Sarah Hughes Miércoles, 13 de septiembre de 2017 17.18 Texto original: https://www.theguardian.com/tv-and-radio/2017/sep/13/never-sexy-the-women-writers-of-david-simon-porn-drama-the-deuce Traducción: Ismael Lopez James Franco consiguió los titulares, pero la sólida puesta en escena de David Simon sobre la industria del sexo en Nueva York de los años 70 sitúa a las mujeres en el escenario central y no hace a nadie víctima. ¿Es por eso que está siendo aclamado como un digno sucesor de The Wire? Desde True Detective a Top of the Lake, la televisión no suele entrar en matices al enfrentarse a “la industria del sexo”. Las prostituidas son frecuentemente reducidas a caricaturas - la víctima muda que existe únicamente para morir o ser salvada, o la "prostituta feliz" que ha elegido el sexo como vocación. No es de extrañar que la última serie de David Simon, The Deuce, ambientada en la prostitución de Nueva York de la década de 1970, fuera aclamada al estrenarse este fin de semana en EE.UU. Los críticos elogiaron su "fina atención a los detalles" y su "inteligencia", mientras que Variety llegó a denominarla "digna sucesora" de la obra más famosa de Simon, la críticamente aclamada The Wire. Sin embargo, después de la anticipación pre-estreno sobre James Franco interpretando a dos gemelos idénticos, The Deuce ubica a la mujer en el centro del escenario. Y asegurar que estas mujeres no fueron retratadas, de modo alguno, como rotas, fue crucial. "Los personajes femeninos son totalmente redondos", dice una de las escritoras de la serie, Lisa Lutz. "Puede que tomen algunas decisiones equivocadas, puede que tengan experiencias terribles, pero no son víctimas silenciosas". Junto con la novelista Megan Abbott, Lutz se unió en abril al elenco de guionistas de The Deuce, ya integrada por escritores especializados en crimen, incluyendo a George Pelecanos y Richard Price, el co-creador del programa. Y este grupo fuerte de mujeres, no sólo entre guionistas, sino también entre producción y dirección, justifica en gran medida la compleja representación de los personajes femeninos. La serie juega constantemente con las expectativas de la audiencia. Una de las primeras escenas muestra a CeCe, un chulo muy seguro de sí mismo cuando recoge a una aparentemente ingenua Lili del autobús de la Región Central (EE.UU.). Mientras la lleva en coche, intenta deslumbrarla con su carisma urbano haciendo grandes promesas: "ahora estás en Nueva York, cariño". Lejos de sorprenderse, ella le responde entornando sarcásticamente los ojos y gruñendo: "Mierda CeCe ... ¿es esto Nueva York, o me he caído del autobus de Cleveland?" "Leí esa escena y pensé que tenía que escribir para este programa", dice Abbott. "Me encantó cómo tomó algo que hemos visto antes - la niña inocente que llega a la ciudad - y le dio un giro." Eso no quiere decir que The Deuce evite las escenas duras. Puede que CeCe tolere las respuestas de Lori, pero su trato abusivo hacia las otras mujeres en su establo deja claro que su encanto es poco más que una fachada. Del mismo modo, cuando la dulce Darlene emplea con ingenio los errores de sus clientes a su favor – convence a uno de ellos de que pague el doble por haber visto una película en lugar de tener sexo, lo que significa que ha empleado el doble de tiempo – su comportamiento viene de la desesperación: sabe que su violento proxeneta Larry no aceptará que gane menos dinero o que baje la guardia por ser amable. "Hay escenas que pueden ser difíciles de ver desde una perspectiva moderna", dice Michelle MacLaren, quien dirigió los episodios de apertura y cierre. "Una de las primeras cosas que me dijo George [Pelecanos] era que queríamos la versión de 1971 de este programa, no la actual. Tuvimos que recordar que esta era la era pre-Sida y que ciertas cosas que damos por sentadas ahora, las actitudes hacia las mujeres y el sexo, no se vieron tan claramente en este periodo". La productora ejecutiva Nina Noble, que tiene una larga trayectoria colaborando con Simon, admite que esta diferencia de actitudes le hizo dudar sobre la recepción de la serie. "Es una línea fina entre querer explorar la realidad de las situaciones de las mujeres y, sin embargo, querer también alejarse de esa realidad", dice. "Sabíamos que, al igual que The Wire, la clave del éxito estaba en los detalles". A pesar de la extensa investigación de los escritores, hablando con muchas prostituidas, especialmente con las personas que “ejercían” en esa época, Noble no sabía cómo respondería el público: ver la serie es desafiante. "La clave de ello es que no es sexy ni excitante. No estamos intentando excitar a la gente". Ayuda que, además de ser sólida y bien documentada, The Deuce también tenga un sentido del humor oscuro y grosero. En los créditos iniciales, Simon y Pelecanos invierten con ingenio otro cliché cuando Candy, el personaje de Maggie Gyllenhaal, se encuentra tratando con un adolescente demasiado ansioso. Es una historia que estamos acostumbrados a ver desde el punto de vista masculino; el ritual de la llegada de la edad que acaba funcionando humillantemente mal. En lugar de eso, The Deuce nos ofrece una breve lección de Economía a través Candy. Esto no son cincos minutos en el cielo, son negocios - y simplemente porque un cliente sea fácil no significa que tenga la oportunidad de volver. "No tiene miedo de mostrar a los personajes bromeando o divirtiéndose con las situaciones en las que se encuentran", dice Lutz. "Eso parecía fiel a la vida real, incluso en situaciones terribles la gente suele encontrar algo de qué reírse". Abbott está de acuerdo. "No queríamos que todos los episodios fueran sombríos y desesperanzadores para las mujeres, porque eso sería triste e imposible de ver. Pero al mismo tiempo, si lo hacíamos todo demasiado feliz, tropezando con sus experiencias sin cuidado, tampoco funcionaría. Lo más importante, el sexo nunca se glamuriza. "Cada vez que una transacción sexual -una en la cual el dinero cambia de manos- se produce, lo hace de una forma muy práctica", dice MacLaren. "Esta es una serie que habla de la misoginia, la cosificación de las mujeres y la mercantilización del sexo. Para que esos temas resuenen, tuvimos que grabar las acciones de forma sincera. " Negándose a endulzar la historia que le da a The Deuce su fuerza - y que le ha dado la crítica estelar-: "Ofrece una inmersión total en este mundo complicado de una forma entretenida e interesante", dice Noble. Y como todo, los mejores trabajos de Simon, se niega a proporcionar respuestas fáciles. "Hay definitivamente una versión de este programa donde no hay escritoras y todas las mujeres son víctimas o perfectas", dice Abbott. "Pero ese programa no tendría a David Simon al mando". El Deuce continúa en los EE.UU. en HBO los domingos a las 9 pm y comienza en el Reino Unido en Sky Atlantic el 26 de septiembre a las 9 pm.
0 Comentarios
Por Robert Jensen De Culture Reframed 24 de agosto de 2017 Texto original: https://www.truthdig.com/articles/what-is-sex-for/ Traducción: Analía Pelle En mi nuevo libro, The End of Patriarchy: Radical Feminism for Men, sostengo que es imposible imaginar una sociedad que alcance un nivel significativo de justicia si las personas de un determinado sexo/género pueden ser compradas y vendidas, de manera cotidiana, para servicios sexuales por personas de otro sexo/género. Si una determinada clase puede ser definida como “disponible para la compra y venta de servicios sexuales”, ¿hay manera de que esa clase no tenga un estatus de subordinación respecto de la clase dominante que compra? ¿Es posible que haya justicia cuando los espacios más íntimos de los cuerpos de las personas de un determinado grupo pueden ser comprados por las personas de otro grupo? La misma idea planteada de otro modo: si viviéramos en una sociedad igualitaria con justicia de sexo/género, ¿sería posible que surgiera la idea de comprar y vender personas para servicios sexuales? Si viviéramos en una sociedad que pusiera la dignidad de las personas en el corazón de su misión, ¿alguien imaginaría la existencia del “trabajo sexual”? Me siento seguro al afirmar que las mujeres son seres humanos plenos y que las industrias de explotación sexual se oponen a la dignidad humana, y por más complicadas que sean las opciones de las mujeres dentro del patriarcado, deberíamos concentrarnos primero en las decisiones de los hombres de participar en la compra y venta de mujeres por sexo. Pero respecto de la compleja cuestión de: “¿Para qué está el sexo?”, me cuesta más afirmar algo de modo definitivo. Creo que en una sociedad sana, el sexo no debería reducirse a la reproducción o a la adquisición de placer. Sino que el sexo puede jugar, y de hecho lo hace, una variedad de roles en nuestras vidas, que pueden cambiar a lo largo de la vida de cada persona y variar entre los individuos y las culturas. Cualquier respuesta será específica al tiempo y al espacio. Cuando somos jóvenes, por ejemplo, el sexo puede ser principalmente un modo de explorarnos a nosotros mismos mientras nos desarrollamos emocionalmente. Cuando somos adultos maduros, el sexo puede ser principalmente un modo de establecer vínculos estables con un compañero/a. En este momento de la historia, en la cultura contemporánea estadounidense, me preocupa cuánto de la vida se convirtió en mercancía y en algo atravesado por los medios masivos, así como la obsesión del capitalismo contemporáneo por llevar cada aspecto de la vida humana al mercado y la colonización de nuestras experiencias a través de las pantallas por parte de la tecnología de avanzada. Al combinar esas preocupaciones con una crítica al patriarcado, regreso al poder de la sexualidad para ayudarnos a conectarnos de modos significativos con otra persona, a la sexualidad como forma de comunicación, como parte de la búsqueda constante de tocar y ser tocados, de estar realmente vivos. James Baldwin llegó al corazón de esto: “Creo que la incapacidad de amar es el problema central, porque la incapacidad enmascara un terror determinado y ese terror es el terror a ser tocado. Y si no puedes ser tocado, no puedes ser modificado. Y si no puedes ser modificado, no puedes estar vivo”. Afirmar que la sexualidad tiene que ver centralmente con el amor no significa limitar nuestras conexiones sexuales a una noción de matrimonio heterosexual aprobado por una divinidad o al romance según la definición de Hollywood. Sugerir que el rol central de la conexión sexual en la sociedad humana tiene que ver con el amor, implica abrir nuestra exploración, para superar nuestro terror a ser tocados. Si bien el amor no es fácil de definir, sí es fácil identificar la respuesta de las industrias de explotación sexual a la pregunta “¿Qué tiene que ver el amor con esto?”: Nada. Hace más de dos décadas, cuando comencé a pensar en esta cuestión, no dejaba de remitirme a la frase utilizada para describir un argumento que es intenso, pero que no representa un avance para el entendimiento. En ese caso se dice que es algo que “generó más calor que luz”. Gran parte del discurso sobre la sexualidad en la cultura contemporánea se presenta en términos de calor: “¿El sexo que tienes es caliente?” ¿Y si nuestras conversaciones sobre la actividad sexual -nuestras conexiones corporizadas con otra persona- tuvieran menos que ver con el calor y más con la luz? ¿Y si en lugar de buscar desesperadamente sexo caliente, buscáramos un modo de producir luz cuando nos tocamos? ¿Y si ese tacto tuviera que ver con encontrar la manera de crear luz entre las personas para vernos mejor a nosotros mismos y al otro? Si la meta fuera conocernos a nosotros mismos y al otro de esa manera, entonces lo que necesitamos no es calor, sino luz para iluminar el camino. ¿Cómo nos tocamos y nos hablamos para hacer que esa luz brille? Si bien no hay ningún manual de instrucciones sexual que nos diga cómo generar esa luz, yo no dudo en sugerir que las industrias de explotación sexual nos dejan en la oscuridad. _______________________________________________________ Robert Jensen es profesor de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Texas en Austin. Este ensayo pertenece a su libro The End of Patriarchy: Radical Feminism for Men, publicado por Spinifex Press. Es posible contactarlo por correo electrónico: [email protected] o a través de su sitio web: http://robertwjensen.org/ Publicado el 2 de Septiembre 2017 Autor: Reneejg Enlace original: https://reneejg.net/2017/09/02/nzpc-gags-survivors Traducción: Tilo Pez Colaboración: Maura Lopez El Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda (NZPC) es el Lobby de la “Industria del Sexo”. Fue creado en la década de los años 80 como un grupo de nueve mujeres que se reunieron para protegerse de los abusos de los proxenetas, los puteros, los agentes de policía y del contagio del SIDA. Sus miembros abogaban por un cambio de las leyes en el interés y protección de las mujeres prostituidas, y esto finalmente llevó a la Reforma de la Ley de Prostitución del 2003 que descriminalizó totalmente la industria del sexo en Nueva Zelanda. El resultado final fue que la descriminalización del proxenetismo y la compra de mujeres no defendía nuestros intereses ni objetivos, como ha explicado elocuentemente Sabrinna Valisce, aunque sus declaraciones hayan sido ampliamente ignoradas por todos los medios de comunicación. Actualmente, el NZPC es un monstruo completamente distinto de lo que era en la década de los 80. Es financiado en su totalidad por el Ministerio de Salud del Estado y se ha vinculado al lobby mundial de la industria y comercio del