Por Robert Jensen De Culture Reframed 24 de agosto de 2017 Texto original: https://www.truthdig.com/articles/what-is-sex-for/ Traducción: Analía Pelle En mi nuevo libro, The End of Patriarchy: Radical Feminism for Men, sostengo que es imposible imaginar una sociedad que alcance un nivel significativo de justicia si las personas de un determinado sexo/género pueden ser compradas y vendidas, de manera cotidiana, para servicios sexuales por personas de otro sexo/género. Si una determinada clase puede ser definida como “disponible para la compra y venta de servicios sexuales”, ¿hay manera de que esa clase no tenga un estatus de subordinación respecto de la clase dominante que compra? ¿Es posible que haya justicia cuando los espacios más íntimos de los cuerpos de las personas de un determinado grupo pueden ser comprados por las personas de otro grupo? La misma idea planteada de otro modo: si viviéramos en una sociedad igualitaria con justicia de sexo/género, ¿sería posible que surgiera la idea de comprar y vender personas para servicios sexuales? Si viviéramos en una sociedad que pusiera la dignidad de las personas en el corazón de su misión, ¿alguien imaginaría la existencia del “trabajo sexual”? Me siento seguro al afirmar que las mujeres son seres humanos plenos y que las industrias de explotación sexual se oponen a la dignidad humana, y por más complicadas que sean las opciones de las mujeres dentro del patriarcado, deberíamos concentrarnos primero en las decisiones de los hombres de participar en la compra y venta de mujeres por sexo. Pero respecto de la compleja cuestión de: “¿Para qué está el sexo?”, me cuesta más afirmar algo de modo definitivo. Creo que en una sociedad sana, el sexo no debería reducirse a la reproducción o a la adquisición de placer. Sino que el sexo puede jugar, y de hecho lo hace, una variedad de roles en nuestras vidas, que pueden cambiar a lo largo de la vida de cada persona y variar entre los individuos y las culturas. Cualquier respuesta será específica al tiempo y al espacio. Cuando somos jóvenes, por ejemplo, el sexo puede ser principalmente un modo de explorarnos a nosotros mismos mientras nos desarrollamos emocionalmente. Cuando somos adultos maduros, el sexo puede ser principalmente un modo de establecer vínculos estables con un compañero/a. En este momento de la historia, en la cultura contemporánea estadounidense, me preocupa cuánto de la vida se convirtió en mercancía y en algo atravesado por los medios masivos, así como la obsesión del capitalismo contemporáneo por llevar cada aspecto de la vida humana al mercado y la colonización de nuestras experiencias a través de las pantallas por parte de la tecnología de avanzada. Al combinar esas preocupaciones con una crítica al patriarcado, regreso al poder de la sexualidad para ayudarnos a conectarnos de modos significativos con otra persona, a la sexualidad como forma de comunicación, como parte de la búsqueda constante de tocar y ser tocados, de estar realmente vivos. James Baldwin llegó al corazón de esto: “Creo que la incapacidad de amar es el problema central, porque la incapacidad enmascara un terror determinado y ese terror es el terror a ser tocado. Y si no puedes ser tocado, no puedes ser modificado. Y si no puedes ser modificado, no puedes estar vivo”. Afirmar que la sexualidad tiene que ver centralmente con el amor no significa limitar nuestras conexiones sexuales a una noción de matrimonio heterosexual aprobado por una divinidad o al romance según la definición de Hollywood. Sugerir que el rol central de la conexión sexual en la sociedad humana tiene que ver con el amor, implica abrir nuestra exploración, para superar nuestro terror a ser tocados. Si bien el amor no es fácil de definir, sí es fácil identificar la respuesta de las industrias de explotación sexual a la pregunta “¿Qué tiene que ver el amor con esto?”: Nada. Hace más de dos décadas, cuando comencé a pensar en esta cuestión, no dejaba de remitirme a la frase utilizada para describir un argumento que es intenso, pero que no representa un avance para el entendimiento. En ese caso se dice que es algo que “generó más calor que luz”. Gran parte del discurso sobre la sexualidad en la cultura contemporánea se presenta en términos de calor: “¿El sexo que tienes es caliente?” ¿Y si nuestras conversaciones sobre la actividad sexual -nuestras conexiones corporizadas con otra persona- tuvieran menos que ver con el calor y más con la luz? ¿Y si en lugar de buscar desesperadamente sexo caliente, buscáramos un modo de producir luz cuando nos tocamos? ¿Y si ese tacto tuviera que ver con encontrar la manera de crear luz entre las personas para vernos mejor a nosotros mismos y al otro? Si la meta fuera conocernos a nosotros mismos y al otro de esa manera, entonces lo que necesitamos no es calor, sino luz para iluminar el camino. ¿Cómo nos tocamos y nos hablamos para hacer que esa luz brille? Si bien no hay ningún manual de instrucciones sexual que nos diga cómo generar esa luz, yo no dudo en sugerir que las industrias de explotación sexual nos dejan en la oscuridad. _______________________________________________________ Robert Jensen es profesor de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Texas en Austin. Este ensayo pertenece a su libro The End of Patriarchy: Radical Feminism for Men, publicado por Spinifex Press. Es posible contactarlo por correo electrónico: [email protected] o a través de su sitio web: http://robertwjensen.org/
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Publicado el 2 de Septiembre 2017 Autor: Reneejg Enlace original: https://reneejg.net/2017/09/02/nzpc-gags-survivors Traducción: Tilo Pez Colaboración: Maura Lopez El Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda (NZPC) es el Lobby de la “Industria del Sexo”. Fue creado en la década de los años 80 como un grupo de nueve mujeres que se reunieron para protegerse de los abusos de los proxenetas, los puteros, los agentes de policía y del contagio del SIDA. Sus miembros abogaban por un cambio de las leyes en el interés y protección de las mujeres prostituidas, y esto finalmente llevó a la Reforma de la Ley de Prostitución del 2003 que descriminalizó totalmente la industria del sexo en Nueva Zelanda. El resultado final fue que la descriminalización del proxenetismo y la compra de mujeres no defendía nuestros intereses ni objetivos, como ha explicado elocuentemente Sabrinna Valisce, aunque sus declaraciones hayan sido ampliamente ignoradas por todos los medios de comunicación. Actualmente, el NZPC es un monstruo completamente distinto de lo que era en la década de los 80. Es financiado en su totalidad por el Ministerio de Salud del Estado y se ha vinculado al lobby mundial de la industria y comercio del sexo, a la Red Mundial de Proyectos para el Trabajo Sexual (NSWP). Ya no tiene como objetivo la protección de las mujeres en situación de prostitución, ya que es el mismo NZPC quien dirige varios centros de “trabajo sexual” y sobre todo promueve la ideología del "trabajo sexual" de acuerdo a los compromisos adquiridos con el lobby y para favorecer el mantenimiento de la legalización total de la prostitución, conforme al "Modelo de Nueva Zelanda" y su legislación sobre la prostitución. Para defender este modelo y obtener solo resultados favorables, los portavoces del NZPC día tras día minimizan la violencia y la explotación existente en la prostitución. En 2016, un portavoz se refirió a la trata para el mercado del sexo describiéndola durante un programa de radio como un tipo de "vacaciones en las que se trabaja". La coordinadora nacional, Catherine Healy, durante la inauguración de una casa de seguridad afirmó que sólo el 10% de las mujeres prostituidas deseaban abandonar el trabajo sexual y la funcionaria de enlace comunitario Ahi Wi-Hongi afirmó que solo el cuatro por ciento de las mujeres son coaccionadas - cuando sabemos que esta cifra proviene de estudios que demuestran que el 4% son las mujeres prostituidas que se encuentran secuestradas. Como parte de este esfuerzo de restar importancia a la violencia existente en la prostitución, el NZPC debe absolutamente evitar o eliminar cualquier exposición o declaración de las mujeres sobrevivientes de la prostitución cuando estas describen las violencias sexuales sufridas. Mientras Kate *, una sobreviviente y residente en Nueva Zelanda, sostiene que “el NZPC fue creado con el objetivo de introducir la total legalización de la prostitución en Nueva Zelanda, y que son muy hostiles a que cualquier mujer prostituida cuestione el hecho de que esto no haya sido pensado para favorecer nuestros intereses”. La