por Saliha Boussedra, filósofa. Texto original: "Marx et la question de la prostitution", http://projet.pcf.fr/93934 Traducción: Berta OG En oposición a las corrientes "regulacionistas" que defienden la prostitución como un trabajo legal y compatible con el pensamiento de Marx, el análisis de sus escritos revela que para él no existe emancipación posible en la actividad prostitucional. El regulacionismo sostiene que la actividad ejercida por las prostitutas debe gozar de un reconocimiento oficial con el fin de conseguir su integración en el régimen general de la seguridad social, ya sea como trabajadoras asalariadas o como autónomas. Un sector de la corriente regulacionista reconoce que la prostitución no es la actividad idónea para la auto-realización personal, pero que tampoco es peor que el trabajo de una obrera. Este razonamiento regulacionista conduce a pensar que la única diferencia entre ambas actividades es que una es legal y la otra no (1). Se recurre asimismo al análisis marxista del trabajo asalariado para afirmar que la prostitución debe ser legalmente reconocida para que las mujeres que la ejercen puedan mejorar sus condiciones en el ejercicio de esa actividad. Trabajo concreto, trabajo abstracto El hecho de atribuir a Marx una posición regulacionista se basa en realidad en ciertas confusiones sobre la concepción marxista del trabajo. Para empezar, las corrientes regulacionistas pasan por alto no sólo la dimensión históricamente determinada del modo de producción capitalista, sino también el doble carácter del trabajo en ese modo de producción capitalista. Cuando Marx analiza el trabajo desde un punto de vista antropológico, vemos que es imposible separar la actividad productiva humana tanto de los individuos que la realizan como de los medios de trabajo (herramientas y materiales) como del producto de esa actividad. Esta dimensión que define el "trabajo concreto" se da en todas la sociedades y en todas las épocas. Sin embargo, Marx nos revela una segunda dimensión del trabajo que es específica del modo de producción capitalista: el "trabajo abstracto". Esta dimensión reduce el trabajo a una mera producción de valor de cambio, independientemente de la actividad, de los medios de producción y de los productos concretos. Dado que el regulacionismo no tiene en cuenta estas distinciones, interpreta a su manera la noción de "trabajo abstracto" para considerar la prostitución como trabajo. El regulacionismo, desde un enfoque impregnado por el modo de producción capitalista, proyecta sobre ciertas relaciones sociales y humanas el punto de vista propio del capital. Así, a través del concepto marxista de "trabajo abstracto" -aunque sin nombrarlo-, el regulacionismo promociona la mercantilización de una gran cantidad de actividades productivas humanas aún no acaparadas por el capital y reivindica una extensión legal del trabajo abstracto en la que poder incluir la actividad prostitucional, promoviendo ni más ni menos que el mercado regule y se haga cargo de la actividad sexual. En esta batalla, superar el reto del derecho y la legalidad constituye una etapa importante para el capital en su empeño por allanar el camino a esta forma de explotación. Actividad sexual venal y trabajo abstracto A propósito de la definición de trabajo abstracto, Marx escribió: «Si prescindimos del carácter determinado de la actividad productiva y, por tanto, del carácter útil del trabajo, vemos que éste queda reducido a un mero gasto de fuerza de trabajo humana. Aunque se trata de dos actividades productivas cualitativamente distintas, el trabajo textil y el de confección son ambos un gasto productivo del cerebro, los músculos, los nervios, las manos, etc., y en este sentido uno y otro son trabajo humano» (El Capital, Libro I). En ese «etc» es donde el regulacionismo pretende incluir el sexo según la concepción marxista del trabajo abstracto. Una inclusión cuando menos osada. Si ese gran pensador del trabajo que es Marx hubiera tenido que integrar el uso mercantilizado de las partes íntimas del cuerpo, desde luego no lo habría dejado implícito en un «etc.». Abordando ya de manera específica la cuestión de la prostitución, constatamos que la actividad prostitucional -de todos los «trabajos humanos» de los que habla Marx- es la única y exclusiva actividad en la que lo que se vende es precisamente aquello que no se vende en ningún otro trabajo. Si las personas que trabajan «alquilan su cuerpo» al capitalista (con sus músculos, sus nervios, su cerebro, etc.), la mujer prostituida es la única que autoriza el acceso a las partes íntimas de su cuerpo, excluidas de la venta de la fuerza de trabajo del conjunto de trabajadores y trabajadoras de los que habla Marx. La prostitución es por consiguiente la única actividad en la que el alquiler del cuerpo del individuo incluye una o varias partes del cuerpo cuyo acceso está formalmente prohibido en todos los otros trabajos. Vemos, pues, cómo la prostitución se aparta radicalmente y de manera específica del conjunto de «trabajos humanos» a los que se refiere Marx en el Libro I de El Capital. Prostitución y lumpenproletariado Además, el regulacionismo omite mencionar que Marx habló explícitamente de la prostitución. Si en los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844 parece que Marx no dice nada sobre la cuestión de la prostitución, en otros textos posteriores sí que podemos extraer una posición constante de Marx relativa a esta cuestión. Ya sea en El 18 Brumario de Luis Bonaparte, en La lucha de clases en Francia o en el Libro I de El Capital, constatamos que la prostitución está sistemáticamente incluida en lo que Marx llama lumpenproletariado. El lumpenproletariado, según Marx, está constituido por ese proletariado más empobrecido que no posee ya ni la fuerza de trabajo y por individuos desclasados que abandonaron la lucha de clases y dejaron de oponer resistencia. Según Marx, es el enemigo histórico del proletariado, aunque en parte emane de él. El lumpenproletariado se compone generalmente de «una masa claramente desligada del proletariado industrial, una cantera de rateros y delincuentes de todas clases que viven de los despojos de la sociedad, individuos sin profesión fija, vagabundos, gente sin oficio ni beneficio, que difieren según el grado de cultura de la nación a la que pertenecen, pero que nunca reniegan de su carácter de lazzaroni (2)» (La lucha de clases en Francia, K. Marx). Si las prostitutas forman parte o no de esta categoría de individuos, lo único que podemos decir aquí es que, por una parte, la prostitución no pertenece al registro de la definición «positiva» del trabajo, es decir, no constituye una autorrealización para el ser humano, y por otra parte, se manifiesta como algo «distinto» al proletariado. Tampoco pertenece a la definición «negativa» del trabajo tal como se da bajo la égida del capital (es decir, trabajo pagado por el capital). E incluso aunque Marx conoce formas de prostitución remuneradas por el capital y se puedan asimilar a «trabajo productivo» -como ocurre en los burdeles que Marx evoca a título de ejemplo en Teorías sobre la plusvalía-, no significa que la integre en el dominio del trabajo. Incluso cuando Marx se refiere al "sedimento más bajo" (3) y describe las capas más sometidas de trabajadoras y trabajadores en el Libro I de El Capital, no incluye en ellas la categoría de «prostituta». A este respecto, conviene leer atentamente el siguiente extracto de La lucha de clases en Francia: «De la corte al oscuro café, tenía lugar la misma prostitución, el mismo descarado engaño, la misma sed de enriquecerse, pero no produciendo, sino haciéndose astutamente con la riqueza ya existente de otros». Marx invoca aquí una sed de enriquecimiento que no tiene nada que ver con la producción, sino con el robo, el engaño, etc., una sed compartida tanto por la alta burguesía como por el lumpenproletariado. Sin embargo, no se puede decir que la prostituta «robe» al cliente ni que el cliente «robe» a la prostituta. Entonces, ¿en qué se basa Marx para hacer esta clasificación?. Se pueden seguir varias pistas para interpretarlo. Es posible que para Marx la prostitución, como ocurre también con el crimen, sea el grado máximo al que el capital es capaz de reducir la vida humana. Si la prostitución, desde el punto de vista capitalista, puede ser equiparada a la actividad del criminal (del que Marx dice en Teorías sobre la plusvalía que es un «productor» en el sentido que da trabajo a personas del sector de la judicatura, de la cerrajería, de la