sexo, a la Red Mundial de Proyectos para el Trabajo Sexual (NSWP). Ya no tiene como objetivo la protección de las mujeres en situación de prostitución, ya que es el mismo NZPC quien dirige varios centros de “trabajo sexual” y sobre todo promueve la ideología del "trabajo sexual" de acuerdo a los compromisos adquiridos con el lobby y para favorecer el mantenimiento de la legalización total de la prostitución, conforme al "Modelo de Nueva Zelanda" y su legislación sobre la prostitución. Para defender este modelo y obtener solo resultados favorables, los portavoces del NZPC día tras día minimizan la violencia y la explotación existente en la prostitución. En 2016, un portavoz se refirió a la trata para el mercado del sexo describiéndola durante un programa de radio como un tipo de "vacaciones en las que se trabaja". La coordinadora nacional, Catherine Healy, durante la inauguración de una casa de seguridad afirmó que sólo el 10% de las mujeres prostituidas deseaban abandonar el trabajo sexual y la funcionaria de enlace comunitario Ahi Wi-Hongi afirmó que solo el cuatro por ciento de las mujeres son coaccionadas - cuando sabemos que esta cifra proviene de estudios que demuestran que el 4% son las mujeres prostituidas que se encuentran secuestradas. Como parte de este esfuerzo de restar importancia a la violencia existente en la prostitución, el NZPC debe absolutamente evitar o eliminar cualquier exposición o declaración de las mujeres sobrevivientes de la prostitución cuando estas describen las violencias sexuales sufridas. Mientras Kate *, una sobreviviente y residente en Nueva Zelanda, sostiene que “el NZPC fue creado con el objetivo de introducir la total legalización de la prostitución en Nueva Zelanda, y que son muy hostiles a que cualquier mujer prostituida cuestione el hecho de que esto no haya sido pensado para favorecer nuestros intereses”. La Alianza Escarlata (Scarlet Alliance), el equivalente australiano del NZPC, ha demostrado el año pasado hasta qué punto los grupos de presión que defienden el comercio sexual están dispuestos a llegar para eliminar las críticas de las sobrevivientes a este sistema. Intervinieron e intentaron impedir la publicación de un libro de testimonios de mujeres sobrevivientes que actualmente han salido de la prostitución, Prostitution Narratives, que incluía el testimonio de una neozelandesa. Impedir la expresión de todas las plataformas de las personas que amplifican las voces de las sobrevivientes es clave para asegurarse de que las violencias en la prostitución no salgan a la luz y logren una mayor oposición al proxenetismo y a la compra de mujeres. En Nueva Zelanda, el coordinador de los programas del NZPC Calum Bennachie es el que apoya de manera más activa este descrédito y difamación de las plataformas feministas. En el 2003, mientras se debatía la Ley de Reforma de la Prostitución (PRA), Melissa Farley fue una de las académicas con mayor visión crítica. Elaboró un informe preliminar sobre la prostitución en Nueva Zelanda que demostraba que al menos el 72% de las entrevistadas querían salir de la prostitución, el 22% eran mujeres traficadas internacionalmente y que el racismo era evidente debido a la sobrerrepresentación de las mujeres maoríes. En respuesta, Bennachie presentó una denuncia contra Farley ante la American Psychological Association (APA). Y aunque estos nunca respondieron ni la tomaron en consideración, él se ocupó personalmente de difundir su denuncia en Internet, con la intención de socavar la seriedad y credibilidad profesional de Farley. NZPC está recogiendo datos y pruebas en mi contra y también contra Pala Molisa, otra académica, Profesora de la Universidad Victoria, para eliminar todas nuestras críticas a la prostitución fundamentadas y comprobadas con datos científicos y organiza eventos públicos con la finalidad de demostrar claramente las consecuencias para todas aquellas que se manifiesten en contra de la industria del sexo. Se une a estas campañas de denigración la funcionaria de enlace comunitario Ahi Wi-Hongi bajo la dirección de Bennachie, contra todas las mujeres que no promueven o no aprueban la legalización de la prostitución y que además critican las nuevas teorías del individualismo de género (como estos llaman a la idea que están difundiendo que los hombres pueden ser "mujeres" - estos dos argumentos suelen estar unificados en sus motivaciones). En octubre del año pasado, Wi-Hongi publicó mi fotografía online (bajo el seudónimo de 'Neon Sugar'), pidiendo a sus seguidores que participaran con comentarios negativos con el objetivo de que me despidieran de mi trabajo. Dos meses más tarde, tuve que renunciar debido a las intimidaciones y después de una discusión con uno de los gerentes que estaba claramente siendo presionado por sus colegas, que además había recibido dos sanciones disciplinarias injustificadas y dejó un rastro en el correo electrónico que demostraba la influencia de grupos de presión. En noviembre impidieron mi participación en un evento de arte de la comunidad y Wi-Hongi ha hecho pública una alianza en contra mía en Internet para desacreditarme. También amenazó el trabajo de Molisa. Últimamente estas intimidaciones van otra vez en aumento. Wi-Hongi ha publicado la fotografía de Molisa con el mismo tipo de "vamos contra ellas" para lograr que sus seguidores comiencen con comentarios críticos y con planes para difundir la idea que el trabajo de Molisa es el de una fanática rabiosa o furiosa. En colaboración con la mafia, Wi-Hongi nos define a Molisa y a mí como " reprimidas y repulsivas sexualmente" además de ser católicas con "fantasías sexuales sádicas con mujeres que violan a otras mujeres". Es irónico que me describa como una perversa el mismo grupo de personas que planea enviar su propia basura a mi madre. La emisora de noticias de la Radio de Liberación Femenina Thistle Pettersen conoce muy bien la efectividad de estas amenazas, ya que las ha recibido después de haber transmitido una entrevista a Sheila Jeffreys. Jeffreys es la autora del libro “La idea de la prostitución”. El lobby del comercio sexual la desprecia porque considera que la prostitución es el medio que permite a los hombres abusar de las ventajas económicas que poseen para comprar el acceso al cuerpo de las mujeres, contribuyendo a la continuación de la explotación, la perpetuación y la subordinación de las mujeres. En el 2010, Bennachie publicó un artículo en el boletín NSWP donde manifestaba todo su odio por Jeffreys y por otras feministas abolicionistas de la manera más explícita posible. El artículo se llamaba “Sus palabras nos están matando”, y citaba a Jeffreys, Andrea Dworkin (una sobreviviente de la prostitución que escribió “Pornografía: Los hombres poseen a las mujeres”), junto con la ya mencionada Farley y Janice Raymond como ejemplos de mujeres responsables directas de la "violencia verbal" que causa las violaciones y asesinatos que ocurren en el comercio sexual. A estas acusaciones agregan otros agravios, por ejemplo: justo en el momento de la publicación del presente artículo, la vice-presidenta del NSWP Alejandra Gil, condenada por trata de personas para la explotación sexual, recomienda vivamente que a las mujeres en situación de prostitución se las llame "prostitutas" (o putas) en aras de la promoción y defensa del "trabajo sexual" (podemos observar como todo este mecanismo funciona a la perfección, simplemente haciendo una consulta en los medios de comunicación principales como Salient)... Al responsabilizar a las feministas por los actos de violencia que cometen los proxenetas y los puteros e identificarnos ante los grupos de presión, Bennachie crea unas caricaturas. Señala que Raymond considera que la prostitución es "una violación pagada", dado que el hecho de pagar por el acceso sexual al cuerpo de las mujeres es un modo de eludir el análisis serio y profundo sobre toda la cuestión del consentimiento. Bennachie afirma que las mujeres expuestas a tales críticas "con mucha probabilidad comenzarán a dudar de su autoestima y autonomía, pueden llegar a sentirse víctimas, y es probable que al final lleguen a convertirse realmente en víctimas de violencias". Esto es, como mínimo, bastante exagerado. Es interesante notar que la mayor parte de las sobrevivientes de Nueva Zelanda y otros países comparten la "opinión" de que la prostitución es una violación pagada. Ellas son: Rachel Moran, Vednita Carter, Simone Watson, Sabrinna Valisce, además de todas aquellas personas que contribuyen a la difusión de textos qué narran todo lo que se vive en la prostitución, las sobrevivientes de todo el mundo se unen y apoyan a grupos abolicionistas, para llamar a la prostitución “violación pagada". Estas mujeres no pueden alzar la voz sin miedo de sufrir represalias, cuando hombres como Bennachie afirman que son sus propias palabras las que "fomentan las violencias contra las trabajadoras sexuales”. Bennachie sostiene además que estas mujeres son peores que los puteros, cuando dice: El conjunto de violencias verbales de los grupos abolicionistas, contribuyen al abuso que sufren las "trabajadoras sexuales" en todo el mundo, y son ellas las que pagan el impuesto "psíquico". Estos grupos (las abolicionistas) no se diferencian en nada de aquellos "clientes" que no quieren pagar al oficial de policía corrupto que las viola, y de todos aquellos que arrojan botellas y huevos podridos a las trabajadoras sexuales que están en la calle. Y en realidad son aún peores porque alegan que su violencia verbal es un acto de cuidado de las mujeres prostituidas. Debemos contestar este lenguaje, todas sus publicaciones y en cada oportunidad que tengamos, revelando y evidenciando que no es más que un lenguaje de odio, y rebatirlas con hechos y pruebas que pongan en evidencia que todas las afirmaciones de estos personajes son totalmente falsas. En su artículo “Tus palabras nos están matando”, Bennachie ilustra cómo el NZPC apunta a las feministas como Farley, Jeffreys, Pettersen, Molisa y yo. A Molisa en particular que dedicó su trabajo académico: “La justificación de la pornografía, la prostitución y el patriarcado”, a Andrea Dworkin – una de las feministas en la lista negra de Bennachie-. Hablar sobre la prostitución, con la clase de lenguaje que Bennachie utiliza, nos ha convertido en el blanco del lobby de la industria del sexo, Bennachie insiste en que empleamos un "lenguaje de odio" que debe ser refutado siempre y "en cada oportunidad". Una cuestión que debería provocar la indignación de cualquier neozelandés que sea testigo de todo esto, no es solamente el hecho de que se mantenga a las mujeres en condiciones de maltrato sino el hecho que en definitiva es el contribuyente el que financia las actividades millonarias de los proxenetas. Porque el Ministerio de Salud subvenciona al NZPC para que lleve a cabo el trabajo de “promoción” - pero el NZPC es parte del lobby del comercio sexual- , lo que se entiende exactamente como "promoción", es promover el modelo de "Nueva Zelanda" en el cual la prostitución está totalmente legalizada como comercio sexual, y esto significa disfrazar a proxenetas y puteros de empresarios y clientes y silenciar las voces de todas las mujeres y sobrevivientes que están afirmando todo lo contrario sobre el comercio del sexo, como así también a todas las feministas que tratan amplificar sus voces. Según un informe del 2008, la Ley de Reforma de la Prostitución (PRA), con la que se obtuvo la legalización total de la prostitución, deberá ser revisada el próximo año. Si algo está demostrando este acoso intimidatorio del NZPC, es que se debe cumplir con las recomendaciones para una revisión de la PRA. Y que esta revisión deberá comprender el análisis y control de la dirección y gobierno del NZPC, de sus intimidaciones cotidianas, y también de qué manera la defensa de la total legalización de la prostitución está favoreciendo la naturalización y la negación de todos los daños ocasionados por el comercio sexual, además de contribuir a silenciar a las sobrevivientes y las feministas. En definitiva, el “Modelo de Nueva Zelanda” no solo mantiene a las mujeres en condiciones de explotación y violación sino también amordazadas. Texto original: https://purplesagefem.wordpress.com/2016/07/26/sex-pozzies-and-their-feminist-porn/ Traducción: Maria Candelaria Colaboración: Tilo Pez y Concha Hurtado Un artículo de propaganda antifeminista se ha publicado recientemente en The Guardian predicando que sí, las feministas "fantasean con la violación"; Y es todo muy revolucionario y subversivo cuando nos pasa, evidentemente. El mismo se titula: “los azotes, las nalgadas y el juego consentido: cómo el porno feminista libera a las mujeres de la vergüenza”. La idea predominante del artículo es que las mujeres intrínsecamente quieren fantasear sobre la violación y quieren crearla desde el porno, que representa la violación, ya que ellas tienen la vergüenza que les viene impuesta por las reprimidas “anti-sexo”. Este clase de mierda no es nueva. El “feminismo pro-sexo” existe hace décadas como contraofensiva al feminismo radical. A las pro-sexo no les gusta cuando las feministas hablan de temas serios como la violación, el incesto, la pornografía, la prostitución y la esclavitud sexual, y ellas prefieren desviar el debate hacia la sexualidad divertida. Porque ellas son las realmente divertidas y felices, quieren justa –e inocentemente- pasar un buen momento no como sus rivales “feministas anti hombres”. El artículo comienza así: “¿Una feminista puede tener la fantasía de ser violada?” Según la