Traducción: Maura Lopez Texto original: https://ressourcesprostitution.wordpress.com/2015/12/04/le-mythe-des-organisations-de-prostituees/ Mientras que el partido EELV, Europe Écologie Les Verts (EELV) presenta al fundador del lobby pro-prostitución francés, a las elecciones regionales, publicamos en exclusividad el extracto de un capítulo de la destacada obra de Claudine Legardinier: Prostitución Una Guerra Contra Las Mujeres, dedicado a las estrategias de lobbying de la industria proxeneta. Un gran agradecimiento a la autora por esta contribución. En el plano político, era esencial probar que las mismas mujeres prostituidas eran quienes demandaban un estatus que normalizara su actividad. COYOTE, emblema de esos movimientos y rodeado de un halo de indispensable perfume subversivo fue el primero de ese tipo. Creado en Estados Unidos en 1973, resultó que en realidad reunía un rompecabezas dispar de personalidades: liberales de toda clase, gente de los medios, políticos, clientes… La realidad es que en 1981, las prostitutas representaban… 3 % de los 10 000 a 30 000 miembros (según las fuentes) de la organización. Un engaño magistral. Pero el mito funcionó, en particular en los medios de comunicación. Ese era el objetivo, la fundadora Margo Saint James en persona lo dijo sin reparos: "Un sindicato de prostitutas, es simplemente imposible (10)". Favorables a los “clientes” y proxenetas, estos movimientos que se ocupan de aparentar ser movimientos de liberación sexual para integrarse en el movimiento feminista, saben encontrar apoyo. En el caso de Coyote, fue subvencionado por la Fundación Playboy. A los ojos de los medios y de la opinión publica, la demanda de legalización del oficio surge de las principales afectadas. ¿A quien se le ocurriría oponerse? Hoy en día, "sindicatos de prostitutas" florecen en toda Europa y en el mundo. Si miramos más de cerca, nos damos cuenta de que en Inglaterra, por ejemplo, el sindicato IUSW, International Union of Sex Workers, está de hecho "abierto a toda persona perteneciente a la industria del sexo", por lo tanto, "trabajadoras, así como gerentes y patrones". De este modo, el representante del sindicato de prostitutas, un tal Douglas Fox, que se presenta como "escort boy", es en realidad el fundador, a través de su compañero John Dockerty, de una de las agencias más grandes de "escorts" de Gran Bretaña (11). Esta porosidad entre personas que se presentan como prostitutas y proxenetas interesados en la descriminalización de la industria es omnipresente. En Suiza, Madame Lisa se exhibe como "puta y orgullosa de serlo", cuando en realidad dirige el prostíbulo más grande de Ginebra. En Canadá, Terri Jean Bedford, que inició un juicio al estado en 2007 en nombre de los intereses de "trabajadoras sexuales", había sido condenada por dirigir un prostíbulo. Sindicatos de "prostitutas" albergan entonces indiscriminadamente a los explotadores y los explotados como si defendieran los mismos intereses. Un ligero tinte marxista – "sindicato", "autogestión" – es suficiente para darle el color de defensa de los trabajadores, a grupos corporativos de defensa del "trabajo sexual", pero de la industria y sus ganancias. En Francia, el Strass, "sindicato del trabajo sexual" que se presenta en los medios como movimiento de defensa de personas prostituidas, y adopta la postura de minoría sexual oprimida milita, bajo el patrocinio de "Manifiesto de sex-workers en Europa", por la derogación de las leyes sobre el proxenetismo, es decir, por el derecho de ser proxeneta. Está fuertemente respaldado por algunos ecologistas. Estos grupos despliegan un arsenal intelectual que se ocupa de distorsionar y desvirtuar la noción de libertad y de derechos. De esta manera, se reivindica el derecho a ser "sumisa", el de trabajar para un patrón de prostíbulo o inclusive "el derecho al sexo sin deseo". Derechos que las mujeres han tenido tiempo, a lo largo de los siglos, de conocer muy bien. Estas personas tienen evidentemente derecho a reivindicar el sistema que les convenga; pero no el derecho de arrogarse la representación del conjunto de las personas prostituidas. Su discurso minoritario, fuertemente organizado y omnipresente, a pesar de los gritos contra la "censura" que