criminología y del campo de la ciencia, etc.), ambas son actividades en las que el individuo ha aceptado aquello a lo que el capital quiere reducirlo, desposeyéndolo no sólo de las condiciones objetivas que le permiten llevar a cabo su actividad, como ocurre con el proletariado, sino también de todos los elementos que constituyen la base de su «humanidad». El individuo del lumpenproletariado es, en cierto modo, quien «ha cedido» en su humanidad, quien ha abandonado la lucha y la resistencia en la actividad productiva, «esa tremenda y sin embargo fortalecedora escuela del trabajo» (La Sagrada Familia). Es esa persona que, dispuesta a vender todo de sí misma, se encuentra en «la situación del proletariado arruinado, el último grado en el que cae el proletario y la proletaria que han dejado de resistir a la presión de la burguesía» (La ideología alemana). De ahí que podamos extraer que no existe, según Marx, ninguna perspectiva de emancipación en la actividad prostitucional y que más bien constituye una ruptura radical del vínculo que une el «organismo vivo» a su componente de resistencia y de «humanidad». Marx conoce perfectamente la violencia de las relaciones de dominación que se ejerce sobre las mujeres prostituidas. Escribe: «La prostitución es una relación que afecta no sólo a la prostituta, sino también al prostituyente, cuya ignominia es todavía mayor» (Manuscritos económicos y filosóficos de 1844). Si Marx sitúa la actividad prostitucional en el lumpenproletariado y no en el proletariado, no significa de ningún modo que condene a las prostitutas, sino al contrario, lo que condena son las actividades insalubres y perjudiciales para las mujeres, al tiempo que trata de que consigan la emancipación de la situación en la que se encuentran. Una emancipación que irá unida a la abolición mundial de la prostitución, acompañada de medidas sociales y del pleno reconocimiento de las mujeres en el mundo social del trabajo. Y aunque los niños y las niñas formaban parte del proletariado en el siglo XIX, algunas sociedades han sabido resolverlo sin tener que pensar en darles más derechos laborales. Eligieron, muy al contrario, apartarlos del mundo del trabajo. Prohibición del trabajo infantil y de los «trabajos nocivos para las mujeres» fue lo que Marx defendió en el transcurso de una entrevista para el periódico Chicago Tribune en diciembre de 1878. Si conseguimos abolir el trabajo infantil en el pasado sin reducir la cuestión a una mera ampliación de los «derechos sindicales» para los niños y las niñas, ya es hora de que nuestra sociedad y nuestras luchas consigan los mismos resultados con respecto a la prostitución. (1) N. de la T.: El ejercicio de la prostitución en España no es delito. Sí es sancionable si se practica en la vía pública. (2) N. de la T.: Los lazzaroni eran individuos sin hogar que vivían de la mendicidad en Nápoles. Llamados así por el Hospital de San Lázaro que les servía de albergue. Este fue el sobrenombre que se dio en Italia al lumpenproletariado como sinónimo de desclasados. Los lazzaroni fueron utilizados en reiteradas ocasiones por los medios monárquico-reaccionarios en la lucha contra el pueblo. (3) N. de la T.: Sedimento que se forma en algunos líquidos.
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Por Jacqueline Gwynne Traducción: Olga Baselga Texto original: https://nordicmodelnow.org/myths-about-prostitution/myth-disabled-men-have-the-right-to-paid-sex-with-prostitutes/ Una de las razones esgrimidas para justificar la prostitución es el derecho de los hombres a tener relaciones sexuales con una prostituta. “¿Y qué hay de los hombres discapacitados? Ellos también tienen derecho al sexo, ¿no?”, se dice. Sin embargo, cabe señalar que esto no es algo que sugieran las organizaciones de personas con discapacidad sino por personas sin discapacidad que justifican el comercio sexual. Trabajé como recepcionista en un burdel legal de nivel alto en Victoria, Australia. Antes de eso, yo hubiera estado de acuerdo con esa idea, pero una vez visto el interior de la “industria del sexo”, lo misógina, miserable y explotadora que es, y los burdeles de mala calidad, veo las cosas de otra manera. Ahora entiendo que es discriminatoria y ofensiva por múltiples razones. Es sexista porque sólo considera las necesidades sexuales de los hombres y no las de las mujeres. Es degradante y capacitista porque implica que las personas con discapacidad son demasiado grotescas para ser sexualmente atractivas y no son capaces de expresión sexual y de asociarse con otras personas con y sin discapacidad. Es explotadora y clasista porque implica la prostitución de una clase de mujeres. Estas mujeres suelen estar socialmente desfavorecidas y muchas de ellas tienen discapacidad, a menudo no diagnosticadas. Pero eso ya sería para otro artículo. Como recepcionista en el burdel cogía el teléfono, atendiendo consultas y reservas. Ni una vez tomé una reserva para un hombre discapacitado o una consulta en su nombre. Después de unirme al movimiento de supervivientes del comercio sexual en abril de 2016, sentí curiosidad y empecé a hacer preguntas e investigar el tema. Hice un llamamiento a través de mis redes sociales para evaluar qué demanda había de hombres discapacitados. También hablé con trabajadores sociales en Australia. Recibí respuestas de 10 mujeres que habían trabajado en la “industria del sexo”, algunas durante décadas. Dijeron que sólo el 2-5% de sus clientes estaban físicamente o mentalmente discapacitados. ¿Por qué se utiliza este pequeño porcentaje para justificar toda la “industria del sexo”? Carrie[2] trabajó como prostituta durante más de una década. Me dijo: “Vi a muy pocos hombres discapacitados, aunque en realidad los prefería como clientes, porque no me amenazaban físicamente como los hombres sin discapacidad física. Por lo general los traía una cuidadora que, en el cumplimiento de su deber que se quedaba vigilando mientras yo hacía el servicio”. “Los hombres estaban tan profundamente discapacitados físicamente y / o mentalmente que dudo que fueran capaces de dar un consentimiento sexual”. Si los hombres no eran capaces de dar su consentimiento, ¿qué o quién lo hace? ¿Quién decide por ellos? ¿Quién paga? Qué degradante debe ser para la mujer prostituida tener a alguien mirando… Es común en Australia que las trabajadoras sociales y cuidadoras tengan que llevar a clientes masculinos a las prostitutas. Se dice que eso hace a los hombres más fáciles de manejar. Pero ¿por qué sólo las trabajadoras sociales y cuidadoras (mujeres) tienen que hacerlo? En cualquier otro lugar de trabajo, ser obligado a mirar a alguien manteniendo relaciones sexuales sería considerado acoso sexual. Ambas trabajadoras sociales con las que hablé dijeron que no tuvieron opción a negarse. Si expresaban rechazo al respecto, eran condenadas al ostracismo o despedidas. Lisa2 de Melbourne ha sido despedida dos veces por oponerse a tal práctica porque no estaba cómoda con la idea de la prostitución y la explotación sexual de las mujeres. Barbara2 de Queensland expresó su inquietud por el hecho de que los hombres no puedan dar su consentimiento se vean obligados a acudir a prostitutas: “La sexualidad de los hombres discapacitados es considerada sacrosanta y tiene prioridad sobre los derechos de una mujer en situación de prostitución, socialmente desfavorecida, y sobre los derechos de las trabajadoras sociales. A las mujeres con discapacidad, por el contrario, se les niega cualquier tipo de sexualidad y es práctica común esterilizarlas. A las mujeres con discapacidad a menudo se les practica una histerectomía y ovariectomía. Esto equivale a una castración: cortar los testículos de un hombre. Se considera demasiado cruel actuar sobre los pedófilos convictos, pero las familias optan por hacer esto a sus propias hijas”. Según Carrie, los clientes a menudo no podían llegar al clímax y parecían incómodos por estar allí. Si no hubiesen sido obligados por su familia o cuidadores, probablemente nunca lo habrían considerado. Es abuso sexual si no lo elige voluntariamente. El precio promedio de un ‘servicio básico’ de una hora con una prostituta es de aproximadamente 180-200 dólares australianos. ¿Quién paga? ¿Está financiado por el gobierno? ¿Cómo puede justificarse para los hombres discapacitados cuando a las mujeres discapacitadas se les niega por completo su sexualidad? Si son las familias de los hombres discapacitados las que pagan, la práctica debe limitarse a las familias acomodadas, lo que convierte a todo este asunto sobre la