productora de pornografía feminista Pandora Blake, que dirige el sitio fetichista “Sueños de Azotes” y describe con frecuencia fantasías de violaciones en sus películas, la respuesta es obvia: absolutamente. "El consenso general en el movimiento del porno feminista es que ninguna fantasía, no importa hasta qué punto pueda parecer antifeminista, está prohibida. Decirle a una mujer cuando está o no autorizada a sentir excitación es antifeminista”. “Eliminar la vergüenza del deseo del BDSM hardcore, sus juegos de violación, sus juegos de regresión infantil, así como de todos los tabúes Kinky que las mujeres nunca han tenido “el derecho de experimentar” es el tipo de cosas que me llama verdaderamente en el movimiento del porno feminista” dijo Courtney Trouble, la productora detrás de Trouble Productions, y antigua oradora principal en la conferencia de porno feminista (« Feminist Porn Conference »). Como empezó este asunto de la pornografía ¿feminista?? las personas citadas en este artículo sugieren que “el porno feminista” puede contener tantos abusos sexuales como el porno comercial hardcore – no hay nada “fuera de límites” según ellas, incluida la violación y el BDSM hardcore. Entonces ¿Cuál es la diferencia entre lo que crean, y el resto de la industria del porno violento misógino? Los pornógrafos « feministas » explican que en «su porno» las intérpretes están autorizados a cortar la escena si no se sienten cómodas con algo, hablan de «consentimiento» previo, las persona obesas están permitidas, solo las personas pervertidas en la vida real hacen escenas pervertidas, así las mojigatas no lo harán incómodo. Por lo tanto, básicamente, la única diferencia entre el porno "feminista" y el porno tipo mainstream es que nadie está siendo abiertamente violada y que hay una mayor variedad de "cuerpos" . Todo lo demás es igual - la erotización de la dominación y la sumisión-, y la representación de la opresión como sexy - permanecen intactas. El mismo mensaje es enviado al consumidor: la violación de mujeres y la violencia sexual contra las mujeres es super sexy. Por lo tanto, la principal diferencia entre el porno "feminista" y el porno comercial hardcore, es que en el porno "feminista" las mujeres estarían prestándose voluntarias a su propia degradación, en lugar de que les sea impuesta por los hombres. ¡Que revolucionario! Pero esto es lo que el feminismo de la tercera ola "pro-sexo" es: es cuando las mujeres se hacen cargo del trabajo duro para oprimir a otras mujeres para que los hombres pueden relajarse y simplemente disfrutar del espectáculo. Las mujeres se presentan voluntarias para ser oprimidas en lugar de ser víctimas indefensas de la opresión. Porque si nos presentamos voluntarios para nuestra propia opresión, ya no está oprimiéndonos más. Puedes luchar una revolución sin cambiar las condiciones materiales de la vida de las mujeres, te limitas a cambiar la definición de lo que nos sucede por algo distinto y voilá: la opresión desaparece!. De vuelta en 2008, Twisty Faster escribió acerca de un espectáculo burlesque "feminista", que tenía mucho de esto, en el sentido de que "feminista" es para las mujeres el acto de presentarse como voluntarias a la cosificación. Escribió uno de los mejores títulos de blog que jamás he visto: “La pornificación nos empodera penetradamente, sostiene la irónica humorista ". ¡Que genia! Esta es una gran cita de uno de sus artículos que aunque corto, contiene estas perlas que son aplicables a los artículos de la actual pornografía "feminista" . "¿En que es diferente el feminismo "fun" respecto al feminismo ordinario? No en todo, excepto que se trata de antifeminismo. Es cuando capitulas, participas, adoptas y promueves abiertamente la cultura de la violación a cambio de aprobación, alegando tu aprobación alegando que te empodera.” Y… "La idea de que la sexualidad pública de la mujer puede reflejar tan precisamente las fantasías masculinas tradicionales existiendo mientras simultáneamente en una especie de universo paralelo pro-mujer de 'Yo-lo-hago-para-mí', es la piedra angular del pensamiento del feminismo 'pro sex & fun'. El fallo en este razonamiento es que todas las mujeres participan en el patriarcado, independientemente de lo que consideran su motivación en esta participación; el patriarcado es la cultura dominante, y la oposición no es una opción. Lo que significa que no existe una opción para no entrar. Hazlo por mí o hazlo por ti, no importa; los primeros beneficiarios de la participación de las mujeres - voluntaria o no, irónica o sincera- en el patriarcado son los hombres. Incluso las feministas 'pro sex & fun' deberían ser capaces de darse cuenta, si se permiten pensar sobre ello, que cuando se promueve la idea de que la violación es erótica, las personas que se benefician de ello son los violadores. Una de las personas entrevistadas, Blake, presenta su deseo por la perversión como un rasgo natural que ha descubierto mientras crecía, que ha tenido que trabajar en deshacerse de su "vergüenza" para convertirse en la verdadera pervertida que es. Considero que esto es absolutamente ridículo. La idea de que los deseos sexuales innatos de las mujeres se asemejan perfectamente a la opresión que los hombres nos hacen sufrir es una idea misógina utilizada contra nosotras desde hace siglos. Los hombres siempre han afirmado que las mujeres desean naturalmente someterse a ellos, que queremos ser controladas, utilizadas y maltratadas, porque ello justifica la opresión de las mujeres. Los machistas dicen aún hoy lo mismo. (Obsérvese que los "pro-"géneros" y los machistas se ponen de acuerdo en múltiples argumentos. Por supuesto, si traes esto a un pervertido, su opinión será liberada de la discusión y serás rechazada. Y ello porque no quieren reflexionar sobre el contexto social de sus impulsos o las implicaciones políticas de lo que hacen. Su placer se vería reducido, y su pequeño minuto orgásmico individual es mucho más importante que la liberación de todas las mujeres como clase, de la opresión. "Lo que es excitante con el spankeo es el miedo, la ansiedad y la anticipación de lo que se acaba", dijo Blake. Bueno, debo ser una imbécil estilo "vanilla sex" de primera porque no creo que la ansiedad y el miedo formen parte de una vida sexual saludable. Creo que lo que la gente debería sentir durante el sexo es: amor, alegría, excitación, orgasmo y alivio; ni temor ni dolor. Las feministas luchan constantemente por la autonomía sexual - El derecho de una mujer a tomar decisiones sobre su propia sexualidad, incluyendo cuándo y con quién tener relaciones sexuales, y cuando, en su caso, decidir quedar embarazada. Las feministas se han rebelado tradicionalmente contra las fuerzas que obstaculizan estos derechos: las voces puritanas diciendo que una mujer que ama el sexo es una puta, aquellas que restringen el acceso a la anticoncepción, las que dicen que un vestido provocador es una invitación a la violación. Las verdaderas feministas, no las divertidas, se dan cuenta de que la lucha por la autonomía de las mujeres en materia de sexualidad significa hacer cambios concretos que les permitan a las mujeres decir no, porque cuando no se tiene la posibilidad de decir 'no', el "sí" carece de sentido. Por ejemplo, cuando las feministas lucharon para obtener el derecho al divorcio, el derecho a ganarse un salario, y el derecho al control de nacimientos y abortos, todos estos cambios han permitido que la mujer controlara cuándo, cómo y con quién tener relaciones sexuales o quedar embarazada. El control de nosotras mismas, controlar nuestras propias vidas sin depender de un protector (esposo u otro), ser libres de tomar nuestras propias decisiones en materia de sexualidad y reproducción. Pero cuando las feministas 'divertidas pro sex' hablan de "luchar por la autonomía sexual de las mujeres", quieren decir en realidad celebrar las opciones de la mujer de la clase media a participar en las instituciones patriarcales que niegan la autonomía de innumerables mujeres menos afortunadas que ellas. Crear su propia pornografía puede ser “divertido” sólo para las mujeres de la clase media. Las mujeres que no tienen opciones reales, la mujer que desesperadamente necesita dinero y cuya única "opción "es sufrir las normas de la industria del sexo en cadena, lo encuentra mucho menos divertido. Las feministas 'divertidas' intuyen vagamente que algo está mal con el porno mainstream, pero como su comprensión es muy limitada, no ven soluciones útiles. "Ciertamente hay cosas en este porno que siento estereotipadas, repetitivas, irritantes o incluso ofensivas" me dice Taormino, "pero la respuesta no es poner fin al porno. La respuesta es hacer más porno. ". Voy a usar una analogía con Gail Dines. La gente la llama "anti-sexo" porque se opone a la industria pornográfica. Según ella, es como llamar a una persona "anti-alimentos” porque critica la industria de la comida rápida, estilo McDonald’s. El problema con la industria del porno no es que algunas películas sean malas, sino que toda la industria perjudica a las mujeres como grupo. Es una industria que se beneficia del poder masculino y sexualiza la sumisión de la mujer, que enseña que la violación es erótica, condiciona generaciones enteras a aceptar los comportamientos violentos, reduce a la mujer a un conjunto de agujeros en lugar de ser humanos completos. La respuesta a esta industria no es poner en marcha los estudios de un porno "ético". Sería como pretender contrarrestar los efectos negativos del capitalismo mediante la apertura de un comercio administrado de manera "ética". Este tipo de empresa "ética" no puede hacer nada para impedir que las prácticas comerciales no éticas sean institucionalizadas en todo el mundo, y perjudiquen a la mayoría de los pueblos del mundo. Por otra parte, cuando un estudio produce escenas de violación, juegos de dominación y de BDSM hardcore, ya es contrario a la ética, aunque sus protagonistas hablen de "consentimiento" antes de filmar. Hablemos de lo que estos “juegos con la edad” son. Es un eufemismo para representar una agresión sexual a una persona menor de edad. "Como una niña escolar que sabe que va a recibir un castigo después del colegio y no puede pensar en otra cosa y está preguntando a sus amigos cómo va ser de malo, si va a doler," Debería ser obvio para cualquiera que esto es sexualización del abuso infantil. “Quitar la vergüenza del deseo sadomaso duro y juegos de violación o juegos con la edad y todos los tabus perversos que las mujeres no ha tenido permitido nunca querer, esa es la clase de cosa que realmente me lleva hacia el movimiento pornofeminista” dice Courtney Trouble Así, esta "feminista" cree que la supresión de la vergüenza de la erotización de cosas como la violación y la violencia sexual hacia los niños y niñas es una parte del "movimiento porno feminista". Estoy en total desacuerdo. Si fantaseas con violentar una mujer o un niño, DEBERIAS ser avergonzado. Y las mujeres que fantasean con ser violadas también deberían reflexionar sobre el hecho de que no se trata de una especie de "perversidad" innata a celebrar, sino de una respuesta al hecho de haber sido tratada de forma abusiva y de haber sido enseñada a sexualizar ese abuso. No se trata de tener vergüenza cuando una se da cuenta que interiorizó los mensajes violentos de nuestra cultura violenta, pero es necesario darse cuenta de que son perjudiciales y tienen un impacto social y evitar defenderlos y promoverlos. "En un mundo donde el porno es de hecho la educación sexual para todo adolescente con acceso a Internet, los productores son socialmente responsables de reflexionar no sólo en qué es lo que va a excitar a la gente, sino también lo que el consumidor va a aprender. ". Esas personas que piensan que los "juegos" de violación, los "juegos de sufrimiento" y el BDSM hardcore están “ok” ¿Están de acuerdo que sea lo que los adolescentes aprenden? Si ese es el caso, es absolutamente aterrador. Yo no llamaría nunca a esas personas 'pro-sexo', porque son en realidad favorables a la violencia sexual, no al sexo. Están tan lejos de ser feministas como los misóginos, y no defienden en modo alguno ningún movimiento de justicia social. Las mujeres ya tienen el derecho a ser violentadas. Lo que necesitamos es el derecho a estar libres de malos tratos. Sólo las feministas radicales están luchando por ello. P:S: - A los principales medios de comunicación les encantan publicar este tipo de artículos. Y es porque parte de la reacción contra el feminismo es una especie de versión simulada de feminismo, promovida por las personas que tienen interés en la continuación del capitalismo y del patriarcado. Promueven una versión neoliberal del feminismo que todo va sobre mujeres siendo empoderadas por tener opciones de consumo, y alienta su participación en el patriarcado denominando esto "autonomía", en una estrategia deliberada de destrucción del movimiento feminista. No hay mejor explicación de este fenómeno que la de Gail Dines en su discurso “El Neoliberalismo y la Destrucción del Feminismo (Neo-Liberalism and the Defanging of Feminism). El neoliberalismo también ha matado a la izquierda, porque nos ha alejado del análisis de clase y nos ha llevado al inútil debate sobre las "identidades" (Identity Politics). Quien desee aprender sobre el Feminismo debería evitar los principales medios de comunicación y más bien leer Feminist Current**, y los libros escritos por verdaderas feministas que han desempeñado un papel histórico. *Purple Sage es una de nuestras compañeras, bloguera, RadFem, lesbiana, abolicionista