sobreviviente alemana de la prostitución, Marie, lo describe así [10]: “el “respeto” de los hombres hacia mi no era respeto hacia mi directamente sino al billete que habían invertido. Para trabajar en la prostitución, sobrellevar los olores de hombres desconocidos y sentir su piel sobre el propio cuerpo, una mujer tiene que sobrepasar todos sus límites. Aunque yo no experimenté nunca el tipo más horrible de prostitución, esa vida me alcanza aún después de haber salido de ella y es una ola que aún me golpea” La sexualidad requiere la interacción de la mente y el cuerpo. Para posibilitar que una persona extraña penetre el propio cuerpo es necesario desconectar funciones naturales, que de otra forma serían inevitables: el miedo, la vergüenza, el miedo a lo desconocido, el asco, el desprecio, el olor, el dolor, etc. Esta desconexión es un fenómeno que se llama disociación. El alcohol y las drogas ayudan además a sobrellevar el dolor psicológico. Solamente bajo la condición de una disociación patológica es posible el uso de la vagina como un instrumento de trabajo libre de sensaciones. 2. Los daños psicológicos a causa de la prostitución: En Alemania no hay controles de salud y prevención para mujeres en situación de prostitución. Debido a esto hay muy pocos datos recogidos sobre los efectos de la prostitución. Por lo tanto las mujeres han sido entregadas a un medio violento y perjudicial. El estudio de Zumbeck del año 2001 encontró que el 60% de las mujeres en la prostitución han desarrollado un pronunciado trastorno por estrés postraumático. Los estudios de Schröttle y Müller del 2004 prueban un alto consumo de medicamentos: 67% de las mujeres en la prostitución toman calmantes para el dolor y el 38% tranquilizantes. Sin embargo quiero señalar que el aumento de los daños psicológicos en las mujeres que aún se encuentran en la prostitución a menudo no es fácil de mostrar. Hace poco hice acompañamiento a una mujer a quien el comprador de sexo le introdujo clavos en la vagina. Su comentario al respecto fue: “no me duele, todo está bien señora Kraus”. A menudo los centros de consejería y la policía no entienden qué significa disociación y qué formas puede tomar. El dolor psicológico será por primera vez accesible para las mujeres solo cuando encuentren el camino de salida de la prostitución. Los periodistas me preguntan enfáticamente con frecuencia si de verdad a las mujeres les va tan mal en la prostitución. Quieren escuchar diagnósticos. Muchas mujeres presentan de hecho trastorno de estrés postraumático, pero no solo eso: también trastornos de ansiedad y depresion son frecuentes. Pero, ¿qué diagnóstico se le da a una mujer que está tan traumatizada que no habla?. ¿Qué diagnóstico se le da a una mujer que ya no siente el dolor cuando le meten clavos en su vagina?. Nos topamos con frecuencia con los efectos de múltiples traumas. Una de mis colegas, que trabaja con un programa de salida de la prostitución, me dijo que solo algunas pocas mujeres logran salir. Las mujeres “trabajan” hasta que se desmoronan físicamente. Es solo una cuestión de tiempo hasta que eso pasa. ¿Por qué ocurre esto?, me pregunto. Porque la voluntad de estas mujeres está rota. Ellas no ven ningún futuro para sí mismas, no tienen sueños, ni identidad aparte de la prostitución. Están reducidas a la naturaleza construida de ser “prostitutas” y no encuentran ningún camino para salir de allí. Están atrapadas en su trauma y su vergüenza. Las jóvenes que llegan a Alemania están completamente desbordadas, completamente traumatizadas. Muchas piden psicofármacos y drogas después de sus primeras experiencias. Dicen que de otra manera no se podría soportar este “negocio”. Algunas mujeres están unas pocas semanas y dicen: “aquí estoy muerta, ya no puedo sonreir”. Algunas lo soportan por años y afirman: “Tengo niños y casa, tengo que seguir adelante”. Las mujeres están profundamente traumatizadas, desarrollan depresiones, pesadillas, dificultades físicas. Tienen reacciones psicosomáticas como dolores de estómago. Están enfermas y se sienten enfermas. Se expande una gran desesperanza dentro de ellas. Lo mismo informa Jana Koch-Krawcak cuando, como trabajadora social, va al burdel. Allí se encuentra con mujeres desvalorizadas, que han perdido completamente el contacto consigo mismas. Reaccionan con miedo o con apatía. Parece obvio que necesitan cualquier cosa menos sexo. Pero allí se encuentran los compradores que se burlan de su “maldición”. Se rien y se divierten. ¿Cómo funciona esto?. Me hago la misma pregunta que Caroline Emcke se hizo en su libro “Contra el odio”[13]. Si, ¿cómo funciona esto de no ver la urgencia de las personas, sino solamente las necesidades propias?, ¿cómo es esto posible? Esto es posible porque los hombres piensan que tienen derecho a tener sexo y para eso les está permitido usar a las mujeres. La mujer está atrapada en una imagen socialmente construida, a saber: en una imagen de “bestia sexual insaciable”. Se le niegan sus demás necesidades, se le deshumaniza, ella es tan solo eso. Esto permite al comprador de sexo cualquier forma de falta de escrúpulos, su empatía está bloqueada y en su lugar se encuentra la indiferencia. Por medio de mecanismos de represión y juegos mentales la sociedad se engaña y la política se sacude la responsabilidad. Se niega la violencia y se oculta la realidad. ¿Y para qué todo esto? Todo esto para proteger un tema fuertemente tabú, y es la sexualidad masculina y su dócil e irrestricto concedido derecho a su despliegue. Gracias a lo cual se protege también a la industria del sexo y sus vertiginosas ganancias. Alemania es El Dorado para proxenetas, dueños de burdeles y traficantes por la ley del 2002 y seguirá siendolo por la ley del 2016. “La normalización de la prostitución tiene también efectos tremendamente devastadores para la sociedad en general: apoya y consolida actitudes jerárquicas discriminatorias de los hombres hacia las mujeres en la nación. ¡La prostitución es violencia contra las mujeres!. Afianza y promueve relaciones de género patriarcales, es el símbolo del poderío masculino sobre la mujer así como el envilecimiento de las mujeres como colectivo” [14]. ¡Gracias! Dra. Ingeborg Kraus 26 de Enero 2016 Texto original: http://fightthenewdrug.org/topless-sexpresso-coffee-shops-oral-sex-cafes-are-now-in-business Traducción: Olga Baselga Inglaterra es famosa por muchas cosas tales como ser la sede de la realeza británica, un turismo excelente, unas instituciones académicas de renombre, etcétera. Sin embargo, según The Independent, el país está a punto de crear una cafetería donde los clientes pueden pedir sexo oral junto con su capuccino. Sorprendentemente no es siquiera el primer sitio donde abren un “Café Fellatio”, como se ha dado en llamar. Ginebra (Suiza) ya tiene fecha de apertura para su cafetería programada para diciembre de 2016, y está ultimando los detalles para su segundo local en Inglaterra. Según el sitio Web de la empresa, a cada cliente de la cafetería se le proporciona un iPad donde no sólo puede seleccionar su bebida preferida, sino también ojear un catálogo de mujeres, todas ellas ‘señoritas de compañía’. El precio mínimo del ‘café’ es de 65 dólares americanos -el sitio web se permite indicar que es “el café más caro del Reino Unido”-, con un suplemento de 13 dólares por cada 15 minutos adicionales. El sitio Web exclama: “¡Beber su café mientras se relaja con una azafata maravillosa no es un sueño!” Bien, sabemos lo que están pensando: ¿cómo puede ser esto legal? Teníamos exactamente la misma pregunta. Resulta que la legalidad del negocio se encuentra en un área indeterminada, porque la prostitución es legal en Gran Bretaña aunque gestionar un burdel sea ilegal. El propietario del local le dijo a The Independent que “todo lo relacionado con [el Café Fellatio] es legal” y que su “abogado lo está preparando todo”. Los locales están ‘patrocinados’ oficialmente por una Web de servicios de ‘acompañamiento’ que les proporcionará a las mujeres para los ‘servicios’. El gerente de la tienda también dijo en su entrevista que “será una cafetería como cualquier otra, con dos cabinas para los tímidos”. Además, cuando le preguntamos si las ‘acompañantes’ también iban a servir las consumiciones, respondió: “Una camarera traerá el café y serán sólo las trabajadoras sexuales las que tocarán los genitales de los clientes”. Dentro de esta moda de restaurantes chocantes en Europa, no es la única cafetería que está tratando de ganar dinero en el negocio de la venta de ‘carne’ con su producto. En el Sweet Spot Café, a las afueras de Seattle, se ofrece algo más que un bonito dibujo en la espuma del caffèlatte. Se ofrece una camarera en bikini, o con una camiseta ceñida, y una selección de bebidas llamadas ‘Sueño Húmedo’ (con caramelo y chocolate blanco), ‘Mix Sexual’ (un macchiato al caramelo), o ‘Placer Erótico’. Entre las empresas de la zona se encuentran las Cowgirls Espresso, donde las camareras visten picardías transparentes y bragas rosas, y Best Friend Espresso, donde los atuendos están inspirados en las fantasías Playboy, como los uniformes de colegiala y de secretaria sexy. Estas empresas “sexpresso” con ‘camareras en bikini’ son el último grito en las cafeterías que han llegado a América, donde el ansia colectiva por el café se combina con el deseo de ver mujeres desnudas. “Aquí, en Aurora Avenue, hay un ‘drive-thru’ cada 20 manzanas. Tienes que hacer algo para llamar la atención”, decía el dueño de The Sweet Spot a The Independent. Hizo un ‘brainstorming’ con sus clientes para inventar algo nuevo y diferente cuando compró la cafetería y poco después su personal comenzó a quitarse la ropa y a ponerles nombres pícaros a las bebidas. También comenzaron a celebrar días temáticos en el local: Martes de tops ceñidos, Miércoles de camisetas mojadas y Viernes de Fantasía. Las tazas de plástico son idénticas a las que se venden en cualquier otra cafetería, pero están decoradas con la silueta de una mujer desnuda llevando una taza de café humeante y la tapa se cierra con un beso de pintalabios rosa. La moda se considera legal teniendo en cuenta que no se producen transacciones sexuales explícitas ni hay mujeres completamente desnudas. Las cafeterías mantienen su legitimidad básicamente porque funcionan como un Hooters más descarado, que simplemente contrata a camareras atractivas y entiende que usar un uniforme ‘ligero’ forma parte del trabajo. Varios de los locales mantienen su marca ‘top-less’ con camareras que apenas se cubren los pechos con pegatinas. Un representante del Consejo de la Ciudad de Washington dijo a la revista People que creía que esos locales habían ido demasiado lejos: “El negocio debería girar en torno al café y no al cuerpo”, protesta. “He ido al menos una vez a cada uno de estos locales, sólo para ver qué se hace con los clientes: estamos hablando de tres pegatinas colocadas estratégicamente y dejaré a la imaginación de ustedes dónde se colocan esas pegatinas”. La revista People también entrevistó a varias empleadas de los locales Sexpresso, en concreto a una camarera que no estaba de acuerdo y con orgullo declaraba que venían a tomar algo familias enteras, incluso con niños. “Vienen familias enteras que me adoran”, dijo una camarera que hace se gana la vida en el Bare Beans Espresso. Insiste en que lo que hace no es inapropiado para los niños. “En todos los locales donde trabajo, traen a toda su familia. [Traen] a sus hijos, ya sabes, me he ofrecido a cuidar niños antes. Así que realmente no afecta a los niños en absoluto”. ---- Es fácil comprobar cómo la cultura del porno está indisolublemente unida a las modas, cómo los cafés con sexo oral y las cafeterías sexpresso con top-less. Las empresas que utilizan los cuerpos femeninos y el sexo para vender su producto no hacen más que fomentar la demanda de una mayor sexualización y cosificación. La necesidad constante de nuestra sociedad de diversificar el sexo y la desnudez están llegando indudablemente a nuevos extremos gracias al fácil acceso a la pornografía por Internet. ¿Cuándo vamos a aceptar que la desensibilización de nuestra generación y de las generaciones futuras sobre negocios cada vez más impactantes como éstos sólo puede contribuir a una mayor explotación sexual? Quitando el café y una vez desmontada la cafetería, esencialmente no queda nada más que sexo por dinero o un peep show rápido. Lo que puedes hacer: Habla sobre esta moda cosificadora. COMPARTE este artículo para añadir tu voz al debate y hacer pedagogía sobre los efectos negativos de la explotación sexual en la sociedad. ¡Apoya el movimiento! JANUARY 22, 2013 por SAMANTHA BERG Texto original: http://www.feministcurrent.com/2013/01/22/new-research-shows-violence-decreases-under-nordic-model-why-the-radio-silence/ Traducción: Lucia Gomes Probablemente no hayais oído hablar de la más reciente investigación sobre prostitución en Noruega. Está disponible en noruego desde el verano pasado, cuando unas pocas personas pro-prostitución escribieron sobre el tema, aunque casi nadie advirtió la publicación inglesa del informe. Ahora que lo he leído entiendo el silencio de los lobbistas pro-trabajo sexual y el de los medios liberales a quienes normalmente les encantan los comunicados de prensa que odian a las activistas anti-pornstitución. “Aventuras peligrosas: Un informe sobre la violencia a la que las mujeres en prostitución están sujetas” me fue presentado como prueba de que la penalización de los puteros aumentó la violencia contra las prostituidas en Oslo. El periódico noruego The Local informó sobre la investigación y sumisamente presentó los resultados subrayados por los investigadores de reducción del daño de ProSentret. “Anniken Hauglie (Partido Conservador) pidió la revocación de la ley después de que el centro municipal para prostituidas, ProSentret, divulgara el viernes un informe, detallando las degradación de las condiciones para los “trabajadores sexuales” en la capital.”. 'La realidad es que la ley dificultó la situación de las mujeres en la prostitución,' dice Hauglie. La investigación de 2012 es comparada con la de 2008 y la conclusión es que en 2008 el 52% de las prostituidas en Oslo dijeron que fueron victimas de violencia y el 59% en 2012. Un aumento de 7% no es un gran salto pero cualquier aumento de la violencia contra las mujeres tiene que ser tomado seriamente. Afortunadamente el aumento de la violencia contra mujeres prostituidas es mentira. ¡MENTIROSOS! Varias confusiones y omisiones fueron empleadas para inventar la mentira, pero la primera manipulación fue aceptar una definición de violencia que equipara cualquier acto de abuso verbal (aumento del 17% desde 2008) y arrancado de cabello (aumento del 167%) a ser golpeada con el puño (disminución del 38%) y violación (disminución del 48%). Escribí que desde el modelo Nórdico las violaciones de mujeres prostituidas disminuyeron casi a la MITAD en Oslo? Oh si, lo escribí. ProSentret no considera que la disminución a la mitad de las violaciones merezca ser señalada y pienso que esas son noticias terribles. También pienso que la violencia proxeneta esté reducida a la MITAD desde 2008 debería ser gritado a los cuatro vientos, al igual que la disminución de la violencia de puteros habituales en el 65% y la disminución del 60% de la violencia por parte de hombres desconocidos en coches. Los daños visibles disminuyeron de una tercera parte de la muestra a una cuarta. Otra cosa que cambió es que el número de las que han sufrido violencia de desconocidos en un coche bajó de 27% al 11%. También vemos una reducción de la violencia por parte de puteros habituales de 20% al 7% y del 14% al 7% por el proxeneta. Con las reducciones dramáticas en violencia seria en la investigación una se puede preguntar de donde viene el alegado aumento del 7%. La respuesta está en el asedio verbal y las agresiones físicas menores porque no se hace ninguna distinción entre palabras groseras y golpes. A los reduccionistas les gusta hablar de como la prostitución bajo techo es mas segura respecto a la prostitución en la calle, y en algunos aspectos así es, pero la investigación describe un escenario contrario sobre la violencia interior. Las feministas han estado en una larga misión de concienciación de que las mujeres son más atacadas en sus casas por hombres que conocen que en publico por desconocidos. Porqué estar en un prostíbulo con un putero es súbitamente un sitio donde se espera que existan menos violaciones si dentro nunca es mas seguro para las mujeres? La investigación apoya la reconocida verdad feminista de que las mujeres son violentadas cuando son encarceladas en el interior con hombres llenos de su derecho percibido de controlar a las mujeres. Los hombres más violentos son “clientes desconocidos” y las mujeres a quienes imponen la peor violencia sexual son a las mujeres tailandesas en el interior, y además son el único grupo que denuncia violencia de los proxenetas (11%). En este grupo encontramos la mayoría de entrevistadas que dicen que fueron amenazadas/forzadas a sexo no consensual. Mientras el 27% de la muestra total dijeron que fueron expuestas a este tipo de violencia, 45% de este grupo la vivió. En este grupo vemos también la mayor parte de robos (30%) y amenazas con armas (40%). Además el 20% de este grupo dice haber sido violada. Las prostituidas en el interior son sexualmente agredidas por sus puteros más que las prostituidas en la calle, quienes son en ultima instancia abusadas mas frecuentemente pero no más violadas o robadas. Las prostituidas en el interior son sexualmente agredidas por sus puteros más que las prostituidas en la calle, quienes son en ultima instancia abusadas verbalmente mas frecuentemente pero no más violadas o robadas. La información sobre la violencia en el interior vs en el exterior también refuta la frase común que como ahora es un “mercado de compradores”, las mujeres prostituidas se ven perjudicadas por la falta de tiempo de negociación. Las callejeras sufren esencialmente abusos verbales y violencia física menor que non son violaciones en las negociaciones sobre el acto sexual mientras las prostituidas en el interior, con los supuestos lujos de pre selección y tiempo ilimitado para negociar son menos capaces de defenderse de robos, violaciones, amenazas y imposiciones por parte de los puteros para que tengan sexo con el que no estan de acuerdo. Poner toda la atención en como las mujeres prostituidas negocian nos distrae del cuestionamiento sobre las motivaciones varias de los hombres inductores-negociadores. Es de sentido común que un hombre que quiera una mamada rápida de una callejera esta emocionalmente y financieramente menos investido en su “derecho sexual” a la prostituida respecto a un hombre que prepara un pago para una hora a solas con una prostituida y trae un plan de juego de 60 minutos de cumplimiento de su fantasía. ¡MORDEDORES! Permítanme que les llame la atención sobre algunas mierdas raras que podeis no haber visto en las estadísticas tsunami de arriba: Las mordidas casi triplicaron (del 6% al 15%) El arrancamiento del cabello casi triplicó ( del 12% al 32%) He vivido en la ciudad de Nueva York y San José, Costa Rica, lo que significa que he sido acosada verbalmente y he sufrido contacto no deseado de transeúntes desconocidos más veces de lo que puedo contar. Nunca me han mordido ni me han tirado el pelo. Eso no es comportamiento de acosador pasajero, es comportamiento de putero. La información originalmente divulgada en el estudio de 2008, pero repetida en el informe de 2012, proporciona una pista de por qué se produjo un salto en la violencia por actos sexuales menores. "La mayoría de las mujeres que dijeron que buscarían ayuda para protegerse contra la violencia dijeron que llamaron o amenazaron con llamar a la policía cuando se encontraban en una situación peligrosa o amenazante. Esto a menudo asustaba a los clientes y a otros que estaban actuando de forma amenazante / violenta. " Los lobbistas pro-prostitución dicen que los hombres están pagando por el derecho al sexo y no por el derecho de abusar de las mujeres. Los puteros no muestran una comprensión de esa diferencia, y por eso dejar que los hombres paguen por el sexo y luego tratar de marcar una línea al abuso está condenado al fracaso. Los hombres que pagan por el derecho de abusar de las mujeres han cruzado esa línea, no hay término medio para la serie de abusos pagados, especialmente cuando el BDSM [Bondage y Disciplina, Dominación y Sumisión] infligido a las mujeres es culturalmente aprobado como sexo y no como abuso. Las feministas radicales saben que la prostitución es sexo coaccionado, o sea, violación. Observamos que la mayoría de las víctimas de violación son adolescentes abusadas por hombres mayores y reconocemos los mismos patrones demográficos en la prostitución. Al igual que con la violación, el aspecto sexual del crimen desencadena tantos prejuicios culturales que el hecho de que el núcleo del crimen es la violencia masculina a menudo es despreciado. La reducción de Oslo en la violencia severa combinada con el aumento en la violencia de frontera más personal como morder y tirar del pelo es un recordatorio que, como con otros tipos de violación, el sexo es la herramienta preferida de violación, pero la propia violación es el punto principal. Las mujeres prostituidas en Oslo están alterando efectivamente el comportamiento de los puteros violentos amenazando con llamar a la policía, y los puteros están respondiendo bajando su violencia a un nivel inferior al umbral que desencadenaría esa respuesta. En lugar de violación y agresión grave, los puteros se han movido a realizar más sus ataques verbales aunque siguen mordiendo y tirando cabello sabiendo que estos no resultarán en una llamada a la policía. En esta nota, vamos a seguir con lo que el informe nos dice acerca de la policía y las prostituidas. ¡POLICIA! El abuso policial de mujeres prostituidas es un problema. Algunos estudios afirman que hasta el 30% de la violencia contra las mujeres prostituidas puede venir de agentes de policía. La abusividad de la policía es frecuentemente citada por los reductores de daños como una razón para legalizar el uso de la prostitución a los hombres. ProSentret da gran importancia al hecho de que las mujeres prostitutas están denunciando menos violencia porque lo entienden como una consecuencia de que las prostitutas confían menos en la policía, pero en realidad se debe a la gran caída en la violencia severa. "Si miramos la asistencia de la policía, atención de emergencia, Pro Sentret y Nadheim, vemos aproximadamente la mitad de las que han recibido apoyo en el estudio de 2012 en comparación con el estudio de 2007/08". Aproximadamente la mitad del número de personas que reciben apoyo coincide en el hecho de que las violaciones y la violencia del proxeneta disminuyeran a la mitad. Según sus propias cifras, desde la adopción del modelo Nórdico, las prostituidas son un 41% menos propensas a buscar ayuda de la policía, pero son 54% menos propensas a buscar ayuda de ProSentret! Al parecer, las mujeres prostituidas de repente están aterrorizadas por el personal de atención de emergencia, porque la búsqueda de ayuda de ellos disminuyó un gran 79%. Si no reconoces las enormes reducciones en la violencia severa entonces estos cambios son tan alarmantes como lo hace ProSentret. En combinación con la prostitución callejera bajando por lo menos un 50% entre 2008 y 2009 y la prostitución interior disminuyendo un 16% en el mismo año, la fuerte caída de las mujeres prostituidas que denuncian violencia es algo que celebrar. El estreñimiento ideológico de ProSentret no les permitirá admitir la enorme reducción de la violencia severa que sus propios datos muestran. "Muchas de las acciones de las mujeres se deben probablemente al temor a los prejuicios de la policía, al sistema de justicia y a los servicios de salud. El doble estigma como víctima de la violencia y de la prostitución puede ser una pesada carga que soportar. Otras razones podrían ser, entre otras cosas, la falta de conocimiento de la policía y de la denuncia de la violencia en Noruega, el temor de que la policía haga cumplir otras leyes contra las prostituidas, la falta de confianza en la policía o que las mujeres por alguna otra razón no desean presentar acusaciones." Las personas que hacen del abuso policial a las “trabajadoras