Alianza Escarlata (Scarlet Alliance), el equivalente australiano del NZPC, ha demostrado el año pasado hasta qué punto los grupos de presión que defienden el comercio sexual están dispuestos a llegar para eliminar las críticas de las sobrevivientes a este sistema. Intervinieron e intentaron impedir la publicación de un libro de testimonios de mujeres sobrevivientes que actualmente han salido de la prostitución, Prostitution Narratives, que incluía el testimonio de una neozelandesa. Impedir la expresión de todas las plataformas de las personas que amplifican las voces de las sobrevivientes es clave para asegurarse de que las violencias en la prostitución no salgan a la luz y logren una mayor oposición al proxenetismo y a la compra de mujeres. En Nueva Zelanda, el coordinador de los programas del NZPC Calum Bennachie es el que apoya de manera más activa este descrédito y difamación de las plataformas feministas. En el 2003, mientras se debatía la Ley de Reforma de la Prostitución (PRA), Melissa Farley fue una de las académicas con mayor visión crítica. Elaboró un informe preliminar sobre la prostitución en Nueva Zelanda que demostraba que al menos el 72% de las entrevistadas querían salir de la prostitución, el 22% eran mujeres traficadas internacionalmente y que el racismo era evidente debido a la sobrerrepresentación de las mujeres maoríes. En respuesta, Bennachie presentó una denuncia contra Farley ante la American Psychological Association (APA). Y aunque estos nunca respondieron ni la tomaron en consideración, él se ocupó personalmente de difundir su denuncia en Internet, con la intención de socavar la seriedad y credibilidad profesional de Farley. NZPC está recogiendo datos y pruebas en mi contra y también contra Pala Molisa, otra académica, Profesora de la Universidad Victoria, para eliminar todas nuestras críticas a la prostitución fundamentadas y comprobadas con datos científicos y organiza eventos públicos con la finalidad de demostrar claramente las consecuencias para todas aquellas que se manifiesten en contra de la industria del sexo. Se une a estas campañas de denigración la funcionaria de enlace comunitario Ahi Wi-Hongi bajo la dirección de Bennachie, contra todas las mujeres que no promueven o no aprueban la legalización de la prostitución y que además critican las nuevas teorías del individualismo de género (como estos llaman a la idea que están difundiendo que los hombres pueden ser "mujeres" - estos dos argumentos suelen estar unificados en sus motivaciones). En octubre del año pasado, Wi-Hongi publicó mi fotografía online (bajo el seudónimo de 'Neon Sugar'), pidiendo a sus seguidores que participaran con comentarios negativos con el objetivo de que me despidieran de mi trabajo. Dos meses más tarde, tuve que renunciar debido a las intimidaciones y después de una discusión con uno de los gerentes que estaba claramente siendo presionado por sus colegas, que además había recibido dos sanciones disciplinarias injustificadas y dejó un rastro en el correo electrónico que demostraba la influencia de grupos de presión. En noviembre impidieron mi participación en un evento de arte de la comunidad y Wi-Hongi ha hecho pública una alianza en contra mía en Internet para desacreditarme. También amenazó el trabajo de Molisa. Últimamente estas intimidaciones van otra vez en aumento. Wi-Hongi ha publicado la fotografía de Molisa con el mismo tipo de "vamos contra ellas" para lograr que sus seguidores comiencen con comentarios críticos y con planes para difundir la idea que el trabajo de Molisa es el de una fanática rabiosa o furiosa. En colaboración con la mafia, Wi-Hongi nos define a Molisa y a mí como " reprimidas y repulsivas sexualmente" además de ser católicas con "fantasías sexuales sádicas con mujeres que violan a otras mujeres". Es irónico que me describa como una perversa el mismo grupo de personas que planea enviar su propia basura a mi madre. La emisora de noticias de la Radio de Liberación Femenina Thistle Pettersen conoce muy bien la efectividad de estas amenazas, ya que las ha recibido después de haber transmitido una entrevista a Sheila Jeffreys. Jeffreys es la autora del libro “La idea de la prostitución”. El lobby del comercio sexual la desprecia porque considera que la prostitución es el medio que permite a los hombres abusar de las ventajas económicas que poseen para comprar el acceso al cuerpo de las mujeres, contribuyendo a la continuación de la explotación, la perpetuación y la subordinación de las mujeres. En el 2010, Bennachie publicó un artículo en el boletín NSWP donde manifestaba todo su odio por Jeffreys y por otras feministas abolicionistas de la manera más explícita posible. El artículo se llamaba “Sus palabras nos están matando”, y citaba a Jeffreys, Andrea Dworkin (una sobreviviente de la prostitución que escribió “Pornografía: Los hombres poseen a las mujeres”), junto con la ya mencionada Farley y Janice Raymond como ejemplos de mujeres responsables directas de la "violencia verbal" que causa las violaciones y asesinatos que ocurren en el comercio sexual. A estas acusaciones agregan otros agravios, por ejemplo: justo en el momento de la publicación del presente artículo, la vice-presidenta del NSWP Alejandra Gil, condenada por trata de personas para la explotación sexual, recomienda vivamente que a las mujeres en situación de prostitución se las llame "prostitutas" (o putas) en aras de la promoción y defensa del "trabajo sexual" (podemos observar como todo este mecanismo funciona a la perfección, simplemente haciendo una consulta en los medios de comunicación principales como Salient)... Al responsabilizar a las feministas por los actos de violencia que cometen los proxenetas y los puteros e identificarnos ante los grupos de presión, Bennachie crea unas caricaturas. Señala que Raymond considera que la prostitución es "una violación pagada", dado que el hecho de pagar por el acceso sexual al cuerpo de las mujeres es un modo de eludir el análisis serio y profundo sobre toda la cuestión del consentimiento. Bennachie afirma que las mujeres expuestas a tales críticas "con mucha probabilidad comenzarán a dudar de su autoestima y autonomía, pueden llegar a sentirse víctimas, y es probable que al final lleguen a convertirse realmente en víctimas de violencias". Esto es, como mínimo, bastante exagerado. Es interesante notar que la mayor parte de las sobrevivientes de Nueva Zelanda y otros países comparten la "opinión" de que la prostitución es una violación pagada. Ellas son: Rachel Moran, Vednita Carter, Simone Watson, Sabrinna Valisce, además de todas aquellas personas que contribuyen a la difusión de textos qué narran todo lo que se vive en la prostitución, las sobrevivientes de todo el mundo se unen y apoyan a grupos abolicionistas, para llamar a la prostitución “violación pagada". Estas mujeres no pueden alzar la voz sin miedo de sufrir represalias, cuando hombres como Bennachie afirman que son sus propias palabras las que "fomentan las violencias contra las trabajadoras sexuales”. Bennachie sostiene además que estas mujeres son peores que los puteros, cuando dice: El conjunto de violencias verbales de los grupos abolicionistas, contribuyen al abuso que sufren las "trabajadoras sexuales" en todo el mundo, y son ellas las que pagan el impuesto "psíquico". Estos grupos (las abolicionistas) no se diferencian en nada de aquellos "clientes" que no quieren pagar al oficial de policía corrupto que las viola, y de todos aquellos que arrojan botellas y huevos podridos a las trabajadoras sexuales que están en la calle. Y en realidad son aún peores porque alegan que su violencia verbal es un acto de cuidado de las mujeres prostituidas. Debemos contestar este lenguaje, todas sus publicaciones y en cada oportunidad que tengamos, revelando y evidenciando que no es más que un lenguaje de odio, y rebatirlas con hechos y pruebas que pongan en evidencia que todas las afirmaciones de estos personajes son totalmente falsas. En su artículo “Tus palabras nos están matando”, Bennachie ilustra cómo el NZPC apunta a las feministas como Farley, Jeffreys, Pettersen, Molisa y yo. A Molisa en particular que dedicó su trabajo académico: “La justificación de la pornografía, la prostitución y el patriarcado”, a Andrea Dworkin – una de las feministas en la lista negra de Bennachie-. Hablar sobre la prostitución, con la clase de lenguaje que Bennachie utiliza, nos ha convertido en el blanco del lobby de la industria del sexo, Bennachie insiste en que empleamos un "lenguaje de odio" que debe ser refutado siempre y "en cada oportunidad". Una cuestión que debería provocar la