Por Sabine Menkens. Redactora política de DIE WELT Traducción: Concha Hurtado Texto original. http://www.welt.de/politik/deutschland/article156010494/Sogar-fuer-Gangbang-Partys-mit-Schwangeren-wird-geworben.html "Mercado" Perverso: Los médicos denuncian que embarazadas en avanzado estado de gestación “trabajan como prostitutas”. La Unión quiere reforzar la protección de las mujeres afectadas: Este negocio debería ser prohibido para preservar la dignidad de los niños. La Unión quiere implementar en el marco de la deliberación sobre la Ley de Protección de las prostitutas, la ampliación de la protección de las prostitutas embarazadas más de lo previsto hasta ahora. "Creemos que no sólo hay que proteger mejor la dignidad de las mujeres, sino también la del niño por nacer", dijo el Presidente del Comité de la Familia, Paul Lehrieder (CSU), a “die Welt". Por supuesto, la Unión no quisiera intervenir en el derecho del libre ejercicio de una profesión pero "La protección de los niños va antes." Hasta el momento está previsto en el proyecto de ley que a partir de una fecha de seis semanas antes del nacimiento, los certificados de registro de las prostitutas no puedan ser expedidos. Lehrieder se ha comprometido a ampliar aún más el plazo y a acompañarlo de una prohibición de la prostitución de mujeres en avanzado estado de gestación. Mientras tanto, por desgracia, continúa el mercado de sexo con mujeres embarazadas. "Debemos impedir este modelo de negocio por consideración a la dignidad del niño." Por una regulación de este tipo se manifestaron también el lunes los numerosos expertos invitados a la audiencia pública del Comité de Familia. El ginecólogo Wolfgang Heide, que asiste altruistamente a prostitutas tanto en su clínica de Heidelberg como en el consultorio en Mannheim "Amalie", informó: "Lo más indigno es que haya un mercado para clientes-prostituidores, especializado en mujeres embarazadas para las que con gusto pagan más ". Incluso Gangbang-Partys “fiestas de sexo en grupo” con mujeres embarazadas son publicitadas en los anuncios. "¿Cómo es posible con 15 a 40 puteros por día?" Para él, como ginecólogo y obstetra están tales situaciones "en el borde de lo soportable", dijo Heide. "Nosotros ginecólogos somos responsables del bienestar de la madre y de la criatura por nacer. ¿Cómo es esto posible cuando la futura madre está obligada a satisfacer entre 15 y 40 puteros por día?" Para la protección de la madre y del niño por nacer, abogó por una prohibición general de la actividad – también para antes de la semana 34 de embarazo. Todo lo demás sería "simple y llanamente inhumano", dijo Heide. "Apelo a la valentía de los diputados para sacar a las mujeres embarazadas de la prostitución." Debe ser posible conceder después las ayudas sociales Hartz IV a estas mujeres. También el psiquiatra de niños y adolescentes Lutz-Ulrich Besser compartió su postura sobre la prohibición de la prostitución de embarazadas. En la actualidad existe un "mercado lucrativo y perverso para comprar sexo con embarazadas." En la práctica, incluso "embarazan a las mujeres deliberadamente para satisfacer la demanda de los puteros". Muchas van después al extranjero para abortar tardíamente o dan a sus hijos en adopción tras el nacimiento, denunció Besser. "Las mujeres continuarán trabajando - en la ilegalidad" Junto al peligro de las enfermedades infecciosas estarian el estrés y la situación emocional de prostitutas embarazadas por el ejercicio sistemático del sexo sin descanso "absolutamente perjudiciales para el desarrollo del niño en el seno materno", dijo el psiquiatra. El jurista Gregor Thüsing de la Universidad de Bonn abogó por una prohibición general de la actividad con embarazadas de al menos seis semanas antes del parto. " Aunque se pueda dejar a disposición de la prostituida embarazada poner en riesgo su propia salud, no se puede dejar a disposición de la prostituida poner en riesgo la vida no nacida." escribió Thüsing en su dictamen. No obstante, en la práctica, una prohibición tal del empleo de mujeres embarazadas podría ser difícil de implementar, aportó para la reflexión Andrea Hitzke del grupo de coordinación nacional para la lucha contra el tráfico de personas: "La realidad de la vida es que a pesar de ello las mujeres continuarán trabajando, sólo que en la ilegalidad".
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¿Debería la prostitución ser un delito? Una carta abierta a los medios