imponen (12), logra ocultar la voz de la mayoría prostituida que se enfurece al verse representada por personas que pueden escribir en su página Internet Lesputes.org (grupo hoy disuelto) : "Cuando los medios nos piden testimonios sobre nuestra experiencia, es más interesante negarnos a hablar de lo que hemos padecido y hablar solo de los que nos hacen padecer y señalar entonces a los responsables de la putofobia: las abolicionistas, la policía, los gobiernos, etc" (13). En otras palabras, con el objetivo de "terminar con los estereotipos de la víctima", guardar silencio sobre las violencias vividas en la prostitución – las de “clientes” y proxenetas – para acusar principalmente a las "abolicionistas", o sea, a las que se niegan a que la prostitución se convierta en una profesión de futuro". 10. Sheila Jeffreys, "La idea de la Prostitución", Melbourne, Spinifex, 1997, p. 72. 11. Julie Bindel, « Un extraño sindicato al servicio de los proxenetas », http://sisyphe.org/spip.php?article4409, 28 de abril 2013. 12. Sobre 88 artículos publicados en 2012 para criticar el abolicionismo, la tercera parte está escrito por miembros del Strass (cifras Fondation Scelles). 13. Texto escrito por « Maîtresse Nikita » y Thierry Schaffhauser, dos hombres en este caso Nuestras fuentes : Todos los artículos sobre el STRASS https://ressourcesprostitution.wordpress.com/2014/08/12/quest-ce-que-le-strass/ Todos los artículos sobre los lobbys pro-prostitución A proposito de Douglas Fox y de su infiltración en Amnesty International + todos los artículos sobre el control del lobby de Amnesty International
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El Armado de un Apartheid del género: Aministía Internacional y la Prostitución Por Taina Bien-Aime Directora Ejecutiva de la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres (CATW por sus siglas en inglés) Traducción: Yolis Perfilbajo Texto original en inglés: http://www.huffingtonpost.com/taina-bienaime/the-framing-of-gender-apa_b_8273268.html Foo: Lynn Savarese AMNISTÍA INTERNACIONAL: NO ME DES LA ESPALDA Podrás inscribirme en la historia con tus amargas y retorcidas mentiras, podrás pisotearme sobre la suciedad misma pero aún sí, como el polvo, me levantaré... Maya Angelou ¿Qué pasaría si todos los países del mundo descriminalizaran la prostitución? No solo aquellos pocos que ya lo han hecho desastrosamente, pero que sucedería si cada uno de los gobiernos legitimaran a los proxenetas y dueños de burdeles y se negaran a responsabilizar a los hombres por la compra de seres humanos para el sexo? ¿Lanzarían las Naciones Unidas y sus miembros una Agenda #2050 para Invertir en el Comercio Sexual como una Solución de Desarrollo Sostenible para Mujeres y Niñas, especialmente las más Indigentes? ¿Qué slogans marketineros resultarían? ¿Lanzarían las agencias públicas campañas de alivio de la pobreza? “Primera Naciones, Pueblos Indígenas, Aborígenes, Afro-americanos y del Sur Global: son ustedes Pobres, Jóvenes, Víctimas de Incesto, Transgénero, En Situación de Calle? Con nuestra ayuda, el Comercio Sexual les brindarán cobijo, comida, preservativos gratis y la oportunidad de contribuir al PBI de sus países de los que habitan. No se necesita experiencia ni educación.” Esto no es el teaser de la próxima novela de Margaret Atwood, sino un concepto presentado por Amnistía Internacional, una de las organizaciones de derechos humanos más prominentes y respetadas del mundo. Tras un polémico debate en su Reunión de Consejo Internacional en Dublin este Agosto, los delegados de Amnistía aprobaron una resolución para la descriminalización completa del comercio sexual, incluyendo proxenetas, dueños de burdeles y compradores de sexo, como medida para proteger a las personas prostituidas. La Junta Internacional de Amsnitía está por revisar, y probablemente aprobar, un marco de políticas que harían del comercio sexual un empleador aceptable y deseable. Si bien un número de secciones nacionales de Amnistía, incluyendo las de Francia, Israel y Suecia se opusieron a la decisión, su empecinada marcha hacia exigir a los gobiernos que adopten lo que en efecto sería la legalización de la prostitución parece ser irrefrenable. Con un desdén inexplicable, los