indignación de cualquier neozelandés que sea testigo de todo esto, no es solamente el hecho de que se mantenga a las mujeres en condiciones de maltrato sino el hecho que en definitiva es el contribuyente el que financia las actividades millonarias de los proxenetas. Porque el Ministerio de Salud subvenciona al NZPC para que lleve a cabo el trabajo de “promoción” - pero el NZPC es parte del lobby del comercio sexual- , lo que se entiende exactamente como "promoción", es promover el modelo de "Nueva Zelanda" en el cual la prostitución está totalmente legalizada como comercio sexual, y esto significa disfrazar a proxenetas y puteros de empresarios y clientes y silenciar las voces de todas las mujeres y sobrevivientes que están afirmando todo lo contrario sobre el comercio del sexo, como así también a todas las feministas que tratan amplificar sus voces. Según un informe del 2008, la Ley de Reforma de la Prostitución (PRA), con la que se obtuvo la legalización total de la prostitución, deberá ser revisada el próximo año. Si algo está demostrando este acoso intimidatorio del NZPC, es que se debe cumplir con las recomendaciones para una revisión de la PRA. Y que esta revisión deberá comprender el análisis y control de la dirección y gobierno del NZPC, de sus intimidaciones cotidianas, y también de qué manera la defensa de la total legalización de la prostitución está favoreciendo la naturalización y la negación de todos los daños ocasionados por el comercio sexual, además de contribuir a silenciar a las sobrevivientes y las feministas. En definitiva, el “Modelo de Nueva Zelanda” no solo mantiene a las mujeres en condiciones de explotación y violación sino también amordazadas. Texto original: https://purplesagefem.wordpress.com/2016/07/26/sex-pozzies-and-their-feminist-porn/ Traducción: Maria Candelaria Colaboración: Tilo Pez y Concha Hurtado Un artículo de propaganda antifeminista se ha publicado recientemente en The Guardian predicando que sí, las feministas "fantasean con la violación"; Y es todo muy revolucionario y subversivo cuando nos pasa, evidentemente. El mismo se titula: “los azotes, las nalgadas y el juego consentido: cómo el porno feminista libera a las mujeres de la vergüenza”. La idea predominante del artículo es que las mujeres intrínsecamente quieren fantasear sobre la violación y quieren crearla desde el porno, que representa la violación, ya que ellas tienen la vergüenza que les viene impuesta por las reprimidas “anti-sexo”. Este clase de mierda no es nueva. El “feminismo pro-sexo” existe hace décadas como contraofensiva al feminismo radical. A las pro-sexo no les gusta cuando las feministas hablan de temas serios como la violación, el incesto, la pornografía, la prostitución y la esclavitud sexual, y ellas prefieren desviar el debate hacia la sexualidad divertida. Porque ellas son las realmente divertidas y felices, quieren justa –e inocentemente- pasar un buen momento no como sus rivales “feministas anti hombres”. El artículo comienza así: “¿Una feminista puede tener la fantasía de ser violada?” Según la productora de pornografía feminista Pandora Blake, que dirige el sitio fetichista “Sueños de Azotes” y describe con frecuencia fantasías de violaciones en sus películas, la respuesta es obvia: absolutamente. "El consenso general en el movimiento del porno feminista es que ninguna fantasía, no importa hasta qué punto pueda parecer antifeminista, está prohibida. Decirle a una mujer cuando está o no autorizada a sentir excitación es antifeminista”. “Eliminar la vergüenza del deseo del BDSM hardcore, sus juegos de violación, sus juegos de regresión infantil, así como de todos los tabúes Kinky que las mujeres nunca han tenido “el derecho de experimentar” es el tipo de cosas que me llama verdaderamente en el movimiento del porno feminista” dijo Courtney Trouble, la productora detrás de Trouble Productions, y antigua oradora principal en la conferencia de porno feminista (« Feminist Porn Conference »). Como empezó este asunto de la pornografía ¿feminista?? las personas citadas en este artículo sugieren que “el porno feminista” puede contener tantos abusos sexuales como el porno comercial hardcore – no hay nada “fuera de límites” según ellas, incluida la violación y el BDSM hardcore. Entonces ¿Cuál es la diferencia entre lo que crean, y el resto de la industria del porno violento misógino? Los pornógrafos « feministas » explican que en «su porno» las intérpretes están autorizados a cortar la escena si no se sienten cómodas con algo, hablan de «consentimiento» previo, las persona obesas están permitidas, solo las personas pervertidas en la vida real hacen escenas pervertidas, así las mojigatas no lo harán incómodo. Por lo tanto, básicamente, la única diferencia entre el porno "feminista" y el porno tipo mainstream es que nadie está siendo abiertamente violada y que hay una mayor variedad de "cuerpos" . Todo lo demás es igual - la erotización de la dominación y la sumisión-, y la representación de la opresión como sexy - permanecen intactas. El mismo mensaje es enviado al consumidor: la violación de mujeres y la violencia sexual contra las mujeres es super sexy. Por lo tanto, la principal diferencia entre el porno "feminista" y el porno comercial hardcore, es que en el porno "feminista" las mujeres estarían prestándose voluntarias a su propia degradación, en lugar de que les sea impuesta por los hombres. ¡Que revolucionario! Pero esto es lo que el feminismo de la tercera ola "pro-sexo" es: es cuando las mujeres se hacen cargo del trabajo duro para oprimir a otras mujeres para que los hombres pueden relajarse y simplemente disfrutar del espectáculo. Las mujeres se presentan voluntarias para ser oprimidas en lugar de ser víctimas indefensas de la opresión. Porque si nos presentamos voluntarios para nuestra propia opresión, ya no está oprimiéndonos más. Puedes luchar una revolución sin cambiar las condiciones materiales de la vida de las mujeres, te limitas a cambiar la definición de lo que nos sucede por algo distinto y voilá: la opresión desaparece!. De vuelta en 2008, Twisty Faster escribió acerca de un espectáculo burlesque "feminista", que tenía mucho de esto, en el sentido de que "feminista" es para las mujeres el acto de presentarse como voluntarias a la cosificación. Escribió uno de los mejores títulos de blog que jamás he visto: “La pornificación nos empodera penetradamente, sostiene la irónica humorista ". ¡Que genia! Esta es una gran cita de uno de sus artículos que aunque corto, contiene estas perlas que son aplicables a los artículos de la actual pornografía "feminista" . "¿En que es diferente el feminismo "fun" respecto al feminismo ordinario? No en todo, excepto que se trata de antifeminismo. Es cuando capitulas, participas, adoptas y promueves abiertamente la cultura de la violación a cambio de aprobación, alegando tu aprobación alegando que te empodera.” Y… "La idea de que la sexualidad pública de la mujer puede reflejar tan precisamente las fantasías masculinas tradicionales existiendo mientras simultáneamente en una especie de universo paralelo pro-mujer de 'Yo-lo-hago-para-mí', es la piedra angular del pensamiento del feminismo 'pro sex & fun'. El fallo en este razonamiento es que todas las mujeres participan en el patriarcado, independientemente de lo que consideran su motivación en esta participación; el patriarcado es la cultura dominante, y la oposición no es una opción. Lo que significa que no existe una opción para no entrar. Hazlo por mí o hazlo por ti, no importa; los primeros beneficiarios de la participación de las mujeres - voluntaria o no, irónica o sincera- en el patriarcado son los hombres. Incluso las feministas 'pro sex & fun' deberían ser capaces de darse cuenta, si se permiten pensar sobre ello, que cuando se promueve la idea de que la violación es erótica, las personas que se benefician de ello son los violadores. Una de las personas entrevistadas, Blake, presenta su deseo por la perversión como un rasgo natural que ha descubierto mientras crecía, que ha tenido que trabajar en deshacerse de su "vergüenza" para convertirse en la verdadera pervertida que es. Considero que esto es absolutamente ridículo. La idea de que los deseos sexuales innatos de las mujeres se asemejan perfectamente a la opresión que los hombres nos hacen sufrir es una idea misógina utilizada contra nosotras desde hace siglos. Los hombres siempre han afirmado que las mujeres desean naturalmente someterse a ellos, que queremos ser controladas, utilizadas y maltratadas, porque ello justifica la opresión de las mujeres. Los machistas dicen aún hoy lo mismo. (Obsérvese que los "pro-"géneros" y los machistas se ponen de acuerdo en múltiples argumentos. Por supuesto, si traes esto a un pervertido, su opinión será liberada de la discusión y serás rechazada. Y ello porque no quieren reflexionar sobre el contexto social de sus impulsos o las implicaciones políticas de lo que hacen. Su placer se vería reducido, y su pequeño minuto orgásmico individual es mucho más importante que la liberación de todas las mujeres como clase, de la opresión. "Lo que es excitante con el spankeo es el miedo, la ansiedad y la anticipación de lo que se acaba", dijo Blake. Bueno, debo ser una imbécil estilo "vanilla sex" de primera porque no creo que la ansiedad y el miedo formen parte de una vida sexual saludable. Creo que lo que la gente debería sentir durante el sexo es: amor, alegría, excitación, orgasmo y alivio; ni temor ni dolor. Las feministas luchan constantemente por la autonomía sexual - El derecho de una mujer a tomar decisiones sobre su propia sexualidad, incluyendo cuándo y con quién tener relaciones sexuales, y cuando, en su caso, decidir quedar embarazada. Las feministas se han rebelado tradicionalmente contra las fuerzas que obstaculizan estos derechos: las voces puritanas diciendo que una mujer que ama el sexo es una puta, aquellas que restringen el acceso a la anticoncepción, las que dicen que un vestido provocador es una invitación a la violación. Las verdaderas feministas, no las divertidas, se dan cuenta de que la lucha por la autonomía de las mujeres en materia de sexualidad significa hacer cambios concretos que les permitan a las mujeres decir no, porque cuando no se tiene la posibilidad de decir 'no', el "sí" carece de sentido. Por ejemplo, cuando las feministas lucharon para obtener el derecho al divorcio, el derecho a ganarse un salario, y el derecho al control de nacimientos y abortos, todos estos cambios han permitido que la mujer controlara cuándo, cómo y con quién tener relaciones sexuales o quedar embarazada. El control de nosotras mismas, controlar nuestras propias vidas sin depender de un protector (esposo u otro), ser libres de tomar nuestras propias decisiones en materia de sexualidad y reproducción. Pero cuando las feministas 'divertidas pro sex' hablan de "luchar por la autonomía sexual de las mujeres", quieren decir en realidad celebrar las opciones de la mujer de la clase media a participar en las instituciones patriarcales que niegan la autonomía de innumerables mujeres menos afortunadas que ellas. Crear su propia pornografía puede ser “divertido” sólo para las mujeres de la clase media. Las mujeres que no tienen opciones reales, la mujer que desesperadamente necesita dinero y cuya única "opción "es sufrir las normas de la industria del sexo en cadena, lo encuentra mucho menos divertido. Las feministas 'divertidas' intuyen vagamente que algo está mal con el porno mainstream, pero como su comprensión es muy limitada, no ven soluciones útiles. "Ciertamente hay cosas en este porno que siento estereotipadas, repetitivas, irritantes o incluso ofensivas" me dice Taormino, "pero la respuesta no es poner fin al porno. La respuesta es hacer más porno. ". Voy a usar una analogía con Gail Dines. La gente la llama "anti-sexo" porque se opone a la industria pornográfica. Según ella, es como llamar a una persona "anti-alimentos” porque critica la industria de la comida rápida, estilo McDonald’s. El problema con la industria del porno no es que algunas películas sean malas, sino que toda la industria perjudica a las mujeres como grupo. Es una industria que se beneficia del poder masculino y sexualiza la sumisión de la mujer, que enseña que la violación es erótica, condiciona generaciones enteras a aceptar los comportamientos violentos, reduce a la mujer a un conjunto de agujeros en lugar de ser humanos completos. La respuesta a esta industria no es poner en marcha los estudios de un porno "ético". Sería como pretender contrarrestar los efectos negativos del capitalismo mediante la apertura de un comercio administrado de manera "ética". Este tipo de empresa "ética" no puede hacer nada para impedir que las prácticas comerciales no éticas sean institucionalizadas en todo el mundo, y perjudiquen a la mayoría de los pueblos del mundo. Por otra parte, cuando un estudio produce escenas de violación, juegos de dominación y de BDSM hardcore, ya es contrario a la ética, aunque sus protagonistas hablen de "consentimiento" antes de filmar. Hablemos de lo que estos “juegos con la edad” son. Es un eufemismo para representar una agresión sexual a una persona menor de edad. "Como una niña escolar que sabe que va a recibir un castigo después del colegio y no puede pensar en otra cosa y está preguntando a sus amigos cómo va ser de malo, si va a doler," Debería ser obvio para cualquiera que esto es sexualización del abuso infantil. “Quitar la vergüenza del deseo sadomaso duro y juegos de violación o juegos con la edad y todos los tabus perversos que las mujeres no ha tenido permitido nunca querer, esa es la clase de cosa que realmente me lleva hacia el movimiento pornofeminista” dice Courtney Trouble Así, esta "feminista" cree que la supresión de la vergüenza de la erotización de cosas como la violación y la violencia sexual hacia los niños y niñas es una parte del "movimiento porno feminista". Estoy en total desacuerdo. Si fantaseas con violentar una mujer o un niño, DEBERIAS ser avergonzado. Y las mujeres que fantasean con ser violadas también deberían reflexionar sobre el hecho de que no se trata de una especie de "perversidad" innata a celebrar, sino de una respuesta al hecho de haber sido tratada de forma abusiva y de haber sido enseñada a sexualizar ese abuso. No se trata de tener vergüenza cuando una se da cuenta que interiorizó los mensajes violentos de nuestra cultura violenta, pero es necesario darse cuenta de que son perjudiciales y tienen un impacto social y evitar defenderlos y promoverlos. "En un mundo donde el porno es de hecho la educación sexual para todo adolescente con acceso a Internet, los productores son socialmente responsables de reflexionar no sólo en qué es lo que va a excitar a la gente, sino también lo que el consumidor va a aprender. ". Esas personas que piensan que los "juegos" de violación, los "juegos de sufrimiento" y el BDSM hardcore están “ok” ¿Están de acuerdo que sea lo que los adolescentes aprenden? Si ese es el caso, es absolutamente aterrador. Yo no llamaría nunca a esas personas 'pro-sexo', porque son en realidad favorables a la violencia sexual, no al sexo. Están tan lejos de ser feministas como los misóginos, y no defienden en modo alguno ningún movimiento de justicia social. Las mujeres ya tienen el derecho a ser violentadas. Lo que necesitamos es el derecho a estar libres de malos tratos. Sólo las feministas radicales están luchando por ello. P:S: - A los principales medios de comunicación les encantan publicar este tipo de artículos. Y es porque parte de la reacción contra el feminismo es una especie de versión simulada de feminismo, promovida por las personas que tienen interés en la continuación del capitalismo y del patriarcado. Promueven una versión neoliberal del feminismo que todo va sobre mujeres siendo empoderadas por tener opciones de consumo, y alienta su participación en el patriarcado denominando esto "autonomía", en una estrategia deliberada de destrucción del movimiento feminista. No hay mejor explicación de este fenómeno que la de Gail Dines en su discurso “El Neoliberalismo y la Destrucción del Feminismo (Neo-Liberalism and the Defanging of Feminism). El neoliberalismo también ha matado a la izquierda, porque nos ha alejado del análisis de clase y nos ha llevado al inútil debate sobre las "identidades" (Identity Politics). Quien desee aprender sobre el Feminismo debería evitar los principales medios de comunicación y más bien leer Feminist Current**, y los libros escritos por verdaderas feministas que han desempeñado un papel histórico. *Purple Sage es una de nuestras compañeras, bloguera, RadFem, lesbiana, abolicionista del género y de la industria del sexo. Le damos las gracias por su fidelidad amistosa y su autorización. No te prives de leer su blog absolutamente emocionante: Https://purplesagefem.wordpress.com/ cuyo contenido es mayoritariamente traducido al español por nuestra parte sobre la industria del sexo y el resto por TRADFEM Traducción: Mercedes G. por James Robb Publicado el 13 de agosto 2017 Link original: https://convincingreasons.wordpress.com/2017/08/13/sex-work-is-work-the-new-zealand-model-of-misogyny/ Traducción: Tilo Perez Colaboración: Concha Hurtado Es fácil subestimar el actual