Publicado: 31 de mayo de 2016 Traducción: Mariana Solana Texto original: http://cseinstitute.org/open-letter-media/ El artículo de Emily Bazelon, titulado ¿Debería la prostitución ser un delito? y publicado en la revista de The New York Times el 8 de mayo de 2016, presenta la explotación sexual comercial, humillante y discriminatoria, como un "trabajo sexual" liberador que, de ser legalizado y reglamentado, ayudaría a alcanzar la igualdad de género como objetivo del movimiento feminista. En el fondo, el mensaje más claro que transmite este artículo es que la compra de sexo es simplemente un hecho de la vida que la sociedad debe apoyar y aceptar. Mediante la naturalización de la mentalidad "así son los chicos", se refuerza la premisa de que los hombres tienen derecho al sexo y que las mujeres (que viven en un mundo gobernado por hombres) deben capitalizar este recurso y utilizarlo a su beneficio. Así, la mercantilización del cuerpo de las mujeres se perpetúa por la idea de que "el sexo vende" y por una presentación glamurosa en los medios de comunicación. Muchas mujeres prostituidas, entre las que podemos mencionar a una que es citada en el artículo, dicen que "si no quieres hacer este trabajo, no deberías tener que hacerlo". La venta de sexo no es inevitable. Sugerir que la prostitución es una forma de empoderamiento constituye una representación incorrecta de lo que son las experiencias de las supervivientes en relación con las opciones a su alcance. Si bien muchas víctimas de explotación sexual no se reconocen como tales al momento de ser explotadas, muchas supervivientes que analizan sus experiencias pasadas reconocen que, al momento de empezar a prostituirse, no tenían suficientes opciones a su alcance. Muchas habían sido sexualmente abusadas de niñas. Muchas vivían en la calle o en casas de acogida, o estaban escapando de hogares donde eran abusadas. Muchas eran explotadas por proxenetas. Muchas fueron golpeadas y violadas en repetidas ocasiones e inevitablemente terminaron en las drogas para calmar el dolor del trauma que habían sufrido. Muchas no tenían opciones laborales debido a la falta de educación o por tener antecedentes penales. Muchas continúan estando involucradas en el sexo comercial, no por elección, sino porque no tienen ninguna otra elección. Si lees con atención a quienes hablan en el artículo, verás que muchas cuentan cómo comenzaron a practicar el sexo comercial como una forma de supervivencia, y si tuvieran otra opción, no estarían haciéndolo. Esta claramente no es la opinión de alguien que se siente empoderado en un sistema que refuerza la idea de que los cuerpos de las mujeres son mercancías en un mundo gobernado por hombres. Bazelon acusa a las abolicionistas de ver a todas las mujeres en prostitución como víctimas, pero esta acusación es falsa. En general, las abolicionistas no niegan que ciertos adultos pueden elegir libremente vender sexo. Sin embargo, las abolicionistas reconocen que la mayoría de las mujeres en la industria del sexo no eligen la prostitución, sino que esta las elige a ellas, típicamente por razones que tienen que ver con la desigualdad social y la violencia de género. Además, las abolicionistas reconocen que las leyes y las políticas deberían proteger a quienes son más vulnerables y por lo tanto más propensos a sufrir abusos, es decir, a quienes son elegidos por la prostitución. La prostitución incrementa el riesgo de violación, enfermedad, adicción, lesiones por violencia e incluso la muerte. El sentido común nos haría pensar al respecto y preguntarnos por qué la legalización está siendo tan fuertemente defendida cuando las personas prostituidas estás sufriendo y muriendo en cantidades alarmantes. Bazelon dice que la legalización hace que las mujeres se encuentren más seguras, pero no existen pruebas empíricas de esto. Lo que podemos hacer para lograr más seguridad es una rebelión: rechazar, no legitimar, una industria que depende enteramente de la demanda masculina. Debemos dejar de arrestar a las personas prostituidas y continuar insistiendo en que no es "normal" que los hombres compren sexo, es una acto delictivo y un mal que daña a cada una de las mujeres que Bazelon dice apoyar. Bazelon escribe, "el movimiento por los derechos de los trabajadores sexuales es una rebelión en contra del castigo y la vergüenza". Pero se olvida de una rebelión mucho más radical y empoderante: la que propone el movimiento