sexuales” su bastión pueden encontrar instructivo el hecho de que ninguna de las violencias denunciadas por las 123 mujeres prostituidas fue achacada a la policía noruega, ni siquiera un caso de abuso verbal. Otro punto para el modelo nórdico. Raramente un grupo de activistas pro-prostitución elige ser ignorante de forma tan evidente al ignorar los datos de su propia investigación. Tomad nota, no es inaudito; la investigación sobre Nueva Zelanda recogida por el lobby de la prostitución no reclamó ningún cambio en la prostitución callejera en su sumario oficial pero enterrada en la Sección 8 se encuentra la verdad de que las prostitutas callejeras de Auckland mas que se duplicaron desde la legalización. Es una clara mentira tomar la información presentada en "Dangerous Liaisons" y llegar a esta conclusión: "Nada en los estudios que hemos realizado entre las mujeres y los servicios de apoyo sugiere que la criminalización de los puteros haya protegido a las mujeres de la violencia de sus puteros, sino que las mujeres están protegiendo a los puteros de la policía". ¡CONCLUSIONES! Las palabras finales del informe declaran: Esto será realizado por el Pro Sentret: • Organizar cursos prácticos sobre la violencia en la prostitución y la violencia en relaciones íntimas con enfoque en el conocimiento sobre la violencia, consejos prácticos e información sobre las ofertas de ayuda. Los cursos se organizarán en cooperación con el Centro de Crisis de Oslo y un proveedor de cursos de autodefensa. • Elaborar y distribuir material de información adaptado a los usuarios de Pro Sentret sobre la violencia, los derechos y consejos sobre cómo mantener su propia seguridad. En otras palabras, el objetivo de ProSentret es construir mejores putas. Prefiero otras soluciones. El modelo nórdico funciona y debe seguir manteniéndose. Si ProSentret y otros grupos de derechos de los “trabajadores del sexo” se niegan a incorporarse a la abolición de la esclavitud basada en el sexo son necios, pero son necios que podrían estar haciendo algo más por las mujeres prostituidas dentro de su sistema de creencias. Lo primero que pueden hacer es rastrear activamente a los puteros de forma más eficiente. Los puteros desconocidos cometen la mayor cantidad de violencia y la confianza pasiva en los informes de las sobrevivientes de la violencia de los puteros no es suficiente. Hay espacio para que tanto la policía como las organizaciones sin fines de lucro estén recolectando información sobre puteros desconocidos a su propia manera. A continuación, pueden trabajar para lograr una amnistía garantista para las víctimas extranjeras. No conozco cómo Noruega trata a las inmigrantes víctimas de la trata, pero no tengo ningún problema en creer que se puede hacer más para protegerlas de la discriminación y la deportación. Mi tercera y última sugerencia es que las organizaciones de reducción de daños enseñen a las mujeres prostituidas que cualquier violencia infligida a ellas es importante. Morder y tirarles del pelo casi se ha triplicado, pero denunciarlo no. Los puteros serán tan violentos como puedan eludir las consecuencias, por lo que tenemos que seguir empujando hacia atrás el umbral de aceptabilidad. En realidad, los investigadores sinceramente intentaron honrar las defensas psicológicas de las mujeres prostituidas al distinguir las categorías de "violación" y "amenazadas / forzadas a sexo que no se acordó" en reconocimiento a lo que muchos no llaman violación si no hay agresión que acompañe la violencia sexual. Incluyen este comentario sobre las diferencias culturales en la definición de la violencia: "Pro Sentret sabe que en general muchas mujeres extranjeras expresan tanto el dolor físico y psicológico de manera diferente que las mujeres noruegas. Es posible que algunos no reconozcan su manera de expresar dolor en las opciones del estudio.” Es obvio que los investigadores de ProSentret se preocupan por las mujeres que sirven, solo deseo que puedan proyectar esa preocupación a los millones de mujeres que nunca verán y las generaciones de prostituidas que vendrán después de la actual si no tomamos una posición ahora. Como dije al principio, la investigación de Oslo apenas ha hecho mella en los canales de medios pro-prostitución. Los habitualmente locuaces lobbys de la prostitución lo han leído y han mantenido sus bocas cerradas. Creed mejor que si el informe contuviera pruebas sólidas de que el modelo nórdico conduce a más violencia, entonces sería tan popularizado como ese estudio que afirma que las «pornstitutas» de profesión son más felices que las mujeres promedio. Ahora ya sabéis sobre ello, y ahora sabéis por qué el grupo de presión de la prostitución prefiere fingir que no existe. Existe y prueba que las abolicionistas tienen razón. Ahora no dejemos que lo olviden. Samantha Berg se puede leer en Genderberg, Johnstompers, y en hilos de comentario en todas partes. Meghan Murphy FOUNDER & EDITOR MEGHAN MURPHY ES UNA ESCRITORA Y PERIODISTA FREELANCE. TIENE UN PODCAST Y ESCRIBE SOBRE EL FEMINISMO DESDE 2010 Y HA PUBLICADO TRABAJO EN NUMEROSAS PUBLICACIONES NACIONALES E INTERNACIONALES, INCLUYENDONEW STATESMAN, VICE, AL JAZEERA, THE GLOBE AND MAIL, I-D, TRUTHDIG, Y MÁS. MEGHAN COMPLETÓ UN GRADO DE MASTER EN EL DEPARTAMENTO DE GÉNERO, SEXUALIDAD Y ESTUDIOS DE MUJERES EN LA UNIVERSIDAD SIMON FRASER EN 2012 Y VIVE EN VANCOUVER, B.C. CON SU PERRO. por Saliha Boussedra, filósofa. Texto original: "Marx et la question de la prostitution", http://projet.pcf.fr/93934 Traducción: Berta OG En oposición a las corrientes "regulacionistas" que defienden la prostitución como un trabajo legal y compatible con el pensamiento de Marx, el análisis de sus escritos revela que para él no existe emancipación posible en la actividad prostitucional. El regulacionismo sostiene que la actividad ejercida por las prostitutas debe gozar de un reconocimiento oficial con el fin de conseguir su integración en el régimen general de la seguridad social, ya sea como trabajadoras asalariadas o como autónomas. Un sector de la corriente regulacionista reconoce que la prostitución no es la actividad idónea para la auto-realización personal, pero que tampoco es peor que el trabajo de una obrera. Este razonamiento regulacionista conduce a pensar que la única diferencia entre ambas actividades es que una es legal y la otra no (1). Se recurre asimismo al análisis marxista del trabajo asalariado para afirmar que la prostitución debe ser legalmente reconocida para que las mujeres que la ejercen puedan mejorar sus condiciones en el ejercicio de esa actividad. Trabajo concreto, trabajo abstracto El hecho de atribuir a Marx una posición regulacionista se basa en realidad en ciertas confusiones sobre la concepción marxista del trabajo. Para empezar, las corrientes regulacionistas pasan por alto no sólo la dimensión históricamente determinada del modo de producción capitalista, sino también el doble carácter del trabajo en ese modo de producción capitalista. Cuando Marx analiza el trabajo desde un punto de vista antropológico, vemos que es imposible separar la actividad productiva humana tanto de los individuos que la realizan como de los medios de trabajo (herramientas y materiales) como del producto de esa actividad. Esta dimensión que define el "trabajo concreto" se da en todas la sociedades y en todas las épocas. Sin embargo, Marx nos revela una segunda dimensión del trabajo que es específica del modo de producción capitalista: el "trabajo abstracto". Esta dimensión reduce el trabajo a una mera producción de valor de cambio, independientemente de la actividad, de los medios de producción y de los productos concretos. Dado que el regulacionismo no tiene en cuenta estas distinciones, interpreta a su manera la noción de "trabajo abstracto" para considerar la prostitución como trabajo. El regulacionismo, desde un enfoque impregnado por el modo de producción capitalista, proyecta sobre ciertas relaciones sociales y humanas el punto de vista propio del capital. Así, a través del concepto marxista de "trabajo abstracto" -aunque sin nombrarlo-, el regulacionismo promociona la mercantilización de una gran cantidad de actividades productivas humanas aún no acaparadas por el capital y reivindica una extensión legal del trabajo abstracto en la que poder incluir la actividad prostitucional, promoviendo ni más ni menos que el mercado regule y se haga cargo de la actividad sexual. En esta batalla, superar el reto del derecho y la legalidad constituye una etapa importante para el capital en su empeño por allanar el camino a esta forma de explotación. Actividad sexual venal y trabajo abstracto A propósito de la definición de trabajo abstracto, Marx escribió: «Si prescindimos del carácter determinado de la actividad productiva y, por tanto, del carácter útil del trabajo, vemos que éste queda reducido a un mero gasto de fuerza de trabajo humana. Aunque se trata de dos actividades productivas cualitativamente distintas, el trabajo textil y el de confección son ambos un gasto productivo del cerebro, los músculos, los nervios, las manos, etc., y en este sentido uno y otro son trabajo humano» (El Capital, Libro I). En ese «etc» es donde el regulacionismo pretende incluir el sexo según la concepción marxista del trabajo abstracto. Una inclusión cuando menos osada. Si ese gran pensador del trabajo que es Marx hubiera tenido que integrar el uso mercantilizado de las partes íntimas del cuerpo, desde luego no lo habría dejado implícito en un «etc.». Abordando ya de manera específica la cuestión de la prostitución, constatamos que la actividad prostitucional -de todos los «trabajos humanos» de los que habla Marx- es la única y exclusiva actividad en la que lo que se vende es precisamente aquello que no se vende en ningún otro trabajo. Si las personas que trabajan «alquilan su cuerpo» al capitalista (con sus músculos, sus nervios, su cerebro, etc.), la mujer prostituida es la única que autoriza el acceso a las partes íntimas de su cuerpo, excluidas de la venta de la fuerza de trabajo del conjunto de trabajadores y trabajadoras de los que habla Marx. La prostitución es por consiguiente la única actividad en la que el alquiler del cuerpo del individuo incluye una o varias partes del cuerpo cuyo acceso está formalmente prohibido en todos los otros trabajos. Vemos, pues, cómo la prostitución se aparta radicalmente y de manera específica del conjunto de «trabajos humanos» a los que se refiere Marx en el Libro I de El Capital. Prostitución y lumpenproletariado Además, el regulacionismo omite mencionar que Marx habló explícitamente de la prostitución. Si en los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 parece que Marx no dice nada sobre la cuestión de la prostitución, en otros textos posteriores sí que podemos extraer una posición constante de Marx relativa a esta cuestión. Ya sea en El 18 Brumario de Luis Bonaparte, en La lucha de clases en Francia o en el Libro I de El Capital, constatamos que la prostitución está sistemáticamente incluida en lo que Marx llama lumpenproletariado. El lumpenproletariado, según Marx, está constituido por ese proletariado más empobrecido que no posee ya ni la fuerza de trabajo y por individuos desclasados que abandonaron la lucha de clases y dejaron de oponer resistencia. Según Marx, es el enemigo histórico del proletariado, aunque en parte emane de él. El lumpenproletariado se compone generalmente de «una masa claramente desligada del proletariado industrial, una cantera de rateros y delincuentes de todas clases que viven de los despojos de la sociedad, individuos sin profesión fija, vagabundos, gente sin oficio ni beneficio, que difieren según el grado de cultura de la nación a la que pertenecen, pero que nunca reniegan de su carácter de lazzaroni (2)» (La lucha de clases en Francia, K. Marx). Si las prostitutas forman parte o no de esta categoría de individuos, lo único que podemos decir aquí es que, por una parte, la prostitución no pertenece al registro de la definición «positiva» del trabajo, es decir, no constituye una autorrealización para el ser humano, y por otra parte, se manifiesta como algo «distinto» al proletariado. Tampoco pertenece a la definición «negativa» del trabajo tal como se da bajo la égida del capital (es decir, trabajo pagado por el capital). E incluso aunque Marx conoce formas de prostitución remuneradas por el capital y se puedan asimilar a «trabajo productivo» -como ocurre en los burdeles que Marx evoca a título de ejemplo en Teorías sobre la plusvalía-, no significa que la integre en el dominio del trabajo. Incluso cuando Marx se refiere al "sedimento más bajo" (3) y describe las capas más sometidas de trabajadoras y trabajadores en el Libro I de El Capital, no incluye en ellas la categoría de «prostituta». A este respecto, conviene leer atentamente el siguiente extracto de La lucha de clases en Francia: «De la corte al oscuro café, tenía lugar la misma prostitución, el mismo descarado engaño, la misma sed de enriquecerse, pero no produciendo, sino haciéndose astutamente con la riqueza ya existente de otros». Marx invoca aquí una sed de enriquecimiento que no tiene nada que ver con la producción, sino con el robo, el engaño, etc., una sed compartida tanto por la alta burguesía como por el lumpenproletariado. Sin embargo, no se puede decir que la prostituta «robe» al cliente ni que el cliente «robe» a la prostituta. Entonces, ¿en qué se basa Marx para hacer esta clasificación?. Se pueden seguir varias pistas para interpretarlo. Es posible que para Marx la prostitución, como ocurre también con el crimen, sea el grado máximo al que el capital es capaz de reducir la vida humana. Si la prostitución, desde el punto de vista capitalista, puede ser equiparada a la actividad del criminal (del que Marx dice en Teorías sobre la plusvalía que es un «productor» en el sentido que da trabajo a personas del sector de la judicatura, de la cerrajería, de la criminología y del campo de la ciencia, etc.), ambas son actividades en las que el individuo ha aceptado aquello a lo que el capital quiere reducirlo, desposeyéndolo no sólo de las condiciones objetivas que le permiten llevar a cabo su actividad, como ocurre con el proletariado, sino también de todos los elementos que constituyen la base de su «humanidad». El individuo del lumpenproletariado es, en cierto modo, quien «ha cedido» en su humanidad, quien ha abandonado la lucha y la resistencia en la actividad productiva, «esa tremenda y sin embargo fortalecedora escuela del trabajo» (La Sagrada Familia). Es esa persona que, dispuesta a vender todo de sí misma, se encuentra en «la situación del proletariado arruinado, el último grado en el que cae el proletario y la proletaria que han dejado de resistir a la presión de la burguesía» (La ideología alemana). De ahí que podamos extraer que no existe, según Marx, ninguna perspectiva de emancipación en la actividad prostitucional y que más bien constituye una ruptura radical del vínculo que une el «organismo vivo» a su componente de resistencia y de «humanidad». Marx conoce perfectamente la violencia de las relaciones de dominación que se ejerce sobre las mujeres prostituidas. Escribe: «La prostitución es una relación que afecta no sólo a la prostituta, sino también al prostituyente, cuya ignominia es todavía mayor» (Manuscritos económicos y filosóficos de 1844). Si Marx sitúa la actividad prostitucional en el lumpenproletariado y no en el proletariado, no significa de ningún modo que condene a las prostitutas, sino al contrario, lo que condena son las actividades insalubres y perjudiciales para las mujeres, al tiempo que trata de que consigan la emancipación de la situación en la que se encuentran. Una emancipación que irá unida a la abolición mundial de la prostitución, acompañada de medidas sociales y del pleno reconocimiento de las mujeres en el mundo social del trabajo. Y aunque los niños y las niñas formaban parte del proletariado en el siglo XIX, algunas sociedades han sabido resolverlo sin tener que pensar en darles más derechos laborales. Eligieron, muy al contrario, apartarlos del mundo del trabajo. Prohibición del trabajo infantil y de los «trabajos nocivos para las mujeres» fue lo que Marx defendió en el transcurso de una entrevista para el periódico Chicago Tribune en diciembre de 1878. Si conseguimos abolir el trabajo infantil en el pasado sin reducir la cuestión a una mera ampliación de los «derechos sindicales» para los niños y las niñas, ya es hora de que nuestra sociedad y nuestras luchas consigan los mismos resultados con respecto a la prostitución. (1) N. de la T.: El ejercicio de la prostitución en España no es delito. Sí es sancionable si se practica en la vía pública. (2) N. de la T.: Los lazzaroni eran individuos sin hogar que vivían de la mendicidad en Nápoles. Llamados así por el Hospital de San Lázaro que les servía de albergue. Este fue el sobrenombre que se dio en Italia al lumpenproletariado como sinónimo de desclasados. Los lazzaroni fueron utilizados en reiteradas ocasiones por los medios monárquico-reaccionarios en la lucha contra el pueblo. (3) N. de la T.: Sedimento que se forma en algunos líquidos. Por Jacqueline Gwynne Traducción: Olga Baselga Texto original: https://nordicmodelnow.org/myths-about-prostitution/myth-disabled-men-have-the-right-to-paid-sex-with-prostitutes/ Una de las razones esgrimidas para justificar la prostitución es el derecho de los hombres a tener relaciones sexuales con una prostituta. “¿Y qué hay de los hombres discapacitados? Ellos también tienen derecho al sexo, ¿no?”, se dice. Sin embargo, cabe señalar que esto no es algo que sugieran las organizaciones de personas con discapacidad sino por personas sin discapacidad que justifican el comercio sexual. Trabajé como recepcionista en un burdel legal de nivel alto en Victoria, Australia. Antes de eso, yo hubiera estado de acuerdo con esa idea, pero una vez visto el interior de la “industria del sexo”, lo misógina, miserable y explotadora que es, y los burdeles de mala calidad, veo las cosas de otra manera. Ahora entiendo que es discriminatoria y ofensiva por múltiples razones. Es sexista porque sólo considera las necesidades sexuales de los hombres y no las de las mujeres. Es degradante y capacitista porque implica que las personas con discapacidad son demasiado grotescas para ser sexualmente atractivas y no son capaces de expresión sexual y de asociarse con otras personas con y sin discapacidad. Es explotadora y clasista porque implica la prostitución de una clase de mujeres. Estas mujeres suelen estar socialmente desfavorecidas y muchas de ellas tienen discapacidad, a menudo no diagnosticadas. Pero eso ya sería para otro artículo. Como recepcionista en el burdel cogía el teléfono, atendiendo consultas y reservas. Ni una vez tomé una reserva para un hombre discapacitado o una consulta en su nombre. Después de unirme al movimiento de supervivientes del comercio sexual en abril de 2016, sentí curiosidad y empecé a hacer preguntas e investigar el tema. Hice un llamamiento a través de mis redes sociales para evaluar qué demanda había de hombres discapacitados. También hablé con trabajadores sociales en Australia. Recibí respuestas de 10 mujeres que habían trabajado en la “industria del sexo”, algunas durante décadas. Dijeron que sólo el 2-5% de sus clientes estaban físicamente o mentalmente discapacitados. ¿Por qué se utiliza este pequeño porcentaje para justificar toda la “industria del sexo”? Carrie[2] trabajó como prostituta durante más de una década. Me dijo: “Vi a muy pocos hombres discapacitados, aunque en realidad los prefería como clientes, porque no me amenazaban físicamente como los hombres sin discapacidad física. Por lo general los traía una cuidadora que, en el cumplimiento de su deber que se quedaba vigilando mientras yo hacía el servicio”. “Los hombres estaban tan profundamente discapacitados físicamente y / o mentalmente que dudo que fueran capaces de dar un consentimiento sexual”. Si los hombres no eran capaces de dar su consentimiento, ¿qué o quién lo hace? ¿Quién decide por ellos? ¿Quién paga? Qué degradante debe ser para la mujer prostituida tener a alguien mirando… Es común en Australia que las trabajadoras sociales y cuidadoras tengan que llevar a clientes masculinos a las prostitutas. Se dice que eso hace a los hombres más fáciles de manejar. Pero ¿por qué sólo las trabajadoras sociales y cuidadoras (mujeres) tienen que hacerlo? En cualquier otro lugar de trabajo, ser obligado a mirar a alguien manteniendo relaciones sexuales sería considerado acoso sexual. Ambas trabajadoras sociales con las que hablé dijeron que no tuvieron opción a negarse. Si expresaban rechazo al respecto, eran condenadas al ostracismo o despedidas. Lisa2 de Melbourne ha sido despedida dos veces por oponerse a tal práctica porque no estaba cómoda con la idea de la prostitución y la explotación sexual de las mujeres. Barbara2 de Queensland expresó su inquietud por el hecho de que los hombres no puedan dar su consentimiento se vean obligados a acudir a prostitutas: “La sexualidad de los hombres discapacitados es considerada sacrosanta y tiene prioridad sobre los derechos de una mujer en situación de prostitución, socialmente desfavorecida, y sobre los derechos de las trabajadoras sociales. A las mujeres con discapacidad, por el contrario, se les niega cualquier tipo de sexualidad y es práctica común esterilizarlas. A las mujeres con discapacidad a menudo se les practica una histerectomía y ovariectomía. Esto equivale a una castración: cortar los testículos de un hombre. Se considera demasiado cruel actuar sobre los pedófilos convictos, pero las familias optan por hacer esto a sus propias hijas”. Según Carrie, los clientes a menudo no podían llegar al clímax y parecían incómodos por estar allí. Si no hubiesen sido obligados por su familia o cuidadores, probablemente nunca lo habrían considerado. Es abuso sexual si no lo elige voluntariamente. El precio promedio de un ‘servicio básico’ de una hora con una prostituta es de aproximadamente 180-200 dólares australianos. ¿Quién paga? ¿Está financiado por el gobierno? ¿Cómo puede justificarse para los hombres discapacitados cuando a las mujeres discapacitadas se les niega por completo su sexualidad? Si son las familias de los hombres discapacitados las que pagan, la práctica debe limitarse a las familias acomodadas, lo que convierte a todo este asunto sobre la necesidad de prostitución en elitista, clasista y absurdo. El sexo no es un derecho humano y no es una cuestión de vida o muerte. Un hombre discapacitado no morirá si no tiene un orgasmo. El deseo sexual de los hombres no tiene preferencia sobre los derechos de las mujeres. Los hombres discapacitados representan un porcentaje pequeño de los usuarios de la prostitución y es un mito que se utiliza para justificar toda la prostitución. Las necesidades sexuales de los hombres no son más importantes que la dignidad y la seguridad de las trabajadoras sociales y las cuidadoras, incluso si se trata de discapacitados. La discapacidad nunca es una razón para justificar la explotación sexual de una clase de mujeres desfavorecidas. Sugerir esto es misógino, capacitista, elitista, clasista y francamente ultrajante. El relato de Jacqueline Gwynne cuando trabajaba como recepcionista en un burdel legal de alto nivel en Victoria, Australia, fue publicado por Spinifex Press en Prostitution Narratives. [1] Elijo conscientemente el término discapacidad/discapacitado en lugar de con diversidad funcional/funcionalmente diverso, no por desconocimiento ni por considerarlo más apropiado (al contrario), sino por evitar sobrecargar el texto. (N. d. T.) [2] Los nombres de las mujeres entrevistadas se han cambiado para proteger su intimidad. Traducción: Lucia Gomes Texto original: https://www.theguardian.com/world/2007/sep/07/usa.gender Si crees en su propaganda, los prostíbulos legales en Nevada son sitios seguros, saludables – incluso divertidos – para trabajar. Si es así, porque tantas personas prostituidas cuentan tantas historias de abusos terribles? Julie Bindel informa. Sólo existe un lugar en los EEUU donde los prostíbulos son legales y es Nevada – un estado donde la prostitución ha sido considerada una “industria de servicios” necesaria desde los tiempos en que este lugar solo era habitado por buscadores de oro. Hoy existen al menos 20 prostíbulos legales en activo. No son muchos, se