ataque ideológico y político dirigido contra las mujeres y el riesgo que estas acciones implican para los logros obtenidos por las luchas por la igualdad de la mujer que se realizaron en la década de los años setenta. Manifestación frente al Parlamento de Nueva Zelanda por el derecho al aborto en el 1977. Hubo un movimiento masivo por los derechos de la mujer en los decenios de 1970 y 1980. Esto podría estar sucediendo en parte porque el debate de todas las cuestiones feministas ha sido confinado hasta hace poco a los foros feministas, a los círculos académicos y a la promoción de los programas de salud, mucho de ello por las redes sociales, y sólo en estos últimos años el debate ha comenzado a tener un impacto en el escenario de la política. Pero hay un motivo importante que puede explicar porque las defensoras de los derechos de las mujeres se han visto paralizadas. Acostumbradas a que los ataques contra los derechos de las mujeres venían siempre y solo de los partidos políticos de derecha, algunas han sido sorprendidas con la guardia baja, debido a que esta última ola de ataques ideológicos y misóginos proviene del ala liberal y burguesa de los partidos políticos de izquierda. Estas nuevas acciones de ataque contra los derechos de las mujeres toman los logros obtenidos por los movimientos feminista y homosexual como punto de partida y apropiándose del reconocimiento de los derechos que estos colectivos han obtenido, pretenden hacer pasar estos ataques como una extensión de los derechos ya obtenidos. Nada podría estar más lejos de la verdad. La prostitución es uno de los temas más discutidos actualmente. Hasta 2003 la prostitución era ilegal en Nueva Zelanda. Lo que significaba que para el derecho el “cliente”-prostituidor era la víctima y la mujer prostituida la delincuente. Entre los mayores porcentajes de las violencias sexistas que frecuentemente sufrían las prostituidas estaban el acoso de la policía y los encausamientos criminales (mientras no se contemplaban sanciones legales contra el 'cliente'.) Sin olvidarnos que el estigma y la vergüenza ha pesado siempre sólo sobre las mujeres prostituidas, agravado además por los elevados riesgos para la salud sexual: una mujer a la que se la encontraba en posesión de un condón, este podía ser utilizado como una evidencia del ejercicio de la prostitución. En aquel contexto de los movimientos de masas crecientes por los derechos de las mujeres en los años setenta y ochenta, algunas prostitutas en Nueva Zelanda empezaron a organizarse para demandar derechos civiles elementales, protección y servicios sanitarios para la propia salud sexual. Se organizaron en un Colectivo de Prostitutas, e hicieron campaña para que la prostitución saliera de la oscuridad y eliminar finalmente el estigma de vergüenza que ha siempre rodeado su ejercicio. Gracias a este esfuerzo, y favorecido por el temor de la propagación del SIDA, obtuvieron en el 2003 la despenalización de la prostitución. Manifestaciones en el Reino Unido para exigir la despenalización de la prostitución Era sin duda un importante paso adelante que fuera anulado ese crimen que condenaba solamente a las mujeres prostituidas. La despenalización sobre todo permitiría a las prostitutas exigir la protección jurídica y justicia contra las violaciones y las otras formas de agresiones sexuales que sufrían por parte de los “clientes”, sobre la misma base que cualquier otra mujer, y haría más fácil tomar medidas de salud pública. La legalización de la prostitución, siguió los pasos de los cambios en la ley que permitió criminalizar la violación dentro del matrimonio, y hubo algunos casos muy bien publicitados en los que se persiguió con éxito a los “clientes” acusados por las prostitutas de violación que lograron obtener sentencias favorables a ellas. Aunque en líneas generales estas tendencias se extendieron a niveles internacionales, la plena despenalización de la prostitución se ha obtenido en muy pocos países del mundo, de esta manera este sistema se convirtió en el que hoy conocemos internacionalmente como el modelo neozelandés para la legalización de la prostitución. Pero la despenalización de la prostitución es mucho más que un arma de doble filo. La despenalización total elimina también la penalización del proxenetismo y del mantenimiento de burdeles, y con ello elimina todas las barreras a la expansión sin límite del “comercio del sexo”; al final, el mayor resultado que ha obtenido y de mayor alcance ha sido la normalización de esta práctica. Con la normalización de la prostitución: hoy podemos ver estos clásicos anuncios en el diario el “Araldo de NZ” del burdel Hamilton buscando prostituidas para el Fieldays de la semana de la feria de la agrícultura Como consecuencia, el “comercio del sexo” se ha expandido de manera invasiva a las calles adyacentes de la avenida principal y también a los suburbios - tan rápidamente, que las autoridades locales tienen que apresurarse con nuevas ordenanzas contra la apertura de burdeles justo al lado de las escuelas. El comercio sexual creció paralelamente al desarrollo explosivo de la libre circulación de la pornografía - y en mutua dependencia con ella. Estos dos males sociales son sintomáticos de la alienación sexual y de la ruptura de las relaciones entre hombres y mujeres en las sociedades capitalistas. Ambos han acelerado y han profundizado aún más ese mal estar. Al mismo tiempo, un cierto tipo de literatura aumentó y consiguió impulsar la resignificación de la prostitución como "industria del sexo", y las prostituidas como "trabajadoras sexuales", dando a entender pero sin especificarlo expresamente, que son igual a cualquier otro trabajador de una industria de servicios. Los principales medios de comunicación publican artículos cada vez más a menudo embelleciendo el “comercio sexual” (de esta manera colaboran en el reclutamiento de más personas para la prostitución). Tomemos por ejemplo este artículo publicado recientemente en el periódico estudiantil de la Universidad de Victoria: "desde que me dedico al trabajo sexual he recuperado el pleno control de mi sexualidad y el dominio de mi cuerpo. Por primera vez en mi vida disfruto completamente del sexo sin sentirme cohibida o culpable. Me siento bella y fuerte y no permito más ser presionada a mantener relaciones sexuales". La escritora feminista Renee Gerlich rastrea las fuentes de esta clase de artículos hasta descubrir que esta “engañosa propaganda está urdida por los proxenetas." Ella ha escrito una crítica a este tipo de literatura aquí.
Este gráfico ha sido distribuido por el Sindicato de Prostitutas de NZ para promover el lema "el trabajo sexual es un trabajo como los otros" El Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelandia ha estado a la vanguardia de los esfuerzos encaminados a normalizar y promover la "industria” de la prostitución, bajo el lema "el trabajo sexual es trabajo". En su sitio web se da casi por cierta la identificación de intereses comunes entre las prostituidas y sus explotadores; por ejemplo, en la página "Para operadores de burdeles" pública: "Si usted está considerando abrir un burdel como su actividad comercial, o trabaja con trabajadoras del sexo en su actividad, el NZPC puede proporcionarle información muy valiosa. Apoyamos a las trabajadoras del sexo a tener opciones de cómo trabajar, y burdeles que provean ambientes de trabajo seguros y sustentables, libres de explotación, coerción y multas. Podemos proporcionarle los recursos que ayuden a su empresa a permanecer dentro de los límites de la legalidad, o proporcionando lugares seguros y sanos para buscar empleo." El Colectivo de Prostitutas se describe a sí mismo como "un punto de encuentro entre el gobierno , las organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil y la “industria del sexo” (que comprende proxenetas y prostituidas). Operamos conjuntamente con el Ministerio de Salud con contratos y acuerdos de servicios de salud sexual, funcionamos casi como una agencia del gobierno. Pero el 'trabajo sexual" no es sólo "un trabajo igual a los otros", aun cuando existan mujeres (y hombres) que elijan libremente este tipo de vida y que necesiten la protección de la ley. El modo de producción del capitalismo convierte el trabajo en una mercancía más para ser comprada y vendida, que requiere la entrega de una parte del salario impagado del trabajador al empleador. La prostitución exige a la prostituida la entrega total de su ser, de su cuerpo, de su conciencia y de su dignidad para ser comprada y vendida. En este caso esto no es solo el trabajo el que se comercializa, es el ser humano en sí