abolicionista. Las abolicionistas se rebelan en contra de la industria patriarcal y multimillonaria que existe enteramente para satisfacer el placer masculino y que trata a las mujeres como meros objetos al servicio de ese placer. Nos rebelamos en contra de una industria que se mantiene por las demandas sexuales de clientes hombres o peor, por los intereses económicos de proxenetas violentos, controladores y abusivos que sirven a esa demanda. Bazelon también dice que el movimiento de los "trabajadores sexuales" demuestra "respeto por un grupo que raramente lo ha recibido" y que "insiste en que solamente se puede ayudar a la gente cuando se la respeta". Si bien es verdad que las personas prostituidas merecen respeto (y un movimiento solo puede ayudar a la gente cuando la respeta), Bazelon realmente no entiende lo que significa el verdadero respeto por los seres humanos. Es el movimiento abolicionista, no el movimiento de los "trabajadores sexuales", el que realmente respeta y valora a cada persona que ha estado atrapada en esta industria, ya sea por elección libre o no. Está mal hacer sentir vergüenza a las personas prostituidas, pero la mercantilización de los cuerpos de las mujeres no debe continuar siendo legitimada a través de la mentalidad de que "el sexo" vende y siempre va a vender. Debemos parar esta legitimación controlando la demanda. La pregunta que Bazelon postula al final de su artículo presenta una elección falsa. El problema no es simplemente si la "prostitución" debería ser un delito. En realidad, hay tres preguntas que presentan problemas: (1) ¿El proxenetismo debería ser un delito? (2) ¿Comprar sexo debería ser un delito? Y (3) ¿Ser vendido para sexo debería ser un delito? Las respuestas abolicionistas son que el proxenetismo y la compra deberían continuar siendo delitos, mientras que la prostitución de las personas no. La pregunta de Bazelon oscurece todo el daño sufrido por las personas prostituidas por meter a las víctimas de la explotación sexual comercial en la misma bolsa que a sus explotadores. Por lo tanto, mientras dicen "respetar" a las personas prostituidas, sus argumentos las reducen a meros instrumentos que profundizan la naturalización y legitimación del abuso. Nosotros pensamos que los seres humanos se merecen algo mejor, se merecen respeto verdadero. Y por lo tanto, respondiendo a la pregunta de Bazelon: la prostitución, es decir, ser vendido para sexo, NO debería ser un delito, pero el proxenetismo y la compra del sexo DEBEN serlo. Cinco razones para preocuparse por la Política sobre Prostitución de Amnistía Internacional6/6/2016 Apuesta que podría incrementar la trata de personas con fines de explotación sexual y reducir la calidad de vida de las personas en situación de prostitución. Por Darren Geist Traducción: Liliana M. Forero Montoya Texto original: Read more: http://www.rollingstone.com/politics/news/6-reasons-to-be-wary-of-amnestys-prostitution-policy-20160601#ixzz4Achr1kfM Follow us: @rollingstone on Twitter | RollingStone on Facebook El 26 de mayo, Amnistía Internacional lanzó su política de promoción de la despenalización de la prostitución adulta. En su informe, Amnistía enmarca la prostitución como "trabajo sexual", proxenetas como "legítimos empresarios del sexo" y a los prostituyentes como "clientes". Este abordaje de la prostitución es irresponsable y ha contado con la oposición de más de 600 organizaciones y lideresas defensoras de los derechos de las mujeres, derechos humanos y que combaten la trata de personas. En este artículo encuentra 5 razones por las cuales la política de Amnistía Internacional debería preocuparle: 1. Incrementará la trata de personas con fines de explotación sexual Bajo el enfoque de Amnistía la prostitución no será legal (o legalizada y entonces regulada). En su lugar será despenalizada, con una limitada regulación o supervisión por parte del Estado. La prostitución ha sido despenalizada o legalizada en varios países, y los resultados han sido claros: la trata sexual y las actividades criminales se han incrementado o, en el mejor de los casos, permanecen constantes. Inclusive Ámsterdam ha tenido que imponer mayores restricciones en su “industria de la prostitución” para lidiar con el creciente crimen organizado. Dinamarca, donde la prostitución fue despenalizada en 1999, tiene cuatro veces más Trata de personas que su vecina Suecia, aunque Suecia tiene una población 40 veces mayor. Estas