del género y de la industria del sexo. Le damos las gracias por su fidelidad amistosa y su autorización. No te prives de leer su blog absolutamente emocionante: Https://purplesagefem.wordpress.com/ cuyo contenido es mayoritariamente traducido al español por nuestra parte sobre la industria del sexo y el resto por TRADFEM Traducción: Mercedes G. por James Robb Publicado el 13 de agosto 2017 Link original: https://convincingreasons.wordpress.com/2017/08/13/sex-work-is-work-the-new-zealand-model-of-misogyny/ Traducción: Tilo Perez Colaboración: Concha Hurtado Es fácil subestimar el actual ataque ideológico y político dirigido contra las mujeres y el riesgo que estas acciones implican para los logros obtenidos por las luchas por la igualdad de la mujer que se realizaron en la década de los años setenta. Manifestación frente al Parlamento de Nueva Zelanda por el derecho al aborto en el 1977. Hubo un movimiento masivo por los derechos de la mujer en los decenios de 1970 y 1980. Esto podría estar sucediendo en parte porque el debate de todas las cuestiones feministas ha sido confinado hasta hace poco a los foros feministas, a los círculos académicos y a la promoción de los programas de salud, mucho de ello por las redes sociales, y sólo en estos últimos años el debate ha comenzado a tener un impacto en el escenario de la política. Pero hay un motivo importante que puede explicar porque las defensoras de los derechos de las mujeres se han visto paralizadas. Acostumbradas a que los ataques contra los derechos de las mujeres venían siempre y solo de los partidos políticos de derecha, algunas han sido sorprendidas con la guardia baja, debido a que esta última ola de ataques ideológicos y misóginos proviene del ala liberal y burguesa de los partidos políticos de izquierda. Estas nuevas acciones de ataque contra los derechos de las mujeres toman los logros obtenidos por los movimientos feminista y homosexual como punto de partida y apropiándose del reconocimiento de los derechos que estos colectivos han obtenido, pretenden hacer pasar estos ataques como una extensión de los derechos ya obtenidos. Nada podría estar más lejos de la verdad. La prostitución es uno de los temas más discutidos actualmente. Hasta 2003 la prostitución era ilegal en Nueva Zelanda. Lo que significaba que para el derecho el “cliente”-prostituidor era la víctima y la mujer prostituida la delincuente. Entre los mayores porcentajes de las violencias sexistas que frecuentemente sufrían las prostituidas estaban el acoso de la policía y los encausamientos criminales (mientras no se contemplaban sanciones legales contra el 'cliente'.) Sin olvidarnos que el estigma y la vergüenza ha pesado siempre sólo sobre las mujeres prostituidas, agravado además por los elevados riesgos para la salud sexual: una mujer a la que se la encontraba en posesión de un condón, este podía ser utilizado como una evidencia del ejercicio de la prostitución. En aquel contexto de los movimientos de masas crecientes por los derechos de las mujeres en los años setenta y ochenta, algunas prostitutas en Nueva Zelanda empezaron a organizarse para demandar derechos civiles elementales, protección y servicios sanitarios para la propia salud sexual. Se organizaron en un Colectivo de Prostitutas, e hicieron campaña para que la prostitución saliera de la oscuridad y eliminar finalmente el estigma de vergüenza que ha siempre rodeado su ejercicio. Gracias a este esfuerzo, y favorecido por el temor de la propagación del SIDA, obtuvieron en el 2003 la despenalización de la prostitución. Manifestaciones en el Reino Unido para exigir la despenalización de la prostitución Era sin duda un importante paso adelante que fuera anulado ese crimen que condenaba solamente a las mujeres prostituidas. La despenalización sobre todo permitiría a las prostitutas exigir la protección jurídica y justicia contra las violaciones y las otras formas de agresiones sexuales que sufrían por parte de los “clientes”, sobre la misma base que cualquier otra mujer, y haría más fácil tomar medidas de salud pública. La legalización de la prostitución, siguió los pasos de los cambios en la ley que permitió criminalizar la violación dentro del matrimonio, y hubo algunos casos muy bien publicitados en los que se persiguió con éxito a los “clientes” acusados por las prostitutas de violación que lograron obtener sentencias favorables a ellas. Aunque en líneas generales estas tendencias se extendieron a niveles internacionales, la plena despenalización de la prostitución se ha obtenido en muy pocos países del mundo, de esta manera este sistema se convirtió en el que hoy conocemos internacionalmente como el modelo neozelandés para la legalización de la prostitución. Pero la despenalización de la prostitución es mucho más que un arma de doble filo. La despenalización total elimina también la penalización del proxenetismo y del mantenimiento de burdeles, y con ello elimina todas las barreras a la expansión sin límite del “comercio del sexo”; al final, el mayor resultado que ha obtenido y de mayor alcance ha sido la normalización de esta práctica. Con la normalización de la prostitución: hoy podemos ver estos clásicos anuncios en el diario el “Araldo de NZ” del burdel Hamilton buscando prostituidas para el Fieldays de la semana de la feria de la agrícultura Como consecuencia, el “comercio del sexo” se ha expandido de manera invasiva a las calles adyacentes de la avenida principal y también a los suburbios - tan rápidamente, que las autoridades locales tienen que apresurarse con nuevas ordenanzas contra la apertura de burdeles justo al lado de las escuelas. El comercio sexual creció paralelamente al desarrollo explosivo de la libre circulación de la pornografía - y en mutua dependencia con ella. Estos dos males sociales son sintomáticos de la alienación sexual y de la ruptura de las relaciones entre hombres y mujeres en las sociedades capitalistas. Ambos han acelerado y han profundizado aún más ese mal estar. Al mismo tiempo, un cierto tipo de literatura aumentó y consiguió impulsar la resignificación de la prostitución como "industria del sexo", y las prostituidas como "trabajadoras sexuales", dando a entender pero sin especificarlo expresamente, que son igual a cualquier otro trabajador de una industria de servicios. Los principales medios de comunicación publican artículos cada vez más a menudo embelleciendo el “comercio sexual” (de esta manera colaboran en el reclutamiento de más personas para la prostitución). Tomemos por ejemplo este artículo publicado recientemente en el periódico estudiantil de la Universidad de Victoria: "desde que me dedico al trabajo sexual he recuperado el pleno control de mi sexualidad y el dominio de mi cuerpo. Por primera vez en mi vida disfruto completamente del sexo sin sentirme cohibida o culpable. Me siento bella y fuerte y no permito más ser presionada a mantener relaciones sexuales". La escritora feminista Renee Gerlich rastrea las fuentes de esta clase de artículos hasta descubrir que esta “engañosa propaganda está urdida por los proxenetas." Ella ha escrito una crítica a este tipo de literatura aquí.
Este gráfico ha sido distribuido por el Sindicato de Prostitutas de NZ para promover el lema "el trabajo sexual es un trabajo como los otros" El Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelandia ha estado a la vanguardia de los esfuerzos encaminados a normalizar y promover la "industria” de la prostitución, bajo el lema "el trabajo sexual es trabajo". En su sitio web se da casi por cierta la identificación de intereses comunes entre las prostituidas y sus explotadores; por ejemplo, en la página "Para operadores de burdeles" pública: "Si usted está considerando abrir un burdel como su actividad comercial, o trabaja con trabajadoras del sexo en su actividad, el NZPC puede proporcionarle información muy valiosa. Apoyamos a las trabajadoras del sexo a tener opciones de cómo trabajar, y burdeles que provean ambientes de trabajo seguros y sustentables, libres de explotación, coerción y multas. Podemos proporcionarle los recursos que ayuden a su empresa a permanecer dentro de los límites de la legalidad, o proporcionando lugares seguros y sanos para buscar empleo." El Colectivo de Prostitutas se describe a sí mismo como "un punto de encuentro entre el gobierno , las organizaciones no gubernamentales, la sociedad civil y la “industria del sexo” (que comprende proxenetas y prostituidas). Operamos conjuntamente con el Ministerio de Salud con contratos y acuerdos de servicios de salud sexual, funcionamos casi como una agencia del gobierno. Pero el 'trabajo sexual" no es sólo "un trabajo igual a los otros", aun cuando existan mujeres (y hombres) que elijan libremente este tipo de vida y que necesiten la protección de la ley. El modo de producción del capitalismo convierte el trabajo en una mercancía más para ser comprada y vendida, que requiere la entrega de una parte del salario impagado del trabajador al empleador. La prostitución exige a la prostituida la entrega total de su ser, de su cuerpo, de su conciencia y de su dignidad para ser comprada y vendida. En este caso esto no es solo el trabajo el que se comercializa, es el ser humano en sí mismo. Con estas características la comparación con el trabajo asalariado es totalmente falsa por los condicionantes esenciales del ejercicio de la prostitución. Reconocer la prostitución como "un trabajo igual a cualquier otro trabajo", significaría, por ejemplo, que un trabajadora desempleada y juzgada apta para ser candidata adecuada para esta línea de 'trabajo', podría ser obligada a entregar no solo su físico, también su conciencia, incluyendo su dignidad, para que sea comprada o vendida. Y si no acepta esta 'oferta' de trabajo legalmente reconocido perderá su derecho al subsidio por desempleo. La prostitución, tras la despenalización, se mantiene como una institución profundamente opresiva que degrada a la mujer a la condición de mercancía. La prostitución es una excrecencia cancerosa maligna en el cuerpo de la sociedad capitalista. El tamaño de la excrecencia es lo que nos permite determinar y conocer hasta qué punto ha avanzado esta enfermedad en las sociedades capitalistas modernas. La re-invención de la prostitución como un camino para ayudar la liberación sexual de las mujeres por supuesto no quedó sin su merecida respuesta. Muchas feministas han condenado la normalización de la prostitución y la pornografía como uno de los problemas más importantes para las mujeres y han desmontado todas estas falsas convicciones que las sostienen, contestándolas una a una con respuestas críticas, muy bien detalladas y fundamentadas. (Feminist Current es un ejemplo entre muchos.) Sin embargo, todas aquellas que con coraje desafían o contestan hoy se arriesgan a ser acusados públicamente de denigrar y estigmatizar las “trabajadoras sexuales”, y de no escuchar la voz de quienes trabajan en la "industria del sexo”. Quienes llevan la contraria a la “industria del sexo” están siendo sometidas a intensos abusos, impidiéndoseles la creación de plataformas legítimas y censurando sus opiniones. Por ejemplo, cuando la feminista Renee Gerlich contestó el artículo publicado por “The Salient” en la página Facebook de estos con enlaces a estudios que sostenían argumentos muy críticos con la prostitución, sus comentarios fueron eliminados por los editores de la revista debido "a la solicitud del autor [del artículo]", mientras toda la serie de comentarios injuriosos contra Gerlich fueron dejados expuestos para ser leídos por el público. Y cuando llegaron una serie de críticas por este cobarde acto de censura, los editores se limitaron a poner un enlace desde su página de Facebook y cerraron completamente todo tipo de debate. La nueva ortodoxia liberal y misógina no tolera las opiniones discrepantes. Notas Los ataques en este cuarto trimestre no han disminuido. El 1 de septiembre, entró en vigor en el Texas la nueva ley que limita el acceso de las mujeres al aborto. Y continúan la publicación de artículos del tipo: las "Trans" son las mujeres – la ideología y la política misógina continúa y ahora con el pretexto de defender los derechos de las personas transgénero. SIGUENOS EN YOTUBE Conoce nuestro canal de Youtube con los vídeos informativos que hemos traducido y subtitulado en español y que profundizan en esta realidad social tan fundamental. www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos Y EN TWITER Siguenos en Twiter https://twitter.com/TradxAbolicion ¿Aún piensas que la prostitución es empoderadora tras escuchar a los «clientes»-prostituidores?19/9/2017 Por Julie Bindel Publicado originalmente el 12 de agosto de 2017 Traducción del inglés: María Victoria Cincunegui ; Colaboracion: Atenea Acevedo Original en inglés: http://www.independent.co.uk/voices/sex-work-punters-what-do-they-think-prostitution-exploitation-rape-danger-a7889511.html Conocí a un putero que me dijo que la prostitución «evita violaciones» y, como consecuencia, si molestas feministas impidieran que los hombres 'consumieran prostitutas', se verían forzados a violar a «mujeres de verdad». Los hombres que pagan por sexo identifican el control y la dominación como claves en su 'consumo'. Getty Images Cuando comencé a militar contra la violencia de género 35 años atrás, los agresores eran invisibles. Escuchábamos hablar casi siempre acerca de las víctimas, y el agresor era el hombre invisible. Lo mismo pasaba con las violaciones y con el abuso sexual infantil. En general, se ponía el foco en las mujeres