necesidad de prostitución en elitista, clasista y absurdo. El sexo no es un derecho humano y no es una cuestión de vida o muerte. Un hombre discapacitado no morirá si no tiene un orgasmo. El deseo sexual de los hombres no tiene preferencia sobre los derechos de las mujeres. Los hombres discapacitados representan un porcentaje pequeño de los usuarios de la prostitución y es un mito que se utiliza para justificar toda la prostitución. Las necesidades sexuales de los hombres no son más importantes que la dignidad y la seguridad de las trabajadoras sociales y las cuidadoras, incluso si se trata de discapacitados. La discapacidad nunca es una razón para justificar la explotación sexual de una clase de mujeres desfavorecidas. Sugerir esto es misógino, capacitista, elitista, clasista y francamente ultrajante. El relato de Jacqueline Gwynne cuando trabajaba como recepcionista en un burdel legal de alto nivel en Victoria, Australia, fue publicado por Spinifex Press en Prostitution Narratives. [1] Elijo conscientemente el término discapacidad/discapacitado en lugar de con diversidad funcional/funcionalmente diverso, no por desconocimiento ni por considerarlo más apropiado (al contrario), sino por evitar sobrecargar el texto. (N. d. T.) [2] Los nombres de las mujeres entrevistadas se han cambiado para proteger su intimidad. Traducción: Lucia Gomes Texto original: https://www.theguardian.com/world/2007/sep/07/usa.gender Si crees en su propaganda, los prostíbulos legales en Nevada son sitios seguros, saludables – incluso divertidos – para trabajar. Si es así, porque tantas personas prostituidas cuentan tantas historias de abusos terribles? Julie Bindel informa. Sólo existe un lugar en los EEUU donde los prostíbulos son legales y es Nevada – un estado donde la prostitución ha sido considerada una “industria de servicios” necesaria desde los tiempos en que este lugar solo era habitado por buscadores de oro. Hoy existen al menos 20 prostíbulos legales en activo. No son muchos, se puede pensar, pero estas actividades autorizadas por el Estado están sobrerrepresentadas en términos de publicidad. Véase la serie documental exitosa de HBO, Cathouse, en que figura lo más famoso prostíbulo de Nevada, Moonlight Bunny Ranch. Sintoniza y serás disculpada por pensar que todas las prostituidas de Nevada están en algo bueno. Las mujeres hablan tímidamente sobre como aman su trabajo, sus clientes, sus patrones. “La serie subraya no solo las múltiples alegrías y desafíos de trabajar en un prostíbulo legal,” dice el site de HBO, “sino también de los beneficios terapéuticos que los clientes llevan consigo tras su estancia en el Ranch”. Dada tan buenas relaciones públicas, un nuevo libro – Prostitución y Tráfico en Nevada: Haciendo las Conexiones – hace una lectura interesante. Durante una investigación de dos años, la autora, Melissa Farley, visitó ocho prostíbulos legales en Nevada, entrevistando 45 mujeres y varios dueños de prostíbulos. Lejos de disfrutar de mejores condiciones que las que trabajan ilegalmente, las prostituidas con quién habló son frecuentemente sometidas a condiciones similares a la esclavitud. Descritas como “prisiones de chochos” por una de las entrevistadas, los prostíbulos están normalmente en el medio de la nada, fuera de la vista de los residentes comunes de Nevada. (Los prostíbulos son oficialmente permitidos en condados con poblaciones de menos de 400.00, así la prostitución permanece como un negocio ilegal – a pesar de lo vasto – en aglomeraciones como Las Vegas.) Las prostituidas de los prostíbulos frecuentemente viven como prisioneras, allí encerradas o teniendo prohibido salir. “El aspecto físico de estos edificios es chocante,” dice Farley. “Se parecen a grandes remolques con alambres de púas alrededor – pequeñas cárceles. Todas las salas tienen botones de pánico pero muchas mujeres le dijeron que han sufrido abusos sexuales y violentos por parte de los puteros y proxenetas. “Yo vi una puerta de metal blindada en uno de los prostíbulos,” dice Farley. “La comida de las mujeres era empujada entre las barras metálicas de la puerta entre la cocina y la zona del prostíbulo. Uno de los proxenetas mantuvo hambrienta a una mujer porque la consideraba muy gorda. Ella hizo un amigo fuera del prostíbulo que le lanzaba comida sobre la valla.” Otro proxeneta dijo a Farley con naturalidad que muchas de las mujeres trabajando para él tenían historias de abuso sexual y enfermedades mentales. “La mayor parte,”, dice, “han sido sexualmente abusadas de niñas. Algunas son bipolares, algunas son esquizofrénicas.” Después está el hecho de que las prostituidas legales parecen perder los derechos que los ciudadanos comunes tienen. Desde 1987, a las personas prostituidas en Nevada se les demanda que sean testadas una vez por semana para enfermedades transmisibles y una vez al mes para HIV. A los puteros no se les demanda que sean testados. Las mujeres deben presentar sus certificaciones médicas a la policía y sus huellas dactilares son registradas aunque les resulte perjudicial: si se conoce que una mujer está prostituida, le pueden rechazar los seguros de salud, puede ser discriminada en la vivienda o empleo futuro, o soportar acusaciones de maternidad inadecuada. Además, hay países que no aceptan la residencia de prostituidas registradas por lo que su movilidad está severamente restringida. Aquellos que apoyan el sistema afirman que las reglamentaciones pueden ayudar a prevenir el proxenetismo, lo que consideran como una forma de explotación peor de la que ocurre en los prostíbulos. De acuerdo con la pesquisa de Farley, muchas mujeres en los prostíbulos legales tienen en cualquier caso proxenetas fuera , sean sus maridos o novios. Y, como dice Chong King, superviviente de prostitución que trabajó con Farley, algunos de los dueños de los prostíbulos legales “son peores que cualquier proxeneta. Abusan y encarcelan mujeres y están totalmente protegidos por el estado.” Se espera de las mujeres que vivan en los prostíbulos y que tengan turnos de 12-14 horas. Mary, una prostituida hace tres años en un prostíbulo legal, subraya las restricciones. “No puedes tener tu propio vehículo,” dice. “Es como el pequeño estado policial [del proxeneta].” Cuando un putero llega, suena una campana, y las mujeres inmediatamente tienen que presentarse en una fila para que pueda elegir quién va a comprar. En algunos condados de Nevada los Sheriffs también imponen practicas ilegales. En una ciudad, por ejemplo, las prostituidas no pueden salir del prostíbulo después de las 5 p.m., no están autorizadas a entrar en bares y en los restaurantes tienen que entrar por una puerta trasera y acompañadas por un hombre. Entonces como tuvo Farley acceso a sus entrevistadas? Porque quienes controlaban a las mujeres confiaban en que éstas no iban a ser honestas sobre las condiciones, dice. “A los chulos les gusta fanfarronear y yo se oír.”, añade. A pesar de estar sola con las mujeres durante las entrevistas, Farley señaló que todas estaban muy nerviosas, siempre mirando en la dirección de los dueños de los prostíbulos. Investigar la industria del sexo – incluso la parte legal – puede ser peligroso. Durante una visita a un prostíbulo, Farley preguntó al dueño lo que pensaban las mujeres de su trabajo. “Fuí educada,” escribe en su libro, “mientras él explicaba condescendiente como era provechoso y lucrativo el negocio de la prostitución para sus “señoras”. Intenté mantener mis músculos faciales sin expresión pero no logré hacerlo. Sacó de un revólver de su cinturón, apuntó a mi cabeza y dijo: 'No sabes nada de la prostitución en Nevada, señora. Ni siquiera sabes si te voy a matar en los próximos cinco minutos.'” Farley descubrió que los dueños de los prostíbulos normalmente quitan la mitad de las ganancias a las mujeres. Ademas las mujeres tienen que pagar propinas y otros costes al personal del prostíbulo, así como comisiones a los conductores de taxi que traen a los puteros. También tiene que pagar sus condones, toallitas húmedas y el uso de sábanas y toallas. Es raro, dijeron las mujeres a Farley, rechazar a un putero. Una antigua “trabajadora” de un prostíbulo de Nevada escribió en un website: “Después de tus billetes de avión, ropa, el precio total de las bebidas y otros múltiples costes sales con poco. Además, eres... multada por casi todo. Te quedas dormida en tu turno de 14 horas, llevas una multa de $100 [£50], llegas tarde para formar la fila, $100-500 en multas.” (Las mujeres generalmente negocian directamente con los hombres el dinero; lo que