DIE ZEIT: “Querido putero, no existe la prostitución inofensiva: Vuestro dinero ayuda a criminales”27/3/2017 Texto Original: http://sisters-ev.de/2017/03/02/in-der-zeit-liebe-freier-es-gibt-keine-harmlose-prostitution-euer-geld-hilft-verbrechern/ Traducción: Adriana Zaborskyj “Mientras hablamos sobre la autodeterminación femenina, miles de mujeres en nuestro país están siendo secuestradas y forzadas a la prostitución. Ya es hora de cambiar esto con una ley contra los puteros”. Esto escribe Johanes Böhme en Die ZEIT (El Tiempo). “Querido putero, no existe la prostitución inofensiva: Vuestro dinero ayuda a criminales” EL TIEMPO N°10, 02.03.2017 Hace algunos años tenía un amigo, llamémoslo René. René era tímido, muy tímido. No era especialmente atractivo, de esos hay pocos. Tan pronto como intentaba hablar con una mujer sus palabras apostaban carreras, se adelantaban las unas a las otras, se atropellaban, cambiaban de dirección. Entonces tartamudeaba y tenía que esperar a ordenar sus pensamientos, bajaba su mirada y se ponía rojo. A veces intentaba salvar la situación, pero entonces hablaba demasiado rápido e intensamente, lo cual sólo empeoraba todo. René no tenía novia. Hasta cumplir los 20 años no había tomado de la mano a nadie, no había besado a nadie y ni hablar de haber dormido con alguien. Un día, en una noche de verano, a las dos de la mañana desapareció de la pista de baile donde bailabamos los cinco. Salió del club, caminó un par de calles más adelante en el cálido aire, pagó 100 euros y tuvo por primera vez sexo con una mujer. Una hora más tarde estaba parado otra vez en la pista de baile con una sonrisa idiota en la cara y unas inmensas ganas de contarlo todo. Nosotros ni nos dimos cuenta de que se había ido. En adelante, él continuó yendo. La prostitución era para él un escape de una gran injusticia. La injusticia de haber nacido en un cuerpo sin atractivo alguno. La injusticia de una timidez paralizante. La injusticia de tener amigos para quienes todo era tan fácil. Su verdadero problema no estaba solucionado. Él aún no tenía ni idea de cómo hablar con las mujeres, de cómo establecer una conversación, de cómo atraerlas. René apoyó, sin saberlo, el (desde hace años) cínico negocio de explotación humana. Un negocio que comienza en Rumania, Lituania, Nigeria o Tailandia y que termina en nuestros burdeles. El no cree que haya nada de malo en esto y no hace nada prohibido. Pero con su dinero hace que se cometan injusticias contra las mujeres. Necesitamos una ley en su contra, una ley contra los puteros. La idea no es nueva, este tipo de leyes ya existen en Suecia, Noruega e Islandia, por lo que se denomina “Modelo nórdico”. Las mujeres prostituidas pueden “trabajar” allí legalmente, pero la compra de sexo es ilegal. Las sanciones a los puteros, por ejemplo en Suecia, van de multas de 250 euros hasta un año de cárcel. Se sanciona de forma asimétrica una multa para ambos, lo cual suena paradójico, pero es realmente inteligente. No se sabe mucho sobre los hombres que van donde mujeres prostituídas. Los menos de ellos hablan abiertamente sobre esto. Hay un gran número de estudios que al menos dicen que los puteros son personas de todos los estratos sociales, todos los grupos de edad y todas las profesiones: son desde doctores, profesores, trabajadores de fábricas, conductores de autobuses hasta desempleados. Mientras hablamos sobre la autodeterminación femenina, miles de mujeres en nuestro país están siendo secuestradas y forzadas a la prostitución. Ya es hora de cambiar esto con una ley contra los puteros. Una forma de descubrir cómo se ven estos hombres a sí mismos y a las mujeres puede encontrarse en los foros de puteros en internet. Es popular la evaluación numérica de las prostituidas con notas que van de 1 a 6 (donde la calificación más alta es 1 y 6 la más baja). Se califica en las categorías “cuerpo”, “tetas”, “coño”, “cara” y “mordida”. Se refieren a las mujeres como “cerdas”, “carne fresca” o “ciruelas”. Se hablan entre ellos con frases como “hola folladores” y se expresan frustraciones (“me ha decepcionado que en su cara se veía una mala vida”). Feministas como la filósofa Iris Marion Young definen esto que hacen los hombres como la cosificación del cuerpo femenino: el desmembramiento y el dar una calificación los ciega para no ver que esas mujeres tienen una personalidad. Ellos no compran un servicio sino una mercancía. Como ellos mismos lo dicen: “carne”. René nunca hablaría así ni escribiría algo así. Sin embargo surge la pregunta: ¿No hay algo que se mueve en él ya que va cada mes y compra una mujer?. ¿No le estamos motivando si nuestras leyes permiten ese tipo de negocio? Tanto en Alemania como en Suecia las leyes que existen al respecto son el resultado de la política feminista. En Alemania en el 2001, la coalición de los socialdemócratas y el partido verde impulsaron una ley de prostitución relativamente liberal. La idea era que las mujeres deben poder trabajar, sin tener que esconderse, que deberían pagar impuestos, ser cubiertas por el sistema de salud, ser protegidas por la seguridad social y aseguradas por los seguros de pensiones. Para las feministas suecas (y los feministas) por el contrario estas medidas son insuficientes. Para ellas, debe haber algo que no está bien si los hombres pueden comprar mujeres. Ellas quieren acabar con la prostitución. Sin embargo, las propias mujeres implicadas no se han puesto de acuerdo. La asociación Sisters, co-fundada de prostitutas, piensa que la prostitución “no es otra cosa que violación” y quiere prohibirla. La asociación