conclusiones están respaldadas por tres recientes estudios de bases de datos globales. Los tres estudios — a World Development paper, University of Gothenburg study and NYU School of Law report — han encontrado que despenalizar la prostitución incrementa drásticamente la demanda de prostitución, al reducir el costo y el estigma asociado a la compra de sexo. Por ejemplo en Dinamarca, la demanda de prostitución aumentó en un 40% en un período de 7 años después de que se cambió la ley para despenalizar la prostitución. Sin embargo, la cantidad de “prostitutas voluntarias” no equipara el rápido crecimiento de los “consumidores”. En consecuencia, los proxenetas recurren a la trata de personas para mantener a sus “clientes abastecidos con sexo sin restricciones”. 2. Reducirá la calidad de vida para las personas en situación de prostitución, y obstaculizará los esfuerzos por brindarles protección y mejorar su atención en salud. Amnistía argumenta que despenalizar la prostitución reducirá el estigma de la “industria”, mejorando así el acceso a la asistencia sanitaria y permitiendo que las prostitutas firmen contratos de trabajo y formen sindicatos de “trabajadoras”. Pero las afirmaciones de Amnistía no son compatibles con el peso de la evidencia. La despenalización de la prostitución tiene típicamente el efecto que en economía y estándares laborales se llama “race-to-the-bottom”, donde las personas en situación de prostitución son presionadas a ofrecer más por menos. En Alemania, por ejemplo, a menudo las prostitutas deben permanecer 18 horas al día en los cuartos donde “trabajan”— difícilmente un “ambiente laboral sano”. De igual forma, deben ofrecer un rango más amplio de “servicios arriesgados”, incluyendo sexo sin condón, sexo anal, grupal, BDSM y realizar las fantasías de tortura o violación de sus “clientes”. En Nueva Zelanda las mujeres en los burdeles han reportado que "los hombres ahora demandan más que nunca por menos que nunca. Debido a que el comercio está socialmente aceptado, no existe ningún incentivo para que el gobierno brinde estrategias de escape y atención para las mujeres que desean salir de esto. Estas mujeres están atrapadas." Intentos para conformar sindicatos de “trabajadoras” han fallado en Holanda y de acuerdo con un estudio del gobierno Alemán, muy pocas “trabajadoras sexuales” tienen contratos de trabajo. Todo esto resulta en el incremento de la explotación y el abuso de las personas en situación de prostitución. Amnistía también argumenta que la despenalización mejorará el acceso de las “trabajadoras sexuales” a la atención en salud. Sin embargo, estudios de los gobiernos de Alemania (Germany) y Nueva Zelanda (New Zealand) revelan que ese mejoramiento no se presenta, de hecho, debido al incremento en la trata de personas y el empeoramiento de las condiciones de “trabajo”, la salud de las personas en situación de prostitución está en un mayor riesgo. 3. Ignora aspectos complicados sobre el consentimiento en la prostitución, la mayoría de personas en situación de prostitución son víctimas de explotación sexual. En los últimos años el consentimiento sexual ha sido un tema álgido de debate — pero Amnistía ampliamente ha ignorado estas complejidades. Determinar qué se considera “prostitución voluntaria” es un tema bastante controversial. Sabemos que las personas en situación de prostitución provienen predominantemente de comunidades vulnerables. Sabemos que la “entrada a la prostitución” es a menudo precedida por un prolongado y sistemático trauma o vulneración, donde el abuso o la violación fueron las primeras experiencias sexuales de muchas de las mujeres en prostitución, y que la mayoría de ellas fueron víctimas de abuso y explotación sexual en su infancia y adolescencia. Sabemos que los explotadores sexuales seducen a sus víctimas, que sostienen relaciones “románticas” con ellas, antes de aprovechar ese apego para explotarlas sexual y comercialmente. También sabemos que las mujeres “entran en la prostitución” a edades muy cortas. Si bien establecer las cifras exactas es imposible, varios estudios controversiales han puesto la edad media de entrada de entre 12 y 14; otros han encontrado que la mayoría entró antes de los 18, y un estudio internacional encontró que el 47 % entró antes de los 18. Bajo la ley de protección a víctimas de trata de Estados Unidos (Under the U.S. Trafficking Victims Protection Act), cualquier persona menor de 18 años en