puede pensar, pero estas actividades autorizadas por el Estado están sobrerrepresentadas en términos de publicidad. Véase la serie documental exitosa de HBO, Cathouse, en que figura lo más famoso prostíbulo de Nevada, Moonlight Bunny Ranch. Sintoniza y serás disculpada por pensar que todas las prostituidas de Nevada están en algo bueno. Las mujeres hablan tímidamente sobre como aman su trabajo, sus clientes, sus patrones. “La serie subraya no solo las múltiples alegrías y desafíos de trabajar en un prostíbulo legal,” dice el site de HBO, “sino también de los beneficios terapéuticos que los clientes llevan consigo tras su estancia en el Ranch”. Dada tan buenas relaciones públicas, un nuevo libro – Prostitución y Tráfico en Nevada: Haciendo las Conexiones – hace una lectura interesante. Durante una investigación de dos años, la autora, Melissa Farley, visitó ocho prostíbulos legales en Nevada, entrevistando 45 mujeres y varios dueños de prostíbulos. Lejos de disfrutar de mejores condiciones que las que trabajan ilegalmente, las prostituidas con quién habló son frecuentemente sometidas a condiciones similares a la esclavitud. Descritas como “prisiones de chochos” por una de las entrevistadas, los prostíbulos están normalmente en el medio de la nada, fuera de la vista de los residentes comunes de Nevada. (Los prostíbulos son oficialmente permitidos en condados con poblaciones de menos de 400.00, así la prostitución permanece como un negocio ilegal – a pesar de lo vasto – en aglomeraciones como Las Vegas.) Las prostituidas de los prostíbulos frecuentemente viven como prisioneras, allí encerradas o teniendo prohibido salir. “El aspecto físico de estos edificios es chocante,” dice Farley. “Se parecen a grandes remolques con alambres de púas alrededor – pequeñas cárceles. Todas las salas tienen botones de pánico pero muchas mujeres le dijeron que han sufrido abusos sexuales y violentos por parte de los puteros y proxenetas. “Yo vi una puerta de metal blindada en uno de los prostíbulos,” dice Farley. “La comida de las mujeres era empujada entre las barras metálicas de la puerta entre la cocina y la zona del prostíbulo. Uno de los proxenetas mantuvo hambrienta a una mujer porque la consideraba muy gorda. Ella hizo un amigo fuera del prostíbulo que le lanzaba comida sobre la valla.” Otro proxeneta dijo a Farley con naturalidad que muchas de las mujeres trabajando para él tenían historias de abuso sexual y enfermedades mentales. “La mayor parte,”, dice, “han sido sexualmente abusadas de niñas. Algunas son bipolares, algunas son esquizofrénicas.” Después está el hecho de que las prostituidas legales parecen perder los derechos que los ciudadanos comunes tienen. Desde 1987, a las personas prostituidas en Nevada se les demanda que sean testadas una vez por semana para enfermedades transmisibles y una vez al mes para HIV. A los puteros no se les demanda que sean testados. Las mujeres deben presentar sus certificaciones médicas a la policía y sus huellas dactilares son registradas aunque les resulte perjudicial: si se conoce que una mujer está prostituida, le pueden rechazar los seguros de salud, puede ser discriminada en la vivienda o empleo futuro, o soportar acusaciones de maternidad inadecuada. Además, hay países que no aceptan la residencia de prostituidas registradas por lo que su movilidad está severamente restringida. Aquellos que apoyan el sistema afirman que las reglamentaciones pueden ayudar a prevenir el proxenetismo, lo que consideran como una forma de explotación peor de la que ocurre en los prostíbulos. De acuerdo con la pesquisa de Farley, muchas mujeres en los prostíbulos legales tienen en cualquier caso proxenetas fuera , sean sus maridos o novios. Y, como dice Chong King, superviviente de prostitución que trabajó con Farley, algunos de los dueños de los prostíbulos legales “son peores que cualquier proxeneta. Abusan y encarcelan mujeres y están totalmente protegidos por el estado.” Se espera de las mujeres que vivan en los prostíbulos y que tengan turnos de 12-14 horas. Mary, una prostituida hace tres años en un prostíbulo legal, subraya las restricciones. “No puedes tener tu propio vehículo,” dice. “Es como el pequeño estado policial [del proxeneta].” Cuando un putero llega, suena una campana, y las mujeres inmediatamente tienen que presentarse en una fila para que pueda elegir quién va a comprar. En algunos condados de Nevada los Sheriffs también imponen practicas ilegales. En una ciudad, por ejemplo, las prostituidas no pueden salir del prostíbulo después de las 5 p.m., no están autorizadas a entrar en bares y en los restaurantes tienen que entrar por una puerta trasera y acompañadas por un hombre. Entonces como tuvo Farley acceso a sus entrevistadas? Porque quienes controlaban a las mujeres confiaban en que éstas no iban a ser honestas sobre las condiciones, dice. “A los chulos les gusta fanfarronear y yo se oír.”, añade. A pesar de estar sola con las mujeres durante las entrevistas, Farley señaló que todas estaban muy nerviosas, siempre mirando en la dirección de los dueños de los prostíbulos. Investigar la industria del sexo – incluso la parte legal – puede ser peligroso. Durante una visita a un prostíbulo, Farley preguntó al dueño lo que pensaban las mujeres de su trabajo. “Fuí educada,” escribe en su libro, “mientras él explicaba condescendiente como era provechoso y lucrativo el negocio de la prostitución para sus “señoras”. Intenté mantener mis músculos faciales sin expresión pero no logré hacerlo. Sacó de un revólver de su cinturón, apuntó a mi cabeza y dijo: 'No sabes nada de la prostitución en Nevada, señora. Ni siquiera sabes si te voy a matar en los próximos cinco minutos.'” Farley descubrió que los dueños de los prostíbulos normalmente quitan la mitad de las ganancias a las mujeres. Ademas las mujeres tienen que pagar propinas y otros costes al personal del prostíbulo, así como comisiones a los conductores de taxi que traen a los puteros. También tiene que pagar sus condones, toallitas húmedas y el uso de sábanas y toallas. Es raro, dijeron las mujeres a Farley, rechazar a un putero. Una antigua “trabajadora” de un prostíbulo de Nevada escribió en un website: “Después de tus billetes de avión, ropa, el precio total de las bebidas y otros múltiples costes sales con poco. Además, eres... multada por casi todo. Te quedas dormida en tu turno de 14 horas, llevas una multa de $100 [£50], llegas tarde para formar la fila, $100-500 en multas.” (Las mujeres generalmente negocian directamente con los hombres el dinero; lo que reciben depende de la calidad del prostíbulo. Puede ser cualquier cantidad desde $50 por sexo oral hasta $1,000 por la noche, pero esto no tiene en cuenta la parte del prostíbulo.) Farley descubrió una falta de servicios “chocante” en Nevada para las mujeres que quieren salir de la prostitución. “Cuando la prostitución es considerada un trabajo legal y no una violación de los derechos humanos,” dice Farley, “porque debería el estado ofrecer servicios para la salida?” Mas de 80% de las entrevistadas dijeron a Farley que querían salir de la prostitución. El efecto de todo esto sobre las mujeres en los prostíbulos es “negativo y profundo,” de acuerdo con Farley. “Muchas estaban sufriendo lo que describo como los efectos traumáticos de agresiones sexuales recurrentes y aquellas que estuvieron en los prostíbulos por algún tiempo han sido institucionalizadas. Esto es, son pasivas, tímidas, obedientes y profundamente resignadas.” “Verdaderamente a nadie le gusta ser vendida,” dice Angie, entrevistada por Farley. “Es como fimar un contrato para ser violada.” Mientras tanto, los prostíbulos ilegales están aumentando en Nevada, como en otras partes del mundo donde los prostíbulos han sido legalizados. La industria ilegal de la prostitución es ya nueve veces más grande que los prostíbulos legales del estado. “Legalizar esta industria no resulta en el cierre de los establecimientos ilegales de sexo,” dice Farley, “simplemente les da una permisividad más amplia para existir.” Farley encontró evidencias, por ejemplo, de que la existencia de prostíbulos autorizados por el estado puede tener un efecto en actitudes ante las mujeres y la violencia sexual. Su encuesta a 131 jóvenes en la Universidad de Nevada descubrió que la mayoría ve la prostitución como normal, asume que no es posible violar una prostituida y es más probable que estos jóvenes respecto a jóvenes de otros estados, utilicen mujeres en prostitución legal y ilegal. La solución, cree Farley, es educar las personas sobre las realidades del abuso legalizado de las mujeres. “Una vez el pueblo de Nevada conozca el sufrimiento y daño emocional [de las prostituidas], su falta de derechos humanos, ellos, como yo, se convencerán de que la prostitución legal es una institución que no puede ser arreglada o mejorada. Tiene que ser abolida.” Todavía, la actitud predominante en Nevada sigue siendo como la de hace siglos – que los hombres tienen “necesidades” sexuales que tienen el derecho a satisfacer. Afuera de uno de los prostíbulos legales se puede leer en un letrero: “el que duda, se masturba.” *Algunos nombres han sido cambiados. By number23 Traducción : Yoli Solari Sala Texto original: http://anonhq.com/horrifying-truths-adult-film-industry/ La industria de las películas para adultos, fue una vez considerada una industria rentable, glamurosa y excitante tanto para los actores como para las actrices; en la última década, muchos de sus horrendos y deshonestos secretos se han filtrado y finalmente han desenmascarado la engañosa imagen de la industria. Las representaciones e imágenes sexuales han existido desde tiempos prehistóricos, sin embargo las preocupaciones éticas y las implicaciones sociales relacionadas con la amplia disponibilidad y existencia en general del porno ha generado controversia por primera vez desde que se estableció la concepción moderna de la pornografía durante la era Victoriana. Varios grupos, incluyendo a comunidades feministas y religiosas han buscado suprimir la pornografía bajo leyes de obscenidad con distintos niveles de éxito alrededor del mundo. Durante la última década, muchos actores y actrices que se han retirado de la industria han compartido sus opiniones y hasta revelado, algunos de los secretos más impactantes de la industria; entre los más comunes están los directores/productores presuntamente abusivos, amenazantes y sobre-exigentes, el hecho de que los controles de salud sexual van de mínimos a inexistentes, y el hecho de que las agencias a menudo brindan servicios adicionales de “escort”. Algunas de las mujeres que entran a la industria se encuentran angustiadas o tienen pasados dolorosos y simplemente están desesperadas por ganar algo de dinero rápido. Shelley Lubben, una ex-actriz porno, escribió un artículo sobre la verdad detrás del porno[1] Donde describía sus propias terribles experiencias y las de otras mujeres de su entorno, “muchas actrices admiten haber sufrido abusos sexuales, abusos físicos, abusos verbales y negligencia por parte de sus padres”. Es frecuente que se abuse del frágil estado de estas mujeres, y los resultados suelen llevarlas a un oscuro camino de abuso de drogas y odio por sí mismas. La pornografía más vista hoy en día es la que se accede a través de streaming o descargas en Internet, directamente a los aparatos de los usuarios. La piratería de estas “películas” por lo tanto se ha vuelto cada vez más popular, lo que ha tenido un impacto dramático en la rentabilidad de la industria, y por lo tanto también en las ganancias de las “estrellas”. Esto, combinado a una reserva mayor de actrices y un menos número de papeles disponibles, significa que muchas mujeres se ven obligadas a buscar un segundo ingreso. Un número cada vez mayor de mujeres desesperadas recurren a ser escorts ilegales o a la prostitución. En el pasado “las Escorts eran consideradas sucias y lo más bajo que hay. Nadie estaba dispuesta a admitir abiertamente que lo hacía.” Sin embargo, es tan frecuente ahora que la mayoría de las actrices suponen que sus colegas están participando de tales actividades. La competencia extrema y el número limitado de papeles ha permitido que se hagan castings fuera de pantalla lo que permite que directores y productores exploten y manipulen a las mujeres para que hagan cosas que las incomodan completamente “Tuve una experiencia horrible en Francia con un productor… le daban ataques de ira por nada y trataba de manipularte para que hicieras cosas que estaban mucho más allá de tus límites”. Declaró la actriz Kaz B en una entrevista con Buzzfeed. En casi todas las entrevistas, ya sea con actrices retiradas, o con las que todavía “disfrutan” del estilo de vida de una estrella porno, se resaltó con cada vez más fuerza las preocupantes violaciones a la salud que son comunes en la industria. Si bien es un requerimiento que cada actor o actriz cuente con certificados de salud sexual que deben ser renovados regularmente, en algunas zonas cada 14-21 días, muchas producciones o profesionales de la industria descuidan o directamente ignoran estas precauciones. “Un productor, que tiene una reputación muy mala, quería que filme una escena con una chica que tenía gonorrea.” Le dijo Kaz B a Buzzfeed en la entrevista. Se han hecho esfuerzos para mejorar las condiciones de salud, seguridad y trabajo de las actrices en la industria. Un ejemplo reciente es 'Measure B' también conocido como el County of Los Angeles Safer Sex In the Adult Film Industry Act[2], que buscaba criminalizar cualquier porno que se filmara sin el uso de preservativos en L.A. Sin embargo, fue derogado por la Asamblea Estatal de agosto 2014. Se puede decir que sólo un puñado de mujeres dentro de la industria son bien tratadas, ganan mucho dinero y viven el opulento estilo de vida que suele asociarse a la industria del cine para adultos. Sin embargo, debería darse a conocer más ampliamente que miles de mujeres que se someten a este tipo de trabajo no corren la misma suerte. Fuentes: Salon: When porn stars become escorts: Lucrative new trend could also be risky Salon: Porn industry, rejoice: California kills controversial “condom bill” CBN: The Truth Behind the Fantasy of Porn Buzzfeed: UK Porn Stars Reveal The Highs And Lows Of Working In The Adult Industry LifeSiteNews: Shrinking profits leading women from pornography to prostitution: experts [1] The truth behind porn. Disponible en inglés en: http://www.cbn.com/700club/features/thetruth_lubben.aspx [2] Ley del Contado de los Angeles por un Sexo más seguro en la Industria del Cine para Adultos Haz clic aquí para editar.
Por Maddy Coy y Pala Molisa Texto original: https://www.opendemocracy.net/5050/maddy-coy-pala-molisa/what-lies-beneath-prostitution-and-policy-in-new-zealand Traducción del inglés: Atenea Acevedo Las sobrevivientes del sistema de la prostitución están cuestionando la retórica color de rosa que rodea a la política de la prostitución en Nueva Zelanda y la forma en que los daños son maquillados por quienes defienden ese enfoque. La prostitución y la trata enfrentan cada vez más cuestionamientos en foros internacionales de derechos humanos y política pública, donde los debates se polarizan en torno a la cuestión de si el sistema de la prostitución afianza la dominación masculina institucionalizada o su perjuicio se deriva de la delincuencia y el estigma al que está asociado. En abril de 2016, Francia se sumó a otros países al adoptar el enfoque actualmente conocido como modelo nórdico, es decir, la despenalización de la venta de sexo a la par de la instauración de programas de apoyo para salir de la prostitución, junto con la penalización de la compra de sexo. Este enfoque de derechos humanos se contrapone completamente al aval que Amnistía Internacional ha otorgado al llamado enfoque de Nueva Zelanda en el informe interino del Comité Especial del Ministerio Británico del Interior. ¿Qué sabemos y qué creemos saber de las consecuencias de la política sobre prostitución en Nueva Zelanda? En 2003, la Ley de Reforma a la Prostitución en Nueva Zelanda (LRP) despenalizó los negocios de comercio sexual a fin de que funcionaran de manera legal y legítima. Quienes defienden esta postura edulcoran la reforma al afirmar que la despenalización de todos los aspectos de la prostitución minimiza los daños que causa y mejora la seguridad de las mujeres vendidas y compradas con fines sexuales. Una mirada al día a día demuestra que la realidad del enfoque neozelandés es muy distinta. Es principalmente gracias a los testimonios por escrito de las mujeres que han formado parte del sistema de la prostitución en Nueva Zelanda que conocemos la enorme brecha entre la alegre retórica y la cruda realidad. Por ejemplo, Sabrinna Valisce, sobreviviente de trata, se ha pronunciado fuertemente en relación con pruebas rara vez citadas o documentadas en la mayoría de las investigaciones: el poder que se pone en manos de los proxenetas cuando se convierten en ‘legítimos empresarios’; el aumento en el número de mujeres en los burdeles; la mayor demanda, por parte de los hombres, de precios más bajos y más ‘servicios extra’; la normalización de prácticas sexuales no deseadas, como practicar sexo sin condón. El conmovedor relato de Rae Story sobre el tiempo que pasó en burdeles neozelandeses deja claro quién ejerce realmente el poder en el mundo de la prostitución. Sus entrevistas con sobrevivientes de la prostitución evidencian escepticismo e ira en cuanto a la despenalización. Sally (pseudónimo), aún en la industria del sexo, se expresa sin tapujos sobre el tema: “La violencia sexual y el acoso sexual forman parte de la prostitución. No se trata de incidentes aislados. Nuestro papel es ser acosadas, agredidas, violadas. Además de hacer de damas de compañía, psicólogas, criadas o masajistas”. Silencios que gritan Detrás de la adulación al enfoque neozelandés por parte de quienes lo defienden está el acallamiento de las experiencias de mujeres que denuncian daños y cuyas pruebas son maquilladas o distorsionadas. Pensemos, por ejemplo, en la violencia. El informe interino del Comité Especial del Ministerio Británico del Interior (CEMBI) del gobierno de Westminster cita a diversas fuentes que afirman que la despenalización en Nueva Zelanda ha ‘alentado’ a las mujeres a denunciar violencia y que ‘se permitió a las mujeres presentar denuncias sin temer acciones por parte de la policía’. El informe del CEMBI cita una conclusión del informe del Comité para la Ley de Reforma a la Prostitución (CLRP) de 2008: las personas entrevistadas sentían que ‘era más probable que las mujeres’ denunciaran violencia a la policía con la despenalización. Estas afirmaciones incurren en una omisión sutil, pero importante: no es lo mismo apuntar a alentar a las mujeres a denunciar violencia a la policía, percibiendo que sería más probable que lo hicieran y/o se les permitiera hacerlo, que prestar atención a las evidencias de que las mujeres no se animan a denunciar. Las investigaciones citadas en el informe del CLRP, por ejemplo, sugieren que ‘pocas’ mujeres en todos los sectores de la industria del sexo en Nueva Zelanda habían denunciado violencia a la policía. Vayamos más atrás. El informe del CLRP también señala que la mayoría de las mujeres percibía que la despenalización ‘poco podía hacer en cuanto a la violencia que ya tenía lugar’. Un documento parlamentario de 2012 incluye la violencia en el rubro ‘condiciones laborales’ y reconoce, apenas por encima, que la violencia y la explotación, incluidas la violencia y la explotación infantil, continúan. La conclusión derivada de dichos informes es que la violencia es inevitable y que la máxima esperanza de la ley es hacer posible que las sobrevivientes busquen apoyo después de haber sido víctimas. Se maquilla la explotación de mujeres indígenas y del Pacífico a pesar del papel que la prostitución desempeña en el arraigo de la colonización y lo documentado por organizaciones de mujeres en cuestiones de coerción y trata de mujeres jóvenes de la isla. ¿Por qué nos conformamos con esta situación? Se sabe que al menos cuatro mujeres implicadas en prostitución fueron asesinadas en Nueva Zelanda a manos de compradores de sexo desde 2003: Suzie Sutherland y Anna Louise Wilson en 2005; Ngatai Lynette Manning en 2008; Nuttidar Vaikaew en 2009. ¿Acaso nuestra máxima aspiración en cuanto a la despenalización es ayudar a la policía a resolver los asesinatos (según cita del informe del CEMBI)? ¿En qué quedó nuestra meta de poner fin a la violencia de los hombres hacia las mujeres, incluida la violencia letal? ¿Dónde está el reconocimiento de que los cimientos del sistema de la prostitución son la misoginia y el racismo y la colonización? ¿Dónde quedó el derecho de las mujeres a vivir sin ser violadas? En 2012, Maddy y Janine Benedet siguieron los pasos de Sheila Jeffreys al llevar el concepto de Liz Kelly relativo a la continuación de la violencia contra las mujeres (VCM) al sistema de la prostitución. Se argumentó que la prostitución es una forma de VCM, puesto que ‘comparte rasgos’ de asimetría de género; privilegio masculino; invasión de los cuerpos de las mujeres. La prostitución forma parte de una ‘serie ininterrumpida de elementos o actos’ de violencia y violación en las vidas de las mujeres. Estas formas de entender la prostitución y la violencia modifican nuestra manera de exigir y medir la disminución de la violencia. Si la prostitución constituye una práctica socialmente institucionalizada de VCM, podremos ser mucho más ambiciosas en cuanto a ponerle fin. Como se reconoce en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se trata de una violencia histórica y socialmente construida. Es decir, no es natural ni inevitable. Esto significa que minimizar el daño no es lo mejor que podemos hacer ni el máximo al que podemos aspirar. Si la violación, parte central del sistema de la prostitución, es una construcción social, entonces su desconstrucción social es posible. El encubrimiento del privilegio masculino Vayamos más allá. El análisis de Pantea Farvid y Lauren Glass sobre la cobertura periodística de la prostitución en Nueva Zelanda de 2000 a 2013 muestra que las mujeres que venden sexo en la calle siguen siendo ‘condenadas’ y que los hombres que compran sexo ‘brillan por su ausencia’ en los informes mediáticos. La despenalización no ha acabado con el estigma de género asociado al sistema de la prostitución. Así lo reconocen tanto el informe de la LRP como diversas investigaciones. No nos sorprende a quienes comprendemos que el estigma no se deriva de la ilegalidad de la venta de sexo. En el sistema de la prostitución, las mujeres son, literalmente, el Otro: se les despoja de su humanidad y de la propiedad de su cuerpo para ponerlo al servicio de la gratificación sexual de los hombres. Representar a las mujeres como delincuentes agrava un estigma cuyas raíces son mucho más profundas. De ahí que no sorprenda una de las conclusiones clave de Pantea Farvid y Lauren Glass: la cobertura periodística en Nueva Zelanda individualiza las problemáticas en cuestión de manera tal, que el contexto de desigualdad persistente y constante entre mujeres y hombres se vuelve invisible. Esto, como lo ha comentado Pala, también se observa en las investigaciones sobre la prostitución en ese país, que ‘no ven el sexo como una manera en que los hombres pueden demostrar y ejercer el poder sobre las mujeres. Se trata de investigaciones que presentan un panorama maquillado de la industria del sexo, un cuadro que no deja ver el papel del poder masculino institucionalizado en esa industria’. La necesidad de elegir una postura, elegir otra vez Los debates internacionales sobre la prostitución se reducen a si podemos o no reunir el valor de confrontar honestamente las realidades de la violencia sistémica y el poder estructural. El lobby a favor de la despenalización integral ve la prostitución como “trabajo”; sin embargo, esta mirada solo se sostiene cuando se desdeña y omite rutinariamente la forma en que la prostitución se basa en sistemas de opresión y los refuerza. Esto solo es posible si, en el fondo, no creemos que las mujeres sean auténticos seres humanos. Si, en el fondo, no creemos que sea posible superar la cosificación sexual. O no creemos que sea posible acabar con el privilegio masculino. Si, en el fondo, no creemos que los hombres puedan cambiar. Quienes abogan por el