sobrevivientes de tales atrocidades para que relataran su «recuperación» o cómo habían ayudado a otras mujeres a atravesar su calvario, mientras que la desnudez del rey resultaba visible tan solo para unas pocas personas. Por tal motivo, decidí que uno de los capítulos de mi próximo libro sobre el comercio global de sexo versaría sobre los «clientes»-prostituidores: este signo de interrogación, una nube de humo, un rostro pixelado, un hombre que rara vez tiene nombre. Durante las conversaciones que mantuve para el libro con 50 sobrevivientes de comercio sexual, escuché mucho acerca de los prostituidores. Nada de lo cual es agradable, a menos que contemplemos los comentarios extraños del estilo «al menos se duchó» o «esa vez no me violó, así que sentí alivio». Mi amiga Emma Humphreys, fallecida en 1998, fue quien primero me abrió los ojos respecto del abuso en el seno del encuentro entre el prostituidor y su prostituida. "¿Por qué lo hace?", me preguntó. "Su verga no se le caerá y él es quien elige hacerlo, no la mujer. Ella simplemente está desesperada o drogada o siente terror de su proxeneta". Emma relata aquello que toda mujer inmersa en la prostitución sabe por demás. El prostituidor tiene casi todas las opciones, y la mujer, casi ninguna. Ellos pagan por sexo porque, sin el dinero de por medio, la mujer no prestaría su consentimiento. ¿De qué otra forma denominamos al sexo sin consentimiento? He entrevistado a compradores de sexo desde 1999, año en el cual, junto a sobrevivientes del comercio sexual y otras activistas feministas, creamos un programa de reeducación para hombres que pagan por sexo en West Yorkshire. En el año 2009, yo era investigadora en el marco de un gran estudio realizado en seis países con hombres que pagan por sexo. Fui parte del equipo que entrevistó a 103 «clientes»-prostituidores en Londres. Más del 50% de los hombres, que fueron entrevistados exhaustivamente y cara a cara, admitieron que sabían que las mujeres por las que pagaban eran víctimas de trata, estaban siendo explotadas sexualmente o su libertad era coartada de alguna otra manera. No hubo ni uno de ellos que decidiera no tener sexo con la mujer prostituida al enterarse de esto. Los hombres –en su mayoría, ingleses blancos– hablaron de cómo decidían con qué mujer tener sexo, lo cual solía basarse en cómo percibían la etnia o docilidad de la mujer. «Hice una lista mental. Me dije a mí mismo que estaría con diferentes razas, por ejemplo: japonesas, indias, chinas… Una vez que ya estuve con ellas, las tildo en mi lista. Es como una lista del supermercado», un putero me dijo. «Elegir y comprar tienen algo que ver con la dominación y el control», dijo otro. Las mujeres no son nada más que una «escupidera para el semen de los hombres», como me dijo una mujer prostituida. Esto efectivamente se corresponde con los dichos de los hombres. «Una prostituta es como la descarga de una olla a presión», expresó uno. «Pagas por el servicio, casi como cuando vas a los servicios de la vía pública a orinar o defecar», comentó otro de los encantos. En mi libro exploro cómo y por qué la sociedad en su conjunto compra y a la vez perpetúa la mitología alrededor de por qué los hombres pagan por sexo. Incluso entre hombres de izquierda, que arguyen ser profeministas, existe la idea de que el sexo masculino tiene la «necesidad» de una «descarga». Owen Jones, por ejemplo, al escribir acerca de un caso en el que tres jueces fueron despedidos por mirar pornografía mientras se suponía que estuvieran deliberando en los tribunales, reflexionó: «Nada de ello fue ilegal; sin embargo, se los avergonzó públicamente y fueron despedidos… Quién sabe, quizás, en su defecto, un juez tenso en busca de un leve y rápido alivio se concentraría mejor». La idea de que mirar pornografía –sinónimo de prostitución filmada y fotografiada– libera tensiones es un justificativo clásico entre los prostituyentes, tal como ilustra el comentario anterior. En uno de los viajes de investigación que hice para mi libro a Holanda, país en donde el comercio sexual fue legalizado en el año 2000, conocí a un putero que me dijo que la prostitución «evita violaciones» y, como contrapartida, si molestas feministas impidieran que los hombres 'consumieran prostitutas', se verían forzados a violar a «mujeres de verdad». Este es uno de los más perniciosos de todos los mitos acerca de la prostitución. En primer lugar, que nos digan que los hombres están programados para violar si no tienen sexo es una aberración y debería ser aborrecida por todas las personas feministas. Es una de las visiones más pesimistas y equivocadas que he escuchado acerca de la sexualidad masculina. Aunque igual de peligrosa es la visión de que algunas mujeres deben ponerse a disposición de los hombres para ser violadas, así «otras» mujeres pueden permanecer a salvo del ultraje. Pagar por sexo no es una necesidad y tampoco es un derecho humano. Sin embargo, sí constituye un derecho para las mujeres y niñas el crecer en un mundo en que la prostitución sea una reliquia del pasado. El libro sobre el comercio global de sexo de Julie Bindel será publicado por Palgrave McMillan el 27 de setiembre de 2017 Por Aliza Lavie: Diputada del parlamento israelí y subpresidenta del comité contra el tráfico sexual. Texto original: http://blogs.timesofisrael.com/moving-israel-to-the-forefront-of-womens-rights/ Traducción: Irene Torres. El mes pasado vivimos un éxito histórico en la lucha contra la prostitución en Israel: el Parlamento dió un apoyo preliminar unánime para una propuesta de ley incriminando a los clientes de la prostitución y proveyendo servicios de rehabilitación a las supervivientes de la prostitución. Es un proyecto de ley que yo propuse con compañeros de otros partidos en la Knéset (el parlamento), cuya intención es asegurar que Israel se sume a un frente unido de países avanzados, que han dejado claro que la venta de los cuerpos de las mujeres como mercancía sexual es inaceptable y conlleva consecuencias devastadoras para las mujeres, los hombres, la infancia y la sociedad en su conjunto. En primer lugar, este proyecto de ley propone un cambio de percepción. Por primera vez impone la responsabilidad al cliente, entendiendo que siempre que haya compradores dispuestos a pagar, habrá chulos y traficantes dispuestos a explotar a mujeres para hacer un beneficio. En segundo lugar, y aún más importante, reconoce que las mujeres en la prostitución, en la gran mayoría de casos, son víctimas de terribles circunstancias, y es, por lo tanto, nuestra obligación moral como sociedad ofrecer ayuda y rehabilitación. El apoyo sin precedentes de la Knéset a esta propuesta puede dar la impresión de que estas asunciones son obvias, y que la sociedad en general es extremadamente consciente de los peligros y las tragedias de la prostitución. La realidad, sin embargo, es mucho más complicada. Llegar a este momento histórico supuso superar obstáculos y objeciones, que es probable que aumenten a medida que el proceso legislativo continúa. A lo largo del pasado año y medio, he presidido el Subcomité para Combatir el Tráfico de Mujeres y la Prostitución de la Knéset. De todas las cuestiones con las que he tratado, ninguna ha causado tanta resistencia y respuestas acaloradas como la idea de la incriminación de los clientes. Se me ha dicho que mi comité está perdiendo el tiempo tratando de legislar una parte natural de la naturaleza humana, que es la ocupación más antigua de la historia humana, y que estoy privando a la mujer de una elección legítima. Otros me han acusado de redactar una legislación que es aún más peligrosa para las prostitutas, ya que la criminalización simplemente fuerza a la industria a una clandestinidad más peligrosa. La mayoría de estas objeciones no tienen base. Sin embargo, como todavía le queda un largo camino al proceso legislativo, creo que es importante abordar algunos de los mitos comunes sobre la prostitución, a fin de promover un debate serio antes de que se finalice esta dramática acción. Una de las objeciones más comunes a la prohibición es la creencia de que la prostitución es fruto de la libre elección así que no deberíamos quitarles su libertad de elección. Dos adultos toman parte en un acuerdo, luego una visita a un burdel es un acto legítimo de un consumidor. De acuerdo con esta lógica, la prostitución es un crimen sin víctimas. No hay mentira más grande en este debate, y describir la verdadera realidad que las mujeres y los hombres de la industria del sexo israelí afrontan es esencial para mover la conversación desde lo teórico hasta el nivel práctico. Durante este año, he visitado refugios, burdeles y centros de asistencia, para escuchar testimonios de primera mano de víctimas y supervivientes. He mantenido debates a fondo en comités con ONGs y profesionales. El tiempo que pasé conociendo a algunas de las mujeres y niñas atrapadas en la prostitución me ha dado una visión mucho más clara de lo que la prostitución es en realidad. Es una industria que captura a menores a una edad terriblemente joven, sin lazos familiares o un lugar seguro al que acudir. Según la Encuesta Nacional del Ministerio de Bienestar y el Ministerio de Seguridad Pública, alrededor del 12 por ciento de las prostitutas en Israel son menores. En la mayoría de los casos, las mujeres degeneran hacia la prostitución como una opción de supervivencia, desde un pasado de abuso doméstico, violaciones y abuso sexual infantil. Muchos testimonios sacaron a luz el círculo vicioso de mujeres sacando préstamos y incurriendo en deudas en el mercado negro, cayendo en la prostitución para devolver esos préstamos. Es una industria mantenida a través de violencia y explotación, y en la mayoría de los casos un uso de narcóticos masivo para difuminar el dolor y sufrimiento. A medida que uno progresa en el ‘negocio’, se requieren drogas más duras, y se necesita más dinero para cubrir los gastos, llevando a más prostitución para cubrir el hábito. El ciclo destructivo erosiona el cuerpo y el alma. En casos extremos, este ciclo lleva a la muerte, suicidio, y asesinato (en la década pasada unas 60 mujeres prostitutas han sido asesinadas, se han suicidado, han muerto de enfermedad extrema o de sobredosis). Los que insisten que la prostitución es una elección de la mujer se están mintiendo a ellos mismos. En el mejor de los casos - no conocen las destructivas consecuencias de la industria, o peor, conscientemente niegan las consecuencias porque son parte del ciclo que se aprovecha de la situación de las mujeres y niñas. El alcance de la industria se estima en mil millones de NIS al año, así que no es sorprendente que haya algunos que todavía quieran mantener la prostitución. Algunos argumentan, y con razón, que la realidad aquí descrita puede no reflejar el cien por cien de los casos, y que no debemos prohibir a las mujeres que quieran participar en la industria. Pero no olvidemos que un estado restringe la libertad de una persona para hacerse daño a sí mismo o a otros en muchas áreas - consumo de drogas duras, beber y conducir, distintos tipos de apuestas o matrimonios polígamos. Este es el papel del estado, rechazar conductas que causen daños. En este caso, el bienestar de la inmensa mayoría pesa más que la limitación impuesta en una pequeña minoría. Otra objeción común es que llevaremos a la industria a la clandestinidad, haciendo el ambiente más peligroso para las víctimas. Se argumenta que Israel debería seguir a los Países Bajos y proveer servicios sociales a las prostitutas, ya que eliminaría la violencia y el proxenetismo de la industria. Para aquellos que piensan esto, tengo malas noticias. La industria ya es clandestina, y en gran parte. De hecho, independientemente de esta propuesta, la mayoría de la prostitución en años recientes ocurre en discretos apartamentos o en rincones oscuros de internet. La operan mayoritariamente criminales. Entendemos que la erradicación de la prostitución no es alcanzable a corto plazo, pero lo que queremos conseguir es un declive significativo en la demanda (muchos de los clientes son sólo gente normal que no le gustaría ser tachada de criminal), y ofrecer rehabilitación y asistencia para que las mujeres se reintegren en la sociedad. Es interesante notar que desde que tuvo lugar el primer voto, informes preliminares ya indican que ha habido una disminución de clientes en lugares prominentes en el sur de Tel-Aviv, lo que significa que el efecto disuasorio funciona. Pero, lo que es más importante, la institucionalización es completamente inaceptable porque propone la industria del sexo como una actividad legítima. Realmente queremos que nuestra descendencia crezca pensando que la prostitución es normal? No querríamos educarlos con una percepción de la sexualidad más sana? Espero que en veinte años, nuestrxs hijxs reconozcan la venta de los cuerpos de las mujeres como una ocurrencia inimaginable y reprensible de generaciones pasadas. La última objeción a la propuesta que me gustaría abordar es que tratar de erradicar la prostitución es inútil. Como “la profesión más vieja del mundo”, es inherente en la naturaleza humana, tiene una historia que se remonta a tiempos bíblicos, y nunca puede ser eliminada. Se hicieron afirmaciones similares en contra de intentos de acabar con la esclavitud o darle el voto a la mujer. Además, en tiempos bíblicos, los asesinatos, la esclavitud, los apedreamientos y la violencia informal también estaban presentes. Deberíamos aceptar una vieja costumbre solo porque está profundamente arraigada en la historia? Nuestro rol