prostitución es considerada una víctima de trata sexual. Sin embargo, el enfoque de Amnistía invisibiliza la historia de explotación sexual o la edad de entrada al “trabajo sexual”, considerando que la prostitución es “consensual” a partir del día en que la víctima cumple 18 años. Amnistía se basa en un informe problemático realizado por una comisión global de PNUD (UNDP report), este informe es tan radical que inclusive el “vender sexo” por una adicción a las drogas no genera ninguna alarma: "El trabajo sexual no es siempre un acto desesperado o irracional, es una elección realista vender sexo para mantener a la familia, pagar la educación o una adicción a las drogas”. Aunque no todos los casos son trata sexual, es irresponsable considerar legitimar y despenalizar un tema tan plagado de explotación y abuso. Inclusive la “prostitución consensual” debe ser vista desde el contexto de la historia de explotación sexual de las personas en situación de prostitución y teniendo en cuenta que se trata de una industria predadora de las inseguridades y vulnerabilidades de principalmente niñas y adolescentes. 4. Alimenta la Cultura de la Violación. El apoyo de Amnistía al comercio sexual alimenta la Cultura de la violación (rape culture) trivializando el sexo, debilitando la equidad de género (gender equality) y tratando el sexo como cosa (treating sex as something) que se puede comprar y vender (bought and sold). Sin embargo el sexo es — y debería ser — tratado diferente de otras actividades. Es un acto exclusivamente personal y privado. La violación es categóricamente peor que otras formas de violencia, precisamente porque es una vulneración más íntima. Los derechos humanos han promovido leyes contra la violencia sexual partiendo del principio de que la actividad sexual merece una protección especial. Despenalizar la prostitución lleva a unos extraños (y moralmente problemáticos) problemas legales. Si “cliente” y “trabajadora sexual” llegan a un acuerdo sobre los “servicios” y el “cliente” va más allá de lo acordado, se trataría como un incumplimiento de contrato, robo o violación? (theft of services or rape?). Si la policía está investigando el incidente, ellos deberían en primera instancia atender el caso como una disputa contractual o un asalto sexual? Estos problemas son creados por el enfoque de Amnistía, en el cual el sexo es tratado como cualquier producto o “mercancía”. 5. Promueve una forma de libertarismo económico, típico anatema de derechos humanos. En discusiones con Amnistía, ellos frecuentemente critican las restricciones a la prostitución como paternalistas, en tanto regulan la conducta privada de mujeres principalmente. Sin embargo, es la propuesta de Amnistía la que cambia la sexualidad del ámbito de lo privado a lo público. Una cosa es interferir en el ámbito privado, de las acciones individuales de la persona, y otra distinta que el gobierno regule la venta pública de productos y servicios. El gobierno prohíbe un amplio rango de actividades económicas, y grupos como Amnistía usualmente abogan por regulaciones más robustas debido a sus preocupaciones por las violaciones a derechos laborales, condiciones de trabajo y abuso de trabajadores. Pero en este caso, la propuesta de Amnistía es despenalizar una industria conocida por ser altamente peligrosa, plagada de corrupción y violencia, frecuentemente, si no por definición explotadora sexual y con un alto riesgo de trata sexual. En su lugar, Amnistía debería adoptar el modelo Sueco o Nórdico (Swedish or Nordic), el cual ha tenido un gran éxito en reducir la trata y explotación sexual en la prostitución (sex trafficking and prostitution), al tiempo que amplía los servicios para las víctimas de explotación sexual . La propuesta de Amnistía pervierte los principios de derechos humanos y derechos de la mujer. Sacrifica las preocupaciones y bienestar de la gran mayoría de personas en situación de prostitución, atrapadas en una brutal industria explotadora. Como resultado, Amnistía ha manifestado una posición que será de gran ayuda para proxenetas, tratantes y explotadores sexuales, y hará un gran daño a los derechos humanos de los hombres, mujeres y niñxs atrapados en la “industria del sexo”. Read more: http://www.rollingstone.com/politics/news/6-reasons-to-be-wary-of-amnestys-prostitution-policy-20160601#ixzz4AchNpEDg Follow us: @rollingstone on Twitter | RollingStone on Facebook Los liberales deben hacer frente a la