reciben depende de la calidad del prostíbulo. Puede ser cualquier cantidad desde $50 por sexo oral hasta $1,000 por la noche, pero esto no tiene en cuenta la parte del prostíbulo.) Farley descubrió una falta de servicios “chocante” en Nevada para las mujeres que quieren salir de la prostitución. “Cuando la prostitución es considerada un trabajo legal y no una violación de los derechos humanos,” dice Farley, “porque debería el estado ofrecer servicios para la salida?” Mas de 80% de las entrevistadas dijeron a Farley que querían salir de la prostitución. El efecto de todo esto sobre las mujeres en los prostíbulos es “negativo y profundo,” de acuerdo con Farley. “Muchas estaban sufriendo lo que describo como los efectos traumáticos de agresiones sexuales recurrentes y aquellas que estuvieron en los prostíbulos por algún tiempo han sido institucionalizadas. Esto es, son pasivas, tímidas, obedientes y profundamente resignadas.” “Verdaderamente a nadie le gusta ser vendida,” dice Angie, entrevistada por Farley. “Es como fimar un contrato para ser violada.” Mientras tanto, los prostíbulos ilegales están aumentando en Nevada, como en otras partes del mundo donde los prostíbulos han sido legalizados. La industria ilegal de la prostitución es ya nueve veces más grande que los prostíbulos legales del estado. “Legalizar esta industria no resulta en el cierre de los establecimientos ilegales de sexo,” dice Farley, “simplemente les da una permisividad más amplia para existir.” Farley encontró evidencias, por ejemplo, de que la existencia de prostíbulos autorizados por el estado puede tener un efecto en actitudes ante las mujeres y la violencia sexual. Su encuesta a 131 jóvenes en la Universidad de Nevada descubrió que la mayoría ve la prostitución como normal, asume que no es posible violar una prostituida y es más probable que estos jóvenes respecto a jóvenes de otros estados, utilicen mujeres en prostitución legal y ilegal. La solución, cree Farley, es educar las personas sobre las realidades del abuso legalizado de las mujeres. “Una vez el pueblo de Nevada conozca el sufrimiento y daño emocional [de las prostituidas], su falta de derechos humanos, ellos, como yo, se convencerán de que la prostitución legal es una institución que no puede ser arreglada o mejorada. Tiene que ser abolida.” Todavía, la actitud predominante en Nevada sigue siendo como la de hace siglos – que los hombres tienen “necesidades” sexuales que tienen el derecho a satisfacer. Afuera de uno de los prostíbulos legales se puede leer en un letrero: “el que duda, se masturba.” *Algunos nombres han sido cambiados. By number23 Traducción : Yoli Solari Sala Texto original: http://anonhq.com/horrifying-truths-adult-film-industry/ La industria de las películas para adultos, fue una vez considerada una industria rentable, glamurosa y excitante tanto para los actores como para las actrices; en la última década, muchos de sus horrendos y deshonestos secretos se han filtrado y finalmente han desenmascarado la engañosa imagen de la industria. Las representaciones e imágenes sexuales han existido desde tiempos prehistóricos, sin embargo las preocupaciones éticas y las implicaciones sociales relacionadas con la amplia disponibilidad y existencia en general del porno ha generado controversia por primera vez desde que se estableció la concepción moderna de la pornografía durante la era Victoriana. Varios grupos, incluyendo a comunidades feministas y religiosas han buscado suprimir la pornografía bajo leyes de obscenidad con distintos niveles de éxito alrededor del mundo. Durante la última década, muchos actores y actrices que se han retirado de la industria han compartido sus opiniones y hasta revelado, algunos de los secretos más impactantes de la industria; entre los más comunes están los directores/productores presuntamente abusivos, amenazantes y sobre-exigentes, el hecho de que los controles de salud sexual van de mínimos a inexistentes, y el hecho de que las agencias a menudo brindan servicios adicionales de “escort”. Algunas de las mujeres que entran a la industria se encuentran angustiadas o tienen pasados dolorosos y simplemente están desesperadas por ganar algo de dinero rápido. Shelley Lubben, una ex-actriz porno, escribió un artículo sobre la verdad detrás del porno[1] Donde describía sus propias terribles experiencias y las de otras mujeres de su entorno, “muchas actrices admiten haber sufrido abusos sexuales, abusos físicos, abusos verbales y negligencia por parte de sus padres”. Es frecuente que se abuse del frágil estado de estas mujeres, y los resultados suelen llevarlas a un oscuro camino de abuso de drogas y odio por sí mismas. La pornografía más vista hoy en día es la que se accede a través de streaming o descargas en Internet, directamente a los aparatos de los usuarios. La piratería de estas “películas” por lo tanto se ha vuelto cada vez más popular, lo que ha tenido un impacto dramático en la rentabilidad de la industria, y por lo tanto también en las ganancias de las “estrellas”. Esto, combinado a una reserva mayor de actrices y un menos número de papeles disponibles, significa que muchas mujeres se ven obligadas a buscar un segundo ingreso. Un número cada vez mayor de mujeres desesperadas recurren a ser escorts ilegales o a la prostitución. En el pasado “las Escorts eran consideradas sucias y lo más bajo que hay. Nadie estaba dispuesta a admitir abiertamente que lo hacía.” Sin embargo, es tan frecuente ahora que la mayoría de las actrices suponen que sus colegas están participando de tales actividades. La competencia extrema y el número limitado de papeles ha permitido que se hagan castings fuera de pantalla lo que permite que directores y productores exploten y manipulen a las mujeres para que hagan cosas que las incomodan completamente “Tuve una experiencia horrible en Francia con un productor… le daban ataques de ira por nada y trataba de manipularte para que hicieras cosas que estaban mucho más allá de tus límites”. Declaró la actriz Kaz B en una entrevista con Buzzfeed. En casi todas las entrevistas, ya sea con actrices retiradas, o con las que todavía “disfrutan” del estilo de vida de una estrella porno, se resaltó con cada vez más fuerza las preocupantes violaciones a la salud que son comunes en la industria. Si bien es un requerimiento que cada actor o actriz cuente con certificados de salud sexual que deben ser renovados regularmente, en algunas zonas cada 14-21 días, muchas producciones o profesionales de la industria descuidan o directamente ignoran estas precauciones. “Un productor, que tiene una reputación muy mala, quería que filme una escena con una chica que tenía gonorrea.” Le dijo Kaz B a Buzzfeed en la entrevista. Se han hecho esfuerzos para mejorar las condiciones de salud, seguridad y trabajo de las actrices en la industria. Un ejemplo reciente es 'Measure B' también conocido como el County of Los Angeles Safer Sex In the Adult Film Industry Act[2], que buscaba criminalizar cualquier porno que se filmara sin el uso de preservativos en L.A. Sin embargo, fue derogado por la Asamblea Estatal de agosto 2014. Se puede decir que sólo un puñado de mujeres dentro de la industria son bien tratadas, ganan mucho dinero y viven el opulento estilo de vida que suele asociarse a la industria del cine para adultos. Sin embargo, debería darse a conocer más ampliamente que miles de mujeres que se someten a este tipo de trabajo no corren la misma suerte. Fuentes: Salon: When porn stars become escorts: Lucrative new trend could also be risky Salon: Porn industry, rejoice: California kills controversial “condom bill” CBN: The Truth Behind the Fantasy of Porn Buzzfeed: UK Porn Stars Reveal The Highs And Lows Of Working In The Adult Industry LifeSiteNews: Shrinking profits leading women from pornography to prostitution: experts [1] The truth behind porn. Disponible en inglés en: http://www.cbn.com/700club/features/thetruth_lubben.aspx [2] Ley del Contado de los Angeles por un Sexo más seguro en la Industria del Cine para Adultos Haz clic aquí para editar.
