Un reportaje de Elizabeth O’Malley Texto original: http://www.thejournal.ie/turn-off-the-red-light-2982934-Sep2016/ Traducción del inglés de Atenea Acevedo Mujeres anteriormente prostituidas exhortan al gobierno a aprobar la propuesta de Ley de Delitos Sexuales que haría ilegal la compra de sexo. A PRINCIPIOS DE ESTA SEMANA la campaña Turn Off The Red Light llevó a cabo un acto para exhortar al gobierno a aprobar la propuesta de Ley de Delitos Sexuales. Dicha propuesta penaliza la compra de sexo, actualmente legal en Irlanda. Se calcula que, como mínimo, mil mujeres y niñas forman parte del "comercio sexual" en el día a día en Irlanda. Cuatro mujeres que fueron prostituidas narran sus vivencias. Fiona Broadfoot La ciudad de Leeds, donde fui comprada y vendida cuando niña, como les sucede a tantas, ahora cuenta con una zona denominada ‘legal’ donde los hombres pueden comprar niñas y mujeres. En el año piloto de la legalización una joven polaca de veintitantos años fue golpeada y asesinada. Desde entonces, el Ayuntamiento de Leeds ha respaldado el período piloto por considerarlo un éxito y procedió a legitimar la ‘zona de tolerancia’. Muchas mujeres se encuentran tan dañadas por lo que han vivido que bien podríamos describirlas como muertas vivientes. Muchas padecen problemas crónicos de salud mentales, emocionales y físicos. Se automedican para anestesiar los abusos que han sufrido. Los hombres que compran y venden mujeres son, por supuesto, invisibles. Su cotidianidad no se ve afectada en lo más mínimo. Sus socios, parejas, hijos, compañeros de trabajo y las personas de su círculo social no tienen idea de que son prostituidores. No rinden cuentas de sus actos y la sociedad los protege. Violan y maltratan mujeres en la más absoluta impunidad. Los abusos y las situaciones traumáticas que viví no se evaporaron al salir de ese mundo de violencia y vejaciones, dejaron secuelas de por vida y tanto yo como las niñas y mujeres que he conocido en este camino fuimos privadas de una transición natural entre la infancia y la adultez. Las relaciones íntimas son difíciles y las más diversas situaciones en el supermercado, el cine, en un momento romántico o cualquier otra ocasión se convierten en desencadenantes de episodios de estrés postraumático. Han pasado cuatro años de la primera vez que vine a Irlanda para promover la aprobación de la propuesta de Ley de Delitos Sexuales. En esos cuatro años, miles de mujeres y menores de edad han sufrido las vejaciones de la prostitución en este país. Estamos en un punto crítico, no podemos darnos el lujo de esperar un minuto más. La legislación debe entrar en vigor de inmediato. Ne’cole Daniels Con tan solo siete años me enseñaron que mi valía radicaba en mi entrepierna. ¿Cómo aprendí eso? Un familiar me violó una y otra vez cuando tenía esa edad. Mi madre, una mujer prostituida, se encargó de reafirmar ese mensaje: yo valía por lo que tenía entre las piernas. No me faltaría dinero mientras tuviese una vagina. Me lo creí. A los 15, otro familiar me violó; para entonces yo ya había sido entrenada en el autoengaño y seguí siendo prostituida hasta que mi propia hija sufrió violencia sexual. Hoy entiendo que haber crecido en un hogar disfuncional es la razón de la vida que llevé y que yo no la elegí. Como parte del personal de salud en primera línea, soy testigo directo de los daños que causa el llamado comercio sexual a las mujeres que son sometidas a operaciones de compraventa. Hablamos de la industria delictiva de más vertiginoso crecimiento en el mundo. Está a la vista, en nuestras paradas de autobús, a unos pasos de los restaurantes que más nos gustan. Es un negocio multimillonario, apenas superado por el narcotráfico y la venta de armas. La edad promedio en que las víctimas son iniciadas en la trata con fines de explotación sexual en los Estados Unidos es de 12 a 14 años. Muchas son obligadas o coaccionadas para formar parte del llamado comercio sexual. Algunas sufrieron violencia sexual desde niñas. Los traficantes y prostituidores son maestros de la manipulación que saben ganarse la confianza de su víctima antes de obligarla a someterse a la explotación, forzándola y manteniéndola dócil con violencia o drogas. La esencia de la trata es económica y sigue el modelo de la demanda. Los hombres son la demanda que promueve la trata y los