modelo neozelandés eligen limitar nuestra visión a la minimización de daños, sin cambiar las causas de raíz detrás de esos daños. Por eso necesitamos volver a analizar esa postura. Y, por nuestra parte, asumir la nuestra, una postura muy distinta. Celebrado en Munich el 3 de diciembre de 2016. Por Concha Hurtado Poner a Alemania como ejemplo sobre cómo legislar para luchar mejor contra las mafias y proxenetas dando al mismo tiempo derechos a las prostituidas era algo habitual entre quienes defienden la regulación/legalización de la prostitución en España. Mis compañeras feministas alemanas se llevaban las manos a la cabeza cuando se lo comentaba. Y digo “era” porque ahora que ya se sabe más sobre el fracaso de la ley alemana -no se puede falsear eternamente la realidad-, han buscado otro país como referente y le toca a Nueva Zelanda , que como pilla más lejos, parece más difícil verse desmentidxs en sus falacias. que afortunadamente tambien lo han sido. Alemania legalizó la prostitución, la compra de sexo y el proxenetismo en 2002 tras años de presión del lobby proxeneta que, bajo la apariencia de sindicato de trabajadoras sexuales -incluso se llamaban a sí mismas feministas-, usurparon cínicamente la voz de las prostituidas. El sindicato BesD (Berufsverband erotische und sexuelle Dienstleistungen/ organización profesional de servicios eróticos y sexuales) fue, como todos los sindicatos del "trabajo sexual", fundado por proxenetas y dueños de burdeles. ¿Qué sindicato es ése en el que los explotadores se organizan para representar a las explotadas?. Bajo el pretexto de dar derechos laborales a las mujeres que quisieran voluntariamente “trabajar en la industria del sexo”, el parlamento, con los votos de verdes "die Grüne" y socialistas del SPD, descriminalizó la explotación sexual. Esgrimiendo argumentos sobre la autonomía sexual y la libertad, se las animaba a ser empresarias de su propio cuerpo. Los proxenetas ahora son considerados empresarios que alquilan por precios astronómicos las habitaciones de sus macroburdeles a las “trabajadoras sexuales autónomas”, que en muchos casos deben soportar hasta 10 puteros al dia solo para pagar al proxeneta por estar en su "lugar de trabajo". Pagan más por un cuchitril de pocos m2 de lo que pagariamos por una habitacion en un hotel de 5 estrellas. Por supuesto, las feministas alemanas protestaron indignadas contra la legalización de esta explotacion sexual, porque se legitima por ley esta violencia patriarcal. “Prostitution ist Gewalt”/ “La prostitución es violencia”, repiten sin cesar. Una de las consecuencias de la legislación es que la policía ya no puede intervenir ni investigar lo que pasa puertas adentro porque lo que sucede en los burdeles está legitimado por la ley. La ley permite a las prostituidas denunciar a un “cliente” si no le paga por el “servicio”, pero no se ha producido ningún juicio de este tipo hasta la fecha. El comisario jefe contra la criminalidad y la trata, Manfred Paulus, detractor de la legalización, da charlas a favor de la abolición y ha escrito el libro Tráfico de personas. Lugar del crimen: Alemania. El resultado de la legalización ha sido un incremento enorme de la demanda alentada por la publicidad sin precedentes que la ley permite: se han abierto por primera vez macroburdeles que ofrecen tarifa plana -pagan 70 euros de entrada y pueden “tener sexo” con todas las mujeres que quieran, incluso embarazadas -, las ciudades se han llenado de pisos-burdel y como no hay mujeres que quieran ser prostituidas de forma voluntaria para satisfacer la creciente y enorme demanda, la trata de mujeres de países del Este hacia Alemania se ha duplicado en estos años. Mientras, la policía se lamenta de que sus herramientas para perseguir la trata se han reducido. Los requisitos para abrir un burdel son menores que para un puesto de patatas fritas. El propio gobierno alemán ha reconocido en un informe que los objetivos por los cuales se legalizó la prostitución no se han cumplido. Solo el 1% de mujeres prostituidas se han dado de alta en la seguridad social -según las autoridades- como trabajadoras sexuales autónomas. La revista más prestigiosa de Alemania, der Spiegel, revela que en 12 años sólo lo han hecho 44. Las feministas alemanas han luchado todos estos años contra el poderoso lobby pro-prostitución. Han tratado de reunirse con representantes y miembros de todos los partidos en el parlamento para exigirles que cumplan con la Constitución y los tratados internacionales que Alemania ha suscrito en materia de derechos humanos, incompatibles todos con la legalización de la prostitución. Pero las diputadas y diputados se niegan a recibirlas, no quieren escucharlas, prefieren reunirse y hablar con las representantes del lobby que les dicen lo bien que lo hacen. Probablemente no pueden hacer frente a los hechos, no pueden asumir que con su anuencia se haya favorecido la esclavitud sexual. Gracias a la legalización, los proxenetas se han hecho tan ricos e influyentes que ya no hay quien les tosa. Hasta la televisión cuando organiza un debate sobre prostitución les concede entrevistas a cara descubierta donde aprovechan para promocionar sus negocios. Recuerdo un programa de debate en el que pusieron a un proxeneta de aspecto intimidante frente a una exprostituida que había sido forzada a la prostitución. Para que se sintiera en familia, supongo. Hay una noticia para la esperanza: La coalición de organizaciones abolicionistas Stop Sexkauf ha demandado con la ayuda de expertas juridicas internacionales al estado alemán por regularizar la prostitución. Se le acusa de fomentar con esta legislacion la violencia hacia las mujeres y favorecer la trata, y de violar los derechos humanos fundamentales de las prostituidas. Ante la alarma social y los problemas de sociales generados por el aumento de la trata y la prostitución, han surgido en los últimos años varias iniciativas ciudadanas abolicionistas exigiendo la prohibición de la “compra de sexo“, como SOLWODI, organización humanitaria que lucha contra la trata tanto en los países de origen como en los de destino. Su fundadora, Dra. Lea Ackerman, es una mujer extraordinaria que ha fundado residencias-escuelas en Kenia y en Ruanda donde acogen a las niñas rescatadas de la trata y la prostitución. También ayudan a las prostituidas en Alemania con asistencia legal, formativa, ocupacional, etc. Está tan indignada de comprobar cómo la ley alemana ha favorecido la trata de niñas africanas que ella intenta evitar, que interpela vehementemente y culpa abiertamente a cada representante de la política cada vez que tiene ocasión (como en el congreso Stop Sexkauf 2014 ante las diputadas presentes, lo que le valió una ovación de las demás). En Karlsruher, ciudad donde vive la Dra. Ingeborg Kraus, experta en crimenes sexuales de guerra que atendió a numerosas mujeres bosnias, se ha lanzado la iniciativa “por un mundo sin prostitución”. Un grupo de terapeutas alemanes que diagnostican las terribles secuelas psicológicas y médicas que inevitabemente sufren las prostituidas están levantando sus voces contra la consideracion oficial de este sufrimiento traumatizante diagnosticable como trabajo. En las ciudades fronterizas con Francia sufren tal invasión de puteros franceses, que tienen atemorizadas a las mujeres que viven allí, pues son acosadas en la calle y confundidas con “trabajadoras sexuales”. En Francia están prohibidos los burdeles, así que alentados por la ley alemana, cruzan la frontera para acudir en masa a los macroburdeles legales que invaden las ciudades. En la foto se muestra la protesta feminista ante la apertura de un nuevo macroburdel: las mujeres no son mercancia; el proxenetismo no es empresa sino un crimen. Uno de los rostros abolicionistas más conocidos en Alemania es el de la periodista feminista Alice Schwarzer. Fundó la revista EMMA hace décadas y hace 3 años lanzó una recogida de firmas para reivindicar el modelo nórdico para abolir la prostitución. Considera a Alemania como el paraíso de traficantes y proxenetas. Apareció en muchos debates televisivos criticando la ley, pidiendo la abolición y exigiendo que al menos se hicieran algunas mejoras inmediatas: elevar la edad mínima de 18 a 21 años, obligación de usar condón, registro obligatorio de las prostituidas de cada burdel en una lista para tener datos oficiales sobre el número de mujeres prostituidas y saber en qué condiciones están y revisión médica obligatoria por parte de una médica no designada por el dueño del burdel para que las mujeres encerradas tuvieran acceso a alguien del exterior que pudiera ayudarlas en caso de quisieran pedir socorro. En la foto que sigue, publicada en la portada de EMMA, un grupo de personalidades conocidas exigen abolir la prostitución y cambiar la ley hecha a medida de los proxenetas Exigimos abolir la prostitución!!. Cambiad de una vez la ley de los proxenetas Tras mucha presión desde algunos sectores, incluidos los que atienden prostituidas, se ha aprobado una reforma de la ley llamada Prostituiertenschutzgesetz/ ley para la protección de las prostitutas, que debido a la oposición del lobby proxeneta sólo ha sacado adelante la obligación de usar preservativo, el registro y poco más. A los proxenetas no les gustó nada que se planteara subir la edad mínima para ser prostituida de 18 a 21 años, porque cuanto más joven es la mujer más dinero ganan con ella, ya que los puteros las piden cada vez mas jóvenes. La explicación oficial para no subir la edad mínima fue que no se puede limitar la autonomía sexual de una persona mayor de edad para ejercer la libertad de prostituirse. Así es como transcurre este engaño nacional donde el Estado apoya a los puteros y proxenetas a costa de los derechos fundamentales de las mujeres. En Hamburgo, el barrio rojo es el mismo que la zona de ocio de la juventud. Cuando a finales de septiembre visité el norte de Alemania y salimos con unos amigos por la noche a cenar y dar una vuelta por la ciudad, me mostraron la calle principal como una de las atracciones turísticas donde poder ver los burdeles con porteros con aspecto de matón junto a los bares y las discotecas en las se reúne la juventud. Allí mismo, así como en otras muchas ciudades alemanas, las feministas FEMEN Alemania ha desfilado con antorchas y protestado en varias ocasiones al grito de “prostitución es esclavitud sexual”, “las mujeres no son mercancía”, “la industria sexual es fascismo”, “ningún derecho especial para los puteros”, “no se vende”. Protesta de las activistas FEMEN contra los burdeles en Hamburgo y Berlín. Para cambiar esta desoladora realidad, el movimiento abolicionista alemán se reúne cada año en Munich, en un congreso denominado Stop Sexkauf / stop compra de sexo organizado por la asociación feminista KOFRA. Se dan cita las activistas de asociaciones abolicionistas alemanas y de otros países para compartir experiencias, estrategias, investigaciones e información. Este es el tercero al que asisto y lo que siempre he notado es la falta de contacto entre las activistas españolas y alemanas debido a la barrera del idioma, por supuesto. Las alemanas están conectadas con las de otros países porque aquí mucha gente habla inglés y francés. Pienso que esta conexión Alemania-España es un aspecto que se necesita desarrollar y quizás por ello la idea de traducir textos abolicionistas de otros idiomas al español está teniendo un éxito que no esperaba al principio y que el blog “Traductoras para la Abolición de la Prostitución” está siendo ampliamente difundido en muchos países de habla hispana. Damos especial importancia a las experiencias de las prostituidas y a las investigaciones sobre el lobby putero-proxeneta impulsor de la legalización. En España, por desgracia, este tipo de investigaciones no se están llevando a cabo, quiza aquí el lobby prosex-neta intimida demasiado. En este momento somos ya más de cuarenta traductoras, mujeres luchadoras que altruistamente se han ido ofreciendo a colaborar durante el mas de año y medio que lleva el proyecto en marcha traduciendo para el blog y el canal de youtube que tenemos, difundiendo por twiter, facebook, webs, etc. Qué orgullo mas grande siento, por diosa!. Las feministas alemanas están muy interesadas en la lucha abolicionista española, qué posturas mantienen los diferentes partidos políticos al respecto, qué acciones en contra están llevando a cabo las feministas y cómo podríamos coordinar esfuerzos. Organizaron una charla en Munich para que les relatara la lucha por la abolición en España, la iniciativa “red de municipios libre de trata” y la gran manifestación del 7 de noviembre en Madrid contra las violencias machistas. Quedaron impresionadas con las fotos de la manifestación multitudinaria. En el congreso de Munich les hablé de Rosario Carracedo y la Plataforma de Organizaciones de Mujeres para la Abolición de la Prostitución en España , de Juana Mº Santana y la Plataforma Abolicionista Canaria, de activistas y políticas feministas abolicionistas, de Amelia Tiganus y de mis compañeras traductoras. Empecé mi activismo abolicionista hace 12 años en Valencia de la mano de Carmen García, de Dones de Xirivella en Acció, a la que quiero agradecer su larga historia de compromiso. Mientras recogíamos firmas y dábamos conferencias para evitar la regularización/legalización de la prostitución en España comprendí que se necesita la lucha política además de la protesta social para lograr resultados, y que es necesario un partido político feminista que represente los intereses de las mujeres y que luche por los derechos y la igualdad que aún no hemos conseguido, como el de vivir sin la amenaza de la violencia que implica la existencia de la prostitución. Es decir, necesitamos un partido feminista fuerte que no nos obligue a mendigar constantemente, que nuestras reivindicaciones no sean filtradas por los hombres fuertes -quizás puteros- de los partidos al uso. Así, como herramienta necesaria para, entre otras acciones, abolir la prostitución, milité en partidos feministas hasta venir a vivir a Alemania hace ya 6 años. Actualmente estoy afiliada al partido feminista alemán feministische Partei der Frauen, único partido político alemán posicionado claramente como abolicionista, donde Huschke Mau encontró el apoyo para publicar su carta abierta al lobby proxeneta y a la ministra Schwesig. Cuando traduje al español estas cartas y las publiqué en Facebook, la difusión fue tal que María José Guerra Palmero me animó a crear el blog de Traductoras para difundir mejor la información de la que no se disponía en España. Al congreso Stop Sexkauf acudieron varias representantes del partido y tuve la oportunidad de conversar con la portavoz nacional -Bundessprecherin- Sabine Scherbaum sobre la situación de los partidos feministas en Europa. Congreso Stop Sexkauf “Stop compra de sexo” Anita Heiliger nos dio la bienvenida. El congreso, con el foco puesto en el prostituidor, comenzó con las intervenciones de dos supervivientes de la prostitución, mi querida Huschke Mau y Marie Marklinger. Ellas hablaron sobre los puteros que se han encontrado, quiénes y cómo son ellos, cómo se comportan, qué les dicen, qué “prácticas” les exijen, qué escriben en los foros, qué les dicen de otras mujeres, de sus esposas y sus novias, quiénes son sus cómplices, cómo son esos puteros que van de majos, porqué acuden los hombres a la prostitución, la influencia de la pornografía, cómo un putero se convierte en criminal y cómo afecta la prostitución a todas las mujeres. Manuela Schon, socióloga y activista, nos presentó su investigación “Prostitución como mercado de compra: Demanda y estructuras organizadas ”. La prostitución no es un mercado de oferta y de demanda como ocurre con la mercancía no humana. Cuando la mercancía son mujeres se trata de un mercado sólo de demanda. Necesitamos incorporar herramientas para el análisis del poder y de los comportamientos de dominio, así como el componente económico de género, es decir la desigualdad económica entre hombres y mujeres como mecanismos sociales que benefician a los explotadores. Los explotadores de la prostitución son numerosísimos y en primer lugar están los puteros. Según Keynes “toda producción tiene el propósito último de satisfacer a un consumidor”. En segundo lugar están todos los que se lucran de la venta del “producto” (la prostituida), desde los ojeadores y loverboys que localizan a mujeres y niñas en los países de origen, los grandes traficantes, los intermediarios en el país de destino que venden las mujeres, los proxenetas, los dueños de burdeles que “alquilan” las habitaciones a las prostituidas y las bandas que se reparten los territorios ofreciendo “servicios de seguridad” (los Angeles del Infierno son una de las más poderosas en Alemania). Después están todos los pequeños negocios que también se lucran, como taxistas, publicistas, portales de internet (foros de puteros), peluquerías, sexshops, lencerías y farmacias. Todos ellos se lucran y benefician de la prostitución. Todos menos la prostituida. La mujeres de etnia romaní son las mas afectadas por la trata. Según European Roma Rights Center, el porcentaje de esta etnia entre las traficadas a Alemania por país de origen es: Bulgaria 50-80 %, República Checa 70%, Eslovaquia 60%, Rumanía 50% y Hungría 40%. Para Rachel Moran, superviviente de la prostitución de Irlanda del Norte, “la prostitución no existe como consecuencia de la privación de los derechos económicos de las mujeres. La pobreza es el factor que la favorece. Los factores favorecedores no son la razón, son simplemente factores favorecedores. La prostitución existe por una razón y esa razón es la demanda masculina. Ninguna extensión de la pobreza podría crear la prostitución si no hubiera demanda masculina.” La lucha por el logro conseguido de la abolición de la prostitución en Francia fue relatada por la portavoz del Moviment du Nid Claire Quidet y por la periodista activista Claudine Legardiner, que ha realizado una investigación internacional y un estudio sobre los prostituidores en Francia. Ha escrito tambien el libro Prostitution: une guerre contre les femmes. Este movimiento abolicionista francés ha congregado a mas de 70 asociaciones y organizaciones para trabajar una estrategia común que les ha funcionado muy bien, y esa buena organización ha dado los mejores frutos. La exposición del Moviment du Nid nos llenó de optimismo y motivación porque, a pesar del difícil y largo proceso, demuestra que un país no nórdico también puede conseguirlo. Las sonrisas de ilusión y esperanza de las asistentes me llenaron de emoción y solté alguna lagrimilla, porque las abolicionistas sabemos que somos como David contra Goliat, con el sistema, el poder y la economía patriarcal en contra, sólidamente representados por los defensores del “trabajo sexual”. Hay que decir que ciertos hechos aceleraron y favorecieron el logro de la abolición en Francia, como el juicio por proxenetismo a Dominic Strauss-Kahn, la marcha de 700 km a pie de Rose Hirschen desde el primer al último burdel donde fue prostituida, la difusión de las experiencias de varias supervivientes de prostitución, el empeño de la ministra de las mujeres y la metida de pata de los “343 cabrones”. En contra de la abolición en Francia estaba el lobby putero-proxeneta representado por el sindicato del “trabajo sexual” STRASS y fue su mayor opositor a la abolición. La superviviente Rose Hirschen La ministra francesa Najat Vallaud-Belkacem Caludine Legardiner Inge Kleine, pedagoga y activista (habla un poco español y es formidable en ingles y francés) reivindicó “más investigaciones alemanas sobre los puteros”. Según sus propias palabras, "En los numerosos enfoques de investigación sobre los puteros, sobre todo los alemanes, los puteros no están siendo indagados, sino idealizados, por lo que simplemente entran en escena los mismos mitos tácitos que hay en la violación: las mujeres tienen de alguna manera la culpa de lo que les pasa y, sobre todo, sólo cuenta si se cumplen los requisitos que se les suponen a los puteros. De los puteros -como de los violadores- se tiene la expectativa de que sean fácilmente reconocibles como brutos desviados sexualmente. Si luego notamos que ellos, los puteros –y también los violadores - proceden de 'en medio de la sociedad', el mito no se cuestiona, sino el problema. Si el hombre es 'normal', entonces ciertamente no fue una violación, la mujer está mintiendo o hubo un malentendido. Y si el putero viene del corazón de la sociedad, no puede ser malo lo que hace, por lo que la prostitución está bien. A partir de la idealización y el apego a los mitos en Alemania, hay campañas de sensibilización dirigidas a puteros que son en realidad publicidad de prostitución, siguen humillando a las mujeres aún más y no cumplen los objetivos que deberían." Patric Jean, director de cine, miembro de Zeromacho en Francia, que ha realizado varios cortos y el documental “La dominación masculina”, expuso su trabajo con hombres contra la prostitución y con jóvenes para prevenir, a través de la iniciativa Zeromacho, que se conviertan en prostituidores. Explicó qué la prostitución es un problema de hombres, no de mujeres, debido a la socialización y desarrollo de su sexualidad e identidad masculina, moldeadas por la cultura y la sociedad patriarcal y expresada como dominación sexual sobre las mujeres. El rechazo del senado francés, dominado por hombres conservadores, a ratificar la ley abolicionista promulgada por la Asamblea Nacional Francesa y el manifiesto “no toques a mi puta” escrito por los “343 cabrones”, pretendiendo emular patéticamente la reivindicación de las 343 feministas a favor del aborto de los 70, son dos ejemplos evidentes de cómo demasiados hombres se niegan a renunciar al inhumano privilegio patriarcal de alquilar mujeres para su satisfacción sexual. Privilegio que tan nefastas consecuencias tiene para las mujeres y para la consecución de una sociedad igualitaria. La abolición de la prostitución en Canadá también se ha logrado! y la lucha fue liderada por mujeres indígenas que han sido históricamente prostituidas por los colonos, al calor del proceso actual de reconciliación nacional y la petición de perdón a los pueblos indígenas colonizados. Henne Doltze nos habló sobre programas de rehabilitación que se han desarrollado para los puteros canadienses procesados por comprar sexo. El caso de Canadá hay que seguirlo con atención porque el presidente Justin Trudeau ha dicho que hay que revisar la ley abolicionista, presionado seguramente por el lobby proxeneta. Es muy importante enviar cartas de apoyo a la ley abolicionista por parte de organizaciones de mujeres y humanitarias. Ya sabemos lo difícil que es conquistar derechos y lo fácil que es perderlos. Al final del congreso hubo un intercambio de estrategias y acciones que cada asociación lleva a cabo. La asociación Sisters ayuda a las mujeres que quieren abandonar la prostitución. Debido a las secuelas que la prostitucion deja en las mujeres que atienden, lucha por su abolición (en Alemania se destina más dinero público a las asociaciones que ayudan a las mujeres a entrar en la prostitución que a las que las ayudan a salir). Esta asociación junto con el Consejo de las Mujeres de la región de Baden-Württemberg ha lanzado una campaña llamada “Rotlicht aus”, que juega con la similitud de la expresión “Rotlicht Haus”, que significa “casa con luz roja” ( burdel ). Aus significa “fuera”, así que la traducción al español sería “fuera luz roja”. Esta campaña provee de carteles, postales, pegatinas con lemas, imágenes y mensajes unificados para que activistas abolicionistas de uno y otro sexo las vayan dejando en aseos públicos de hombres, revistas, farolas y encima de la publicidad de los prostíbulos para sabotearlos y para concienciar. Estos son los carteles: “Du kommst und ich verkomme” Tú te vienes (te corres) y yo me descompongo “Zu verkaufen: Körper Freiheit Würde!“ A la venta: cuerpos, libertad, dignidad “Dein Spass ist mein Horror Trip” Tu diversión es mi viaje al horror El partido feminista alemán también ha lanzado una campaña para sabotear la publicidad de los prostíbulos mediante pegatinas que podemos poner encima de los carteles que rezan: “Stop compra de sexo. La prostitución viola la dignidad humana” Pegatinas saboteadoras que coloqué sobre una valla publicitaria de un macroburdel en Bamberg, Baviera.