mismo. Con estas características la comparación con el trabajo asalariado es totalmente falsa por los condicionantes esenciales del ejercicio de la prostitución. Reconocer la prostitución como "un trabajo igual a cualquier otro trabajo", significaría, por ejemplo, que un trabajadora desempleada y juzgada apta para ser candidata adecuada para esta línea de 'trabajo', podría ser obligada a entregar no solo su físico, también su conciencia, incluyendo su dignidad, para que sea comprada o vendida. Y si no acepta esta 'oferta' de trabajo legalmente reconocido perderá su derecho al subsidio por desempleo. La prostitución, tras la despenalización, se mantiene como una institución profundamente opresiva que degrada a la mujer a la condición de mercancía. La prostitución es una excrecencia cancerosa maligna en el cuerpo de la sociedad capitalista. El tamaño de la excrecencia es lo que nos permite determinar y conocer hasta qué punto ha avanzado esta enfermedad en las sociedades capitalistas modernas. La re-invención de la prostitución como un camino para ayudar la liberación sexual de las mujeres por supuesto no quedó sin su merecida respuesta. Muchas feministas han condenado la normalización de la prostitución y la pornografía como uno de los problemas más importantes para las mujeres y han desmontado todas estas falsas convicciones que las sostienen, contestándolas una a una con respuestas críticas, muy bien detalladas y fundamentadas. (Feminist Current es un ejemplo entre muchos.) Sin embargo, todas aquellas que con coraje desafían o contestan hoy se arriesgan a ser acusados públicamente de denigrar y estigmatizar las “trabajadoras sexuales”, y de no escuchar la voz de quienes trabajan en la "industria del sexo”. Quienes llevan la contraria a la “industria del sexo” están siendo sometidas a intensos abusos, impidiéndoseles la creación de plataformas legítimas y censurando sus opiniones. Por ejemplo, cuando la feminista Renee Gerlich contestó el artículo publicado por “The Salient” en la página Facebook de estos con enlaces a estudios que sostenían argumentos muy críticos con la prostitución, sus comentarios fueron eliminados por los editores de la revista debido "a la solicitud del autor [del artículo]", mientras toda la serie de comentarios injuriosos contra Gerlich fueron dejados expuestos para ser leídos por el público. Y cuando llegaron una serie de críticas por este cobarde acto de censura, los editores se limitaron a poner un enlace desde su página de Facebook y cerraron completamente todo tipo de debate. La nueva ortodoxia liberal y misógina no tolera las opiniones discrepantes. Notas Los ataques en este cuarto trimestre no han disminuido. El 1 de septiembre, entró en vigor en el Texas la nueva ley que limita el acceso de las mujeres al aborto. Y continúan la publicación de artículos del tipo: las "Trans" son las mujeres – la ideología y la política misógina continúa y ahora con el pretexto de defender los derechos de las personas transgénero. SIGUENOS EN YOTUBE Conoce nuestro canal de Youtube con los vídeos informativos que hemos traducido y subtitulado en español y que profundizan en esta realidad social tan fundamental. www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos Y EN TWITER Siguenos en Twiter https://twitter.com/TradxAbolicion ¿Aún piensas que la prostitución es empoderadora tras escuchar a los «clientes»-prostituidores?19/9/2017 Por Julie Bindel Publicado originalmente el 12 de agosto de 2017 Traducción del inglés: María Victoria Cincunegui ; Colaboracion: Atenea Acevedo Original en inglés: http://www.independent.co.uk/voices/sex-work-punters-what-do-they-think-prostitution-exploitation-rape-danger-a7889511.html Conocí a un putero que me dijo que la prostitución «evita violaciones» y, como consecuencia, si molestas feministas impidieran que los hombres 'consumieran prostitutas', se verían forzados a violar a «mujeres de verdad». Los hombres que pagan por sexo identifican el control y la dominación como claves en su 'consumo'. Getty Images Cuando comencé a militar contra la violencia de género 35 años atrás, los agresores eran invisibles. Escuchábamos hablar casi siempre acerca de las víctimas, y el agresor era el hombre invisible. Lo mismo pasaba con las violaciones y con el abuso sexual infantil. En general, se ponía el foco en las mujeres sobrevivientes de tales atrocidades para que relataran su «recuperación» o cómo habían ayudado a otras mujeres a atravesar su calvario, mientras que la desnudez del rey resultaba visible tan solo para unas pocas personas. Por tal motivo, decidí que uno de los capítulos de mi próximo libro sobre el comercio global de sexo versaría sobre los «clientes»-prostituidores: este signo de interrogación, una nube de humo, un rostro pixelado, un hombre que rara vez tiene nombre. Durante las conversaciones que mantuve para el libro con 50 sobrevivientes de comercio sexual, escuché mucho acerca de los prostituidores. Nada de lo cual es agradable, a menos que contemplemos los comentarios extraños del estilo «al menos se duchó» o «esa vez no me violó, así que sentí alivio». Mi amiga Emma Humphreys, fallecida en 1998, fue quien primero me abrió los ojos respecto del abuso en el seno del encuentro entre el prostituidor y su prostituida. "¿Por qué lo hace?", me preguntó. "Su verga no se le caerá y él es quien elige hacerlo, no la mujer. Ella simplemente está desesperada o drogada o siente terror de su proxeneta". Emma relata aquello que toda mujer inmersa en la prostitución sabe por demás. El prostituidor tiene casi todas las opciones, y la mujer, casi ninguna. Ellos pagan por sexo porque, sin el dinero de por medio, la mujer no prestaría su consentimiento. ¿De qué otra forma denominamos al sexo sin consentimiento? He entrevistado a compradores de sexo desde 1999, año en el cual, junto a sobrevivientes del comercio sexual y otras activistas feministas, creamos un programa de reeducación para hombres que pagan por sexo en West Yorkshire. En el año 2009, yo era investigadora en el marco de un gran estudio realizado en seis países con hombres que pagan por sexo. Fui parte del equipo que entrevistó a 103 «clientes»-prostituidores en Londres. Más del 50% de los hombres, que fueron entrevistados exhaustivamente y cara a cara, admitieron que sabían que las mujeres por las que pagaban eran víctimas de trata, estaban siendo explotadas sexualmente o su libertad era coartada de alguna otra manera. No hubo ni uno de ellos que decidiera no tener sexo con la mujer prostituida al enterarse de esto. Los hombres –en su mayoría, ingleses blancos– hablaron de cómo decidían con qué mujer tener sexo, lo cual solía basarse en cómo percibían la etnia o docilidad de la mujer. «Hice una lista mental. Me dije a mí mismo que estaría con diferentes razas, por ejemplo: japonesas, indias, chinas… Una vez que ya estuve con ellas, las tildo en mi lista. Es como una lista del supermercado», un putero me dijo. «Elegir y comprar tienen algo que ver con la dominación y el control», dijo otro. Las mujeres no son nada más que una «escupidera para el semen de los hombres», como me dijo una mujer prostituida. Esto efectivamente se corresponde con los dichos de los hombres. «Una prostituta es como la descarga de una olla a presión», expresó uno. «Pagas por el servicio, casi como cuando vas a los servicios de la vía pública a orinar o defecar», comentó otro de los encantos. En mi libro exploro cómo y por qué la sociedad en su conjunto compra y a la vez perpetúa la mitología alrededor de por qué los hombres pagan por sexo. Incluso entre hombres de izquierda, que arguyen ser profeministas, existe la idea de que el sexo masculino tiene la «necesidad» de una «descarga». Owen Jones, por ejemplo, al escribir acerca de un caso en el que tres jueces fueron despedidos por mirar pornografía mientras se suponía que estuvieran deliberando en los tribunales, reflexionó: «Nada de ello fue ilegal; sin embargo, se los avergonzó públicamente y fueron despedidos… Quién sabe, quizás, en su defecto, un juez tenso en busca de un leve y rápido alivio se concentraría mejor». La idea de que mirar pornografía –sinónimo de prostitución filmada y fotografiada– libera tensiones es un justificativo clásico entre los prostituyentes, tal como ilustra el comentario anterior. En uno de los viajes de investigación que hice para mi libro a Holanda, país en donde el comercio sexual fue legalizado en el año 2000, conocí a un putero que me dijo que la prostitución «evita violaciones» y, como contrapartida, si molestas feministas impidieran que los hombres 'consumieran prostitutas', se verían forzados a violar a «mujeres