prostituidores operan como distribuidores de mujeres y menores de edad. A algunas personas les gusta diferenciar entre prostitución y trata; sin embargo, la realidad es que en casi todos los casos de quienes dicen haber entrado a la prostitución ‘por voluntad propia’ encontraremos alguna forma de coacción. La cruda realidad de la prostitución es que no solo es incapaz de funcionar sin violencia: colapsaría sin las diversas formas de coerción que la sustentan. Bridget Perrier Fui perversamente atraída a la prostitución cuando tenía 12 años, vivía en un hogar comunitario. Fui esclavizada y prostituida durante 10 años. Me paseaban como al ganado frente a hombres capaces de comprarme. Ninguna niña debería de ser obligada a soportar las cosas que me hicieron. Por culpa de esos hombres no puedo tener hijos como cualquier mujer, pues sufro de traumatismo cervical. A la fecha tengo pesadillas y a veces duermo con las luces encendidas. Siento que no valgo nada, como si fuera un objeto roto. Me prostituyeron en establecimientos legales, en esquinas y bares de desnudistas. Lo más aterrador que viví fue haber sido secuestrada por un depredador sexual que abusaba de niñas explotadas. Me violó y torturó durante 43 horas; yo tenía 14 años. La primera persona que me prostituyó era una mujer, dueña de un burdel clandestino. Me entrenó para decir que era la hija de una amiga suya en caso de que la policía hiciera preguntas. La segunda persona en prostituirme me obligaba a venderme. Se hacía pasar por mi guardaespaldas, pero la verdad era otra muy distinta. Aquella mujer y ese tipo siguen libres, explotando a otras niñas. No creo que la prostitución sea una decisión. La falta de opciones es lo que mantiene la esclavitud de mujeres y niñas. La mayoría fuimos niñas olvidadas, descuidadas, violentadas, sin nadie que nos protegiera. La enorme mayoría de las mujeres y menores de edad en el mundo de la prostitución ha sufrido violencia a manos de sus prostituidores. Es una realidad que no tiene nada que ver con la imagen rosa que suele difundirse. Hemos vivido con miedo, hemos sido violadas, golpeadas, vendidas y desechadas. Tenemos que hacer rendir cuentas a las personas que compran sexo de la violencia y los daños físicos que infligen en los seres más vulnerables. Rachel Moran La noción de ‘comercio sexual’ sugiere que es posible comprar y vender sexo sin ninguna implicación para el individuo que es objeto de la transacción. La verdad es que es imposible comprar sexo, lo que se compra es el acceso al sexo. La diferencia reviste una profunda importancia. Es la diferencia entre una experiencia sexual compartida y una situación donde el sexo es soportado por una persona coaccionada. Todavía hay personas que se niegan a reconocer en la prostitución una forma de violencia sexual al tiempo que, de manera muy reveladora, se niegan a contemplar la idea de que sus seres queridos ‘trabajen’ en los burdeles y las llamadas ‘zonas rojas’. Es muy simple: nadie quiere ver a sus seres queridos degradarse para poder vivir. Si hubiese existido una salida viable cuando yo era una indigente de 15 años no habría permanecido presa de la prostitución ni una semana, ya no digamos siete años. Puedo asegurarle, sin lugar a duda, que habría aprovechado cualquier apoyo a mi alcance. Al igual que todas las adolescentes y adultas que conocí en aquella época, no quería que mi cuerpo fuera utilizado por hombres que no conocía ni me agradaban, hombres casi siempre tan viejos como mi abuelo o bisabuelo. Si cree que exagero, tenga en cuenta que uno de los hombres que me utilizó constantemente durante los primeros años de mi adolescencia tenía 83 años.** La prostitución es la máxima expresión de la injusticia social. El hecho de que siete adolescentes en mi esquina vivieran en hogares del Estado debería bastar como evidencia de que las personas prostituidas no están ejerciendo su autonomía ni libre decisión; por el contrario, son personas que nunca tuvieron la oportunidad de ejercerlas. Quienes padecen mayor vulnerabilidad social son arrastradas a la prostitución. Exhorto a los políticos irlandeses a dar el crucial paso decisivo y aprobar la propuesta de Ley de Delitos Sexuales. Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos traducidos y subtitulados en español: https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
|