David Horsey (Los Ángeles Times) Traducción: Sara Martin Texto original: http://www.latimes.com/opinion/topoftheticket/la-na-tt-internet-porn-20141215-story.html No tienes que ser puritana/o para que te preocupe el porno. Gracias a Internet, los americanos y americanas han sido inconscientemente involucrados en un amplio experimento social, para probar si el acceso sin restricciones a la pornografía más extravagante y repugnante deformará las relaciones sexuales de nuestra generación y de las que están por venir. Los días en que los chicos echaban furtivas miradas al Playboy en las estanterías de los kioskos, son cosa del pasado. Hace años, el Playboy se comercializaba dentro de una bolsa de plástico, tras los mostradores, para ocultar las imágenes de “las chicas de al lado” desnudas de las miradas infantiles. Qué pintoresco resulta esto hoy, en un mundo en el que el ordenador familiar se ha convertido en un rápido portal de acceso a un mar de imágenes sexualmente mucho más explícitas. Sexualmente explícito ni siquiera comienza a describir las cosas que cualquier chaval puede encontrar tecleando unas pocas palabra en el motor de búsqueda y a un par de golpes de ratón. Es un rápido descenso hacía una innumerable exposición de fotos y vídeos representando sexo en cualquiera de sus formas, pero dominado por las fantasías perversas masculinas de mujeres actuando como "putas" para hombres cuyas técnicas sexuales parecen haber aprendido en la celda de una prisión. Los peores contenidos parecen venir de Europa del Este –pequeñas películas obscenas y misóginas que se deleitan en el abuso y degradación de mujeres jóvenes. Estos contenidos que perturban el alma, la mayoría de las personas no los han experimentado o visto antes, pero ahora cualquier joven de 14 años tiene acceso a ellos en un portátil desde la privacidad de su dormitorio. A pesar de que cuesta dinero acceder a estas webs con las que la industria porno acumula sus billones, también hay gran cantidad de material gratuito por lo que no existe una barrera que mantenga a nadie alejado/a de esas imágenes. No está de moda sugerir que existe un problema con el porno. Cómicos como Bill Maher, se mofan de las personas religiosas conservadoras que sugieren que sí lo hay. Las objeciones feministas se rechazan como arengas de arpías asexuales. Pero el sentido común y un creciente monto de evidencias, sugieren que se está pagando un coste negativo que se traduce, para empezar, en el tráfico sexual y la explotación que consttituyen las capas más profundas de la industria porno. Un nuevo estudio publicado en los Archivos de Conducta Sexual, afirma que el porno se ha convertido en “la fuente principal de la educación sexual” que está arraigando en nuevos códigos de conducta sexual en los hombres jóvenes. La encuesta a 487 jóvenes americanos en edad universitaria, indica que “a más pornografía que consuma un hombre, es más probable que demande determinados actos sexuales pornográficos de su pareja, evoque deliberadamente imágenes de pornografía durante la relación sexual para mantener la excitación y tenga preocupación por su actuación sexual y su imagen corporal. Es más, el estudio afirma que un mayor uso de pornografía se asocia negativamente con el disfrute sexual íntimo con una pareja. En otras palabras, los hombres jóvenes que se sumergen en el porno, desarrollan expectativas perturbadoras sobre el sexo y sobre lo que deberían demandar de sus compañeros/as sexuales. Las mujeres en edad universitaria que tienen que lidiar con estos hombres, confirman que es cierto y uno se pregunta si la epidemia de agresiones sexuales que ha golpeado tantos campus universitarios podría estar exacerbada por la omnipresencia del porno, especialmente en el contexto de las fraternidades. Hay alguna indicación además, de que el porno ha sido un factor en agresiones sexuales en el ejército. Aquí tenéis otro hecho perturbador: los oficiales de la ley en Los Ángeles están descubriendo que entre agresores sexuales muy jóvenes –estamos hablando de chicos de 12 años- el acceso a la pornografía es una fuerza impulsora común de sus actos. Demasiado jóvenes para saber lo que el sexo normal y sano puede ser, se vuelven hipersexualizados por videos porno que proyectan actos sexuales abusivos. No sólo los menores se ven afectados por el acceso fácil al porno. Hombres adultos se vuelven adictos al porno, arriesgando sus trabajos y sus familias porque no pueden apartar la mirada. La película de Joseph Gordon-Levitt de 2013 “Don Jon”, es un retrato entretenido y honesto de un hombre joven que no es capaz de mantener una relación íntima con una mujer por su obsesión con el porno. Merece la pena verla. El arte erótico no es malo. La imaginería sexual puede ser artística, reveladora y simplemente divertida. Pero si traspasas la superficie “sexy” del porno en Internet, encontrarás un mensaje dominante: las mujeres no son más que una serie de orificios dirigidos al uso y abuso de los hombres y los hombres no son más que falos anónimos que demandan ser servidos. Esa es la filosofía que le ofrece a los jóvenes americanos una industria muy rentable que usa una herramienta de comunicación muy poderosa que se introduce en cada hogar. Algunas personas lo llaman libertad de expresión o entretenimiento “para adultos”; Yo lo llamo deshumanización. Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos traducidos y subtitulados en español: https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
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