Convendría que nos uniéramos más al movimiento abolicionista entre países, que coordináramos acciones y campañas conjuntas para aunar fuerzas y así poder aumentar la presión a las distintas autoridades competentes y a los parlamentos para lograr la aprobación de leyes que persigan y penalicen al putero y ayuden a las mujeres a vivir libres de la prostitución. Concha Hurtado. Por qué los hombres buscan mujeres prostituidas y qué piensan de ellas. Por Huschke Mau.
Traducción: Adriana Zaborskyj Texto original: http://kritischeperspektive.com/kp/2016-34-der-freier/ Nota de la traductora: “El putero” se designa en alemán con la expresión “der Freier” que significa “el pretendiente” o “el que está libre”. Al lado de mi escritorio hay una caja en la que guardo los malos recuerdos. Cada vez que tengo un flashback o un “pensamiento intrusivo” lo escribo rápidamente en un papel, lo meto en la caja y cierro la tapa. La caja está prácticamente llena. Hoy he removido algunos recuerdos de esa caja porque quería escribir un texto sobre los “pretendientes”. Y sí, digo “pretendiente”, palabra derivada de “cortejar a alguien”, como “ir de cortejo”, y que es un eufemismo para el abuso sexual que cometen los “pretendientes” (léase puteros o prostituidores) en la prostitución y uno de los muchos ejemplos que muestra que vivimos en una sociedad donde la violencia sexual contra la mujer está aceptada, normalizada y subvalorada. El nombre “pretendiente” lo uso, sin embargo, por falta de alternativas y porque las mujeres prostituidas llaman de esta manera a los “clientes” y, sí, porque se puede escuchar un toque despectivo en este término. Intencionadamente no digo “comprador de sexo” porque en la prostitución no tiene lugar el sexo, que se ofrece por una “trabajadora sexual” a un “comprador de sexo”, y que se promociona en una vitrina. Sorprendentemente, se habla poco de esas personas que ejecutan esta forma de violencia, en vez de esto el tema de la prostitución, en su mayoría, gira en torno de las mujeres que “deberían poder ejercerla”. Escucho siempre cosas sobre todas esas “orgullosas, amables y simpáticas putas”, que alguien conoce, pero que a nadie realmente importan, de la misma manera que también conozco “orgullosas, amables y simpáticas” personas que no tienen otra opción que vivir de ayudas del Estado y, sin embargo, no me desalientan a estar en contra del mejoramiento de este sistema. Rechazar la prostitución no significa rechazar a las mujeres prostituidas, sino haber comprendido el sistema de la prostitución al hacerles a ellas las preguntas en un sistema fundado por los puteros a través de su demanda. Hace poco me preguntaron cómo se reconoce a un putero y tuve que reconocer que si no está parado frente a ti en el burdel y menea un billete de 100 euros, es imposible. No, yo tampoco reconozco a los puteros afuera, en el mundo natural, ni siquiera después de 10 años de haber estado en la prostitución. La explicación que oímos con demasiada frecuencia es que son “hombres completamente normales”, algo que aquí y ahora no tranquiliza a nadie. Cuando se pregunta a los hombres si alguna vez han estado en un burdel, la mayoría mienten (“Yo nunca haría eso”) o cuentan historias como “yo sólo estuve una vez y fue tan horrible que nunca más volví” (si alguna vez escucháis eso, ¡CORRED!). Hay tipos completamente diferentes de puteros. Los hay representantes de todas las profesiones, grupos de edades y personalidades, pero todos tienen algo en común que ya veremos más adelante. El putero Pero, ¿y entonces, cómo son los puteros? Advertencia: el cuento de que todos los hombres que necesitan la prostitución para satisfacer sus necesidades son discapacitados no es verdad. En 10 años en la prostitución no he tenido un sólo putero discapacitado, además de que es discriminatorio para con los discapacitados calificarlos así, sugiriendo que nadie querría libremente tener sexo con alguien en su condición. Para la parte femenina de la humanidad con limitaciones no aplica, porque ellas tienen sexo más frecuentemente de lo que en realidad quisieran. De la misma manera, no es verdad que “muchos van solamente a charlar”. En todo ese tiempo estuvo conmigo exactamente 1 (en palabras: UNO). Ese tipo de explicación sirve a todas luces para poner a los hombres en el papel de víctimas (ellos tienen que ser siempre fuertes y dominantes, los pobres) y, al mismo tiempo, hablar bonito de lo que en realidad pasa en un burdel. En cuanto a cómo son los puteros, es completamente variable. Tuve puteros que querían follarme en la ventana de un edificio y luego escupirme, hacerme caminar a cuatro patas y luego eyacular sobre mi cara. Tuve puteros, muchos, que me preguntaron: “¿cuánto cuestas tú?” y con ello quedaba confirmado que allí no se trataba de sexo sino de comprar a una mujer. Tuve puteros que me sonreían malévolamente al darse cuenta de que me dolía (el primero con el que estuve era así). Tuve puteros que trajeron drogas para consumirlas conmigo. Tuve puteros a quienes les encantaba sobrepasar mis límites y hacer algo que no habíamos consensuado. Puteros que quisieron mostrarme el armario donde guardaban las armas, estando en su casa del bosque con dos mastines gigantes (incluidos dos metros de valla de alta seguridad y sin cobertura telefónica), a quienes les complacía preguntarme repetidamente: “¿y, ya tienes miedo?”. Algunos se dieron cuenta de que yo no quería continuar, pero de todas maneras siguieron adelante. Algunos eran pervertidos o pedófilos, algunos se masturbaban en el pasillo del edificio donde estaba el apartamento-burdel (sí, así las mujeres no prostituidas también son acosadas por la prostitución, las inquilinas de los otros apartamentos del edificio deben haber estado muy agradecidas por ello). Algunos me preguntaban qué edad tenía yo en mi primera vez o me contaban que les gustaban las jovencitas o los niños (“Trabajo en una granja de caballos, allí hay jovencitas que se ponen muy calientes cuando les das la montura correcta”). Algunos se sintieron impelidos a ofrecerme embarazarme (¿por qué diablos?); algunos me preguntaron si podían “atacarme”. Hubo puteros que estaban tan orgullosos de sí mismos y convencidos de su desempeño sexual que yo “debería avergonzarme de, encima, coger su dinero” pues, al fin y al cabo, yo ya “había recibido bastante de ellos”. Hubo puteros que regateaban el precio y como no quería bajarlo, me recriminaban que lo único que me interesaba era el dinero y que debería “volverme más humana”. Todo así, como si las mujeres prostituidas fueran una especie de servicio caritativo para hombres. Tuve puteros que creían que tenían que “mostrarme de verdad cómo era” porque “allí afuera no se consiguen una así tan fácil”, y puteros que pensaban que me hacían un halago cosificando mi aspecto (“Qué buenas tetas”). No sé con qué frecuencia se me preguntó “si me gustaba follar” mientras yo miraba el techo o el esmalte de mis uñas, no sé cuántas veces escuché de los puteros que “eso sí que era ganar dinero fácil”. Algunos puteros se dieron cuenta de que sólo con alcohol o drogas podría estar con ellos y me las ofrecieron. Muchos se divirtieron torturándome y follándome por horas hasta que todo me dolía. Uno se paró con una máscara de esquiar en la puerta y tenía el fetiche de que él era “el malvado enmascarado” que venía a asustar a las mujeres prostituidas de los pisos de burdel (eso salió mal porque yo salí de la habitación y tenía todavía el látigo en la mano). Un putero decía que me había pedido porque él estaba sexualmente fuera de forma, lo había intentado con una muñeca de goma, pero no era lo suyo, y entonces me buscó a mí. Uno casi tuvo un paro cardíaco, lo cual me vino bien, otro era Cristo y después de que se le salió el condón se negó a abandonar su personaje y compartir los costos de la píldora del día siguiente por ser “algo inmoral, aparte de asesinato”. Uno quería obligarme a tener un orgasmo (“Si yo quiero que tengas un orgasmo, lo tienes, el cliente es el rey”), y muchos se disculparon por no haber tenido una erección, ya que así yo no podía disfrutarlo. Hasta aquí podría pensarse que yo estaba en las calles y por eso describo el nivel más bajo en la escala de los puteros. De ninguna manera: todos estos amables caballeros me buscaron en un piso burdel, es decir, en un servicio de acompañantes (escorts) y, por cierto, los clientes de la calle no son únicamente hombres con poco dinero. Son sencillamente tipos a los que no les gusta que les pongan límites y quieren obtener el mayor poder y placer sexual gracias a la miseria ajena. Cómplices. Saben exactamente lo que hacen. Si se miran los foros de puteros en internet no se obtendrá un panorama más bonito. Allí hay hombres que se alegran al torturar con electricidad, en un sótano, a jovencitas que no hablan una palabra de alemán: “¡Esta empieza a temblar nomás verme!”. La reacción de los colegas puteros del foro: “¡Mis respetos!”. Los hombres que piden mujeres obligadas a prostituirse y se alegran de que aún no las han “montado” (“Esta cierra las piernas con fuerza, ¡qué encanto! Aquí hay emociones de verdad, ésta todavía no es una máquina. Le di por el culo hasta que no pudo más.”) o desean “ayudar” con la primera “montada”: “Los primeros seis meses sólo se puede pedir como esclava, hasta que se haya acostumbrado”, “Ahora mismo le estoy enseñando a hacer garganta profunda y créeme, va a aprender”, “Ella no sabía que en su anuncio pone que hace anal y todo sin condón, jajaja, por supuesto que se lo hice, era lo que me ofrecieron”, “Hace seis meses no hacía sexo anal AO (Alles Ohne: todo sin condón), eso tuvimos que enseñárselo primero para que lo hiciera”. Las prácticas son cada vez más fuertes (eyaculación en la cara, escupir, fisting, cream pie, “pedirlas preinseminadas”, violaciones tumultuarias, agujas, lluvia dorada, garganta profunda hasta el ahogamiento o estrangulamiento) y una no se quita la sensación de que eso no se trata de sexo, sino de tortura, de torturar a alguien, a una mujer. Se pregunta frecuentemente qué tan resistente es una mujer, cuánto aguanta el sexo anal duro, cuánto esperma puede tragar sin ahogarse, en resumen, cuánto puede soportar manteniéndose pasiva, calladita (“Si lo ofrecen así de barato en un escaparate, ¡tienen que contar con que un hombre quiere más de lo que dan!”). Lo que tiene que hacer ella en muchos casos: regalarse. Así lo informa un putero en un foro: una mujer prostituida le dijo que tenía tres dueños (!), tenía que estar lista para servir a sus clientes 24 horas al día, hacer “todo sin condón” y no podía negarse a ningún tipo de práctica, y de los 130 euros la hora sólo se podía quedar con 30. Un comentario empático del putero: “Sí, bueno, eso hace polvo, se nota. Pero de todas maneras 30 euros son mucho dinero en Rumania”. No he puesto los vínculos de las discusiones de los foros intencionadamente, para no producir más tráfico de visitas, pero sentíos libres de buscar en Google la palabra clave “puteros”. Sobre otras mujeres. Esposas y novias. Y es que los puteros no hablan así solamente de las mujeres prostituidas, sino también de otras mujeres (“Las alemanas me ponen de los nervios, esas putas emancipadas”) y sobre sus parejas (pues sí, muchos puteros piensan igual, calculo que más de la mitad). Algunos dicen que (aún) tienen buen sexo con su pareja, pero les hace falta variedad (estos se llaman a sí mismos “gourmet”), que disfrutan de consumir el cuerpo de la mujer como si fuera un buen vino que definitivamente hay que probar. Muchos ya no tienen sexo con su pareja, a lo que comentan que ella se niega, que es una mojigata y que “ella misma se ha buscado” que él tenga que acudir a una mujer prostituida, él se ha visto “obligado a eso”. Algunos me han contado que su esposa “lamentablemente” se niega a las prácticas que ellos les proponen, lo que los entristece mucho, pero en alguna parte tendrán que vivirlas. (Al preguntar por las prácticas vienen tales perversiones que no es de sorprender por qué sus parejas se negaron). Lo que queda tremendamente claro es que, primero, los hombres se sacuden la responsabilidad (¡la mujer es la culpable de que no haya más sexo o no sea el adecuado!) y, segundo, que mantienen la idea de tener derecho a tener sexo (y en alguna parte tendrán que recibirlo, por el amor de dios, y si la vieja no se los da...). Además, no tienen cargo de conciencia: una vez un hombre me pidió para un “servicio” en su casa. Se hallaba cómodamente sentado en el sofá y detrás de él había enmarcada una foto familiar tamaño extra grande. Cuando se dio cuenta de que yo estaba mirándola me contó alegremente que su esposa estaba en ese momento en el hospital porque estaba pariendo a sus gemelos. Estaba orgulloso y quería celebrar, y ya que ella no podía “en ese preciso momento”, me mandó pedir a mí. Algunos puteros me han dicho incluso que en la niñez de sus esposas tuvo que haberles sucedido algo terrible y que por ello tenían sexo de mala gana (y ciertamente nada de sexo anal, oral, tragar semen, fisting, que eyaculen en su cara, ¡ah, qué lástima!), así que no tuvieron más remedio que ir al burdel. Queda perfectamente claro que el abuso sexual no les resulta problemático en sí (el abuso sexual infantil, el abuso del putero hacia su pareja, el abuso del putero hacia prostituidas), sino que los puteros se sienten además como héroes porque se “apiadan” de su pareja no ejerciendo su “derecho”. El abuso hacia la esposa llega tan lejos que puede implicar incluirla parcialmente en sexo con prostituidas. Con cuánta frecuencia he escuchado “Mi pareja es un poquito bi, por eso pensé, yo le hago el favor y pido una prostituida y lo hacemos entre los tres”, y de inmediato me he negado, porque sabía exactamente que la buena mujer de la que él decía era un poquito bisexual no sabía nada e iba a ser obligada a algo que no quería. Tanto si ellos las “reemplazan” como si “las involucran” lo venden incluso como un “favor” que hacen a sus parejas, que luego se plantea como una bonita oferta: “Oye, me gustaría correrme dentro de mi esposa y tú se lo sacas chupando mientras yo te follo sin condón, ¿vale?”. Los hombres se conducen tan seguros de sí mismos en el mundo de la prostitución porque piensan que es algo a lo que tienen DERECHO. Me acosté en bastantes camas matrimoniales y escuché muchas frases de sorpresa de las parejas (“Ay, mira ahora me tengo que ir, ¿sí, cariño? Esto es muy bonito, ¡me alegro de lo de esta noche!”), y me maravillé nuevamente de lo rutinario, libre de culpa y seguros que estos hombres se sentían y seguían en lo que estaban, aun frente a sus parejas, ¿por qué? Cuando alguien hace algo que cree que se merece no tiene que esconder sentimientos de culpa, ¡porque sencillamente no los tiene! La razón por la que no debe saberse es solamente porque sería desagradable que se enterara su pareja. En un hilo particularmente repugnante, en un foro de puteros, se leía que un marido tenía como costumbre pedir mujeres prostituidas a casa para usar el vibrador de su mujer y luego volver a ponerlo en su lugar sin lavarlo; era su manera personal de vengarse de la mujer que, según él, le debía sexo y no se lo quería dar. Por no hablar de todos los tipos que practican el “todo sin condón” y luego regresan a casa y allí continúan. Aunque para los puteros tanto las prostituidas como las esposas están ahí para eso, para ofrecerles sexo, los puteros diferencian claramente entre unas y otras. Siempre se me dijo: “Eres demasiado buena para el burdel, no perteneces a este lugar”, lo que lleva implícito que hay mujeres que no son lo suficientemente buenas (¿para ser esposas?) y que sí que deberían de estar en el burdel. Su desprecio hacia las mujeres va para ambas, parejas y “putas”. Se dirige a todas las mujeres. ¿Cómo se puede resumir esto? Los puteros son hombres que ven a las mujeres como ganado. Esto se aprecia claramente en afirmaciones de los puteros como “No tengo que comprarme toda la vaca si sólo quiero un poco de leche”. Comparan a las prostituidas con alimentos o bienes consumibles: “En casa hay siempre sopa de guisantes, y a mí lo que me apetece es cerdo asado” o “Conducir un Opel es chulo y está bien, pero de vez en cuando dan ganas de algo más apasionante”. El putero amable Se me pregunta una y otra vez si no hay puteros amables y, ahí tengo que decir que sí, que sí los hay. Pero no es importante si alguien es amable o no, sino lo que hace. Tuve uno que quería tomarme de las manos todo el tiempo e ir conmigo a comer. Las citas eran horrendas porque tardaban eternidades y así mismo era en la cama. Ese era uno de esos “clientes amables” que quieren, en su mayoría, “girlfriend sex”, o sea que quieren la cercanía, la intimidad, los cariños, los besos… todo el paquete, y es agotador porque sobrepasa los límites personales, implica fingir mejor y estropea completamente tu intimidad, precisamente porque te la reclaman por completo. Una ya no puede guardar algo para sí misma cuando también hay que imitar y vender gestos de dulzura (porque, por supuesto, no son verdaderos) que dejan de pertenecerle a una, empiezan a hacer parte del repertorio de entretenimiento y por eso dejan de tener significado y son arrancados del Yo. Estos tienen que rescatarse de nuevo en un futuro libre de puteros y ser desde el principio nuevamente aprendidos. Además de esto, junto con la sensación de ser abusada, a través de la expresión de gestos íntimos de este tipo que llegan a hacer parte misma del abuso, de la sensación de abusar de ti misma, desaparece todo resto de dureza que pudiera protegerte del putero. Es como una entrega total, el putero sobretodo deseaba que yo le actuara el ser su amante. Este era uno de esos “gourmet” que no podían conformarse con su esposa y regularmente intentaba hacerme sentir culpable por los demás puteros para los que tenía que “trabajar”. Nunca se le ocurrió la idea de que él era uno de esos incómodos puteros: los puteros no piensan en sí mismos como puteros, sólo los demás son horribles. (A excepción de los sádicos que quieren ser recordados como los más horribles). Me ofreció bastante dinero para que “no tuviera que seguir haciendo eso”, pero para los puteros eso no es gratis, los puteros no ayudan así, sin más, no: una prostituida es un bien público y cualquiera quiere recibir algo de allí, y preferiblemente “ayudan” para hacerse con su pequeña “puta” personal. En cuyo caso tendría que encontrarme con él y sólo con él y sin dinero. Quería prácticamente “comprarme”. Los hombres piensan tanto que tienen derecho a obtener sexo que, en realidad, en lo más profundo de su ser, ya no pueden entender por qué razón tienen que pagar. Si se hace una buena actuación, entonces significa que “algo de eso” se disfrutó y por lo tanto el putero no debería pagar (es decir, se crea una ilusión positiva) y si la actuación no fue lo suficientemente buena, a saber, fue una “ejecución insuficiente”, pues tampoco tendría por qué pagar. ¡No hay manera de ganar! La visión de los puteros sobre las prostituidas tiene dos caras, por un lado, desean una máquina que todos tratan igual (“Tiene que hacer lo que ofrece, da igual quién venga”, no hay cabida para una negativa por parte de ella) y, por el otro lado, quieren ser algo especial. O porque son tan tremendamente buenos en la cama o porque, cuando son sádicos, pueden hacer polvo a la prostituida. Lo que nunca quieren ser: uno como los demás, el número 8 o el 9 de la lista del día. No, una debería recordarles para siempre, es una cuestión de ego. Por qué van los hombres con prostituidas A la pregunta de por qué los hombres van con prostituidas hay varios estudios que tratan de dar una respuesta. Por desgracia se olvida, sobre todo entre las científicas alemanas, que los puteros entrevistados responden como lo espera la sociedad (“Soy romántico”, “Me gusta probar cosas”, “Ya no tengo sexo en mi casa”) y muestran una imagen suave que no se corresponde con la realidad (¡en los foros de puteros obtendrían una visión un poco más fuerte!). Exponentes de esos “estudios” se encuentran, por ejemplo, en los diarios Süddeutschen y Tagesspiegel. Y entonces, ¿por qué hacen esto los hombres? Algunos son sencillamente sádicos que odian a las mujeres y quieren darles una “lección de sexo hardcore o follar con odio”. Algunos son unos pusilánimes que tienen la necesidad de probarle su virilidad a una mujer prostituida y otros son “románticos”, que quieren establecer alguna clase de conexión, de relación, un romance. Todos tienen algo en común: piensan que tienen el derecho de obtener sexo, en ellos hay una cierta misoginia inherente y se orientan hacia una imagen de la masculinidad como algo tremendamente superior. Pero sobre todo: saben o podrían saber que esas mujeres no se acuestan con ellos por gusto y voluntariamente. Pero esto LES DA IGUAL. Se ordena como en un restaurante: “Un francés total por favor, con anal después”, y luego se busca un cuerpo en particular del menú para ser consumido. El aspecto de la elección del cuerpo es, a propósito, la prueba de que el sexo no es un servicio: no da igual quién lo brinda porque no se trata sólo de sexo, se trata de USAR a una mujer. Ni siquiera los románticos buscan una cercanía verdadera. Tienen la imagen de una mujer, se forman una idea de una relación con esa mujer y pagan por eso, lo que cuenta es recibirlo, sin importar cuál sea la realidad. Y los sádicos tienen la idea de usar a la mujer de la misma manera y con el precepto de que la voluntad de ella tampoco importa. La prostitución no funciona sin ser forzada, nunca habrá suficientes mujeres que se prostituyan “voluntariamente”. De hecho, una parte tendrá que ser siempre forzada. Los puteros puede que con frecuencia no sepan si tienen debajo una prostituida forzada, eso les es simplemente indiferente. El que sean forzadas no les molesta a los puteros, les molesta sólo si tienen que verlo porque les daña la imagen que se habían formado en la cabeza. O les parece estupendo (como a los sádicos), o no vuelven allí (porque la ilusión por la que pagan no se concreta) o hablan frívolamente del asunto (hace poco en un foro de puteros encontré: “¿Qué es estar obligado? Yo tengo que levantarme todos los días y comer, eso también es estar obligado”). Las prostituidas no son mujeres para los puteros, aunque expresen que tienen dolor “hacen como si nada”. Lo mejor sería tener una con la que pudieran hacer lo que les da la gana y que, sin embargo, les sonriera: como una muñeca. El 66% de los puteros saben que muchas mujeres son forzadas por proxenetas, pero les da completamente igual. El 41% van de todas maneras con conocimiento directo de que se trata de una víctima forzada a prostituirse. De putero a delincuente. Aquí incluyo mi experiencia. Cuando todavía estaba en los pisos de burdel, muchos puteros tenían claro que en la habitación vecina había alguien sentado, y cuando estaba en el servicio de acompañantes muchos se sorprendían de que no tuviera un “jefe”, a saber, un proxeneta. Así de acostumbrados están a esta figura. Hubo puteros que vieron con claridad mi asco y a