es mirar adelante constantemente y moldear el futuro tal y como nos gustaría verlo para nuestra descendencia. Esa es la acción que estamos tomando. Estamos mejorando la vida de miles de mujeres en Israel, pero más allá de eso, estamos trabajando para remodelar percepciones distorsionadas sobre los cuerpos de las mujeres y su estatus en el mundo. Es hora de dejar claro que en el siglo XXI no hay lugar para una industria que vende los cuerpos de las mujeres como objetos sexuales. SIEMPRE HEMOS OÍDO HABLAR DE “CULTURA DE LA VIOLACIÓN”, PERO RARAMENTE DE LA “CULTURA PEDÓFILA”14/9/2017 “Soy un pedófilo, pero no soy un monstruo”- Por Alicen Grey 28 de septiembre de 2015 Enlace original: http://www.feministcurrent.com/2015/09/28/youve-heard-of-rape-culture-but-have-you-heard-of-pedophile-culture/ Traducción: Tilo Pez Colaboración: Esther Torrado Estimado Todd Nickerson: Usted ha escrito un artículo hace unos días, que fue publicado por “Salon" con un título muy provocador: "Soy pedófilo, pero no soy un monstruo". Presumo, que a partir de ese momento muchas personas se estarán preguntando ¿es la pedofilia algo natural? o ¿ se puede curar la pedofilia?. Pero en esta ocasión no quiero responder a estas preguntas específicas. Más bien, prefiero ampliar algunos puntos fundamentales que omite en su artículo. Podríamos iniciar especificando: - Que la gran mayoría de los pedófilos son hombres. - Que la gran mayoría de las víctimas elegidas por los pedófilos para el abuso sexual son niñas. Estos son elementos mucho más importantes que podrían interesar al público ¿no cree? Por desgracia, la pedofilia es tan difusa y popular como el patriarcado, aunque éste generalmente no se menciona en debates sobre el tema, ya que se trata de evitar la evidente asociación entre pedofilia y patriarcado. Dicho esto, en líneas generales se cree que la pedofilia es tabú y que es despreciada por las masas. Pero haciendo una honesta evaluación general de nuestra cultura, vemos que es exactamente lo contrario. Entonces propongo que la pedofilia sea finalmente reconocida, estudiada, para que de ahora en adelante se tenga una mejor comprensión de la sexualidad, incluyendo los estudios sobre los deseos sexuales de los pedófilos y el conocimiento de lo que podemos llamar “Cultura Pedófila”. Y es que la cultura pedófila, exige a las mujeres ser delgadas como pre-púberes e incluso a un nivel -andrógino por la ausencia de curvas y grasa corporal. Debido a esta presión, encontramos un incremento constante en adolescentes y mujeres adultas, de desórdenes de la alimentación. A ellas en manera particular, se dirige la campaña multimillonaria de la industria para la pérdida de peso, que las perseguirá por toda la vida. En la cultura pedófila, la categoría principal es la “Pornhub, Teen y "Barely legal" niñas vestidas de colegialas, que juegan diversos roles, desde las "manipulaciones virginales" a las fantasías de incesto entre padre-hija o profesor-estudiante. Para esto, es imprescindible que la pornografía sea vista y seguida por millones de hombres, millones de veces. Lo que conlleva a preguntarse, si el límite para que estos espectadores consuman pornografía infantil es el límite la edad legal para dar el supuesto consentimiento. Esta fuerte influencia de la industria del porno en la cultura pedófila, se extiende a todo lo que comprende el cuerpo femenino. Hemos notado que está ganando mucha popularidad la práctica de la labiaplastia, una cirugía que afina los labios menores de las mujeres transformándolos en sutiles tirillas, tal y como demanda la industria pornográfica. Lo mismo ocurre con otros procedimientos, como la himenplastia, que restaura la virginidad de las mujeres. En la cultura pedófila, las mujeres se ven obligadas a depilarse o afeitarse regularmente sus partes íntimas. En este aspecto, notamos en esta cultura, una participación muy activa de la industria cosmética, siempre dirigida a las mujeres, donde se vende y se aconseja la compra de productos que permitan mantener siempre una piel "suave" y lisa, como la de una niña. En la cultura pedófila, la mujeres adultas son tratadas, aunque aparentemente de forma casual como "niñas". Existe una palabra específica para denominar a las adolescentes consideradas atractivas "jailbait". Las mujeres son de esta manera sexualizadas como pollitas, gatitas o niñitas. En la cultura pedófila, sucede que los hombres espectadores, observan con lujuria, hasta que ven el vello de las mujeres en las piernas o en el pubis, momento en el que se les trasforma el rostro en una caricatura de disgusto casi teatral. También, he oído a un grupo de jóvenes de edad universitaria, decir que no practicarían sexo oral con una mujer si sus labios son demasiado prominentes. Un hombre que mantuvo relaciones sexuales conmigo durante tres años, de repente se disgustó, cuando le revelé que no había depilado mi vello púbico. En otras palabras, muchos hombres dejan de sentir atracción sexual por mí, cuando les recuerdo que soy una mujer, y no una niña. Seguramente todos estos hombres, que sienten "atracción" por mujeres con estas cualidades infantiles descritas, no son pedófilos según la estricta definición de la palabra, pero parece que un gran número de ellos, son el resultado de un fuerte condicionamiento cultural, compartiendo las características para sentirse atraídos por una mujer y que en un pedófilo sólo las encuentra en una niña. En definitiva, pequeños labios, vaginas estrechas, hímenes intactos, piel suave como la de un bebé, extremidades y vulvas sin pelo, juventud eterna, cuerpos frágiles…En realidad resulta sorprendente que nadie reconozca que esas descripciones y demandas están referidas básicamente a bebes y niñas pequeñas, tal y como afirma un usuario tumblr reddressalert. Pero volvamos al punto donde comenzamos. Necesito que usted y sus fieles lectores comprendan la gravedad e importancia de esta realidad social, y es que la pedofilia socialmente no es tabú, ni algo vergonzoso o repulsivo, como usted está sosteniendo, ¡ojalá lo fuera!, sin embargo y a pesar de que la pedofilia va en contra de todas las mujeres, pues esos deseos que describe se reproducen infinitamente a nivel mundial, para satisfacer una demanda cada vez mayor, es cada vez mayor. Este mundo de supremacía masculina le da la bienvenida con los brazos abiertos, y cada uno de sus deseos será órdenes, para los intereses involucrados en este sector. Me atrevo a decir que usted tiene seguramente más posibilidades de expresar con autenticidad su propia esencia, sus propios deseos, mientras que las niñas y las mujeres seguramente NO. Usted nos está diciendo "Soy un pedófilo, pero no soy un monstruo", y en esto estoy de acuerdo con usted. No es un monstruo, es un hombre. Un hombre bastante común. En realidad usted es una representación microcósmica de las perversiones más frecuentes del patriarcado. Usted no es especial, no es anómalo, y lamentablemente no es el único. Su "orientación sexual" es sólo una manifestación más del deseo colectivo masculino, que en una especie de cruzada colectiva, está diciendo, subrayando y demostrando a las mujeres la supremacía masculina en todas sus formas posibles, cueste lo que cueste. Usted nos pide ser "comprensivos y solidarios" con su pedofilia, lo que significa que debemos actuar con complicidad silenciosa mientras los hombres sexualizan a las mujeres mediante rasgos infantiles y las adoctrinan para mantener la eterna juventud y así no agravar la inseguridad masculina. Lo que usted prácticamente nos pide es nuestra complicidad necesaria, en forma de apoyo y comprensión a la vez que nos dice que "no hay una manera o ética para cambiar completamente nuestros deseos sexuales". En ese sentido, le respondemos que tampoco hay ética en su solicitud de cooperación a aquellos que trabajamos activamente para desmantelar el sistema patriarcal del cual su "orientación" sexual es la máxima representación. Por la Dra. Ingeborg Kraus, en Montreal, Canadá, el 05/10/2016. Texto original en Trauma and Prostitution: “Le traumatisme comme pré-condition et conséquence de la prostitution” Traducción: Olga Baselga Gracias por invitarme aquí en Montreal, especialmente en los espacios V.I.E. (1) y C.L.E.S. (2). Judith Hermann (3) dijo: "Si un trauma no recibe reconocimiento, se manifestará bajo la forma de síntomas". "Responder al trauma de la explotación sexual". El título de nuestro encuentro es de por sí un paso importante para la curación de las víctimas, porque le ponemos nombre al delito: ‘la explotación sexual’; percibimos su gravedad: ‘trauma’; y entablamos diálogo con la víctima, no lo dejamos en un mero "responda usted". Así pues, esta conferencia que han organizado ustedes es un reconocimiento, una respuesta importante a los traumas de las víctimas. Estuve en el Congreso Mundial de Salud Mental de las Mujeres (4), que se celebró este año en Dublín. El mensaje estaba claro: el desarrollo sano y duradero de una sociedad depende de la salud mental de las mujeres. Y la salud mental de las mujeres está directamente ligada al respeto que una sociedad tenga hacia los derechos de las mujeres: la igualdad de género, la protección de las mujeres contra todo tipo de violencia, los derechos reproductivos de las mujeres, el acceso a la atención sanitaria... Algunas imágenes del año pasado nos impactaron. Primero, la imagen de Donald Trump, rodeado por una docena de hombres, firmando un decreto en contra del aborto. Después, la ley firmada por Putin, autorizando la violencia doméstica. Y el alza del islamismo radical oprimiendo al máximo a las mujeres en muchos países árabes es aterradora. El mensaje de la conferencia estaba muy claro: la salud mental de las mujeres debería ser una prioridad en las agendas políticas del mundo entero. Todavía estamos muy lejos, es más, ¡estamos ante un deterioro a escala mundial de los derechos de las mujeres! Se hizo un llamamiento en ese congreso: mujeres psiquiatras y psicoterapeutas del mundo entero, ¡métanse en política! La pregunta es legítima: ¿por qué me han invitado? ¿Yo, que vengo de un país que ha convertido la prostitución en una profesión como cualquier otra, un país que no reconoce los traumas inherentes a la prostitución? Curar un trauma significa ponerle nombre a lo que se ha ocultado, destapar las mentiras. Y eso es lo que he hecho: he puesto palabras donde había silencio. Así que no estoy aquí por casualidad, sino porque he hecho todo lo posible para romper el silencio, que – según creo – es sintomático de una sociedad que ha interiorizado al agresor. Empecé con un llamamiento en mi ciudad natal (5), luego escribí un manifiesto y movilicé a expertos alemanes en traumatología para adoptar una postura (6), y finalmente puse en marcha una petición mundial (7) en varias lenguas, dirigida a la Canciller Angela Merkel (8), pidiendo la abolición de la prostitución. Este mensaje también es importante para ustedes: no se callen, levanten la voz, porque si nos callamos unas y otros, pasamos a formar parte del sistema criminal y deshonramos a las víctimas. La cuestión de la abolición de la prostitución siempre vuelve a ponerse en tela de juicio, incluso por parte de aquéllas y aquéllos que se autodenominan feministas. Pero si es que no resulta en absoluto difícil de entender: bastaría con preguntar a cualquier político si le gustaría que su esposa o hija fuese prostituta. La respuesta será claramente ¡NO! ¿Qué significa esto? Pues que habría mujeres que ‘valdrían’ para ello y otras que no. Las violencias que aceptamos hacia algunas mujeres son, de hecho, una buena proyección de las disfunciones de nuestra sociedad. Las mujeres de los burdeles alemanes son tratadas como máquinas destinadas a producir más y más. Se ha convertido en una industria y ya no es una relación viva. También es reflejo de una sociedad cercenándose. Será humana con cierto número de personas afines, y menos humana, incluso cruel, con las demás. Y ¿qué dice eso de nosotros, cuando ha dejado de afectarnos el sufrimiento ajeno? Muchas personas me acusan de moralizar. La compasión no es moral o justicia, sino una obligación. Aceptar este mal es a claudicar ante la violencia contra las mujeres. Es aceptar vivir en una sociedad injusta. Es reflejo de una humanidad que está perdiendo su alma. ¿Por qué y cómo es esto posible, sobre todo para una sociedad democrática, basada en los derechos humanos? Cuando hablamos de traumas, también hay que reflexionar sobre cómo los traumas individuales y colectivos afectan a una sociedad. Deberíamos preguntarnos: ¿acaso no estamos ante la repetición de traumas colectivos del pasado? De hecho en Alemania hay buena cantidad de ellos, sin reconocer ni superar. Cuando hablamos de un trauma, hay que comprender sus dinámicas. Y una de ellas es permanecer en silencio, "cállate" acerca de lo que se le hizo a alguien. Les voy a dar algunos ejemplos: La Alemania nazi atacó, deportó, mató, metió en campos de concentración. Y por estos crímenes no fueron los hombres, sino las mujeres alemanas las que tuvieron que pagar. Cuando los soldados de la Liberación llegaron a Alemania, violaron masivamente a las mujeres. No sólo por los soldados rusos en Berlín, no, en toda Alemania, las mujeres fueron violadas. Y en casa, a menudo les pegaban sus maridos. No se les permitía hablar, tenían que callarse y reprimir su sufrimiento. Este proceso mental, el negar y callar el trauma, y reprimir el sufrimiento, lo han ejercido cumplidamente los alemanes y parece haber pasado de una generación a otra. "Si no se supera el trauma, sucederá de nuevo", dijo