realidad de lo que la prostitución hace a las mujeres3/6/2016 Haz clic aquí para editar. por Julie Bindel Traducción: Traductoras para la Abolición de la Prostitución Texto original: http://www.politics.co.uk/blogs/2016/05/11/liberals-must-face-the-reality-of-what-prostitution-does-to Parece ser que todo el mundo tiene una opinión sobre la prostitución, pero solo unas pocas personas saben mucho sobre ella. Ésto es lo que, ciertamente, me he encontrado investigando mi libro sobre el comercio sexual global. La mitologia prevalece en lugar de una opinión informada. Me cuentan habitualmente que la penalización de cualquier aspecto del comercio sexual “fuerza a la clandestinidad”. Algo que no ocurre por la simple razón de que los prostituyentes necesitan encontrarla. Oculto mi desesperación al escuchar, por millonésima vez, que si los hombres no acceden a sexo pagado se verán forzados a buscar una mujer para violar, lo cual es equivalente a argumentar que los hombres no tienen control sobre su conducta sexual. Y he sido informada de que la despenalización se traducirá en casi ninguna violencia hacia las “trabajadoras sexuales” porque es la policía la responsable de la gran mayoría de violaciones. Algunas veces, quienes vienen con esta basura proclaman ser o haber sido trabajadoras sexuales. La desagradable verdad es que no todos aquellas que se ganan la vida vendiendo sexo es experta en lo que podría ser la mejor manera de legislar o gestionar la industria sexual. Los intereses personales y, muy a menudo, el autoengaño triunfan sobre el sentido y la lógica. La gran pelea en las recientes décadas entre las activistas por los “derechos de las trabajadoras sexuales” y las feministas abolicionistas es debida a la creciente popularidad del Modelo Nórdico como forma de lidiar con los problemas inherentes al comercio sexual. El Modelo Nórdico desplaza el foco sobre el comprador, lo elimina sobre la persona prostituida, y ofrece apoyo y servicios para aquellas personas que quieran abandonar la “industria”. El Partido Laborista Escocés se ha postulado en su programa recientemente publicado a favor del Modelo Nórdico. Si la política finalmente se convirtiera en legislación, Escocia seguiría los pasos de otros países como Suecia, Noruega, Islandia, Irlanda del Norte y Francia. Muchos otros países están considerando introducir el llamado Modelo Nórdico, incluido países que anteriormente han legalizado todos los aspectos del comercio sexual, concretamente Alemania y Holanda. “¡Pero estás negando a las trabajadoras sexuales su autonomia! Las trabajadoras sexuales necesitan derechos, no ser rescatadas. Es su elección. El único daño hacia las trabajadoras sexuales es perpetrado por las abolicionistas y la policía. El modelo neozelandés es el camino a seguir. Si penalizas a los clientes, penalizas a las trabajadoras sexuales por defecto.” Seguro que están familiarizados con estos argumentos, ya que el argumentario parece favorecer la total despenalización de la industria sexual por encima de cualquier otro enfoque. Basta con usar la herramienta de búsqueda y echar un vistazo al número de artículos pro-despenalización comparada con aquellos a favor de penalizar la demanda. Uno de estos artículos denunciando el Modelo Nórdico contiene una línea risible, “¿Por qué es tan dificil de aceptar que las mujeres disfruten del sexo y puedan decidir sobre su propio cuerpo?” El autor, el manager de Ugly Mug Alex Feis-Bryce, parece imaginar que las mujeres se involucran en prostitución por la cantidad de orgasmos que tienen en sus encuentros con prostituyentes. Soy una secularista, feminista y activista por los derechos humanos que se opone a toda intervención innecesaria del estado. Creo que el comercio sexual debe ser erradicado porque es causa y consecuencia de la opresión de las mujeres, no porque implique sexo fuera del amor y el matrimonio. Ninguna otra violación de los derechos humanos hacia mujeres y niñas, que es como ven las feministas abolicionistas a la prostitución, es tan incomprendida por una amplia mayoría de ciudadanos en el mundo. Aunque que la violencia machista ha sido, y algunas veces aún sigue siendo, asumida como culpa de la víctima (“ella iba provocando”, “no supo entender su mal humor”) ha habido mejoras significativas, como resultado de campañas e intervenciones feministas, en la manera en que las afectadas son apoyadas y los perpetradores llamados a declarar. Los violadores