dirigentes de Amnistía ignoraron las miles de voces de los movimientos feministas de base del mundo, sobrevivientes de la prostitución, académicos e investigadores, líderes lesbianas y homosexuales y otros, incluyendo a un ex presidente de los Estados Unidos y a los herederos de Martin Luther King, Jr. En cambio, Amnistía parece balancearse más hacia los cantos incesantes de una formidable cultura a favor del proxenetismo, lo que la periodista Meghan Murphy llama “Feminismo Playboy” que en respetar la Declaración Universal de Derechos Humanos. Amnistía dió la bienvenida a proxenetas convictos para dar forma a las políticas y a otros ligados al comercio del sexo para que las defiendan en círculos mediáticos. Las mujeres tienen el inequívoco derecho a tomar decisiones sobre su salud, cuerpo, sexualidad y vida. Los hombres, por otro lado, no tienen el derecho fundamental de tener acceso a ese cuerpo a través del comercio del sexo o de cualquier otra esfera, a pesar de la premisa de Amnistía que dice lo contrario. Amnistía se niega a admitir que las personas prostituidas sufren en manos de los compradores más allá del clima legal, ignorando voluntariamente a los relatos de los mismos prostituyentes que muestran su predilección por la deshumanización y a las investigaciones que muestran su tendencia a la violencia sexual. Como dice la sobreviviente Nativo Canadiense Bridget Perrie: “No son las leyes las que matan a nuestras mujeres; son los hombres.” Hay ejemplos de marcos de trabajo de equidad de género que están a alcance de la mano de Amnistía en países como Suecia y Noruega, pero prefiere ignorarlas a favor de modelos que dicen que los burdeles son negocios, con pruebas vivientes desastrosas de esto en Nueva Zelanda y Holanda y Alemania. “Necesitamos erotizar la equidad. La prostitución se trata de comprar un cuerpo, no para el placer mútuo y elección libre,” dice Gloria Setinem, cuyos llamamientos a Amnistía tampoco recibieron respuesta “La forma más exitosa de enfrentar esta peligrosa inequidad no es ni la criminalización ni la legaliacón sino la “Tercera Forma”: descriminalizar a las prostituidas mientras se les dan estrategias de salida significativas y responsabilizar a los compradores.” La falta de comprensión de la invisibilidad de los derechos humanos para las mujeres y niñas no es nueva para Amnistía. Desde no pronunciarse en los noventa sobre prácticas tradicionales dañinas tales como la mutilación genital femenina, a demorarse en incluir los derechos reproductivos entre sus mandatos, Amnistía ha preferido estar del lado de incontables gobiernos que caracterizan tales violaciones como mandatos culturales o religiosos. Piensen en esto: más de tres millones de mujeres y niñas son vendidas a hombres diariamente en mega burdeles en la India. Bajo el plan de Amnistía, ese número crecería exponencialmente con una demanda legalizada y aceptación de la prostitución como un medio de vida viable para las niñas y mujeres jóvenes pobres, de castas bajas o invisibles. Un voto para respaldar el comercio sexual global y borrar cualquier progreso en mejorar los derechos de las mujeres que Amnistía haya logrado en los años pasados. El término apartheid viene del Afrikaans y significa “aparte y al lado” y evoca uno de los regímenes más brutales de la historia moderna. Al alentar a los gobiernos a que consagren el comercio sexual como cualquier otro empleador potencial, Amnistía está promoviendo el apartheid del género, la segregación de las mujeres entre aquellos que merecen el acceso a oportunidades económicas y educativas y aquellas que están condenadas a la prostitución. No se equivoquen: mientras las mujeres estén a la venta, ninguna mujer será vista como igual en las salas de juntas de las corporaciones, en los pasillos de las legislaturas, o en las casas. Las fuerzas que apoyan la errónea visión de Amnistía para mujeres y niñas son poderosas y la narrativa es familiar. Muchas de nosotras hemos firmado esta Declaración Global, como hijas de tribus perdidas, que en el pecho de nuestras madres escuchamos leyendas susurradas de resistencia y supervivencia en medio de invasores, genocidas y lenguas olvidadas. Los ritmos de colonización no cambian; corren a través de los