de verdad». Este es uno de los más perniciosos de todos los mitos acerca de la prostitución. En primer lugar, que nos digan que los hombres están programados para violar si no tienen sexo es una aberración y debería ser aborrecida por todas las personas feministas. Es una de las visiones más pesimistas y equivocadas que he escuchado acerca de la sexualidad masculina. Aunque igual de peligrosa es la visión de que algunas mujeres deben ponerse a disposición de los hombres para ser violadas, así «otras» mujeres pueden permanecer a salvo del ultraje. Pagar por sexo no es una necesidad y tampoco es un derecho humano. Sin embargo, sí constituye un derecho para las mujeres y niñas el crecer en un mundo en que la prostitución sea una reliquia del pasado. El libro sobre el comercio global de sexo de Julie Bindel será publicado por Palgrave McMillan el 27 de setiembre de 2017 Por Aliza Lavie: Diputada del parlamento israelí y subpresidenta del comité contra el tráfico sexual. Texto original: http://blogs.timesofisrael.com/moving-israel-to-the-forefront-of-womens-rights/ Traducción: Irene Torres. El mes pasado vivimos un éxito histórico en la lucha contra la prostitución en Israel: el Parlamento dió un apoyo preliminar unánime para una propuesta de ley incriminando a los clientes de la prostitución y proveyendo servicios de rehabilitación a las supervivientes de la prostitución. Es un proyecto de ley que yo propuse con compañeros de otros partidos en la Knéset (el parlamento), cuya intención es asegurar que Israel se sume a un frente unido de países avanzados, que han dejado claro que la venta de los cuerpos de las mujeres como mercancía sexual es inaceptable y conlleva consecuencias devastadoras para las mujeres, los hombres, la infancia y la sociedad en su conjunto. En primer lugar, este proyecto de ley propone un cambio de percepción. Por primera vez impone la responsabilidad al cliente, entendiendo que siempre que haya compradores dispuestos a pagar, habrá chulos y traficantes dispuestos a explotar a mujeres para hacer un beneficio. En segundo lugar, y aún más importante, reconoce que las mujeres en la prostitución, en la gran mayoría de casos, son víctimas de terribles circunstancias, y es, por lo tanto, nuestra obligación moral como sociedad ofrecer ayuda y rehabilitación. El apoyo sin precedentes de la Knéset a esta propuesta puede dar la impresión de que estas asunciones son obvias, y que la sociedad en general es extremadamente consciente de los peligros y las tragedias de la prostitución. La realidad, sin embargo, es mucho más complicada. Llegar a este momento histórico supuso superar obstáculos y objeciones, que es probable que aumenten a medida que el proceso legislativo continúa. A lo largo del pasado año y medio, he presidido el Subcomité para Combatir el Tráfico de Mujeres y la Prostitución de la Knéset. De todas las cuestiones con las que he tratado, ninguna ha causado tanta resistencia y respuestas acaloradas como la idea de la incriminación de los clientes. Se me ha dicho que mi comité está perdiendo el tiempo tratando de legislar una parte natural de la naturaleza humana, que es la ocupación más antigua de la historia humana, y que estoy privando a la mujer de una elección legítima. Otros me han acusado de redactar una legislación que es aún más peligrosa para las prostitutas, ya que la criminalización simplemente fuerza a la industria a una clandestinidad más peligrosa. La mayoría de estas objeciones no tienen base. Sin embargo, como todavía le queda un largo camino al proceso legislativo, creo que es importante abordar algunos de los mitos comunes sobre la prostitución, a fin de promover un debate serio antes de que se finalice esta dramática acción. Una de las objeciones más comunes a la prohibición es la creencia de que la prostitución es fruto de la libre elección así que no deberíamos quitarles su libertad de elección. Dos adultos toman parte en un acuerdo, luego una visita a un burdel es un acto legítimo de un consumidor. De acuerdo con esta lógica, la prostitución es un crimen sin víctimas. No hay mentira más grande en este debate, y describir la verdadera realidad que las mujeres y los hombres de la industria del sexo israelí afrontan es esencial para mover la conversación desde lo teórico hasta el nivel práctico. Durante este año, he visitado refugios, burdeles y centros de asistencia, para escuchar testimonios de primera mano de víctimas y supervivientes. He mantenido debates a fondo en comités con ONGs y profesionales. El tiempo que pasé conociendo a algunas de las mujeres y niñas atrapadas en la prostitución me ha dado una visión mucho más clara de lo que la prostitución es en realidad. Es una industria que captura a menores a una edad terriblemente joven, sin lazos familiares o un lugar seguro al que acudir. Según la Encuesta Nacional del Ministerio de Bienestar y el Ministerio de Seguridad Pública, alrededor del 12 por ciento de las prostitutas en Israel son menores. En la mayoría de los casos, las mujeres degeneran hacia la prostitución como una opción de supervivencia, desde un pasado de abuso doméstico, violaciones y abuso sexual infantil. Muchos testimonios sacaron a luz el círculo vicioso de mujeres sacando préstamos y incurriendo en deudas en el mercado negro, cayendo en la prostitución para devolver esos préstamos. Es una industria mantenida a través de violencia y explotación, y en la mayoría de los casos un uso de narcóticos masivo para difuminar el dolor y sufrimiento. A medida que uno progresa en el ‘negocio’, se requieren drogas más duras, y se necesita más dinero para cubrir los gastos, llevando a más prostitución para cubrir el hábito. El ciclo destructivo erosiona el cuerpo y el alma. En casos extremos, este ciclo lleva a la muerte, suicidio, y asesinato (en la década pasada unas 60 mujeres prostitutas han sido asesinadas, se han suicidado, han muerto de enfermedad extrema o de sobredosis). Los que insisten que la prostitución es una elección de la mujer se están mintiendo a ellos mismos. En el mejor de los casos - no conocen las destructivas consecuencias de la industria, o peor, conscientemente niegan las consecuencias porque son parte del ciclo que se aprovecha de la situación de las mujeres y niñas. El alcance de la industria se estima en mil millones de NIS al año, así que no es sorprendente que haya algunos que todavía quieran mantener la prostitución. Algunos argumentan, y con razón, que la realidad aquí descrita puede no reflejar el cien por cien de los casos, y que no debemos prohibir a las mujeres que quieran participar en la industria. Pero no olvidemos que un estado restringe la libertad de una persona para hacerse daño a sí mismo o a otros en muchas áreas - consumo de drogas duras, beber y conducir, distintos tipos de apuestas o matrimonios polígamos. Este es el papel del estado, rechazar conductas que causen daños. En este caso, el bienestar de la inmensa mayoría pesa más que la limitación impuesta en una pequeña minoría. Otra objeción común es que llevaremos a la industria a la clandestinidad, haciendo el ambiente más peligroso para las víctimas. Se argumenta que Israel debería seguir a los Países Bajos y proveer servicios sociales a las prostitutas, ya que eliminaría la violencia y el proxenetismo de la industria. Para aquellos que piensan esto, tengo malas noticias. La industria ya es clandestina, y en gran parte. De hecho, independientemente de esta propuesta, la mayoría de la prostitución en años recientes ocurre en discretos apartamentos o en rincones oscuros de internet. La operan mayoritariamente criminales. Entendemos que la erradicación de la prostitución no es alcanzable a corto plazo, pero lo que queremos conseguir es un declive significativo en la demanda (muchos de los clientes son sólo gente normal que no le gustaría ser tachada de criminal), y ofrecer rehabilitación y asistencia para que las mujeres se reintegren en la sociedad. Es interesante notar que desde que tuvo lugar el primer voto, informes preliminares ya indican que ha habido una disminución de clientes en lugares prominentes en el sur de Tel-Aviv, lo que significa que el efecto disuasorio funciona. Pero, lo que es más importante, la institucionalización es completamente inaceptable porque propone la industria del sexo como una actividad legítima. Realmente queremos que nuestra descendencia crezca pensando que la prostitución es normal? No querríamos educarlos con una percepción de la sexualidad más sana? Espero que en veinte años, nuestrxs hijxs reconozcan la venta de los cuerpos de las mujeres como una ocurrencia inimaginable y reprensible de