Janet hace ya 100 años. Así pues, me pregunto si este silencio sobre la prostitución tiene algo que ver con nuestra historia. Las mujeres fueron violadas, y tuvieron que guardar silencio. Ahora sus hombres violan, y siguen cultivando el silencio. En segundo lugar, tenemos una larga historia de patriarcado. Para legitimar la dominación y la explotación de las mujeres y los niños sin sentirse culpables, es necesario negar el daño. Si lo miramos a la luz de la historia de la psicotraumatología, observamos que el fenómeno de la negación llega hasta sus propias raíces: los traumas mismos se han negado durante mucho tiempo. Freud, el fundador del psicoanálisis, estudió a las mujeres (en aquel momento llamadas "mujeres histéricas") y descubrió que todas ellas habían sido objeto de abusos sexuales en su infancia. Cuando esto llegó a oídos de los hombres del Colegio de Médicos de Viena, presionaron a Freud, y tuvo que cambiar su tesis. La cambió mediante el desarrollo de la teoría de las fantasías, negando la realidad. Freud dijo que, de hecho, estas mujeres habían soñado con estos abusos, que los habían deseado, que sólo eran quimeras. Una vez más, negar la violación y "¡guardar silencio!" Cuando Bowelby y Ainsworth (9) descubrieron que los niños con conducta de apego desorganizado sufrían abandono y / o violencia sexual, les cortaron la financiación. Cuando las feministas de los años 70 dijeron que las mujeres que han sufrido violencia doméstica tenían los mismos síntomas que los soldados de Vietnam, les dijeron que la violación no existe en el matrimonio, y que por tanto no es ningún trauma. Otra vez: ¡guardar silencio! Hoy en día, cuando decimos que la prostitución es violencia y que provoca traumas severos, tenemos que oír en ocasiones "No, es una elección, es un servicio sexual, es un trabajo". Así pues, tenemos una negación del trauma y la orden de callarse. ¿Por qué? Todo está destinado a proteger un tema tabú: la sexualidad masculina y su supuesto derecho a la satisfacción, sin restricciones o límites. Me gustaría explicarles cómo se describe la prostitución desde una perspectiva psicotraumatológica. Tenemos dos tipos de traumas: el segundo origina un trauma complejo. Cuando examinamos la epidemiología de los traumas (10), constatamos que el riesgo de desarrollar un TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático) es mayor o menor dependiendo del tipo de trauma. La violación presenta el riesgo más alto de desarrollar un TEPT. Por tanto, la primera lección que debemos aprender es que no resulta fácil separar la mente del cuerpo. Cuando nos fijamos en la prevalencia de las violencias sexuales, es decir, en el peor tipo de trauma, debemos afirmar que están ampliamente extendidas. A nivel mundial (11), el 20% de las niñas sufren violencia sexual, y los niños del 5 al 10%. Una investigación nacional (12) realizada en 2014 en Francia arroja las mismas cifras. L@s niñ@s son las víctimas más frecuentes de violencias sexuales. Hay una alta tasa de re-victimización (el 70% de ell@s se convertirán en nuevas víctimas de la violencia sexual en la edad adulta). El agresor procede del entorno cercano. Así pues, los que deberían cuidar de los niños son los agresores. Los que deberían ser dignos de la confianza de los niños son los que abusan de ellos. Muriel Salmona, una psiquiatra francesa, me invitó a París el año pasado para hablar de la situación en Alemania y nos hemos dado cuenta de que tenemos las mismas estadísticas. Aquí tienen una investigación de 2004 hecha por Monika Schröttle (13) en Alemania, sobre 10.264 mujeres, con edades comprendidas entre los 16 y los 25 años. El daño que causa un trauma complejo es un problema a escala nacional y a la sociedad le cuesta millones de euros. Van der Kolk, director médico del Centro de Investigación de Traumatología en Brookline / Massachusetts, dijo que cuando los soldados regresan de la guerra, los periódicos se llenan de ellos, y cuando las mujeres se convierten en víctimas de la violencia doméstica, a nadie le importa. Muriel Salmona (14) dice que seguimos viviendo en la cultura de la violación. ¿Y la prostitución, entonces? ¿Es violencia? ¿O es un servicio? Se han realizado muchos trabajos de investigación que tratan de determinar si las mujeres en situación de prostitución sufren violencia. Éstos son, de nuevo, los resultados del estudio realizado por Schröttle (13) en 2004. En aquel momento, la mayoría de las mujeres en la prostitución eran alemanas (80%). A la vista de estas cifras, no se puede decir que sea un trabajo como los demás: el 92% han sufrido acoso sexual, casi el 90% violencia física y mental, y el 59% violencia sexual. Hoy en día, las cifras serían aún peores, yo diría que el 100% de todas, porque tenemos sólo el 5% de mujeres alemanas trabajando en la prostitución, y el 95% de otros lugares. Las condiciones han empeorado. Desde la ley de 2002, que convertía la prostitución en un trabajo como cualquier otro, se puede comprobar que cada vez encontramos más perversiones entre los clientes de la “industria del sexo” en Alemania. Las prácticas son cada vez más peligrosas, con un aumento de la violencia hacia las mujeres y una falta de protección hacia las mismas. Hay un ‘menú’ (15) que circula por Internet, donde los consumidores pueden elegir lo que quieran de una larga lista. Voy a citar sólo algunos ejemplos:
Al leer algo así, no necesito más estudios para analizar si la prostitución es un servicio o no. Lamer el ano de un desconocido no es un trabajo. ¡Debemos detener la negación! Tenemos que hacernos otras preguntas: ¿Cómo una mujer puede soportar esto? Esto es lo que dice la experta alemana en traumatología Michaela Huber (16) al respecto:
Por eso, cuando analizamos la condición previa para entrar en la prostitución, debemos darnos cuenta de que la mayoría de las mujeres han sufrido graves formas de violencia en su infancia. Tenemos 3 estudios (17): uno por Melissa Farley, y los otros dos por institutos de investigación alemanes. Vemos que las violencias sexual y física predominan ampliamente. Segunda lección que aprender: no se trata de si existen dos grupos diferentes en nuestra sociedad, es decir, el grupo de ‘trabajadoras sexuales felices’ por un lado, y el grupo de las que sufrieron abusos siendo niñas por otro. No, es un único grupo, el mismo. Son las niñas que fueron abandonadas por la sociedad en el pasado y que son abandonadas por la nueva sociedad de hoy en día. El sistema de la prostitución utiliza a estas niñas traumatizadas para sus propios fines.
Los estudios han demostrado que el TEPT Síndrome de Estrés PosTraumático (18) es muy común entre las mujeres en situación de prostitución. Por eso mismo, primero me gustaría explicarles qué es el TEPT. Este trauma es un daño que afecta:
Primero les voy a presentar la neurobiología del trauma: Éstas son las partes del cerebro involucradas en el trauma:
El córtex prefrontal tiene la capacidad de comprender y estar en una situación, de intentar tomar decisiones, recordar el pasado, reaccionar, calmarse. El ‘cerebro primitivo’ tiene funciones primitivas: es nuestro sistema nervioso autónomo que activa los órganos que nos mantienen vivos. Es el que hace latir el corazón más rápido, acelera la respiración, etc. La amígdala es nuestro sistema de alarma. Tiene dos funciones:
El hipocampo es el creador de memoria. Es decir, cuando le llega la información, la contextualiza, organiza, agrupa y almacena. Así pues, si alguien está angustiado, la amígdala se activa y envía mensajes a nuestro cuerpo a través de las glándulas, que producen hormonas para ponernos en situación y luchar, huir o quedarnos inmóviles. Hay 4 hormonas (19) implicadas:
También hay dos hormonas para bloquear el dolor:
Por tanto, las víctimas del trauma tendrán una mezcla combinada de estas hormonas. Esto puede subir y bajar, etc., pero cuando nos encontramos en peligro y no podemos escapar, la concentración de hormonas nos paraliza. El córtex prefrontal se ve inundado por las catecolaminas y desde ese momento somos incapaces de tomar decisiones. Sabemos lo que está pasando, pero no lo podemos detener, así que nos disociamos. Podemos ver las dos reacciones y sus consecuencias. Tercera lección a recordar: el sistema de la prostitución se beneficia del fenómeno de la disociación, en el cual las mujeres son incapaces de defenderse. Ellas hacen sus cuerpos disponibles y sufren una violencia extrema. Estas mujeres están cada vez más traumatizadas. El fenómeno de la disociación no es algo que se pueda activar o desactivar según se desee. La disociación puede permanecer ahí. Las funciones integradoras existentes pueden ‘apagarse’ durante períodos prolongados. Me quedo impresionada cada vez que veo a estas mujeres reconectándose a la vida. Después de un tratamiento exitoso, algunas me dicen, "Ahora puedo sentir dolor", o "Ahora puedo sentir y la comida tiene sabor" o "Ahora entiendo quién soy". Si sólo se tratase del fenómeno de la disociación, los daños de la prostitución se limitarían a ese nivel, pero también existen los recuerdos traumáticos. Durante la disociación, gran parte del cuerpo y el córtex están anestesiados. Percibimos las cosas, pero no todas se rememoran en el córtex. Dado que el hipocampo no funciona adecuadamente durante los traumas, la información y contextualización de los incidentes no pueden almacenarse correctamente. A causa de ello, las víctimas de traumas no siempre son capaces de decir "esto me pasó a mí, en ese momento, en ese lugar". También puede haber amnesia, lagunas en la memoria. Algunas partes de la experiencia traumática se almacenan en otra parte del cerebro, a la que llamamos ‘memoria traumática’ (una parte de la amígdala). Les voy a mostrar dos fotografías (20), de los cerebros de una pareja que fue víctima de un grave accidente de tráfico. Les hicieron una tomografía computerizada, y alguien leyó la historia del accidente. - Aquí vemos la reacción del hombre: reacciona con lucha / huida. - La mujer se disocia. Se trata de un experimento realizado por Van der Kolk, que se preguntaba por qué una persona reaccionó de esa manera y la otra con una disociación. Cuando habló con la mujer, se dio cuenta de que había sido víctima de abandono en la infancia. Por eso aprendió a desconectar a una edad temprana. Esto implica que la memoria traumática está llena de información que pone a la amígdala a todo ritmo cada vez que se la necesita. Esto es lo que nos pone en situación de reaccionar con lucha / huida, o disociación. Esto explica las elevadas tasas de re-victimización entre las víctimas. Han aprendido a bloquearse en cuanto les provocan. Ya no pueden defenderse o protegerse. Sólo unas palabras sobre la memoria traumática: esta memoria no funciona bajo los mismos principios que los del córtex. Es una especie de caja negra a la que no tenemos acceso consciente, y ni siquiera sabemos que existe. Esta memoria recoge las experiencias traumáticas sin orden ni concierto, sin ninguna noción de espacio o tiempo. No es semántica, no tiene lenguaje. Se puede activar en cualquier momento con los acontecimientos ‘detonantes’ que reaniman el trauma: un olor, un color, un sonido, imágenes, palabras, frases, etc. En ese momento se desencadena una intensa ansiedad, como si la persona estuviera reviviendo el trauma en su momento preciso. Es lo que llamamos ‘flashback’. Estas reacciones se denominan TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático). Es como tener una bomba de relojería en la cabeza. Aquí he enumerado los síntomas del TEPT: el trauma es una respuesta de miedo. El cuerpo sigue sintiendo como si el trauma todavía se estuviese produciendo, una y otra vez. El cerebro está dañado y nos hace pensar que el peligro sigue ahí, que no se ha ido. Así pues, aquí tienen las reacciones de un TEPT simple, es decir, de una persona que ha sufrido un trauma de tipo I, como el del 11 de septiembre 2001. ¿Qué pasa ahora si alguien se ve expuesto repetidamente a abusos traumáticos, que incluso son conocidos por personas que deberían preocuparse por ello? Se pueden imaginar que nuestro sistema de alarma está totalmente desajustado y que nuestra capacidad de calmarnos y sentirnos seguros no se ha desarrollado. Muchos estudios sobre el TEPT mostraron una alta comorbilidad con otros trastornos mentales. (21) Las víctimas de abusos interpersonales y crónicos están en un desamparo permanente. No había ningún lugar seguro, ninguna persona segura para ellas. No saben qué significa eso. Est@s niñ@s también desarrollan un sentimiento de sí mism@s en ese entorno. Los que deberían ayudarles les hacen daño. De tal manera, el ‘yo’ se destruye en el abandono, la decepción, la culpa, la humillación y el aislamiento. El/la niñ@ desarrolla un profundo sentimiento de vergüenza, porque cree que lo que le ha sucedido es culpa suya. Estas personas, al llegar a la edad adulta, responden a numerosos criterios diagnósticos (22). Pero quizás sólo tengan uno. Es el trauma complejo (23). Hace más de 30 años que los expertos en psicotraumas vienen deseando que este nuevo diagnóstico sea aceptado en el sistema de clasificación. La solicitud fue rechazada en 1994, cuando salió el DSM4 (Manual de Diagnóstico de los Trastornos Mentales IV), y fue rechazada de nuevo en 2013 para el DSM5. Van der Kolk dice que tenemos un sistema de diagnóstico insensato que ignora la vida de las personas. Se limita a clasificar a las personas según los diagnósticos, describiendo los síntomas, pero sin identificar qué padecen realmente las personas. Así que otra vez, ¡guardar silencio!