Por Maddy Coy y Pala Molisa Texto original: https://www.opendemocracy.net/5050/maddy-coy-pala-molisa/what-lies-beneath-prostitution-and-policy-in-new-zealand Traducción del inglés: Atenea Acevedo Las sobrevivientes del sistema de la prostitución están cuestionando la retórica color de rosa que rodea a la política de la prostitución en Nueva Zelanda y la forma en que los daños son maquillados por quienes defienden ese enfoque. La prostitución y la trata enfrentan cada vez más cuestionamientos en foros internacionales de derechos humanos y política pública, donde los debates se polarizan en torno a la cuestión de si el sistema de la prostitución afianza la dominación masculina institucionalizada o su perjuicio se deriva de la delincuencia y el estigma al que está asociado. En abril de 2016, Francia se sumó a otros países al adoptar el enfoque actualmente conocido como modelo nórdico, es decir, la despenalización de la venta de sexo a la par de la instauración de programas de apoyo para salir de la prostitución, junto con la penalización de la compra de sexo. Este enfoque de derechos humanos se contrapone completamente al aval que Amnistía Internacional ha otorgado al llamado enfoque de Nueva Zelanda en el informe interino del Comité Especial del Ministerio Británico del Interior. ¿Qué sabemos y qué creemos saber de las consecuencias de la política sobre prostitución en Nueva Zelanda? En 2003, la Ley de Reforma a la Prostitución en Nueva Zelanda (LRP) despenalizó los negocios de comercio sexual a fin de que funcionaran de manera legal y legítima. Quienes defienden esta postura edulcoran la reforma al afirmar que la despenalización de todos los aspectos de la prostitución minimiza los daños que causa y mejora la seguridad de las mujeres vendidas y compradas con fines sexuales. Una mirada al día a día demuestra que la realidad del enfoque neozelandés es muy distinta. Es principalmente gracias a los testimonios por escrito de las mujeres que han formado parte del sistema de la prostitución en Nueva Zelanda que conocemos la enorme brecha entre la alegre retórica y la cruda realidad. Por ejemplo, Sabrinna Valisce, sobreviviente de trata, se ha pronunciado fuertemente en relación con pruebas rara vez citadas o documentadas en la mayoría de las investigaciones: el poder que se pone en manos de los proxenetas cuando se convierten en ‘legítimos empresarios’; el aumento en el número de mujeres en los burdeles; la mayor demanda, por parte de los hombres, de precios más bajos y más ‘servicios extra’; la normalización de prácticas sexuales no deseadas, como practicar sexo sin condón. El conmovedor relato de Rae Story sobre el tiempo que pasó en burdeles neozelandeses deja claro quién ejerce realmente el poder en el mundo de la prostitución. Sus entrevistas con sobrevivientes de la prostitución evidencian escepticismo e ira en cuanto a la despenalización. Sally (pseudónimo), aún en la industria del sexo, se expresa sin tapujos sobre el tema: “La violencia sexual y el acoso sexual forman parte de la prostitución. No se trata de incidentes aislados. Nuestro papel es ser acosadas, agredidas, violadas. Además de hacer de damas de compañía, psicólogas, criadas o masajistas”. Silencios que gritan Detrás de la adulación al enfoque neozelandés por parte de quienes lo defienden está el acallamiento de las experiencias de mujeres que denuncian daños y cuyas pruebas son maquilladas o distorsionadas. Pensemos, por ejemplo, en la violencia. El informe interino del Comité Especial del Ministerio Británico del Interior (CEMBI) del gobierno de Westminster cita a diversas fuentes que afirman que la despenalización en Nueva Zelanda ha ‘alentado’ a las mujeres a denunciar violencia y que ‘se permitió a las mujeres presentar denuncias sin temer acciones por parte de la policía’. El informe del CEMBI cita una conclusión del informe del Comité para la Ley de Reforma a la Prostitución (CLRP) de 2008: las personas entrevistadas sentían que ‘era más probable que las mujeres’ denunciaran violencia a la policía con la despenalización. Estas afirmaciones incurren en una omisión sutil, pero importante: no es lo mismo apuntar a alentar a las mujeres a denunciar violencia a la policía, percibiendo que sería más probable que lo hicieran y/o se les permitiera hacerlo, que prestar atención a las evidencias de que las mujeres no se animan a denunciar. Las investigaciones citadas en el informe del CLRP, por ejemplo, sugieren que ‘pocas’ mujeres en todos los sectores de la industria del sexo en Nueva Zelanda habían denunciado violencia a la policía. Vayamos más atrás. El informe del CLRP también señala que la mayoría de las mujeres percibía que la despenalización ‘poco podía hacer en cuanto a la violencia que ya tenía lugar’. Un documento parlamentario de 2012 incluye la violencia en el rubro ‘condiciones laborales’ y reconoce, apenas por encima, que la violencia y la explotación, incluidas la violencia y la explotación infantil, continúan. La conclusión derivada de dichos informes es que la violencia es inevitable y que la máxima esperanza de la ley es hacer posible que las sobrevivientes busquen apoyo después de haber sido víctimas. Se maquilla la explotación de mujeres indígenas y del Pacífico a pesar del papel que la prostitución desempeña en el arraigo de la colonización y lo documentado por organizaciones de mujeres en cuestiones de coerción y trata de mujeres jóvenes de la isla. ¿Por qué nos conformamos con esta situación? Se sabe que al menos cuatro mujeres implicadas en prostitución fueron asesinadas en Nueva Zelanda a manos de compradores de sexo desde 2003: Suzie Sutherland y Anna Louise Wilson en 2005; Ngatai Lynette Manning en 2008; Nuttidar Vaikaew en 2009. ¿Acaso nuestra máxima aspiración en cuanto a la despenalización es ayudar a la policía a resolver los asesinatos (según cita del informe del CEMBI)? ¿En qué quedó nuestra meta de poner fin a la violencia de los hombres hacia las mujeres, incluida la violencia letal? ¿Dónde está el reconocimiento de que los cimientos del sistema de la prostitución son la misoginia y el racismo y la colonización? ¿Dónde quedó el derecho de las mujeres a vivir sin ser violadas? En 2012, Maddy y Janine Benedet siguieron los pasos de Sheila Jeffreys al llevar el concepto de Liz Kelly relativo a la continuación de la violencia contra las mujeres (VCM) al sistema de la prostitución. Se argumentó que la prostitución es una forma de VCM, puesto que ‘comparte rasgos’ de asimetría de género; privilegio masculino; invasión de los cuerpos de las mujeres. La prostitución forma parte de una ‘serie ininterrumpida de elementos o actos’ de violencia y violación en las vidas de las mujeres. Estas formas de entender la prostitución y la violencia modifican nuestra manera de exigir y medir la disminución de la violencia. Si la prostitución constituye una práctica socialmente institucionalizada de VCM, podremos ser mucho más ambiciosas en cuanto a ponerle fin. Como se reconoce en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se trata de una violencia histórica y socialmente construida. Es decir, no es natural ni inevitable. Esto significa que minimizar el daño no es lo mejor que podemos hacer ni el máximo al que podemos aspirar. Si la violación, parte central del sistema de la prostitución, es una construcción social, entonces su desconstrucción social es posible. El encubrimiento del privilegio masculino Vayamos más allá. El análisis de Pantea Farvid y Lauren Glass sobre la cobertura periodística de la prostitución en Nueva Zelanda de 2000 a 2013 muestra que las mujeres que venden sexo en la calle siguen siendo ‘condenadas’ y que los hombres que compran sexo ‘brillan por su ausencia’ en los informes mediáticos. La despenalización no ha acabado con el estigma de género asociado al sistema de la prostitución. Así lo reconocen tanto el informe de la LRP como diversas investigaciones. No nos sorprende a quienes comprendemos que el estigma no se deriva de la ilegalidad de la venta de sexo. En el sistema de la prostitución, las mujeres son, literalmente, el Otro: se les despoja de su humanidad y de la propiedad de su cuerpo para ponerlo al servicio de la gratificación sexual de los hombres. Representar a las mujeres como delincuentes agrava un estigma cuyas raíces son mucho más profundas. De ahí que no sorprenda una de las conclusiones clave de Pantea Farvid y Lauren Glass: la cobertura periodística en Nueva Zelanda individualiza las problemáticas en cuestión de manera tal, que el contexto de desigualdad persistente y constante entre mujeres y hombres se vuelve invisible. Esto, como lo ha comentado Pala, también se observa en las investigaciones sobre la prostitución en ese país, que ‘no ven el sexo como una manera en que los hombres pueden demostrar y ejercer el poder sobre las mujeres. Se trata de investigaciones que presentan un panorama maquillado de la industria del sexo, un cuadro que no deja ver el papel del poder masculino institucionalizado en esa industria’. La necesidad de elegir