quienes no les importó (“Deja de darte la vuelta cuando quiero besarte”, “Tengo la sensación de que ya no quieres ver más rabos”), también hubo los que se excitaron y a los que mi asco les dañó la imagen por la que habían pagado y nunca más volvieron. Todo es acerca del control, del control sobre las mujeres. Unos se enfadan si la actuación no fue lo suficientemente buena, los otros se alegran si a la prostituida se le cae su máscara de autocontrol y ahí es cuando dan el golpe. La violencia por la que se paga es sólo un lado, el otro lado es la violencia que no se acuerda: las violaciones, las torturas, las palizas y el asesinato. Se trata de tener una mujer bajo control, hacer que haga lo que se desea, que sea lo que se desea. Y este es el punto central de la prostitución: todo está centrado en las necesidades del hombre, el sexo está siempre disponible, él no tiene que hacer nada, tiene para su elección los cuerpos de las mujeres, el principio del rechazo no se prevé. Aunque a los puteros les gusta escuchar que una prostituida “rechaza de plano también clientes” porque les da la sensación de pertenecer a un círculo de élite, ellos mismos no pueden imaginarse ser el cliente rechazado. Cada vez que he rechazado a un cliente fue un firme NO, algo que ellos hasta la fecha nunca habían considerado posible y a lo que reaccionaron con tanta agresividad que era como si yo les debiera algo, como si yo fuera un baño público al que sólo ellos no tuvieran entrada, como si yo hubiera roto las reglas del juego. Quien ahora crea que hablo de la minoría, de un número reducido de hombres enfermos, se equivoca. Dependiendo del tipo de estadística que se mire, uno de cada cinco hombres acuden a mujeres prostituidas o 3 de cada 4. Igual como se calcule, cada día de 1 a 1.2 millones de hombres van a prostíbulos alemanes, sin contar con los que ven películas con contenido de prostitución (es decir, pornografía). Porque ellos en cierta forma también son puteros. Melissa Farley en un estudio descubrió que los puteros violan con más frecuencia que los que no lo son. De aquí se concluye que la prostitución tiene un efecto de aprendizaje sobre los hombres, les enseña que la violencia contra las mujeres bajo ciertas condiciones está bien. No es sólo que a la prostitución llegan especialmente muchas mujeres que fueron abusadas, sino que viven allí aún más violencia, los puteros tienen pocas inhibiciones frente a lo que la violencia sexual se refiere a la hora de visitar a mujeres prostituidas. Y todo esto significa que: La prostitución es el efecto de la violencia contra las mujeres, es en sí mismo violencia contra las mujeres y es la causa de la violencia contra las mujeres. La prostitución es un asunto de todas las mujeres. Por todo esto la prostitución importa a TODAS las mujeres. Si una mujer es comprable, todas lo son: con cuánta frecuencia he escuchado de los puteros que mejor me pagan a mí, pues “cualquier otra resulta más cara porque hay que comprarle flores, pagar cenas en restaurantes, etc., y al final ni siquiera es seguro que ella te dé algo”. A esto se suma que el putero con frecuencia reajusta las escenas de violencia pornográfica de burdel pasando de voyerista de violencia sexual a ejecutor directo de ella, pues ellos definen estas prácticas como normales, realizables y sin consecuencias, y entonces van y se las proponen a sus parejas, a las que se dejen. La prostitución no está fuera de la sociedad, es producto de ella y es necesaria para cimentar este rol tradicional una y otra vez: hombre activo y agresivo, mujer pasiva y servil. Ella es financieramente dependiente de él mientras él pueda obtener beneficios sexuales, las necesidades de ella no son una prioridad. No es casualidad que las defensoras de la descriminalización total de la prostitución repitan siempre que es mejor que el matrimonio ya que ambos, matrimonio y prostitución, se basan en un mismo principio fundamental. Es tan triste que vivamos en una sociedad que no sea capaz de imaginarse una sexualidad en la que las mujeres no reciban ninguna COMPENSACIÓN porque al fin y al cabo no se les ha causado ningún DAÑO. En vez de esto, vivimos en una sociedad que cree que los hombres tienen el derecho a tener sexo en todas las condiciones y aun cuando eso signifique que una mujer sea forzada. Es una pena, pero así es, ¿no? El mundo es sencillamente malo. Claramente los deseos de los hombres parecen más importantes que la integridad física y mental de las mujeres, sin olvidar que son más importantes aún que su propia autonomía sexual. Porque la prostitución es lo contrario a la libertad sexual, y los puteros lo saben, pero no les importa, o no lo saben pero tampoco quieren saberlo. En suma: ¿queremos vivir en una sociedad en la que para los hombres las mujeres deben reprimir su asco y a los que, EN EL MEJOR DE LOS CASOS, les da igual? Los puteros no ven a las prostituidas como mujeres, sólo ven un objeto, un cuerpo, incluso un accesorio decorativo. No pueden realmente saber en verdad cómo está ella, por qué está prostituida, qué es lo que realmente piensa, qué vida ha tenido hasta ahora, si en este momento quiere estar allí o no. A ellos no les importa. Lo que todos los puteros tienen en común es que no les importan los derechos de la mujer, su voluntad y sus sentimientos, les dan completamente igual: indiferencia. Los puteros pagan por la ausencia de dignidad, de ego y de voluntad de la mujer, y la pregunta es: ¿por qué necesitamos una institución que les haga esto posible? Huschke Mau [email protected] Lee los otros textos que hemos traducido de Huschke Mau: Carta de la superviviente de la prostitución Huschke Mau a la ministra Schwesig Carta al lobby proxeneta llamado lobby proprostitución: Estoy hasta las narices de vosotros!! Carta a las juventudes del partido alemán "die Linke": La alegria de izquierdas ante la prostitución Por Kajsa Ekis Ekman, 7 de septiembre de 2016 Traducción: Berta OG Texto original: http://www.truthdig.com/report/item/how_prostitution_became_the_worlds_most_modern_profession_2016090 Cuando se conoció la noticia de que la vicepresidenta de una de las "organizaciones de trabajadoras-es del sexo" consultada por Amnistía Internacional en política sobre prostitución había sido condenada por tráfico de seres humanos y proxenetismo, muchas abolicionistas se sintieron horrorizadas, pero no sorprendidas, ya que "los derechos de las trabajadoras del sexo" cada día se utilizan más como eufemismo de los derechos de los proxenetas, los propietarios de burdeles y de los hombres que pagan por sexo. El discurso del "trabajo sexual" ha hecho posible que "el oficio más antiguo" se convierta en la profesión más moderna del mundo. La prostitución ya no es considerada como un vestigio medieval patriarcal, sino subversiva, liberadora, incluso feminista. A los movimientos feministas se les vendió la prostitución como el derecho de la mujer a su propio cuerpo; a los neoliberales, como un símbolo del libre mercado; a la izquierda, como "trabajo sexual" que necesita sindicatos y derechos laborales; a los conservadores, como un acuerdo privado convenido entre dos personas al margen de toda intervención social; al movimiento LGTB, como sexualidad que exige su derecho a expresarse. La prostitución se convirtió en un camaleón capaz de adaptarse a todas las ideologías. Y cuando la izquierda abraza la prostitución como "trabajo", lo hace pasando por alto que el marxismo considera el trabajo como algo intrínsecamente alienante que debería ser abolido y el resultado de la pérdida de la capacidad de trabajadores y trabajadoras a decidir sobre sus propias vidas. Otro elemento ausente es la conciencia sobre la forma utilizada por el capitalismo para expandirse de manera incesante en cada vez más dimensiones de nuestra vida, haciéndonos ver nuestros cuerpos y mentes como meras mercancías. El discurso del trabajo del sexo fue inicialmente un discurso marginal surgido en el ambiente político creativo y caótico de California. Obtuvo relevancia cuando el gobierno holandés lo promocionó con miras a preparar el terreno a la re-legalización de la industria del sexo. Holanda, con su floreciente industria sexual, tenía a todas luces un interés económico en obtener impuestos de ella. El argumento de que la prostitución era un trabajo como cualquier otro resultó ser muy útil. Pero si la prostitución tenía que ser considerada una profesión, era fundamental que hubiera sindicatos, y así fue cómo la organización De Rode Draad (El Hilo Rojo) se convirtió en el primer sindicato de este tipo en el mundo. De Rode Draad fue fundado por el gobierno holandés y presentado como el sindicato de las "trabajadoras del sexo", pero fue financiado con dinero público desde el momento de su creación y su dirección siempre estuvo en manos de sociólogos y sociólogas, no de personas en situación de prostitución. Hay hoteles en Amsterdam que ponen a disposición de los turistas folletos en los que se les asegura que no deben sentirse culpables de pagar por sexo, ya que "muchas" prostitutas pertenecen al sindicato De Rode Draad. Las referencias a este sindicato son algo prácticamente insoslayable en los libros sobre feminismo de los años 80. Y sin embargo, De Rode Draad nunca llegó a tener más de cien miembros, jamás intervino en un solo conflicto laboral en un burdel y sus representantes, como el sociólogo Jan Visser y la investigadora y escritora Sietske Altink , no tenían ninguna experiencia en prostitución. Sietske Alkink, en el transcurso de una conferencia en 2009, dijo que la demanda de prostitución disminuiría "ya que las mujeres casadas han mejorado mucho en cuestión de sexo". Actualmente trabaja en el Comité Internacional por los Derechos de las Trabajadoras y los Trabajadores del Sexo en Europa (ICRSE), en el que -curiosamente- nos encontramos a menudo con los mismos políticos, universitarios y trabajadores sociales apareciendo una y otra vez y construyendo su carrera profesional a base de hablar del derecho a hacer algo que ellos personalmente no han hecho. Dado que la industria del sexo ha aumentado en el mundo entero, el discurso del trabajo sexual ha adquirido un estatus hegemónico. Y así fue cómo segmentos de la izquierda y del movimiento feminista se tragaron el anzuelo de la propaganda con el plomo y el sedal: luchar a favor de la prostitución se convirtió en luchar por la libertad. Resulta cuando menos extraño. Hace cien años, la lucha contra la prostitución era un asunto crucial tanto para el movimiento obrero como para el movimiento de las mujeres. Recordemos aquellos carteles del sindicato británico de estibadores que se hicieron tan populares y en los que se leía "No pararemos hasta barrer toda la miseria, la prostitución y el capitalismo" y "An injury to one is an injury to all", que las feministas convirtieron en la consigna "Nos tocan a una, nos tocan a todas". Los estibadores tenían claro que la prostitución condenaba a sus hermanas de la clase obrera a ser utilizadas por los hombres de clase alta y no estaban dispuestos a permitirlo. Por lo que se refiere al movimiento de las mujeres, lucharon contra la prostitución antes incluso de exigir el derecho al voto: acabar con la trata de esclavos y esclavas era lo más urgente y prioritario. La prostitución no ha cambiado. Sigue siendo la misma industria, los mismos hombres con dinero comprando mujeres pobres, la misma explotación, la misma violencia y la misma trata (aquello que en el pasado se llamaba "trata de blancas"). Lo que cambió fue la etiqueta. Como dice Sonia Sánchez , una mujer argentina superviviente de la prostitución: "Existe un feminismo que es muy útil para los proxenetas, un movimiento sin movimiento, liderado casi exclusivamente por universitarias, muy lejos del feminismo popular." Pasé cuatro años viajando por Europa y estudiando las organizaciones del "trabajo sexual" para mi libro L’être et la marchandise (El ser y la mercancía). Vi cómo se repetía siempre el mismo patrón: una organización de "trabajo sexual" con una web muy elaborada y una presencia en las redes impresionante, con cientos o miles de miembros con experiencia en trabajo sexual que en realidad eran tres que quedaban para tomar café. Eso es lo que ocurría, por ejemplo, con el grupo francés Les Putes (ahora llamado STRASS). También era frecuente encontrar a personas relacionadas con la investigación o con ong's copando la junta directiva mientras que sólo había una persona en la organización con experiencia en prostitución. Esta persona era la única, por supuesto, que hablaba con los medios, como era el caso del ICRSE (International Committee on the Rights of Sex Workers in Europe). En el caso de la organización española Ambit Donà, no contaban ni con una sola persona ejerciendo la prostitución, por mucho que aseguraran "defender el derecho a ser putas". A veces, los grandes sindicatos contaban con una sección para las personas en situación de prostitución, como era el caso de CCOO en España o el sindicato Ver.di alemán, con escasos resultados. Ni una sola persona en situación de prostitución se afilió a CCOO. En la sección sindical alemana de las trabajadoras sexuales me dijeron que "nunca habían tenido más que unas cuantas afiliadas" y que nunca habían tenido ningún conflicto laboral, a pesar de que la industria de la prostitución alemana es la más importante de Europa, con más de un millón de personas vendiendo sexo todos los días. Igual de decepcionantes fueron los resultados de la regulación en Alemania: sólo un 1% de las mujeres prostituidas se registraron como "trabajadoras sexuales". Cuando el Estado se preguntó la razón y realizó una encuesta, muchas mujeres en situación de prostitución respondieron que lo que ellas deseaban era dejarla tan pronto como pudieran y que no querían ver la prostitución más que como una solución temporal. Huschke Mau, una superviviente alemana de la prostitución, escribió : «Como la mayoría de prostitutas, yo no me registré como tal porque tenía miedo de no poder dejarlo si lo hacía. Porque tenía miedo de que me preguntaran por qué ya no quería seguir trabajando como prostituta si era un trabajo como otro cualquiera. Y eso fue exactamente lo que pasó cuando quise dejarlo. Busqué ayuda en la sanidad pública y sólo recibí incomprensión. Y no conseguí salir. ¿Qué se supone que tenía que decir en la oficina de empleo si iba a pedir una prestación para poder pagar el alquiler y la comida sin necesidad de tener que chupar diez pollas cada día? ¿No me preguntarían cómo me había ganado la vida en los últimos tres meses? Y si se lo dijera, ¿no me preguntarían por qué no quería seguir haciéndolo, habiendo un burdel fantástico allí cerca que me podía contratar? Una mujer que había tenido que volver a las organizaciones de trabajo sexual con la esperanza de encontrar refugio me contó que la usaron sólo como herramienta de propaganda. TAMPET, otra organización holandesa, recibe millones de euros de la Unión Europea para luchar contra el VIH, pero utilizan ese dinero para repartir condones entre las mujeres inmigrantes y en hacer campaña a favor de la despenalización. Cuando hablé con su representante, otra trabajadora social, me contó que a menudo las mujeres le pedían que las ayudara a salir de la industria del sexo y que ella les respondía que su trabajo no era sacar a las mujeres de ahí, sino enseñarles a ser mejores prostitutas.» A veces, tras la fachada de los derechos de las “trabajadoras sexuales”, hay hasta proxenetas. Es lo que ocurre con el British International Union of Sex Workers (IUSW), que está dirigido por Douglas Fox, propietario de una de las más potentes agencias de escorts en Gran Bretaña, la Christony Companions. Este Douglas Fox, que se autodenomina "chico escort independiente", aparece a menudo en los medios hablando de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras sexuales y de lo malo que es el feminismo. Esto es lo que dice Huschke Mau de ese fenómeno que nos encontramos a nivel internacional: «Cuando habláis de BesD (Berufsverband erotische und sexuelle Dienstleistungen, organización alemana de trabajadoras sexuales), os referís a ella como "una organización de trabajadoras sexuales organizadas", pero ¿os dais cuenta que sólo representa al 0,01% de las prostitutas alemanas? ¿Qué tipo de organización de prostitutas es ésa que incluye también a los propietarios de los burdeles? ¿Explotadores que crean un 'sindicato' para representar a las trabajadoras? Que un patrón no tenga los mismos intereses que los trabajadores y las trabajadoras es algo obvio para la izquierda, excepto cuando se trata de prostitución. Y así fue que el International Union of Sex Workers (IUSW) fue rápidamente invitado a incluirse como sección dentro del gran sindicato británico GMB y ahí sigue. La idea de organizar "sindicatos de trabajadoras del sexo" es muy poderosa. Sin embargo, en el transcurso de mi investigación, no encontré ni una sola organización que funcione verdaderamente como un sindicato; es decir, que haya sido creada y financiada por sus miembros, se componga únicamente de personas de ese sector y tenga como adversarios naturales a empresarios y otras personas que obtienen beneficios del sector. La mayoría de estos grupos forman parte en realidad de un lobby que pretende a toda costa legalizar todos los aspectos de la industria del sexo a través del etiquetado de la prostitución como "trabajo".» Los sindicatos en general hablan de problemas profesionales, de las largas jornadas de trabajo, de los riesgos y de la lucha por los beneficios que genera la actividad profesional. Pero lo más extraño de los auto-denominados sindicatos de “trabajadores-as del sexo” -aparte de no contar con afiliación y de su total fracaso en llevar adelante denuncias laborales contra proxenetas y propietarios de burdeles- es su insistencia en que el “trabajo sexual” es estupendo. Y, sin embargo, la prostitución presenta unos índices de riesgos laborales que pocos trabajos tienen: un 82% de las personas en situación de prostitución han sido físicamente agredidas, el 83% han sido amenazadas con un arma y el 68% han sufrido violación. La tasa de mortalidad entre las mujeres que se dedican a la prostitución es más elevada que la de cualquier otro grupo femenino, incluso mayor que la de mujeres sin techo y mujeres toxicómanas. ¿Un sindicato que de verdad representara a las personas en situación de prostitución no debería hablar de estas cosas? Pues muchas de las organizaciones arriba mencionadas hacen justo lo contrario: enmascaran los problemas. Sólo dicen lo mucho que empodera estar en la prostitución, que es una verdadera liberación del patriarcado y una excelente manera de desafiar sus límites. Dejadme que os diga que eso es algo que nunca vais a oír en la calle. Kajsa Ekis Ekman (Estocolmo, 1980) es una escritora sueca autora de “Being and Being Bought--Prostitution, Surrogacy and the Split Self” ("El Ser y la Mercancía--Prostitución, Subrogación y Disociación") y de "Stolen Spring--The Eurocrisis Seen From Athens". Es miembro del Centro Sueco de Estudios Marxistas y da conferencias en los cinco continentes sobre derechos de las mujeres, teoría de la crisis económica y capitalismo. Escribe para el diario sueco Dagens Nyheter. Página web de Kajsa Ekis Ekman Noviembre de 2016, Claudine Legardinier
Traducción: Berta OG Texto original: http://prostitutionetsociete.fr/temoignages/article/nadia-le-x-c-est-des-viols-a-repetition-c-est-inhumain En el marco de una investigación sobre proxenetismo y trata de personas, la policía judicial propuso a Nadia contactar con una delegación del Mouvement du Nid [1] y hacer el relato feroz de sus años vividos en el mundo de la pornografía. Prostituida y pornostar, esta denuncia de Nadia no es más que el principio de un largo proceso de revelaciones. Hace menos de un año que dejé la prostitución. Los tíos siguen llamándome, pero los mando a paseo. El porno lo dejé hace tres años. También dejé de fumar; fui fumadora durante 27 años. Soy de cultura musulmana. Mi madre me tuvo con 16 años y a los 18 me dejó en una casa de acogida, pero mi padrastro venía siempre a buscarme y me pegaba. Desde los 8 a los 10 años fui violada repetidamente por un hombre de mi familia y dos amigos suyos. Sé perfectamente que mi vida quedó marcada por culpa de eso. Hace unos diez años, un fotógrafo se fijó en mí en un Salón del Erotismo al que había ido a comprar ropa interior. Había trabajado en un sex-shop Beate Uhse, así que ya estaba familiarizada. Después trabajé en todas las grandes producciones francesas y bastantes americanas. Iba a todos los Salones importantes. Representé a Francia en el de Berlín y hasta tuve que ir a las Vegas. Un mundo de estafadores Todo se hace en negro. Nunca declaran nada, aunque nos juren lo contrario. Hay que levantarse a las 4 de la mañana, atravesar la mitad de Francia, estar en el rodaje a las 6, en casas, en pisos, en garajes… Si te pagan 400 euros por rodaje (450 si hay penetración doble) y el AVE ya te cuesta 350 euros ida y vuelta, te están estafando. Y todavía más si sólo te pagan por una escena aunque luego tengas que rodar dos. No puedes cargarles ningún gasto. Todo es caro, la lencería, la peluquería, el maquillaje, las comidas (pocas veces hay comida en un rodaje) y todo corre por cuenta nuestra. Hay falsos agentes que se llevan comisión; locales donde se obliga a las chicas a operarse del pecho porque eso aumenta las ventas. Les adelantan el dinero, pero tienen que devolverlo. Nada es gratis. Los productores me habían tentado con ganar 25000 euros. ¡Al mes! Me habían dicho que trabajaría en mi casa, por webcam. Para eso me gasté 2000 euros en un ordenador y curiosamente me lo robaron. Cuando firmaba dedicatorias en los salones, cobraba 3 euros por cada DVD vendido. Y siempre me escondía si había inspecciones de la brigada para la represión del trabajo en negro. Siempre nos hacían firmar los contratos al final de los rodajes, a toda prisa y pagándonos en dinero contante y sonante. En diez años, jamás me dieron una copia del contrato. De hecho, no me di cuenta que estaba vendiendo mi imagen por 99 años por el mero hecho de firmar. Esto es algo que aparece indicado en los contratos: en cualquier soporte, revistas porno, DVDs, internet… Aparezco en webs para las que no trabajé en mi vida. Si tecleas mi nombre, te salen 50 páginas de internet. Te encuentras siempre ante hechos consumados. Es un ambiente muy duro. Tratan de aislarte. Yo lo comentaba con mi madre (me dijo que yo ya era bastante grande para saber lo que hacía) y con mis amigas. Entre las chicas es pura competición, hay mucha competencia y hasta robos. Muchas de las actrices son chicas solteras con menores a cargo. Desde luego, hay que pasar mucha hambre para aguantar lo que nos hacen. El teléfono no para de sonar, no hay un solo día que no recibas una llamada. No te dan tregua ni tiempo para pensar. Mientras mantengas el pico cerrado todo va bien; si lo abres, ya no vuelven a llamarte. Tenemos fans. Nos siguen a todas partes, por Francia, por Bélgica, a todos los salones. Al principio