cuerpos de las mujeres cuyo acceso es adquirido por cualquier medio necesario, inclusive la violencia, el control y el dinero. Puede que los poderes hayan hablado pero la justicia no lo ha hecho. Para cada Goliath hay un David, para cada Dred Scotto hay un movimiento despertándose. Las batallas pueden ser perdidas, pero los espíritus rebeldes sobreviven en el nombre de nuestras ancestras y sus tataranietas que aún no han nacido. No es demasiado tarde para Amnistía Internacional. Una organización de derechos humanos visionaria elabora su misión sobre lo que quisieramos que sea el mundo, no acomodando el sufrimiento silenciado que existe. Pero hasta que Amnistía repare su equivocación su legitimidad está empañada, su alma perdida, su vela, extinguida. Sigue a Taina Bien-Aime en Twitter: www.twitter.com/CATWIntl La cultura de la violación: prostitución, pornografía y violencias sexuales por Aïssata Maïga Traducción: Maura Lopez Texto original en francés: https://ressourcesprostitution.wordpress.com/2015/11/11/lordre-du-viol-prostitution-pornographie-et-violences-sexuelles/ La idea de que el número de violaciones disminuiría gracias a la prostitución es herencia del medioevo. (San Agustín y colegas). La prostitución de una clase de mujeres (inferior) existiría para proteger a otra clase de mujeres (superior). Esta idea está ampliamente extendida porque beneficia a los sistemas dominantes íntimamente vinculados en los cuales vivimos, a saber, patriarcado y neoliberalismo. Mas allá de una dualidad, esta idea más bien promueve un sistema jerárquico donde los hombres (arriba) compran mercadería-hembra (abajo) para satisfacerse, lo que garantizaría la seguridad de las mujeres honorables (en el medio). Esta creencia perdura aun si conocemos los mitos que la sostienen. Los resultados de décadas de análisis y de investigación feminista prueban que la violación es cometida por un conocido en 75% de los casos, padre, hermano, pareja o marido, colega… en un contexto donde la víctima inicialmente tenía confianza en el agresor. Y donde el agresor utilizó esta confianza como un medio adicional de presión y para atacar y luego silenciar a su víctima. Algunas de esas mujeres violadas, "preparadas para más violencias", pasarán después una parte de sus vidas en la prostitución, donde seguirán siendo violadas por los prostituyentes, los famosos "clientes". Esta idea o más bien esta mentira literalmente medieval, sirve para ocultar un hecho muy documentado, pero menos conocido, ya que pondría en peligro la rentabilidad de la industria del sexo y los intereses de la clase dominante: que la existencia de la prostitución aumenta el número de violaciones. La prostitución y la violación de todas las mujeres están en el corazón del sistema de explotación prostitucional y es vital tomar conciencia y difundirlo.
Las mujeres prisioneras del sistema prostitucional son víctimas de numerosas y repetidas violaciones. Fomentar ese "trabajo" significa aceptar esas violaciones como normales. Un estudio de 200 jóvenes mujeres prostituidas (menores) en San Francisco, estableció que 70% de ellas son violadas en promedio 31,3 veces por año por los prostituyentes. Un estudio de sobrevivientes de la prostitución daba cifras aún mas alarmantes, las mujeres interrogadas informan en promedio 103 violaciones por año (p 453). Ademas, eran sometidas a 53 sesiones de tortura filmadas - invitamos a los defensores de la pornografía como libertad de expresión a recordar esta cifra. En los países que legalizaron la prostitución y le permiten prosperar, muy lógicamente más mujeres son violadas. Los prostituyentes se dirigen a criminales convertidos en hombres de negocios, y estos suministran mujeres para cumplir sus "fantasías" violentas y prefabricadas por la pornografía. En Alemania, los encargados de prostíbulos han aprovechado la oportunidad de la legalización para importar mujeres pobres para explotarlas, de 200 000 en 1999, pasaron a ser 400 000 solamente dos años después de la legalización.