Hidra, una especie de asociación de trabajadoras alemana, cree por el contrario que “sólo una consecuente legalización y desestigmatización” mejorará la vida de las mujeres. Depende claro, de qué mujeres se hable: ¿sólo aquellas que, aquí en Alemania, “libremente ejercen su trabajo” o también aquellas que viven a miles de kilómetros de distancia en Moldavia, Rumania, Nigeria o Tailandia?, porque es que nuestras leyes afectan también a esas mujeres. ¿Por qué?. Porque hay un sencillo mecanismo económico: Entre más liberal sea el marco legal sobre la prostitución más seres humanos serán secuestrados y traídos al país. El alcance de la trata de personas es difícil de cuantificar. Según un estudio del parlamento europeo de 2001, es decir el año anterior a la liberalización de la ley, fueron traídas a Alemania para “trabajar” en la “industria sexual” entre 9.900 y 19.700 mujeres. En el 2002 aumentó su número a pesar de que durante años había venido descendiendo. En el 2003 ya eran de 12.300 a 24.700 mujeres. En otras palabras, nuestras leyes sobre prostitución son una invitación para los traficantes de personas. A quien piense que este aumento es una casualidad le recomiendo leer un estudio de la Escuela de Economía de Londres del año 2015. Los científicos estudiaron 150 países y llegaron a la conclusión de que allí donde la prostitución es legal aumenta el tráfico de personas. El gobierno nacional se ha dado cuenta de que hay un problema. Según las cifras de las Naciones Unidas la trata de personas afecta del 55% al 60% de las mujeres jóvenes que son forzadas a la prostitución. En promedio, cada una de estas mujeres, entrega a las bandas criminales 65.000 dólares. Aunque el negocio de las drogas es lucrativo a causa de la prohibición legal, esta lógica no aplica para la prostitución. Cuando la policía sueca interceptó las llamadas telefónicas de una banda de trata de personas, oyeron cómo estas se quejaban de lo difícil que se estaba poniendo el negocio pues ya no podían manejarlo en la calle sino que tenían que alquilar pisos. Gracias a esto, según la valoración de la Organización Internacional del Trabajo, hay en este país cuatro veces menos víctimas de trata de personas que en la pequeña Dinamarca, donde la prostitución es legal. Hay innumerables informes de prostituidas forzadas, que fueron traídas a Alemania con falsas promesas. De esto no se ha enterado René, yo le pregunté. Él dijo que él se iría de allí tan pronto como tuviera la sensación de que la mujer no lo hacía voluntariamente. Quizás en verdad nunca estuvo en contacto con esta economía clandestina. Lo más probable es que las mujeres con las que él ha tenido sexo, por 50 euros la media hora, no se lo dijesen. Entre tanto, el gobierno nacional se ha dado cuenta de que hay un problema. Este año ha entrado en vigencia una nueva ley. Las mujeres prostituidas tienen que darse de alta y asegurar que no trabajan forzadas. Esto será bien intencionado, pero no ayudará en nada hasta tanto no se relacione directamente con la causa del problema: el porqué de la compra de sexo. Tan pronto como entró en vigor la ley de 1999 en Suecia, cayó en un 80% el número de puteros en las calles. Esto se debió a que la prostitución se desplazó a los pisos burdel, pero la mayoría de las estimaciones sugieren que, en general, el mercado sexual se ha reducido. Sin embargo, el modelo nórdico también tiene sus debilidades: como la intención del gobierno es acabar con la prostitución, se reparten entre las mujeres menos condones, porque esto sólo las alentaría, e igualmente fueron canceladas, por la misma razón, las ayudas para las mujeres. Y, debido a que el alquiler de habitaciones con fines de prostitución es ilegal, las mujeres son con frecuencia desalojadas de sus pisos. Tienen que mantenerse ocultas porque los clientes tienen miedo de ser atrapados. Al final es una cuestión de equilibrio. A veces hay que permitir una pequeña injusticia para impedir una más grande. Y el problema más grande son los tratantes de personas. En el debate sobre la prostitución con frecuencia se juega con las palabras de los artículos uno al veinte de la ley fundamental: autodeterminación, propiedad, dignidad. ¿No puede uno hacer con su propio cuerpo lo que uno quiera?. Si alguien se deja desnudar, esposar y tirar bananas por dinero, está haciendo simplemente uso de su libertad, ¿cierto?. O es que Emanuel Kant tenía razón al escribir que las personas “jamás deberían ser usadas como medio”?. Pero el seminario de ética no conduce en esta pregunta hacia ninguna parte. Es un carrusel de discursos que gira libremente, independientemente de lo que pasa en el mundo. Hablamos sobre autonomía, mientras miles de chicas y mujeres en paupérrimas condiciones son raptadas para traerlas al país cada año. Ya es hora de que esto cambie y una ley contra los puteros sería el mejor camino. Y, ¿qué pasa con alguien como René si no puede volver a ir donde prostituidas?, ¿si con cada violación a la ley se arriesga a una multa y a la vergüenza de un proceso legal?. Mi suposición: Él dejaría de pagar dinero por sexo, y por esta vía puede que, la noche que deje de hacerlo, cambie algo en sí mismo, su visión de la mujer en el sexo. No existe el derecho a la cercanía corporal, uno tiene que ganársela con encanto, apertura, humor, valor. Esto es cierto incluso si eres tímido y realmente un buen tipo. Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos traducidos y subtitulados en español: https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
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