una postura, elegir otra vez Los debates internacionales sobre la prostitución se reducen a si podemos o no reunir el valor de confrontar honestamente las realidades de la violencia sistémica y el poder estructural. El lobby a favor de la despenalización integral ve la prostitución como “trabajo”; sin embargo, esta mirada solo se sostiene cuando se desdeña y omite rutinariamente la forma en que la prostitución se basa en sistemas de opresión y los refuerza. Esto solo es posible si, en el fondo, no creemos que las mujeres sean auténticos seres humanos. Si, en el fondo, no creemos que sea posible superar la cosificación sexual. O no creemos que sea posible acabar con el privilegio masculino. Si, en el fondo, no creemos que los hombres puedan cambiar. Quienes abogan por el modelo neozelandés eligen limitar nuestra visión a la minimización de daños, sin cambiar las causas de raíz detrás de esos daños. Por eso necesitamos volver a analizar esa postura. Y, por nuestra parte, asumir la nuestra, una postura muy distinta. Celebrado en Munich el 3 de diciembre de 2016. Por Concha Hurtado Poner a Alemania como ejemplo sobre cómo legislar para luchar mejor contra las mafias y proxenetas dando al mismo tiempo derechos a las prostituidas era algo habitual entre quienes defienden la regulación/legalización de la prostitución en España. Mis compañeras feministas alemanas se llevaban las manos a la cabeza cuando se lo comentaba. Y digo “era” porque ahora que ya se sabe más sobre el fracaso de la ley alemana -no se puede falsear eternamente la realidad-, han buscado otro país como referente y le toca a Nueva Zelanda , que como pilla más lejos, parece más difícil verse desmentidxs en sus falacias. que afortunadamente tambien lo han sido. Alemania legalizó la prostitución, la compra de sexo y el proxenetismo en 2002 tras años de presión del lobby proxeneta que, bajo la apariencia de sindicato de trabajadoras sexuales -incluso se llamaban a sí mismas feministas-, usurparon cínicamente la voz de las prostituidas. El sindicato BesD (Berufsverband erotische und sexuelle Dienstleistungen/ organización profesional de servicios eróticos y sexuales) fue, como todos los sindicatos del "trabajo sexual", fundado por proxenetas y dueños de burdeles. ¿Qué sindicato es ése en el que los explotadores se organizan para representar a las explotadas?. Bajo el pretexto de dar derechos laborales a las mujeres que quisieran voluntariamente “trabajar en la industria del sexo”, el parlamento, con los votos de verdes "die Grüne" y socialistas del SPD, descriminalizó la explotación sexual. Esgrimiendo argumentos sobre la autonomía sexual y la libertad, se las animaba a ser empresarias de su propio cuerpo. Los proxenetas ahora son considerados empresarios que alquilan por precios astronómicos las habitaciones de sus macroburdeles a las “trabajadoras sexuales autónomas”, que en muchos casos deben soportar hasta 10 puteros al dia solo para pagar al proxeneta por estar en su "lugar de trabajo". Pagan más por un cuchitril de pocos m2 de lo que pagariamos por una habitacion en un hotel de 5 estrellas. Por supuesto, las feministas alemanas protestaron indignadas contra la legalización de esta explotacion sexual, porque se legitima por ley esta violencia patriarcal. “Prostitution ist Gewalt”/ “La prostitución es violencia”, repiten sin cesar. Una de las consecuencias de la legislación es que la policía ya no puede intervenir ni investigar lo que pasa puertas adentro porque lo que sucede en los burdeles está legitimado por la ley. La ley permite a las prostituidas denunciar a un “cliente” si no le paga por el “servicio”, pero no se ha producido ningún juicio de este tipo hasta la fecha. El comisario jefe contra la criminalidad y la trata, Manfred Paulus, detractor de la legalización, da charlas a favor de la abolición y ha escrito el libro Tráfico de personas. Lugar del crimen: Alemania. El resultado de la legalización ha sido un incremento enorme de la demanda alentada por la publicidad sin precedentes que la ley permite: se han abierto por primera vez macroburdeles que ofrecen tarifa plana -pagan 70 euros de entrada y pueden “tener sexo” con todas las mujeres que quieran, incluso embarazadas -, las ciudades se han llenado de pisos-burdel y como no hay mujeres que quieran ser prostituidas de forma voluntaria para satisfacer la creciente y enorme demanda, la trata de mujeres de países del Este hacia Alemania se ha duplicado en estos años. Mientras, la policía se lamenta de que sus herramientas para perseguir la trata se han reducido. Los requisitos para abrir un burdel son menores que para un puesto de patatas fritas. El propio gobierno alemán ha reconocido en un informe que los objetivos por los cuales se legalizó la prostitución no se han cumplido. Solo el 1% de mujeres prostituidas se han dado de alta en la seguridad social -según las autoridades- como trabajadoras sexuales autónomas. La revista más prestigiosa de Alemania, der Spiegel, revela que en 12 años sólo lo han hecho 44. Las feministas alemanas han luchado todos estos años contra el poderoso lobby pro-prostitución. Han tratado de reunirse con representantes y miembros de todos los partidos en el parlamento para exigirles que cumplan con la Constitución y los tratados internacionales que Alemania ha suscrito en materia de derechos humanos, incompatibles todos con la legalización de la prostitución. Pero las diputadas y diputados se niegan a recibirlas, no quieren escucharlas, prefieren reunirse y hablar con las representantes del lobby que les dicen lo bien que lo hacen. Probablemente no pueden hacer frente a los hechos, no pueden asumir que con su anuencia se haya favorecido la esclavitud sexual. Gracias a la legalización, los proxenetas se han hecho tan ricos e influyentes que ya no hay quien les tosa. Hasta la televisión cuando organiza un debate sobre prostitución les concede entrevistas a cara descubierta donde aprovechan para promocionar sus negocios. Recuerdo un programa de debate en el que pusieron a un proxeneta de aspecto intimidante frente a una exprostituida que había sido forzada a la prostitución. Para que se sintiera en familia, supongo. Hay una noticia para la esperanza: La coalición de organizaciones abolicionistas Stop Sexkauf ha demandado con la ayuda de expertas juridicas internacionales al estado alemán por regularizar la prostitución. Se le acusa de fomentar con esta legislacion la violencia hacia las mujeres y favorecer la trata, y de violar los derechos humanos fundamentales de las prostituidas. Ante la alarma social y los problemas de sociales generados por el aumento de la trata y la prostitución, han surgido en los últimos años varias iniciativas ciudadanas abolicionistas exigiendo la prohibición de la “compra de sexo“, como SOLWODI, organización humanitaria que lucha contra la trata tanto en los países de origen como en los de destino. Su fundadora, Dra. Lea Ackerman, es una mujer extraordinaria que ha fundado residencias-escuelas en Kenia y en Ruanda donde acogen a las niñas rescatadas de la trata y la prostitución. También ayudan a las prostituidas en Alemania con asistencia legal, formativa, ocupacional, etc. Está tan indignada de comprobar cómo la ley alemana ha favorecido la trata de niñas africanas que ella intenta evitar, que interpela vehementemente y culpa abiertamente a cada representante de la política cada vez que tiene ocasión (como en el congreso Stop Sexkauf 2014 ante las diputadas presentes, lo que le valió una ovación de las demás). En Karlsruher, ciudad donde vive la Dra. Ingeborg Kraus, experta en crimenes sexuales de guerra que atendió a numerosas mujeres bosnias, se ha lanzado la iniciativa “por un mundo sin prostitución”. Un grupo de terapeutas alemanes que diagnostican las terribles secuelas psicológicas y médicas que inevitabemente sufren las prostituidas están levantando sus voces contra la consideracion oficial de este sufrimiento traumatizante diagnosticable como trabajo. En las ciudades fronterizas con Francia sufren tal invasión de puteros franceses, que tienen atemorizadas a las mujeres que viven allí, pues son acosadas en la calle y confundidas con “trabajadoras sexuales”. En Francia están prohibidos los burdeles, así que alentados por la ley alemana, cruzan la frontera para acudir en masa a los macroburdeles legales que invaden las ciudades. En la foto se muestra la protesta feminista ante la apertura de un nuevo macroburdel: las mujeres no son mercancia; el proxenetismo no es empresa sino un crimen. Uno de los rostros abolicionistas