La prostitución callejera es menos peligrosa que la prostitución en "prostíbulos". Aun si la industria del sexo afirma que los prostíbulos permiten control, higiene y seguridad, de ninguna manera habría que olvidar la verdadera función del burdel, que ciertamente no es garantizar la higiene, ni garantizar un "trabajo" en un lugar protegido para las mujeres, sino de poner esas mujeres y niñas a la disposición de hombres que pagan para imponerles actos sexuales, en un lugar que funciona con el dinero del prostituyente. El encierro les quita toda posibilidad de escape y de defensa. Haciendo la comparación con una mujer víctima de violencia conyugal, comprendemos fácilmente que está en mayor peligro encerrada en su casa y a la merced de un cónyuge violento, que no duda ni un instante de su derecho de control sobre ella. Por ejemplo, la ONG peruana Viva Mujer comenzó un trabajo de sensibilización, reuniendo cartas de excusas de hombres suplicando a su compañera que vuelva - para terminar de destruirlas. Pero el mismo razonamiento es difícil de admitir cuando se trata de mujeres prostituidas. ¿Como una mujer podría estar en seguridad en un lugar cerrado, a la merced de varios hombres que se creen dueños de todos los derechos sobre su cuerpo y decidieron hacerla padecer su violencia sexual? Los testimonios de agresiones y violaciones en los establecimientos "limpios" y "de alto nivel" no faltan, sin que un benévolo "gerente" intervenga para ponerle fin. Finalmente, no olvidemos la violencia económica inherente a los prostíbulos, lugares de explotación económica, donde las mujeres deben "atender" decenas de hombres para devolver el alquiler y pagar al proxeneta, antes de poder "ganar" su primer euro. 3. Violencias en la clase de mujeres no prostituidas 3.1 Violencia económica y violencia sexual vinculadas a una visión comercial de la mujer Un chiste ruso circulaba mucho en los años 90. Un hombre entra en un bar y se acerca a una joven. Le pregunta si aceptaría acostarse con el por un millón de dólares. La joven acepta con entusiasmo. El le propone entonces un dólar por lo mismo. Esta vez, la joven se enoja y le pregunta si la toma por una prostituta. El hombre responde que el ya sabe lo que ella es, solo se trata de determinar su exacto valor. Una de las funciones del humor es instalar una idea y obtener su aprobación por medio de la risa. La función de este chiste es recordar esta "verdad social". Una mujer siempre está en venta. Ya se trate de pagar por sexo, intercambiar una salida al restaurante o al cine por sexo, importar una esposa dócil de Ucrania o de Tailandia… el rol del hombre es el de ser el más vivo y conseguir la mujer deseada al mejor precio. Este chiste tiene otra particularidad, demuestra la violencia del sistema neoliberal. ¿Por qué este hombre ofrece pagar en dolares y no en rublos? En los años 90, el rublo de la URSS (única moneda autorizada en Unión Soviética) se derrumbó al mismo tiempo que toda protección social para los más vulnerables. Los hombres con acceso a los dolares norteamericanos (gracias a las privatizaciones salvajes y la corrupción) obtuvieron un poder político y económico desmesurado, poder que han utilizado no solamente para comprar mujeres rusas sino también para distribuirlas al mundo occidental por medio de un sistema de trata organizado. Actualmente, los foros de prostituyentes se alegran de la crisis salvaje de Grecia y de las mujeres griegas "demasiado orgullosas" que la pobreza "pone en su lugar". Mercadería. En el sistema prostituyente los hombres esperan que las mujeres estén todas en venta. Un estudio demostró que los hombres que compran mujeres cometen muchos más crímenes en general que los que no compran sexo. Y que todos los crímenes que tienen elementos de violencia contra las mujeres habían sido cometidos por prostituyentes. Un estudio sudafricano pone de relieve la relación entre violación y prostitución: los hombres con una visión comercial de las mujeres tenían puntajes más altos cuando se medían sus tendencias psicopáticas y su misoginia, eran todos netamente más violentos sexualmente y físicamente hacia las mujeres. 