te sientes deslumbrada. Ser deseada. Y luego, a lo largo de diez años, pude ver en qué terminaba aquello. Fue la explosión del "gonzo" [2] y de las performances. Teníamos que aguantar cada vez más. A prueba de bomba Yo, la "morita", era la única árabe. El porno es un mundo cerrado y muy racista, pero utiliza mujeres de todo tipo -incluso vi una como de 200 kilos- y reúne todas las perversiones que te puedas imaginar. Si nos rebelamos, nos dicen: es la demanda. Hay eso que se llama "gonzo": te golpean duramente, te escupen encima, te tiran del pelo. Rodé yo sola con 35 tíos. Todos con máscara. Tuve quemaduras en la piel por el esperma… He visto dildos enormes, de un diámetro tres veces mayor que una botella. Un productor me obligó a ponerle un condón en el pie de un tío y a metérmelo. Otro me meó en la boca mientras le hacía una felación. Les había dicho que nada de coprofilia, nada de lluvia dorada y nada de zoofilia. Tuve que pelearme sin parar. Conocí a una chica que se suicidó después de haber rodado escenas con un perro. La cosa se estaba moviendo en internet. Tenía 18 años. Y luego está la cocaína. Todo el mundo se mete. Nos la ofrecen gratis para estar delgadas… Una actriz me avisó del peligro. Tomé algún tiempo, pero lo dejé a los tres meses. Además de la coca, todos los actores se meten Viagra y se chutan en el pene. Eso hace mucho más violento todo lo que ya tienes que soportar; a veces, una carnicería. A muchos actores porno les gusta el sexo y están orgullosos de su imagen viril. Para aguantar, tienes que verlo como si se tratara de una performance deportiva. Tienes que estar hecha a prueba de bomba para no suicidarte. Incluso cuando vas a salones hay que aguantar de 2 de la tarde a 4 de la madrugada en tacones de 12cm, fotos, shows, calentar a los tíos. Es agotador. Yo no podía venirme abajo, tenía una hija. Me acuerdo que incluso al día siguiente de una violación atravesé toda Francia en tren para estar con ella a las 9 de la mañana. Yo le echaba mucha cara, si no me habrían aplastado. Exigía preservativos, por ejemplo. Los productores piden test de VIH y yo me hacía todas las semanas, pero me acuerdo de una noche que ninguno de los tíos que se lo hicieron con una chica hasta arriba de coca se pusieron condón. Un día un director me explicó que si me violaban lo mejor era no decir nada para no empeorar las cosas. Y que precisamente me violaran justo después de esa conversación me mosqueó mucho. Un día, después de un rodaje, me citaron en un club de intercambio de parejas. Allí me esperaban 22 tíos. Permanecí pasiva todo el tiempo para terminar cuanto antes. Después denuncié, pero al final tuve que desistir de continuar el proceso porque todos los desplazamientos corrían de mi cuenta. Además, el juez me dijo: "Pero si usted pidió que se pusieran condón, ¿no estaba usted consistiendo?". Así es como le quitan a la gente las ganas de pedir justicia. Cuando me ocurrió lo de la violación colectiva en aquel club, cada uno de los tíos tenía que pagar una botella de champagne. El negocio redondo. La entrada puede costar unos 25 euros y la botella de champagne 5o euros. Hay extorsión en todas partes, es un ambiente de ladrones. Existen vínculos entre la prostitución, la pornografía y los locales de intercambio de parejas. En los lugares donde se rueda es frecuente que se den citas para prostitución. Uno de los productores para los que trabajé fue condenado por ejercer de proxeneta con su mujer. Los que organizaron mi violación por aquellos 22 tíos del club de intercambio también fueron juzgados porque había una menor. Ser pornostar, una estrategia comercial en la prostitución Un día vi en la tele un programa sobre prostitución y me dieron ganas de probar. Allá que fui en vaqueros y zapatillas. Como algo ocasional. No tenía chulo pero tenía que pagar 600 euros a dos ecuatorianas por trabajar en su piso. Ellas curraban las 24h todos los días de la semana para enviar dinero a Ecuador y a España. Se gastaban una fortuna en botox y en estética. Una vez pasé una semana en un bar en Bélgica. Le tenía que dar el 70% de lo que sacaba al dueño del local. Por allí vi pasar a menores, drogadictas… Volví pitando a hacer la calle. Me di cuenta que haber trabajado en el porno era mi mejor publicidad en la prostitución. Los clientes me habían visto ya en las películas. Para ellos era una auténtica perra, una actriz porno, no una aficionada. Cuando hablaban de las otras decían "Esa tiene chulo, tú no; a ti es que te gusta esto, se nota en tus pelis". Yo no decía nada, nunca hay que decir la verdad ni desvelar tus secretos. Si no, estás vendida. Me di cuenta desde muy joven que con el sexo conseguiría poder sobre los hombres. El padre de mi hija lo único que quería era sexo. Quiso que abortara cuando me quedé embarazada. El tío con el que viví tres años y que me decía que se iba a casar conmigo era un adicto al sexo. Tuve muchos de ésos entre mis clientes. Algunos venían dos veces a la semana, algunos incluso todos los días, ¡a 100 euros el pase! Y vi a tíos gastarse hasta 750 euros al mes en suscripciones a webs porno. Los clientes vienen a pedirte lo que vieron en las películas. Los peores son los jóvenes, que quieren hard y sexo anal. Se meten sustancias para aguantar más. Esos hombres siempre necesitan sentirse seguros, que les digas "¡Fue estupendo!". Di con drogadictos, con violadores. Me acuerdo de uno que me dijo que ya había violado a una prostituta. Decía que se había vuelto loco a costa de pagar a la misma chica y que se dio cuenta que lo único que ella quería era la pasta. Había otro que quería que lo asfixiara con una bolsa de plástico. En esos casos yo ya sabía que me la estaba jugando con alguien que podía matarme. Para aguantar, hay que ser capaz de guardar el tipo. Tanto en la prostitución como en el porno nunca hay que mostrar debilidad. Lo que es duro también en la prostitución es la mirada de la gente. Cuando tratan de meterte en el porno te hacen creer que tiene más estilo. En realidad, nuestros orificios son vendidos por 99 años, es todavía peor. Cuando estaba en la prostitución me lo pulía todo. Si ganaba 100, gastaba 200. Necesitaba salir, relajarme. Una no escoge ser puta. Lo dejé durante tres años porque encontré un tío que me mantenía. Y luego, en 2014, exploté. Compré dos cajas de Xanax y una cuerda para colgarme. Pero con el Xanax sólo conseguí desmayarme. Escribí un mensaje a mi hija: "Soy una puta". La había abandonado, era una huérfana a cargo del Estado. Después me entró miedo: no va a quererme nunca más… Una esclavitud "moderna" Lo que me hizo dejarlo todo fue que tuve un neumococo. Pasé dos meses en el hospital, uno de ellos en coma: así fue como pude salir del círculo vicioso. Ahora me doy cuenta de que la pornografía es la esclavitud moderna. Sufrí una auténtica humillación. En comparación, me encontré con que en la prostitución había por lo menos hombres amables; sólo me violaron una vez y no me torturaron. El cine porno es una violación tras otra, es inhumano. En un día como prostituta pude haber tenido 11 tíos máximo. En unas horas de porno, 35. Y en la prostitución no vendí mi imagen. Ahora estoy embarazada y vivo con 800 euros al mes. Tengo una pensión de incapacidad debido a problemas psiquiátricos. Después de hacer frente a todos los gastos, me quedan 5 euros al día. Me encantaría que mi hija pudiera tenerlo todo; que pudiera ir a Niza y a Disneyland. Tiene 14 años y mi único deseo es que vuelva conmigo. Pero tengo que pelearlo en el juzgado para borrar mi imagen de actriz porno y de prostituta. Hay que ver cómo me tratan la policía y la justicia, me dan por todos lados. Con el Mouvement du Nid, he emprendido un proceso para recuperar el derecho a mi propia imagen. Todas las productoras me han amenazado con querellas. Hasta ahora, todas las mujeres que lo intentaron acabaron desistiendo; los productores les dieron dinero. Hay que decirles a los chicos que no se identifiquen con los actores porno. Ese mundo no es la realidad. Y sobre todo a las chicas hay que decirles que ahí no hay más que tiburones. No me gustaría que mi hija cayera en eso, que la captaran. Muy a menudo estuve tentada de disuadir a las chicas que iba conociendo. Las hay que trabajan gratis en el porno con la esperanza de llegar a ser actrices… Pero cuando venían a hablar conmigo en algún Salón, no podía decirles "¡cuidado con esto!". Una es muy frágil en ese mundo. Se puede acabar muy mal. Yo hubiera podido convertirme en un despojo. Podría estar muerta. Hoy no aspiro a otra cosa que a una vida normal, un trabajo normal. Pero cuando una ha sido prostituta y actriz porno, eso pesa como un lastre. [1] Asociación de apoyo a personas prostituidas. [2] Pornografía desprovista de escenario, con planos cortos y visión subjetiva. David Horsey (Los Ángeles Times) Traducción: Sara Martin Texto original: http://www.latimes.com/opinion/topoftheticket/la-na-tt-internet-porn-20141215-story.html No tienes que ser puritana/o para que te preocupe el porno. Gracias a Internet, los americanos y americanas han sido inconscientemente involucrados en un amplio experimento social, para probar si el acceso sin restricciones a la pornografía más extravagante y repugnante deformará las relaciones sexuales de nuestra generación y de las que están por venir. Los días en que los chicos echaban furtivas miradas al Playboy en las estanterías de los kioskos, son cosa del pasado. Hace años, el Playboy se comercializaba dentro de una bolsa de plástico, tras los mostradores, para ocultar las imágenes de “las chicas de al lado” desnudas de las miradas infantiles. Qué pintoresco resulta esto hoy, en un mundo en el que el ordenador familiar se ha convertido en un rápido portal de acceso a un mar de imágenes sexualmente mucho más explícitas. Sexualmente explícito ni siquiera comienza a describir las cosas que cualquier chaval puede encontrar tecleando unas pocas palabra en el motor de búsqueda y a un par de golpes de ratón. Es un rápido descenso hacía una innumerable exposición de fotos y vídeos representando sexo en cualquiera de sus formas, pero dominado por las fantasías perversas masculinas de mujeres actuando como "putas" para hombres cuyas técnicas sexuales parecen haber aprendido en la celda de una prisión. Los peores contenidos parecen venir de Europa del Este –pequeñas películas obscenas y misóginas que se deleitan en el abuso y degradación de mujeres jóvenes. Estos contenidos que perturban el alma, la mayoría de las personas no los han experimentado o visto antes, pero ahora cualquier joven de 14 años tiene acceso a ellos en un portátil desde la privacidad de su dormitorio. A pesar de que cuesta dinero acceder a estas webs con las que la industria porno acumula sus billones, también hay gran cantidad de material gratuito por lo que no existe una barrera que mantenga a nadie alejado/a de esas imágenes. No está de moda sugerir que existe un problema con el porno. Cómicos como Bill Maher, se mofan de las personas religiosas conservadoras que sugieren que sí lo hay. Las objeciones feministas se rechazan como arengas de arpías asexuales. Pero el sentido común y un creciente monto de evidencias, sugieren que se está pagando un coste negativo que se traduce, para empezar, en el tráfico sexual y la explotación que consttituyen las capas más profundas de la industria porno. Un nuevo estudio publicado en los Archivos de Conducta Sexual, afirma que el porno se ha convertido en “la fuente principal de la educación sexual” que está arraigando en nuevos códigos de conducta sexual en los hombres jóvenes. La encuesta a 487 jóvenes americanos en edad universitaria, indica que “a más pornografía que consuma un hombre, es más probable que demande determinados actos sexuales pornográficos de su pareja, evoque deliberadamente imágenes de pornografía durante la relación sexual para mantener la excitación y tenga preocupación por su actuación sexual y su imagen corporal. Es más, el estudio afirma que un mayor uso de pornografía se asocia negativamente con el disfrute sexual íntimo con una pareja. En otras palabras, los hombres jóvenes que se sumergen en el porno, desarrollan expectativas perturbadoras sobre el sexo y sobre lo que deberían demandar de sus compañeros/as sexuales. Las mujeres en edad universitaria que tienen que lidiar con estos hombres, confirman que es cierto y uno se pregunta si la epidemia de agresiones sexuales que ha golpeado tantos campus universitarios podría estar exacerbada por la omnipresencia del porno, especialmente en el contexto de las fraternidades. Hay alguna indicación además, de que el porno ha sido un factor en agresiones sexuales en el ejército. Aquí tenéis otro hecho perturbador: los oficiales de la ley en Los Ángeles están descubriendo que entre agresores sexuales muy jóvenes –estamos hablando de chicos de 12 años- el acceso a la pornografía es una fuerza impulsora común de sus actos. Demasiado jóvenes para saber lo que el sexo normal y sano puede ser, se vuelven hipersexualizados por videos porno que proyectan actos sexuales abusivos. No sólo los menores se ven afectados por el acceso fácil al porno. Hombres adultos se vuelven adictos al porno, arriesgando sus trabajos y sus familias porque no pueden apartar la mirada. La película de Joseph Gordon-Levitt de 2013 “Don Jon”, es un retrato entretenido y honesto de un hombre joven que no es capaz de mantener una relación íntima con una mujer por su obsesión con el porno. Merece la pena verla. El arte erótico no es malo. La imaginería sexual puede ser artística, reveladora y simplemente divertida. Pero si traspasas la superficie “sexy” del porno en Internet, encontrarás un mensaje dominante: las mujeres no son más que una serie de orificios dirigidos al uso y abuso de los hombres y los hombres no son más que falos anónimos que demandan ser servidos. Esa es la filosofía que le ofrece a los jóvenes americanos una industria muy rentable que usa una herramienta de comunicación muy poderosa que se introduce en cada hogar. Algunas personas lo llaman libertad de expresión o entretenimiento “para adultos”; Yo lo llamo deshumanización. Traducción: Marina de Otero Texto original: http://www.independent.co.uk/life-style/health-and-families/features/why-the-game-s-up-for-swedens-sex-trade-8548854.html Las innovadoras leyes suecas sobre la explotación sexual criminalizan a los “clientes”-prostituidores, no a las prostituidas. El resultado: un 70 por ciento de caída en el “negocio”. Joan Smith se monta en un coche patrulla con la policía local para averiguar cómo funciona – y si Gran Bretaña podría seguir sus pasos Por Joan Smith |@polblonde |Tuesday 26 March 2013 Estoy sentada en la parte de atrás de un coche patrulla camuflado en la pequeña isla de Skeppsholmen, al este del pintoresco casco antiguo de Estocolmo. Sobre nosotrxs se encuentra el museo de arte moderno de la ciudad, pero es una oscura noche de febrero y no estamos aquí para apreciar la cultura. “Aparcan ahí arriba”, dice el detective sentado en el asiento del copiloto, señalando a un aparcamiento en lo alto de la colina. “Esperamos unos minutos y luego saltamos fuera, corremos colina arriba y abrimos las puertas”. Lo que ocurre después es un ejemplo de manual de la manera en la que la ley sueca que prohíbe la compra de sexo se pone en práctica. Al conductor, que ha traído a una mujer prostituida a la isla para tener sexo, se le arresta in situ. Se le dan dos opciones: admitir el delito y pagar una multa, basada en los ingresos, o ir a juicio y arriesgarse a la publicidad. A la mujer, que no ha quebrantado ninguna ley, se le ofrece ayuda de los servicios sociales si quiere abandonar la prostitución. Si no, puede irse. “Comprar sexo es uno de los crímenes más vergonzosos por los que puedes ser arrestado”, explica el detective, Simon Häggström. Es joven, negro y su apariencia –cabeza rapada, vaqueros holgados – me sugiere más a un ejecutivo de la industria de la música que a un policía. Y sin embargo, está a cargo de la unidad de prostitución de la policía del condado de Estocolmo y está orgulloso del hecho de haber arrestado a más de 600 hombres bajo la ley sueca: “Hemos arrestado a todo el mundo, desde drogadictos a políticos. Una vez arresté a un cura y me dijo que había arruinado su vida. Yo le dije, ‘Yo no he arruinado tu vida, lo has hecho tú’”. La decisión de Suecia de revertir siglos de asunciones acerca de la prostitución y de criminalizar a los compradores de sexo, causó asombro cuando la ley entró en vigor en 1999. Mientras que las discusiones sobre si la prostitución debería ser legalizada arrasaban por el resto de lugares, la sencilla idea del gobierno sueco –que estaban siendo arrestadas las personas equivocadas – era nueva y controvertida. La Comisaria Jefe Kajsa Wahlberg es la que se encarga de elaborar los informes nacionales sobre el tráfico de seres humanos en Suecia. Cuando la conozco en su oficina de Estocolmo, recuerda cómo un oficial de policía de otro país, de hecho, acusó a los suecos de “métodos nazis”. Wahlberg reconoce que muchos oficiales suecos eran escépticos también. “Había frustración y rabia dentro de la policía. La gente parecía estar mordiendo limones”, dice con una risa irónica. Todo eso ha cambiado de forma dramática desde que la ley entró en vigor. “El principal cambio que puedo ver cuando echo la vista atrás es que hemos conseguido que los hombres se suban al barco”, dice Wahlberg. “El problema es una cuestión de género. Los hombres compran mujeres. Una de las claves es formar a los oficiales de policía. Cuando han comprendido el trasfondo, pillan la idea”. Wahlberg habla de cómo acaban las mujeres en prostitución, citando estudios que muestran una historia de abuso sexual infantil, mezclada con problemas con drogas y alcohol. “No tienen confianza en sí mismas. Se las ha excluido y abandonado e intentan acaparar todo tipo de atención. Esto no tiene que ver con la decisión de una mujer adulta”. En los noventa, el gobierno sueco aceptó los argumentos de las agrupaciones de mujeres acerca de que la prostitución es una barrera para la igualdad de género y una forma de violencia contra las mujeres. Notable es que la opinión pública, que era inicialmente hostil, haya virado en redondo hacia este punto de vista: actualmente, el 70% de la población apoya la ley. “Hemos cambiado la mentalidad de la población sueca”, me cuenta Häggström. El cambio es visible entre los miembros más antiguos de su unidad. Un policía encubierto, que ha sido oficial de policía durante 37 años, muestra una persistente sensación de sorpresa cuando recuerda lo que pasó hace 14 años. “Cuando entró en vigor la ley, las calles estuvieron vacías durante seis meses”, dice. Estos días es uno de sus partidarios más entusiastas, habiendo visto por sí mismo cómo el número de mujeres en la prostitución de calle ha descendido en Estocolmo. Donde 70 u 80 mujeres solían ser explotadas en la calle, estos días la cifra está entre cinco y 10 en invierno, 25 en verano. Un pequeño número de mujeres ejercía en las calles de Malmö y Gotemburgo, pero las cifras de Suecia nada tienen que ver con las de Dinamarca, donde la prostitución se ha descriminalizado. Dinamarca tiene algo más de la mitad de la población de Suecia, pero un estudio sugiere que había más de 1.400 mujeres prostituidas en las calles danesas. La ley ha provocado también otros cambios. Antes de 1999, la mayoría de las mujeres en la prostitución de calle en Estocolmo eran suecas. Ahora son de los países bálticos o África y han ejercido en otros países también. Éstas cuentan a los oficiales de Haggstrom que es más probable que sufran violencia en países donde la prostitución se ha legalizado. “Los hombres suecos quieren sexo oral y penetración, no más que eso”, me cuenta el policía encubierto. “Saben que tienen que comportarse o puede que sean arrestados. No quieren usar la violencia”. Es una observación fascinante porque una de las críticas a la ley era que haría más peligrosa a la prostitución. Todos los oficiales de policía suecos con los que hablé insistieron en que esto era un mito, junto con la noción de que la prostitución se volvería clandestina. “Si un putero puede encontrar a una mujer prostituida en un hotel o apartamento, la policía también puede”, observa Häggström sardónicamente. “Los chulos tienen que anunciarse”. Oficiales especialistas han sido entrenados para monitorizar internet y la policía también tiene acceso a interceptaciones telefónicas que sugieren que los traficantes ya no consideran a Suecia un “mercado” que valga la pena. “Hemos tenido casos de pinchazos telefónicos en los que los chulos dicen que no encuentran a Suecia atractiva”, continua Häggström. “Incluso si no se les arresta, arrestamos a los puteros. Están en esto por el dinero. Para mí, esta no es una ecuación difícil de entender”. Las estadísticas criminales suecas parecen avalar este argumento. En 2011, sólo dos personas fueron condenadas por tráfico con fines de explotación sexual y otras 11 por proxenetismo relacionado con el tráfico. (Al mismo tiempo, 450 hombres fueron condenados y multados por la “compra de sexo”, incluyendo a un número de turistas extranjeros). Las cifras del año pasado fueron ligeramente más elevadas: tres condenas por tráfico y 32 por el delito relacionado. Pero 40 mujeres, mayoritariamente procedentes de Rumanía, tuvieron la suficiente confianza en el sistema de justicia penal sueco como para testificar contra los hombres que las explotaban. ¿Podría funcionar la ley sueca en otros países? Noruega e Islandia han introducido leyes que prohíben la compra de sexo y el Reino Unido ha dado pasos provisionales hacia la criminalización de los puteros: ya es un delito comprar sexo a cualquier persona menor de 18 años o a un adulto que está siendo explotado por chulos o traficantes. Pero ha habido pocas condenas, lo que sugiere que lxs oficiales de policía británicxs no comparten las sólidas actitudes de sus homólogxs suecxs. Häggström está de acuerdo con Wahlberg en que la legislación no es suficiente por sí sola: “Tienes que tener recursos para imponerla. Tienes que tener oficiales de policía que salgan y hagan arrestos”. En el coche patrulla pasa algo que demuestra todo el alcance del cambio filosófico que ha afectado a hombres y a mujeres en Suecia. En una calle muy iluminada, Häggström señala a un par de mujeres rumanas que ejercen la prostitución. Mientras pienso en ellas haciendo el viaje por el puente, con un total desconocido, al aparcamiento de Skeppsholmen, Häggström se gira hacia mí. “Tener sexo no es un derecho humano”, dice en voz baja. Por Heidi Davoren Traducción del inglés: Unamás Enlace al original: http://www.abc.net.au/news/2016-10-12/former-sex-workers-claim-harassment-by-pro-prostitution-groups/7924850 Original publicado por Australian Broadcasting Corporation el 12 de octubre de 2016 Un grupo de mujeres exprostituidas australianas denuncian acoso por parte de grupos a favor de la legalización de la prostitución a raíz de contar sus experiencias en la prostitución y denunciar la continua violación de los derechos humanos.