más conocidos en Alemania es el de la periodista feminista Alice Schwarzer. Fundó la revista EMMA hace décadas y hace 3 años lanzó una recogida de firmas para reivindicar el modelo nórdico para abolir la prostitución. Considera a Alemania como el paraíso de traficantes y proxenetas. Apareció en muchos debates televisivos criticando la ley, pidiendo la abolición y exigiendo que al menos se hicieran algunas mejoras inmediatas: elevar la edad mínima de 18 a 21 años, obligación de usar condón, registro obligatorio de las prostituidas de cada burdel en una lista para tener datos oficiales sobre el número de mujeres prostituidas y saber en qué condiciones están y revisión médica obligatoria por parte de una médica no designada por el dueño del burdel para que las mujeres encerradas tuvieran acceso a alguien del exterior que pudiera ayudarlas en caso de quisieran pedir socorro. En la foto que sigue, publicada en la portada de EMMA, un grupo de personalidades conocidas exigen abolir la prostitución y cambiar la ley hecha a medida de los proxenetas Exigimos abolir la prostitución!!. Cambiad de una vez la ley de los proxenetas Tras mucha presión desde algunos sectores, incluidos los que atienden prostituidas, se ha aprobado una reforma de la ley llamada Prostituiertenschutzgesetz/ ley para la protección de las prostitutas, que debido a la oposición del lobby proxeneta sólo ha sacado adelante la obligación de usar preservativo, el registro y poco más. A los proxenetas no les gustó nada que se planteara subir la edad mínima para ser prostituida de 18 a 21 años, porque cuanto más joven es la mujer más dinero ganan con ella, ya que los puteros las piden cada vez mas jóvenes. La explicación oficial para no subir la edad mínima fue que no se puede limitar la autonomía sexual de una persona mayor de edad para ejercer la libertad de prostituirse. Así es como transcurre este engaño nacional donde el Estado apoya a los puteros y proxenetas a costa de los derechos fundamentales de las mujeres. En Hamburgo, el barrio rojo es el mismo que la zona de ocio de la juventud. Cuando a finales de septiembre visité el norte de Alemania y salimos con unos amigos por la noche a cenar y dar una vuelta por la ciudad, me mostraron la calle principal como una de las atracciones turísticas donde poder ver los burdeles con porteros con aspecto de matón junto a los bares y las discotecas en las se reúne la juventud. Allí mismo, así como en otras muchas ciudades alemanas, las feministas FEMEN Alemania ha desfilado con antorchas y protestado en varias ocasiones al grito de “prostitución es esclavitud sexual”, “las mujeres no son mercancía”, “la industria sexual es fascismo”, “ningún derecho especial para los puteros”, “no se vende”. Protesta de las activistas FEMEN contra los burdeles en Hamburgo y Berlín. Para cambiar esta desoladora realidad, el movimiento abolicionista alemán se reúne cada año en Munich, en un congreso denominado Stop Sexkauf / stop compra de sexo organizado por la asociación feminista KOFRA. Se dan cita las activistas de asociaciones abolicionistas alemanas y de otros países para compartir experiencias, estrategias, investigaciones e información. Este es el tercero al que asisto y lo que siempre he notado es la falta de contacto entre las activistas españolas y alemanas debido a la barrera del idioma, por supuesto. Las alemanas están conectadas con las de otros países porque aquí mucha gente habla inglés y francés. Pienso que esta conexión Alemania-España es un aspecto que se necesita desarrollar y quizás por ello la idea de traducir textos abolicionistas de otros idiomas al español está teniendo un éxito que no esperaba al principio y que el blog “Traductoras para la Abolición de la Prostitución” está siendo ampliamente difundido en muchos países de habla hispana. Damos especial importancia a las experiencias de las prostituidas y a las investigaciones sobre el lobby putero-proxeneta impulsor de la legalización. En España, por desgracia, este tipo de investigaciones no se están llevando a cabo, quiza aquí el lobby prosex-neta intimida demasiado. En este momento somos ya más de cuarenta traductoras, mujeres luchadoras que altruistamente se han ido ofreciendo a colaborar durante el mas de año y medio que lleva el proyecto en marcha traduciendo para el blog y el canal de youtube que tenemos, difundiendo por twiter, facebook, webs, etc. Qué orgullo mas grande siento, por diosa!. Las feministas alemanas están muy interesadas en la lucha abolicionista española, qué posturas mantienen los diferentes partidos políticos al respecto, qué acciones en contra están llevando a cabo las feministas y cómo podríamos coordinar esfuerzos. Organizaron una charla en Munich para que les relatara la lucha por la abolición en España, la iniciativa “red de municipios libre de trata” y la gran manifestación del 7 de noviembre en Madrid contra las violencias machistas. Quedaron impresionadas con las fotos de la manifestación multitudinaria. En el congreso de Munich les hablé de Rosario Carracedo y la Plataforma de Organizaciones de Mujeres para la Abolición de la Prostitución en España , de Juana Mº Santana y la Plataforma Abolicionista Canaria, de activistas y políticas feministas abolicionistas, de Amelia Tiganus y de mis compañeras traductoras. Empecé mi activismo abolicionista hace 12 años en Valencia de la mano de Carmen García, de Dones de Xirivella en Acció, a la que quiero agradecer su larga historia de compromiso. Mientras recogíamos firmas y dábamos conferencias para evitar la regularización/legalización de la prostitución en España comprendí que se necesita la lucha política además de la protesta social para lograr resultados, y que es necesario un partido político feminista que represente los intereses de las mujeres y que luche por los derechos y la igualdad que aún no hemos conseguido, como el de vivir sin la amenaza de la violencia que implica la existencia de la prostitución. Es decir, necesitamos un partido feminista fuerte que no nos obligue a mendigar constantemente, que nuestras reivindicaciones no sean filtradas por los hombres fuertes -quizás puteros- de los partidos al uso. Así, como herramienta necesaria para, entre otras acciones, abolir la prostitución, milité en partidos feministas hasta venir a vivir a Alemania hace ya 6 años. Actualmente estoy afiliada al partido feminista alemán feministische Partei der Frauen, único partido político alemán posicionado claramente como abolicionista, donde Huschke Mau encontró el apoyo para publicar su carta abierta al lobby proxeneta y a la ministra Schwesig. Cuando traduje al español estas cartas y las publiqué en Facebook, la difusión fue tal que María José Guerra Palmero me animó a crear el blog de Traductoras para difundir mejor la información de la que no se disponía en España. Al congreso Stop Sexkauf acudieron varias representantes del partido y tuve la oportunidad de conversar con la portavoz nacional -Bundessprecherin- Sabine Scherbaum sobre la situación de los partidos feministas en Europa. Congreso Stop Sexkauf “Stop compra de sexo” Anita Heiliger nos dio la bienvenida. El congreso, con el foco puesto en el prostituidor, comenzó con las intervenciones de dos supervivientes de la prostitución, mi querida Huschke Mau y Marie Marklinger. Ellas hablaron sobre los puteros que se han encontrado, quiénes y cómo son ellos, cómo se comportan, qué les dicen, qué “prácticas” les exijen, qué escriben en los foros, qué les dicen de otras mujeres, de sus esposas y sus novias, quiénes son sus cómplices, cómo son esos puteros que van de majos, porqué acuden los hombres a la prostitución, la influencia de la pornografía, cómo un putero se convierte en criminal y cómo afecta la prostitución a todas las mujeres. Manuela Schon, socióloga y activista, nos presentó su investigación “Prostitución como mercado de compra: Demanda y estructuras organizadas ”. La prostitución no es un mercado de oferta y de demanda como ocurre con la mercancía no humana. Cuando la mercancía son mujeres se trata de un mercado sólo de demanda. Necesitamos incorporar herramientas para el análisis del poder y de los comportamientos de dominio, así como el componente económico de género, es decir la desigualdad económica entre hombres y mujeres como mecanismos sociales que benefician a los explotadores. Los explotadores de la prostitución son numerosísimos y en primer lugar están los puteros. Según Keynes “toda producción tiene el propósito último de satisfacer a un consumidor”. En segundo lugar están todos