3.2 Esos hombres que "aman el sexo" y odian a las mujeres Cuando exponemos las motivaciones de los hombres compradores, su odio a las mujeres no tarda en aparecer. Detrás de los discursos de "necesidades sexuales irrefrenables" y "respeto de las trabajadoras sexuales", la mayor parte de los clientes exigen relaciones donde se niega la humanidad del otro. Se dicen nostálgicos de las relaciones hombre-mujer a la antigua, de la complementaridad donde cada uno estaba en su lugar (y las mujeres abajo, sin sorpresas), y estas no tenían pretensiones de independencia ni posibilidad de negarse a nada (ni hablar a una relación sexual). Con tal sistema de valores, no hay ninguna razón para que los clientes "limiten" su violencia hacia las mujeres prostituidas, cuando pueden prostituyen ademas a sus cónyuges y paralelamente las someten a un infierno de violencia conyugal ( testimonio 1 & 2). 3.3 Actitudes colectivas Los prostituyentes son siete veces más numerosos en decir claramente que violarían a una mujer si pudieran quedar impunes (Melissa Farley, sobre un estudio de 800 hombres). En el informe Deconstructing the Demand, el 27% respondió a los investigadores haber cometido actos sexuales coercitivos (o en otros términos, una violación que se negaban a nombrar) contra una mujer no prostituida, y el 19% admitió explícitamente haber cometido una violacion. En Escocia el 54% de los prostituyentes admite ser violento sexualmente con su compañera. Evidentemente el 50% piensa que la idea de que una mujer en la prostitución pueda ser violada es "ridícula" (misma fuente) y adhieren a todos los demás mitos sobre la violación (estaba borracha, en falda, sola de noche, etc). Esto puede parecer obvio pero hay que recordar que la aceptación de los mitos sobre la violación tiene una gran importancia cuando nos interrogamos sobre la violencia contra las mujeres. Los violadores (sin sorpresas) creen firmemente en los mitos sobre la violación, pero también se sienten reconfortados cuando perciben que su entorno también lo acepta - de allí el inmenso peso del sistema prostitucional en la mentalidad colectiva y la violencia ejercida contra las mujeres. Los hombres que compran sexo transfieren sus exigencias sexuales a las mujeres no prostituidas (relaciones violentas, humillantes). El rechazo de una mujer no prostituida a someterse llevará a la furia y posiblemente a la agresión. La Jonquera, situada en la frontera española, tiene una cultura donde los hombres son ampliamente incitados a recurrir a la prostitución. Las mujeres no prostituidas sufren una intensa presión para "ofrecer las mismas prestaciones" que las mujeres explotadas al otro lado de la frontera. La Jonquera es a menudo descrita como una zona de no-derechos para las mujeres; mientras hacían un reportaje dos periodistas han informado un alto nivel de acoso constante y permanente en la ciudad. 4. Pornografía : "cuando tu violación se convierte en distracción, tu destrucción es absoluta". (Dworkin) 4.1 Practicas pornográficas aplicadas a todas En los Estados Unidos, la correlación entre los estados donde circula más pornografía y el numero de violaciones está establecida. En el estado de Nevada, donde la prostitución es legal, se registran más violaciones que el promedio nacional (Rapport du FBI Uniform Crime Report) y mucho más que en estados más poblados como California, Nueva York o Nueva Jersey. La pornografía y la prostitución son dos vasos comunicantes. Los hombres utilizan la pornografía para imponer sus "fantasías" a las mujeres prostituidas, que son en realidad un sistema ritual de tortura sexual más que la expresión de una fantasía individual; mientras que las mujeres prostituidas son utilizadas para la producción de pornografía. Pero la imagen es inexacta. Allí donde un vaso comunicante es hermético, la violencia generada por el consumo de la pornografía se extiende a todas las mujeres mientras los hombres en su entorno la consumen. Cientos de miles de mujeres son brutalizadas para el placer del público masculino, que busca reproducir los mismos actos con sus cónyuges o "conquistas". Una mujer de 23 años, de la generación que ha crecido con la pornografía habla en un artículo de un nuevo fenómeno: todas las jóvenes de su edad que ella conoce, han sido sometidas a actos violentos y degradantes imitando el porno. con o sin su consentimiento e inclusive mientras dormían. Un meta-análisis de 46 estudios de 12 300 personas sobre los efectos de la pornografía en las actitudes, las agresiones sexuales, las relaciones íntimas, y la adhesión a los