generaciones pasadas. La última objeción a la propuesta que me gustaría abordar es que tratar de erradicar la prostitución es inútil. Como “la profesión más vieja del mundo”, es inherente en la naturaleza humana, tiene una historia que se remonta a tiempos bíblicos, y nunca puede ser eliminada. Se hicieron afirmaciones similares en contra de intentos de acabar con la esclavitud o darle el voto a la mujer. Además, en tiempos bíblicos, los asesinatos, la esclavitud, los apedreamientos y la violencia informal también estaban presentes. Deberíamos aceptar una vieja costumbre solo porque está profundamente arraigada en la historia? Nuestro rol es mirar adelante constantemente y moldear el futuro tal y como nos gustaría verlo para nuestra descendencia. Esa es la acción que estamos tomando. Estamos mejorando la vida de miles de mujeres en Israel, pero más allá de eso, estamos trabajando para remodelar percepciones distorsionadas sobre los cuerpos de las mujeres y su estatus en el mundo. Es hora de dejar claro que en el siglo XXI no hay lugar para una industria que vende los cuerpos de las mujeres como objetos sexuales. SIEMPRE HEMOS OÍDO HABLAR DE “CULTURA DE LA VIOLACIÓN”, PERO RARAMENTE DE LA “CULTURA PEDÓFILA”14/9/2017 “Soy un pedófilo, pero no soy un monstruo”- Por Alicen Grey 28 de septiembre de 2015 Enlace original: http://www.feministcurrent.com/2015/09/28/youve-heard-of-rape-culture-but-have-you-heard-of-pedophile-culture/ Traducción: Tilo Pez Colaboración: Esther Torrado Estimado Todd Nickerson: Usted ha escrito un artículo hace unos días, que fue publicado por “Salon" con un título muy provocador: "Soy pedófilo, pero no soy un monstruo". Presumo, que a partir de ese momento muchas personas se estarán preguntando ¿es la pedofilia algo natural? o ¿ se puede curar la pedofilia?. Pero en esta ocasión no quiero responder a estas preguntas específicas. Más bien, prefiero ampliar algunos puntos fundamentales que omite en su artículo. Podríamos iniciar especificando: - Que la gran mayoría de los pedófilos son hombres. - Que la gran mayoría de las víctimas elegidas por los pedófilos para el abuso sexual son niñas. Estos son elementos mucho más importantes que podrían interesar al público ¿no cree? Por desgracia, la pedofilia es tan difusa y popular como el patriarcado, aunque éste generalmente no se menciona en debates sobre el tema, ya que se trata de evitar la evidente asociación entre pedofilia y patriarcado. Dicho esto, en líneas generales se cree que la pedofilia es tabú y que es despreciada por las masas. Pero haciendo una honesta evaluación general de nuestra cultura, vemos que es exactamente lo contrario. Entonces propongo que la pedofilia sea finalmente reconocida, estudiada, para que de ahora en adelante se tenga una mejor comprensión de la sexualidad, incluyendo los estudios sobre los deseos sexuales de los pedófilos y el conocimiento de lo que podemos llamar “Cultura Pedófila”. Y es que la cultura pedófila, exige a las mujeres ser delgadas como pre-púberes e incluso a un nivel -andrógino por la ausencia de curvas y grasa corporal. Debido a esta presión, encontramos un incremento constante en adolescentes y mujeres adultas, de desórdenes de la alimentación. A ellas en manera particular, se dirige la campaña multimillonaria de la industria para la pérdida de peso, que las perseguirá por toda la vida. En la cultura pedófila, la categoría principal es la “Pornhub, Teen y "Barely legal" niñas vestidas de colegialas, que juegan diversos roles, desde las "manipulaciones virginales" a las fantasías de incesto entre padre-hija o profesor-estudiante. Para esto, es imprescindible que la pornografía sea vista y seguida por millones de hombres, millones de veces. Lo que conlleva a preguntarse, si el límite para que estos espectadores consuman pornografía infantil es el límite la edad legal para dar el supuesto consentimiento. Esta fuerte influencia de la industria del porno en la cultura pedófila, se extiende a todo lo que comprende el cuerpo femenino. Hemos notado que está ganando mucha popularidad la práctica de la labiaplastia, una cirugía que afina los labios menores de las mujeres transformándolos en sutiles tirillas, tal y como demanda la industria pornográfica. Lo mismo ocurre con otros procedimientos, como la himenplastia, que restaura la virginidad de las mujeres. En la cultura pedófila, las mujeres se ven obligadas a depilarse o afeitarse regularmente sus partes íntimas. En este aspecto, notamos en esta cultura, una participación muy activa de la industria cosmética, siempre dirigida a las mujeres, donde se vende y se aconseja la compra de productos que permitan mantener siempre una piel "suave" y lisa, como la de una niña. En la cultura pedófila, la mujeres adultas son tratadas, aunque aparentemente de forma casual como "niñas". Existe una palabra específica para denominar a las adolescentes consideradas atractivas "jailbait". Las mujeres son de esta manera sexualizadas como pollitas, gatitas o niñitas. En la cultura pedófila, sucede que los hombres espectadores, observan con lujuria, hasta que ven el vello de las mujeres en las piernas o en el pubis, momento en el que se les trasforma el rostro en una caricatura de disgusto casi teatral. También, he oído a un grupo de jóvenes de edad universitaria, decir que no practicarían sexo oral con una mujer si sus labios son demasiado prominentes. Un hombre que mantuvo relaciones sexuales conmigo durante tres años, de repente se disgustó, cuando le revelé que no había depilado mi vello púbico. En otras palabras, muchos hombres dejan de sentir atracción sexual por mí, cuando les recuerdo que soy una mujer, y no una niña. Seguramente todos estos hombres, que sienten "atracción" por mujeres con estas cualidades infantiles descritas, no son pedófilos según la estricta definición de la palabra, pero parece que un gran número de ellos, son el resultado de un fuerte condicionamiento cultural, compartiendo las características para sentirse atraídos por una mujer y que en un pedófilo sólo las encuentra en una niña. En definitiva, pequeños labios, vaginas estrechas, hímenes intactos, piel suave como la de un bebé, extremidades y vulvas sin pelo, juventud eterna, cuerpos frágiles…En realidad resulta sorprendente que nadie reconozca que esas descripciones y demandas están referidas básicamente a bebes y niñas pequeñas, tal y como afirma un usuario tumblr reddressalert. Pero volvamos al punto donde comenzamos. Necesito que usted y sus fieles lectores comprendan la gravedad e importancia de esta realidad social, y es que la pedofilia socialmente no es tabú, ni algo vergonzoso o repulsivo, como usted está sosteniendo, ¡ojalá lo fuera!, sin embargo y a pesar de que la pedofilia va en contra de todas las mujeres, pues esos deseos que describe se reproducen infinitamente a nivel mundial, para satisfacer una demanda cada vez mayor, es cada vez mayor. Este mundo de supremacía masculina le da la bienvenida con los brazos abiertos, y cada uno de sus deseos será órdenes, para los intereses involucrados en este sector. Me atrevo a decir que usted tiene seguramente más posibilidades de expresar con autenticidad su propia esencia, sus propios deseos, mientras que las niñas y las mujeres seguramente NO. Usted nos está diciendo "Soy un pedófilo, pero no soy un monstruo", y en esto estoy de acuerdo con usted. No es un monstruo, es un hombre. Un hombre bastante común. En realidad usted es una representación microcósmica de las perversiones más frecuentes del patriarcado. Usted no es especial, no es anómalo, y lamentablemente no es el único. Su "orientación sexual" es sólo una manifestación más del deseo colectivo masculino, que en una especie de cruzada colectiva, está diciendo, subrayando y demostrando a las mujeres la supremacía masculina en todas sus formas posibles, cueste lo que cueste. Usted nos pide ser "comprensivos y solidarios" con su pedofilia, lo que significa que debemos actuar con complicidad silenciosa mientras los hombres sexualizan a las mujeres mediante rasgos infantiles y las adoctrinan para mantener la eterna juventud y así no agravar la inseguridad masculina. Lo que usted prácticamente nos pide es nuestra complicidad necesaria, en forma de apoyo y comprensión a la vez que nos dice que "no hay una manera o ética para cambiar completamente nuestros deseos sexuales". En ese sentido, le respondemos que tampoco hay ética en su solicitud de cooperación a aquellos que trabajamos activamente para desmantelar el sistema patriarcal del cual su "orientación" sexual es la máxima representación. |
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