los que se lucran de la venta del “producto” (la prostituida), desde los ojeadores y loverboys que localizan a mujeres y niñas en los países de origen, los grandes traficantes, los intermediarios en el país de destino que venden las mujeres, los proxenetas, los dueños de burdeles que “alquilan” las habitaciones a las prostituidas y las bandas que se reparten los territorios ofreciendo “servicios de seguridad” (los Angeles del Infierno son una de las más poderosas en Alemania). Después están todos los pequeños negocios que también se lucran, como taxistas, publicistas, portales de internet (foros de puteros), peluquerías, sexshops, lencerías y farmacias. Todos ellos se lucran y benefician de la prostitución. Todos menos la prostituida. La mujeres de etnia romaní son las mas afectadas por la trata. Según European Roma Rights Center, el porcentaje de esta etnia entre las traficadas a Alemania por país de origen es: Bulgaria 50-80 %, República Checa 70%, Eslovaquia 60%, Rumanía 50% y Hungría 40%. Para Rachel Moran, superviviente de la prostitución de Irlanda del Norte, “la prostitución no existe como consecuencia de la privación de los derechos económicos de las mujeres. La pobreza es el factor que la favorece. Los factores favorecedores no son la razón, son simplemente factores favorecedores. La prostitución existe por una razón y esa razón es la demanda masculina. Ninguna extensión de la pobreza podría crear la prostitución si no hubiera demanda masculina.” La lucha por el logro conseguido de la abolición de la prostitución en Francia fue relatada por la portavoz del Moviment du Nid Claire Quidet y por la periodista activista Claudine Legardiner, que ha realizado una investigación internacional y un estudio sobre los prostituidores en Francia. Ha escrito tambien el libro Prostitution: une guerre contre les femmes. Este movimiento abolicionista francés ha congregado a mas de 70 asociaciones y organizaciones para trabajar una estrategia común que les ha funcionado muy bien, y esa buena organización ha dado los mejores frutos. La exposición del Moviment du Nid nos llenó de optimismo y motivación porque, a pesar del difícil y largo proceso, demuestra que un país no nórdico también puede conseguirlo. Las sonrisas de ilusión y esperanza de las asistentes me llenaron de emoción y solté alguna lagrimilla, porque las abolicionistas sabemos que somos como David contra Goliat, con el sistema, el poder y la economía patriarcal en contra, sólidamente representados por los defensores del “trabajo sexual”. Hay que decir que ciertos hechos aceleraron y favorecieron el logro de la abolición en Francia, como el juicio por proxenetismo a Dominic Strauss-Kahn, la marcha de 700 km a pie de Rose Hirschen desde el primer al último burdel donde fue prostituida, la difusión de las experiencias de varias supervivientes de prostitución, el empeño de la ministra de las mujeres y la metida de pata de los “343 cabrones”. En contra de la abolición en Francia estaba el lobby putero-proxeneta representado por el sindicato del “trabajo sexual” STRASS y fue su mayor opositor a la abolición. La superviviente Rose Hirschen La ministra francesa Najat Vallaud-Belkacem Caludine Legardiner Inge Kleine, pedagoga y activista (habla un poco español y es formidable en ingles y francés) reivindicó “más investigaciones alemanas sobre los puteros”. Según sus propias palabras, "En los numerosos enfoques de investigación sobre los puteros, sobre todo los alemanes, los puteros no están siendo indagados, sino idealizados, por lo que simplemente entran en escena los mismos mitos tácitos que hay en la violación: las mujeres tienen de alguna manera la culpa de lo que les pasa y, sobre todo, sólo cuenta si se cumplen los requisitos que se les suponen a los puteros. De los puteros -como de los violadores- se tiene la expectativa de que sean fácilmente reconocibles como brutos desviados sexualmente. Si luego notamos que ellos, los puteros –y también los violadores - proceden de 'en medio de la sociedad', el mito no se cuestiona, sino el problema. Si el hombre es 'normal', entonces ciertamente no fue una violación, la mujer está mintiendo o hubo un malentendido. Y si el putero viene del corazón de la sociedad, no puede ser malo lo que hace, por lo que la prostitución está bien. A partir de la idealización y el apego a los mitos en Alemania, hay campañas de sensibilización dirigidas a puteros que son en realidad publicidad de prostitución, siguen humillando a las mujeres aún más y no cumplen los objetivos que deberían." Patric Jean, director de cine, miembro de Zeromacho en Francia, que ha realizado varios cortos y el documental “La dominación masculina”, expuso su trabajo con hombres contra la prostitución y con jóvenes para prevenir, a través de la iniciativa Zeromacho, que se conviertan en prostituidores. Explicó qué la prostitución es un problema de hombres, no de mujeres, debido a la socialización y desarrollo de su sexualidad e identidad masculina, moldeadas por la cultura y la sociedad patriarcal y expresada como dominación sexual sobre las mujeres. El rechazo del senado francés, dominado por hombres conservadores, a ratificar la ley abolicionista promulgada por la Asamblea Nacional Francesa y el manifiesto “no toques a mi puta” escrito por los “343 cabrones”, pretendiendo emular patéticamente la reivindicación de las 343 feministas a favor del aborto de los 70, son dos ejemplos evidentes de cómo demasiados hombres se niegan a renunciar al inhumano privilegio patriarcal de alquilar mujeres para su satisfacción sexual. Privilegio que tan nefastas consecuencias tiene para las mujeres y para la consecución de una sociedad igualitaria. La abolición de la prostitución en Canadá también se ha logrado! y la lucha fue liderada por mujeres indígenas que han sido históricamente prostituidas por los colonos, al calor del proceso actual de reconciliación nacional y la petición de perdón a los pueblos indígenas colonizados. Henne Doltze nos habló sobre programas de rehabilitación que se han desarrollado para los puteros canadienses procesados por comprar sexo. El caso de Canadá hay que seguirlo con atención porque el presidente Justin Trudeau ha dicho que hay que revisar la ley abolicionista, presionado seguramente por el lobby proxeneta. Es muy importante enviar cartas de apoyo a la ley abolicionista por parte de organizaciones de mujeres y humanitarias. Ya sabemos lo difícil que es conquistar derechos y lo fácil que es perderlos. Al final del congreso hubo un intercambio de estrategias y acciones que cada asociación lleva a cabo. La asociación Sisters ayuda a las mujeres que quieren abandonar la prostitución. Debido a las secuelas que la prostitucion deja en las mujeres que atienden, lucha por su abolición (en Alemania se destina más dinero público a las asociaciones que ayudan a las mujeres a entrar en la prostitución que a las que las ayudan a salir). Esta asociación junto con el Consejo de las Mujeres de la región de Baden-Württemberg ha lanzado una campaña llamada “Rotlicht aus”, que juega con la similitud de la expresión “Rotlicht Haus”, que significa “casa con luz roja” ( burdel ). Aus significa “fuera”, así que la traducción al español sería “fuera luz roja”. Esta campaña provee de carteles, postales, pegatinas con lemas, imágenes y mensajes unificados para que activistas abolicionistas de uno y otro sexo las vayan dejando en aseos públicos de hombres, revistas, farolas y encima de la publicidad de los prostíbulos para sabotearlos y para concienciar. Estos son los carteles: “Du kommst und ich verkomme” Tú te vienes (te corres) y yo me descompongo “Zu verkaufen: Körper Freiheit Würde!“ A la venta: cuerpos, libertad, dignidad “Dein Spass ist mein Horror Trip” Tu diversión es mi viaje al horror El partido feminista alemán también ha lanzado una campaña para sabotear la publicidad de los prostíbulos mediante pegatinas que podemos poner encima de los carteles que rezan: “Stop compra de sexo. La prostitución viola la dignidad humana” Pegatinas saboteadoras que coloqué sobre una valla publicitaria de un macroburdel en Bamberg, Baviera.
Convendría que nos uniéramos más al movimiento abolicionista entre países, que coordináramos acciones y campañas conjuntas para aunar fuerzas y así poder aumentar la presión a las distintas autoridades competentes y a los parlamentos para lograr la aprobación de leyes que persigan y penalicen al putero y ayuden a las mujeres a vivir libres de la prostitución. Concha Hurtado. |
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