mitos sobre la violación demuestra lo siguiente: la exposición a la pornografía aumenta los riesgos de agresión sexual (+22%), degrada considerablemente las relaciones íntimas con las mujeres y refuerza la adhesión a los mitos sobre la violación (+33%). Estas cifras que prueban que se favorece el pasaje al acto, no son alentadoras en una sociedad donde 1 mujer sobre 4 ha padecido una agresión sexual. La llegada del porno, accesible, anónimo y gratuito, también va de la mano de la multiplicación de violadores menores de edad. 4.2 La pornografía como herramienta del violador La pornografía también es una estrategia bien establecida de los agresores. Un estudio francófono del Centro Hubertine Auclair recuerda que consumo de pornografía y agresión sexual no son dos comportamientos distintos, aun si a las víctimas les cuesta establecer el vínculo y aclara como pornografía y violación interactúan de cuatro maneras diferentes:
Está claro que la preocupación por la existencia de la pornografía, que feministas ya habían planteado en los años 70, y que percibimos de forma a veces confusa cuando estamos expuestas, de una manera u otra, a la violencia masculina, es fundada. Entonces decimos que la pornografía crea un ejército de violadores. En conclusión: El neoliberalismo hizo retroceder el debate sobre la explotación sexual a una época que creíamos finalizada; con la idea de una clase de mujeres que se supone "protegen" a otras respondiendo a los "deseos sexuales masculinos". Para dichas mujeres, la violación es un "riesgo del oficio". Increíblemente, en un sistema que reduce a los individuos a su precio, debemos repetir constantemente que las mujeres prostituidas no son menos "apreciables" que las otras mujeres. En cuanto a los hombres, lejos de ayudarlos a controlar "sus pulsiones", el acceso a la prostitución los transforma profundamente. Los alienta a considerar a todas las mujeres como un botín de caza, refuerza su adhesión a los mitos sobre la violación y justifica la violencia masculina. Por más infame que parezca, muchas personas solo reaccionan a los actos de violación si se trata de mujeres no prostituidas. Si la prostitución es la expresión suprema de la violencia masculina, que combina expresión de poder, violencia física y económica, entonces pone en peligro a todas las mujeres. La prostitución es por naturaleza, explotadora, peligrosa, degradante para las personas y para la sociedad en su conjunto. Entonces es obvio que la tolerancia y la reglamentación, lejos de "canalizar las pulsiones", participan en un movimiento general de violencia contras las mujeres, todas las mujeres. Cuando adherimos de forma colectiva a los mitos sobre la prostitución y la violación, sancionamos a nivel del estado, estimulamos a nivel comercial, normalizamos esta violencia, definiéndola como inevitable en vez de como un mal que gangrena al conjunto de la sociedad. Una critica del abolicionismo que circula de manera repetitiva consiste en que sus defensoras no conocerían a ninguna "trabajadora sexual". Lo que, de entrada, es un despropósito: muchas abolicionistas tienen un conocimiento íntimo de la prostitución, conocimiento que se arriesgan a exponer cotidianamente a pesar del traumatismo, para poder combatirlo. Esta crítica intenta silenciar su palabra, mientras que las reglamentaristas (auto-designadas representantes sindicales) pueden ocupar el gratificante rol de verdaderas voces de la clase prostituida para llevar adelante los intereses de la industria del sexo. El objetivo real de esta crítica es utilizar una estrategia mediática: representar a las abolicionistas como alejadas del terreno, aisladas de la realidad, hablando de una realidad que no las afectaría. Sin embargo, cuando se difunde la idea de que la prostitución aumenta el número de violaciones, entonces el debate ya no se refiere solamente a las reglamentaristas y abolicionistas, sino que se convierte en cuestión pública en la cual se debe tomar partido. El "rol" de la prostitución no es de impedir las violaciones. La prostitución y la violación son las dos caras de un mundo donde toda mujer es una mercadería y es objeto de una transacción, "voluntariamente" o no. |
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