Un nuevo y polémico libro, titulado Prostitution Narratives — Stories of Survival in the Sex Trade (Narrativas de prostitución: historias de supervivencia en la industria del sexo), informa detalladamente sobre casos de violación, asalto, chantaje y coerción. Alice* y Simone Watson, exprostituidas, alegan que el libro ha permitido que se oigan sus voces y así destapar un negocio que beneficia a proxenetas que poco hace para proteger los derechos de las prostituidas. Estas y otras mujeres están luchando para evitar que se legalice la prostitución y para que se implementen estrategias para aquellas que quieran dejarla, ya que, dicen, la seguridad de las prostituidas que defiende el modelo regulacionista es un mito. Watson argumenta que las «ilegales» tienen más derechos que aquellas que son prostituidas en burdeles, debido a que las primeras tienen libertad para decidir qué puteros aceptan y el precio del «servicio». «Las chicas de la calle pueden negociar mejores precios que las que están en la industria», dice Watson. «La gente oye hablar de despenalización y piensa que esta medida contribuirá a que la industria sea más segura, pero solo favorece a los proxenetas». «Me metí en un mundo donde, noche tras noche, mi cuerpo era vendido para que los hombres lo usaran como quisieran, donde tienes que aceptar la violencia como parte de tu trabajo. Un mundo donde mis compañeras y yo bebíamos hasta que perdíamos el conocimiento, o consumíamos grandes cantidades de drogas, para poder soportar el daño físico mientras "trabajábamos" y el daño emocional y mental provocado por nuestra situación». Cuando estaba prostituida, Alice cuenta que fue chantajeada, le pidieron ejercer violencia sobre su cuerpo y tuvo que someterse a puteros con deseos pedófilos. «Algunos puteros me decían "pareces de la misma edad que mi hija, podrías estar en el instituto"», comenta. Watson sintió la necesidad imperativa de destapar la realidad del negocio sexual. «Haber tenido la oportunidad de colaborar con otras supervivientes es una de las experiencias más importantes y validadoras que se me ocurren». Watson observa que las mujeres prostituidas corren más riesgo de ser asesinadas o de morir prematuramente a causa de las condiciones de salud y las adicciones a las drogas. El trastorno por estrés postraumático (TEPT) no solo causa suicidios, sino también mala salud y muertes lentas —por fumar, beber alcohol y demás—. «Las reacciones negativas que ha suscitado el libro ponen de manifiesto que nuestra realidad incomoda a aquellos con intereses en la explotación sexual». Alice cuenta que su autoestima disminuyó rápidamente cuando entró en la prostitución, y ambas afirman que han sufrido acoso por parte de grupos regulacionistas desde que contaron sus historias. «Legalizar la prostitución no reduce la criminalidad». Melinda Tankard Reist, coeditora del libro, alega que el lobby proxeneta que promueve la legalización no quiere que las prostituidas hablen, porque existe una motivación económica para mantener el negocio descriminalizado que permita la proliferación de burdeles sin apenas transparencia. «¿Por qué envían activistas a todos los eventos? El único discurso permitido es el de la «puta feliz». Ya se ha comprobado que la legalización de la prostitución no reduce la incidencia criminal ni la presencia de drogas o armas en la industria», declara. «La legalización ha fracasado y ninguna de sus promesas se ha hecho realidad». Tankard Reist afirma que la necesidad de diseñar estrategias específicas para que las mujeres exprostituidas puedan superar las consecuencias económicas, emocionales y psicológicas es vital, ya que un gran número sufre también problemas de salud, entre ellos el TEPT (Síndrome de estrés posttraumático). El lobby Alianza Escarlata, o Asociación Australiana de Trabajadoras Sexuales, ha recibido críticas por no haber ayudado a mujeres exprostituidas. Tankard Reist argumenta que la asociación no apoya a aquellas mujeres que quieren salir de la industria, sino que las mantiene dentro. «La Alianza Escarlata recibe cientos de miles de dólares del gasto público para, en teoría, combatir la trata; sin embargo dice que no hay trata. No está aquí para ayudar a las mujeres, sino para mantenerlas dentro de la prostitución», denuncia Tankard Reist. Añade que el Partido Australiano del Sexo junto con Respect Inc, una asociación por los derechos de las “trabajadoras sexuales” de Queensland (Australia), también han acosado a las mujeres que asistían a las presentaciones del libro. Además, han intentado sabotear dichos eventos gritando mientras las autoras hacían sus presentaciones. La Alianza Escarlata dice que ayuda a las prostituidas Jules Kim, directora general de la Alianza Escarlata, dice que la organización apoya a las mujeres prostituidas, tanto si se encuentran dentro de la “industria” o fuera de ella. «Actuamos en función de las necesidades de la gente que contacta con nosotros. Hay muchas organizaciones que ayudan con programas de salida» «No todas las trabajadoras sexuales quieren o pasan por lo mismo». Kim comenta que a menudo se ven en la necesidad de ayudar a las mujeres a encontrar trabajos fuera de la industria del sexo. «Como trabajadoras sexuales, estas mujeres pueden haber llevado sus propias cuentas, por lo que disponen de ciertas habilidades. Nosotros les ayudamos a lidiar con el estigma y la discriminación que sufren». Kim argumenta que la despenalización de la industria del sexo ha sido la mejor manera de ayudar a las exprostituidas y a aquellas que aun lo están. «La violencia contra las trabajadoras sexuales es un gran problema, y denunciar injusticias es difícil. Los modelos criminalizadores generan muchos problemas para las trabajadoras sexuales», declara. También afirma que la Alianza Escarlata no ha faltado al respeto a las exprostituidas que presentaban el libro, sino que se trata de una tergiversación de la realidad. «No puedo hacer comentarios al respecto porque no he asistido a ninguna presentación, pero es obvio que nos preocupa que eso ocurra. Otras trabajadoras sexuales que sí han asistido me han asegurado que se comportaron de manera respetuosa y no gritaron a las presentadoras». *Apellido ocultado para proteger la privacidad de la entrevistada. Autor: Mickey Z. Traducción del inglés: Atenea Acevedo Enlace al original: http://worldnewstrust.com/let-the-sex-workers-speak-for-themselves-mickey-z Original publicado por World News Trust el 27 de noviembre de 2015 La cosa es así: escribes un texto crítico (respaldado en un sinfín de pruebas y datos) sobre pornografía y/o prostitución y teóricos y teóricas liberales feministas/queer salen, como termitas, a apoyar en manada a los aliados de la pornografía y la prostitución. Te cuelgan el cartelito de “puritano” y pretenden callarte mientras exclaman al unísono: “¡Dejemos a las trabajadoras sexuales hablar por sí mismas!” Decidí poner a prueba su receptividad y entrevisté a una sobreviviente, pero eso no satisfizo a las masas posmodernas que prefieren oír únicamente a “trabajadoras sexuales” como la mujer que apareció en un artículo de Cosmopolitan titulado: Una trabajadora sexual responde todas tus preguntas sobre cómo es trabajar en un burdel legal. Esta “trabajadora sexual” o, como ella lo llama, “terapeuta que tal vez también te toque la salchicha”, es Sarah Greenmore. De ella aprendí que:
Bueno, “dejar” a esta “trabajadora sexual” hablar por sí misma no fue tan liberador como lo prometían las feministas liberales y, ciertamente, no respondió a “todas mis preguntas”. No tenía más opción que buscar los testimonios de otras “terapeutas que tal vez también te toquen la salchicha”. A continuación, presento algunas de las respuestas de diversas sobrevivientes a mis preguntas. Debo decir que no necesité de un grado académico en estudios de género (ni de formación alguna, en realidad) para encontrar estas voces, ¡fue muy sencillo! (Advertencia: los siguientes textos pueden desatar síntomas de estrés postraumático en sobrevivientes de violación y abuso sexual) ¿Cómo se empieza en este negocio? Linda Lovelace: “Mi iniciación a la prostitución fue una violación multitudinaria a manos de cinco hombres, arreglada por el Sr. Traynor. Fue el punto de inflexión de mi vida. Amenazó con dispararme con su revolver si no lo hacía. Nunca antes había tenido sexo anal, me desgarraron por dentro. Me trataron como si fuera una muñeca hinchable, me levantaban en vilo y me colocaban donde y como les daba la gana. Separaron mis piernas de todas las maneras posibles para penetrarme y acercarme sus “cosas”, usaron diferentes partes de mi cuerpo para hacer el juego de las sillas. Nunca me sentí tan asustada, tan desgraciada y humillada en toda mi vida. Me sentí basura. Participé en actos sexuales con fines pornográficos en contra de mi voluntad con tal de que no me mataran. También amenazaron con matar a mi familia”. Ayesha: “Para ‘doblegarme’ fui violada varias veces cada noche durante casi un mes antes de que la proxeneta empezara a venderme a cambio de dinero. Por lo general, tenía de 10 a 12 prostituidores cada noche. Solían ser violentos, me trataban como si fueran dueños de mi cuerpo. Tengo una profunda cicatriz en el cuello por un corte que me hicieron con una navaja mientras trataba de evitar que una chica muy joven fuera violada multitudinariamente en la casa. Estuvieron a punto de matarme”. Pero, ¿acaso no es una vida que “eliges”? Seguramente puedes ir y venir a tu antojo, ¿no es así? Ayesha: “Intenté salir de ese calabozo muchas veces. Los recuerdos aún asaltan mi mente, cómo tiraban de mi cabello, cómo la dueña del burdel me arrastraba por las sucias calles después de cada intento fallido por escapar. Lloraba y gritaba para que la gente me ayudara, pero nadie lo hacía, se quedaban ahí, mirando, ni siquiera me veían con compasión. Las lágrimas siguen corriendo por mis mejillas mientras lo recuerdo. Mi vida habría cambiado si tan solo un hombre hubiera tratado de salvarme, pero todos actuaron como espectadores mudos. No puedo evitar reírme cuando la gente dice que las mujeres elegimos esta vida. ¿Acaso saben cuántas como yo hemos intentado escapar, solo para ser golpeadas hasta tener el cuerpo lleno de perdigones? Para los hombres que nos compran no somos más que carne. Para el resto de la sociedad ni siquiera existimos”. Ya, pues no suena muy “transgresor”. Apuesto que la cosa va mejor en el glamoroso y bien remunerado mundo del porno. ¿Cómo se empieza en ese negocio? Jenna Jameson: “La mayoría de las chicas tiene su primera experiencia en películas gonzo… las llevan a algún estudio cutre en Mission Hills y un imbécil violento las penetra por todos los orificios posibles, convencido de que la chica se llama Puta”. Alexa James: “Mi primera filmación fue con un tipo de unos 40 años, grueso como una lata de refresco. Me agarró con fuerza y me penetró hasta el fondo sin ningún tipo de lubricante, y desgarró mi vagina. Cuando empecé a desgarrarme y a llorar, me dio vuelta y siguió penetrándome desde atrás para que la cámara no registrara mis lágrimas. Tiraba de mi cabello y me ahogaba, a pesar de que yo le decía que me dolía y casi no podía respirar”. Alexa Milano: “En mi primera película estuve con tres tipos que fueron bastante rudos conmigo. Me golpearon, me ahogaron con sus penes y me lanzaron de un lado a otro, ¡como si mi cuerpo fuera un balón! Acabé adolorida e irritada, prácticamente no podía caminar. Algo me quemaba por dentro, dolía muchísimo. Apenas podía orinar e intentar defecar era imposible”. Espera, ¿se trata de una opción laboral o de una violación fotografiada? ¿No podías opinar durante la filmación? Corina Taylor: “Al llegar al estudio esperaba hacer una escena de penetración vaginal hombre-mujer, pero mientras grabábamos con una estrella del porno el actor me violó analmente y nada lo detuvo. Le grité que parara, grité ‘no’ una y otra vez, pero nada le importó. El dolor se volvió insoportable, entré en shock y mi cuerpo se quedó sin fuerzas”. Jersey Jaxin: “Tipos que te golpean el rostro. Tienes semen de varios hombres embarrado en tu rostro, sobre tus ojos. Te desgarran. Sientes que las entrañas se te salen. No para nunca”. Jessi Summers: “Hice una escena con un actor masculino que estaba en mi lista de personas con las que no quería ‘trabajar’. Quería complacer a los productores, así que accedí. Este hombre me puso un pie en la cabeza, literalmente me pisó mientras me penetraba por detrás. Perdí el control y empecé a llorar a mares; detuvieron la filmación y me mandaron a casa con paga reducida porque no pudieron grabar la escena completa”. ¿Qué hay de los cineastas y actores masculinos? ¡También son trabajadores sexuales! ¿Qué opinan de esta forma de tratar a las mujeres? Max Hardcore (pornógrafo): “Nada me encanta más que una chica que insiste en que no dejará que se la metan en el culo porque… ¡claro que lo hará!” Bill Margold (veterano de la industria del porno y miembro de la Free Speech Coalition): “Me gusta mostrar lo que creo que los hombres quieren ver: violencia contra las mujeres. Estoy absolutamente convencido de que cumplimos con un propósito al mostrarla. La mayor violencia que podemos conseguir es la eyaculación en el rostro. Los hombres tienen orgasmos cuando ven eso, porque es una forma de vengarse de las mujeres que no están a su alcance. Tratamos de inundar el mundo con eyaculaciones en el rostro. Mi única razón de estar en esta industria es satisfacer el deseo de los hombres del mundo a los que, básicamente, las mujeres les importan un bledo y quieren ver a los que estamos en la industria vengarnos de las que no pudieron hacer suyas cuando estaban creciendo. Estoy totalmente convencido de ello… por eso eyaculamos en el rostro de una mujer o la violentamos sexualmente de otra manera: somos vengadores de sueños perdidos. Así lo creo. He escuchado al público vitorearme cuando hago algo repugnante en pantalla. El público me aclama cuando estrangulo o sodomizo o brutalizo a otra persona, y el público aplaude cuando satisfago mis deseos más retorcidos”. ¿Cómo es que existen personas, en especial mujeres y niñas, capaces de sobrevivir cotidianamente en el mundo de la prostitución o la pornografía? Jessie Jewels: “Las personas en la industria del porno están anestesiadas, no reaccionan a la vida real, son como zombis caminantes”. Loreta: “Estuve en la prostitución de los 15 a los 19. Mis amigas y yo vivíamos en un departamento con la proxeneta. Trabajábamos de las cuatro de la tarde hasta tarde por la noche o incluso las primeras horas de la mañana, teníamos de tres a cuatro prostituidores al día. A veces usábamos condón, a veces no. La mayoría de los prostituidores eran extranjeros, no hablaban mi idioma y no les importaba mi edad. No sabía cómo contactar a la policía y tampoco sabía si a la policía le importaría. Quería huir, pero tenía miedo de que la pandilla me encontrara y me matara. Me odiaba cada vez más, así que empecé a inyectarme drogas. Intentaba adormecerme para no sentir el dolor, para no sentir absolutamente nada. ¿Y a los prostituidores no les importa si una “trabajadora sexual” es menor de edad? Rachel Moran: “He respondido suficientes llamadas en el suficiente número de burdeles para afirmar que la consulta más frecuente siempre es: ‘¿Cuál es la chica más joven que ofrecen?’” Sin embargo, las y los teóricos posmodernos dicen algo muy distinto. Hay tantas historias distintas en el tema de la prostitución y la pornografía. ¿Saben cómo describen los liberales su vida? Anita Cannibal: “Sí, se maquilla muchísimo la realidad. Es un mundo de tragedias, pletórico de horrores”. Bueno, estas afirmaciones definitivamente responden a muchas más de mis preguntas que Cosmo. ¿Y tú? Si necesitas escuchar otras voces en primera persona te sugerimos este enlace con testimonios de sobrevivientes de prostitución y este otro con testimonios de sobrevivientes de la pornografía. También puedes consultar más de 100 testimonios sobre “el daño o los efectos negativos de la pornografía, la prostitución, el desnudismo, la esclavitud sexual (sic), la trata con fines de violación, el acoso sexual, el abuso sexual y nuestra pornografiada sociedad” Un reportaje de Elizabeth O’Malley Texto original: http://www.thejournal.ie/turn-off-the-red-light-2982934-Sep2016/ Traducción del inglés de Atenea Acevedo Mujeres anteriormente prostituidas exhortan al gobierno a aprobar la propuesta de Ley de Delitos Sexuales que haría ilegal la compra de sexo. A PRINCIPIOS DE ESTA SEMANA la campaña Turn Off The Red Light llevó a cabo un acto para exhortar al gobierno a aprobar la propuesta de Ley de Delitos Sexuales. Dicha propuesta penaliza la compra de sexo, actualmente legal en Irlanda. Se calcula que, como mínimo, mil mujeres y niñas forman parte del "comercio sexual" en el día a día en Irlanda. Cuatro mujeres que fueron prostituidas narran sus vivencias. Fiona Broadfoot La ciudad de Leeds, donde fui comprada y vendida cuando niña, como les sucede a tantas, ahora cuenta con una zona denominada ‘legal’ donde los hombres pueden comprar niñas y mujeres. En el año piloto de la legalización una joven polaca de veintitantos años fue golpeada y asesinada. Desde entonces, el Ayuntamiento de Leeds ha respaldado el período piloto por considerarlo un éxito y procedió a legitimar la ‘zona de tolerancia’. Muchas mujeres se encuentran tan dañadas por lo que han vivido que bien podríamos describirlas como muertas vivientes. Muchas padecen problemas crónicos de salud mentales, emocionales y físicos. Se automedican para anestesiar los abusos que han sufrido. Los hombres que compran y venden mujeres son, por supuesto, invisibles. Su cotidianidad no se ve afectada en lo más mínimo. Sus socios, parejas, hijos, compañeros de trabajo y las personas de su círculo social no tienen idea de que son prostituidores. No rinden cuentas de sus actos y la sociedad los protege. Violan y maltratan mujeres en la más absoluta impunidad. Los abusos y las situaciones traumáticas que viví no se evaporaron al salir de ese mundo de violencia y vejaciones, dejaron secuelas de por vida y tanto yo como las niñas y mujeres que he conocido en este camino fuimos privadas de una transición natural entre la infancia y la adultez. Las relaciones íntimas son difíciles y las más diversas situaciones en el supermercado, el cine, en un momento romántico o cualquier otra ocasión se convierten en desencadenantes de episodios de estrés postraumático. Han pasado cuatro años de la primera vez que vine a Irlanda para promover la aprobación de la propuesta de Ley de Delitos Sexuales. En esos cuatro años, miles de mujeres y menores de edad han sufrido las vejaciones de la prostitución en este país. Estamos en un punto crítico, no podemos darnos el lujo de esperar un minuto más. La legislación debe entrar en vigor de inmediato. Ne’cole Daniels Con tan solo siete años me enseñaron que mi valía radicaba en mi entrepierna. ¿Cómo aprendí eso? Un familiar me violó una y otra vez cuando tenía esa edad. Mi madre, una mujer prostituida, se encargó de reafirmar ese mensaje: yo valía por lo que tenía entre las piernas. No me faltaría dinero mientras tuviese una vagina. Me lo creí. A los 15, otro familiar me violó; para entonces yo ya había sido entrenada en el autoengaño y seguí siendo prostituida hasta que mi propia hija sufrió violencia sexual. Hoy entiendo que haber crecido en un hogar disfuncional es la razón de la vida que llevé y que yo no la elegí. Como parte del personal de salud en primera línea, soy testigo directo de los daños que causa el llamado comercio sexual a las mujeres que son sometidas a operaciones de compraventa. Hablamos de la industria delictiva de más vertiginoso crecimiento en el mundo. Está a la vista, en nuestras paradas de autobús, a unos pasos de los restaurantes que más nos gustan. Es un negocio multimillonario, apenas superado por el narcotráfico y la venta de armas. La edad promedio en que las víctimas son iniciadas en la trata con fines de explotación sexual en los Estados Unidos es de 12 a 14 años. Muchas son obligadas o coaccionadas para formar parte del llamado comercio sexual. Algunas sufrieron violencia sexual desde niñas. Los traficantes y prostituidores son maestros de la manipulación que saben ganarse la confianza de su víctima antes de obligarla a someterse a la explotación, forzándola y manteniéndola dócil con violencia o drogas. La esencia de la trata es económica y sigue el modelo de la demanda. Los hombres son la demanda que promueve la trata y los prostituidores operan como distribuidores de mujeres y menores de edad. A algunas personas les gusta diferenciar entre prostitución y trata; sin embargo, la realidad es que en casi todos los casos de quienes dicen haber entrado a la prostitución ‘por voluntad propia’ encontraremos alguna forma de coacción. La cruda realidad de la prostitución es que no solo es incapaz de funcionar sin violencia: colapsaría sin las diversas formas de coerción que la sustentan. Bridget Perrier Fui perversamente atraída a la prostitución cuando tenía 12 años, vivía en un hogar comunitario. Fui esclavizada y prostituida durante 10 años. Me paseaban como al ganado frente a hombres capaces de comprarme. Ninguna niña debería de ser obligada a soportar las cosas que me hicieron. Por culpa de esos hombres no puedo tener hijos como cualquier mujer, pues sufro de traumatismo cervical. A la fecha tengo pesadillas y a veces duermo con las luces encendidas. Siento que no valgo nada, como si fuera un objeto roto. Me prostituyeron en establecimientos legales, en esquinas y bares de desnudistas. Lo más aterrador que viví fue haber sido secuestrada por un depredador sexual que abusaba de niñas explotadas. Me violó y torturó durante 43 horas; yo tenía 14 años. La primera persona que me prostituyó era una mujer, dueña de un burdel clandestino. Me entrenó para decir que era la hija de una amiga suya en caso de que la policía hiciera preguntas. La segunda persona en prostituirme me obligaba a venderme. Se hacía pasar por mi guardaespaldas, pero la verdad era otra muy distinta. Aquella mujer y ese tipo siguen libres, explotando a otras niñas. No creo que la prostitución sea una decisión. La falta de opciones es lo que mantiene la esclavitud de mujeres y niñas. La mayoría fuimos niñas olvidadas, descuidadas, violentadas, sin nadie que nos protegiera. La enorme mayoría de las mujeres y menores de edad en el mundo de la prostitución ha sufrido violencia a manos de sus prostituidores. Es una realidad que no tiene nada que ver con la imagen rosa que suele difundirse. Hemos vivido con miedo, hemos sido violadas, golpeadas, vendidas y desechadas. Tenemos que hacer rendir cuentas a las personas que compran sexo de la violencia y los daños físicos que infligen en los seres más vulnerables. Rachel Moran La noción de ‘comercio sexual’ sugiere que es posible comprar y vender sexo sin ninguna implicación para el individuo que es objeto de la transacción. La verdad es que es imposible comprar sexo, lo que se compra es el acceso al sexo. La diferencia reviste una profunda importancia. Es la diferencia entre una experiencia sexual compartida y una situación donde el sexo es soportado por una persona coaccionada. Todavía hay personas que se niegan a reconocer en la prostitución una forma de violencia sexual al tiempo que, de manera muy reveladora, se niegan a contemplar la idea de que sus seres queridos ‘trabajen’ en los burdeles y las llamadas ‘zonas rojas’. Es muy simple: nadie quiere ver a sus seres queridos degradarse para poder vivir. Si hubiese existido una salida viable cuando yo era una indigente de 15 años no habría permanecido presa de la prostitución ni una semana, ya no digamos siete años. Puedo asegurarle, sin lugar a duda, que habría aprovechado cualquier apoyo a mi alcance. Al igual que todas las adolescentes y adultas que conocí en aquella época, no quería que mi cuerpo fuera utilizado por hombres que no conocía ni me agradaban, hombres casi siempre tan viejos como mi abuelo o bisabuelo. Si cree que exagero, tenga en cuenta que uno de los hombres que me utilizó constantemente durante los primeros años de mi adolescencia tenía 83 años.** La prostitución es la máxima expresión de la injusticia social. El hecho de que siete adolescentes en mi esquina vivieran en hogares del Estado debería bastar como evidencia de que las personas prostituidas no están ejerciendo su autonomía ni libre decisión; por el contrario, son personas que nunca tuvieron la oportunidad de ejercerlas. Quienes padecen mayor vulnerabilidad social son arrastradas a la prostitución. Exhorto a los políticos irlandeses a dar el crucial paso decisivo y aprobar la propuesta de Ley de Delitos Sexuales. Traducción: Sara Martín Texto original: http://www.businessinsider.com/bestiality-germany-animal-brothels-2012-2?IR=T Una agente de protección animal del estado alemán de Hesse expresa frustración ante la ley alemana que declara el porno bestialista ilegal pero el acto en sí legal. Madeleine Martin declara al Frankfurter Rundschau que las actuales leyes no están protegiendo a los animales de la zoofilia y que el problema está empeorando. “Existen ahora mismo burdeles de animales en Alemania” declaró Martin al periódico y hay gente que reduce la importancia de estos actos describiéndolos como un “estilo de vida”. Afortunadamente, las leyes alemanas de protección animal que datan de 1969 van a ser reformadas en breve. Esperemos que el gobierno alemán actúe con sentido común y declare finalmente ilegales los burdeles de animales. |
|