a menudo son vistos como hombres que no pudieron “controlarse a sí mismos”, o que fueron coaccionados a cometer un crimen por la conducta y la forma de vestir de las víctimas, pero cada vez más, de nuevo como resultado del feminismo, la violación es vista como una expresión de misoginia en lugar de como un deseo sexual incontrolable. En los últimos años, a pesar del aumento del número de mujeres que alzan la voz como “supervivientes” del comercio sexual, el discurso dominante es que la prostitución trata sobre “elección” y “empoderamiento” de las mujeres implicadas. El único abuso de los derechos humanos en el comercio sexual, según los liberales, libertarios y muchos de aquellos que se benefician vendiendo sexo, es cuando a los hombres se le niega el derecho de comprar sexo. El alquiler de orificios de mujeres para desahogo sexual no es, por otra parte, considerada una violación. Las mujeres que venden sexo, según su lógica, son víctimas de moralistas que desean quitarles el derecho a ganarse la vida más que de la servidumbre sexual. La guerra que enfrenta a las feministas como yo, que perseguimos abolir el comercio sexual, y aquellas que ven la prostitución como una opción válida es provocada por la creencia generalizada de que las feministas abolicionistas desean “rescatar mujeres desviadas” y demonizar a los hombres que pagan por sexo. “¿No está seguro qué piensa acerca de la prostitución? Lean la historia de Rae Story. #EndDemand #NordicModel” - Tweet de @nordicmodelnow https://twitter.com/nordicmodelnow/status/729567962882019328?ref_src=twsrc%5Etfw Actualmente la batalla se está librando en la investigación sobre prostitución de la comisión especial de asuntos interiores. Ayer, Paris Lees y Brooke Magnati dieron testimonio al comité. Ambas mujeres han vendido sexo en el pasado. Ambas se oponen enfurecidamente al Modelo Nórdico, y, durante su exposición, rechazaron reconocer el daño del comercio sexual. Cuando preguntaron si ellas habían presenciado o experimentado violencia durante su vida en prostitución, Lees respondió “No, nunca he sido violada, soy una trabajadora sexual, no una traficada”. Es como si solo las mujeres traficadas fueran abusadas por sus proxenetas o prostituyentes. He entrevistado a mas de 40 sobrevivientes del comercio sexual para mi libro y unas 100 posteriormente para otra investigación. Cada una ha sufrido múltiples violaciones. La violación endémica en prostitución está universalmente documentada. Lees y Magnanti se unieron al coro de otras activistas por los derechos de las “trabajadoras sexuales” opuestas al Modelo Nórdico cuando dijeron que deberían favorecer la total despenalización del comercio sexual, como hizo Nueva Zelanda en 2003. Según sus animadoras, a las mujeres les resulta más fácil denunciar a la policía desde que todas las leyes sobre proxenetismo y propietarios de burdeles fueron derogadas. Pero según el informe del gobierno sobre la ley, cinco años después de la despenalización, las mujeres encuentran incluso más dificultad para denunciar como antes hacían hasta 2003. Es comúnmente asumido que la despenalización reduce el estigma hacia las mujeres involucradas. Sin embargo, el mismo informe asegura: “Esto parece haber cambiado tras la despenalización. La estigmatización juega un papel importante en la no denuncia de incidentes”. Las mujeres en comercio sexual que he conocido en una investigación reciente en Nueva Zelanda me contaron que la ley no las ha ayudado en nada. Las mujeres en la calle dijeron que la policía sigue siendo tremendamente abusiva y aquellas en burdeles dijeron que como resultado de la despenalización los proxenetas tienen más poder y derechos legales que las mujeres. El Modelo Nórdico no es perfecto pero al menos es visionario y progresista en tanto que manda un claro mensaje de que las mujeres no son cosas que se compren y vendan, y que los hombres no combustionarán de forma espontánea si no pueden correrse con las mujeres que han pagado para conseguir su consentimiento. La opinión generalizada y profundamente deprimente de que la demanda por la prostitución nunca será eliminada es tan absurda como argumentar que la clase obrera pertenece a la miseria. Julie Bindel, escritora y feminista, fundadora de Justice for Women. Su nuevo libro: The Pimping of Prostitution: Abolishing the Sex Trade Myth, será publicado por Palsgrave Mcmillan en 2017. |
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