Así pues, en terapia, les damos herramientas para que se auto-gestionen. Les damos palabras para nombrar lo que estaba oculto, ponemos las mentiras al descubierto. Lloramos. Les demostramos que es posible una relación diferente. La dinámica del trauma es "no tienes elección". Comprender lo que ha pasado y lo que han hecho contigo te abre una puerta y te permite decir: "Tengo elección". ¡Gracias! Dra. Ingeborg Kraus Psicóloga y experta en psicotraumatología Iniciadora del manifiesto "Psicólogos alemanes y argumentos científicos contra la prostitución" Bibliografía:
20. Bessel Van Der Kolk: Verkörperter Schrecken. (The body keeps the score). Probst Verlag, 2016, P. 85 21. Hans Morschitzky: Angststörungen. Springer Verlag, 4. Auflage, 2009. Kapitel: Epidemiologie, Verlauf und Folgen der posttraumatischen Belastungsstörung, P. 139-145. 22. Wolfgang Wöller: Trauma und Persönlichkeitsstörungen. Schattauer, 2006, Kapitel 10: Symptomdiagnostik, P.111-122. 23. Diane Landberg: Complex Trauma: Understanding and Treatment. 21.01.2016. https://www.youtube.com/watch?v=otxAuHG9hKo Esta entada fue publicada en Allgemein, Les violences, Mécanismes: Dissociation – Troubles Psychotraumatiques, Textes Scientifiques el 17 de julio 2017 por Ingeborg Kraus. Por Gabriella Apicella, Guionista, Cofundadora del Festival UnderWire, Miembra de la Junta de Euroscript y productora de Honest Lies Texto original publicado en Huff Post UK el 25/01/2016 11:32 | Actualizado 24 Enero 2017 Traducción: Olga Baselga Imagen: iStock.com/Stefano Tinti El Comité de Asuntos Internos está abierto, en estos momentos y hasta el 18 de febrero 2016, a las propuestas de investigación sobre prostitución. Según han recogido los expertos, cualquier revisión de la ley debe contar con las palabras y actitudes de los consumidores de sexo: "Muchos hombres recurren a las prostitutas para poder hacerles cosas que las mujeres ‘reales’ no aguantarían”. Dean Kirby, en su artículo de la semana pasada en The Independent informaba de que los planes de Andrew Boff, miembro de la Asamblea Conservadora de Londres, proponen ‘gestionar los barrios rojos’ de la capital. Si bien permiten que la prostitución se desarrolle dentro de un horario establecido, garantizando que no se sancione la compra o venta de sexo, la intención es que l@s trabajador@s sexuales se sientan más segur@s. El plan seguiría el modelo instaurado hace poco en Leeds, donde una mujer en situación de prostitución, Daria Pionko, fue asesinada por un consumidor de sexo dos días antes de la Navidad 2015. "Criminalizar una parte de la transacción? Porque me haceís parar de pagar por sexo?" Todos los activistas están de acuerdo en que la seguridad de quienes venden sexo, así como la necesidad de garantizar que nadie lo hace bajo coacción y explotación, son prioritarias. Para tal fin, los planes del Sr. Boff tienen un aspecto positivo: despenalizar a l@s trabajador@s sexuales en los barrios ‘gestionados’ y dentro de los horarios fijados. Esto les permitiría denunciar todos los delitos que sufran sin temor a ser perseguid@s. Sin embargo, el establecimiento de ‘barrios gestionados’, sin unas disposiciones adicionales que aborden los graves perjuicios dentro de la prostitución, supondría, en el mejor de los casos, un simple gesto de buena voluntad y, en el peor, una estrategia peligrosamente incompleta. Más allá de quitar el miedo a ser procesada, ese barrio ‘gestionado’ apenas resuelve los peligros inherentes a la situación de prostitución. Por mucho que no teman denunciar una agresión, sigue tratándose de una agresión o, en el caso de la Sra. Pionko, un asesinato. Los motivos por los que los asesinatos de mujeres en situación de prostitución son 12 veces más frecuentes que para el promedio de las mujeres siguen sin ser atendidos. Para dar verdadera prioridad a la seguridad de l@s que se encuentran en situación de prostitución se necesita un enfoque más contundente. Se debe aplicar la despenalización de la venta de sexo de forma retrospectiva, a fin de garantizar que todos los datos estén claros, caso de que se investigue su historial laboral, residencial o financiero, todo ello combinado con inversiones en vías de salida para l@s que quieran dejar la prostitución. Hay que poner a disposición de tod@s ell@s unos servicios de apoyo, asesoramiento y terapéuticos para atender sus problemas prácticos y de salud más comunes: l@s trabajador@s del sexo sufren estrés postraumático, depresión y ansiedad en niveles similares a los que han combatido en conflictos bélicos. Al desaparecer los servicios especializados por culpa de los recortes, l@s que se dedican a la prostitución son cada vez más vulnerables. Eaves for Women, la ONG que realizó la investigación mencionada, se vio obligada a cerrar sus puertas recientemente, en octubre de 2015. También es esencial reconocer que ‘gestionar’ los barrios no sirve para afrontar los niveles sin precedentes de violencia que soportan las que “trabajan” de puertas adentro, ya sea en burdeles o como ‘escorts’, esto es, el 96% del sexo de pago. El 71% de las mujeres en situación de prostitución, o que salen de ella, sufren violencia, la mayoría por parte de clientes, y el 32% entran en la prostitución antes de cumplir 18 años. Lo único que se consigue con un ‘barrio gestionado’ es un entorno que facilita la explotación. A la prostitución se llega por muy diversos caminos y, a través de mi voluntariado –desde 2012– en una organización benéfica de apoyo a estas mujeres, he sabido que un simple accidente en la vida podía llevar a cualquiera de nosotras a esta situación. Es extremadamente difícil generalizar, pero si se pudiese, diría que la demanda potencia la prostitución, y que si nadie comprase sexo, la prostitución quedaría erradicada. Por tanto, para reducir la prostitución, debemos dirigir la mirada hacia sus “consumidores”. Pese a que algunos consumidores percibieran que las mujeres en situación de prostitución pudieran sentirse "destrozadas", "asustadas", "aliviadas de que no voy a matarlas", "vacías" o "desconectadas", no fue suficiente para disuadirlos. Y aunque, por otro lado, el 51% fue testigo de los pagos a proxenetas, que es un delito según la ley en vigor, menos del 5% informó de sus sospechas a la policía. Sin embargo, cuando se les preguntó si la publicación de su nombre e imagen, tener antecedentes penales, pagar una multa, o constar en el registro de delincuentes sexuales les disuadiría de comprar sexo, 80-85% afirmó que sí. De hecho, allí donde se ha aplicado una ley contra consumidores sexuales, como Suecia, Noruega o Islandia, países reconocidos por sus ejemplares leyes de igualdad, esta estrategia ha demostrado reducir la prostitución. Por contra, la despenalización está llevando a unos niveles de violencia apocalípticos, y bien difundidos, en Nueva Zelanda, Nevada (EE.UU.), Países Bajos y Alemania. Tenemos las respuestas. Que nos sirvan de algo. Sigue a Gabriella Apicella en Twitter: www.twitter.com/Storytails Por Alisa Bernard Publicado originalmente el 14 de julio de 2017 Traducción del inglés: Atenea Acevedo Original en inglés: http://crosscut.com/2017/07/seattle-prostitution-survivor-violence-police-sting/ Odio el color marrón. Los moteles tienen cierta predilección por el marrón. Las alfombras son color marrón, las lámparas son color marrón… incluso los marcos de las duchas parecen tener un tono marrón. Pero lo que más odio son los cubrecamas color marrón, delgados como las sábanas de motel con hilos de plástico que sobresalen. Siempre hay uno que va a acabar clavado en tus nalgas. Cuando fui prostituta pasaba muchas horas contemplando el exterior marrón de un motel barato y popular cerca de la carretera I-5, cerca de Everett. Si tenía suerte, mi proxeneta, una mujer, dejaba pasar una o dos horas entre puteros; eso significaba la oportunidad de intentar no ver el entorno y perderme en algún episodio de Law and Order Special Victims Unit. Después de haberme dado el cuarto o quinto duchazo desinfectante del día, claro. Era más o menos consciente de la ironía de mi adicción a un programa de televisión como Special Victims Unit, donde la mayoría de las víctimas son mujeres prostituidas como lo era yo. Después de ver un episodio especialmente sangriento, cuando el siguiente putero llamaba a mi puerta invariablemente me invadía un miedo capaz de despertar tensión en mi pecho, una tensión peor a la habitual. No tiene nada de raro: las prostitutas somos el grupo con mayor probabilidad de ser víctimas de homicidio. Hay un estudio que afirma que, de 1981 a 1990, las mujeres estadounidenses que ejercían la prostitución tenían 18 veces más probabilidades de ser asesinadas que sus contrapartes en el resto del mundo.[i] La verdad es que no sabía quién sería el próximo en tocar esa puerta, la posibilidad de que un putero sea violento nunca cambia. Gary Ridgeway, el asesino de Green River que mató a 48 mujeres y niñas prostituidas en Seattle era putero. También Robert Pickton, Rurik Jutting, Joel Rifkin y un sinfín de asesinos seriales más. No hay diferencia alguna entre el putero promedio de todos los días y estos tipos. No son menos terroríficos y las mujeres que están en la prostitución, como estaba yo, siempre les tienen miedo. Hacia fines de junio, la Policía de Seattle organizó una operación encubierta para atrapar puteros. De los 138 detenidos por explotación sexual, dos habían cometido delitos sexuales; uno de ellos había sido condenado por pederastia. Uno de los puteros llevaba metadona, otro portaba una pistola, una navaja y un par de esposas. En un estudio,[ii] más de 80% de las prostituidas afirmaron haber sido atacadas físicamente y/o amenazadas con un arma, y casi 70% dijeron haber sido violadas. Las probabilidades no favorecen a la prostituta. Me encantaría dorarles la píldora y decir que no viví violencia, pero no hay forma de edulcorar la realidad. La violencia me marcó y, para ser sincera, es igual con la mayoría de las mujeres y niñas que están en la prostitución. Si eres putero y estás leyendo mi testimonio, a lo mejor piensas “No soy como esos tipos”. Bueno, te lo diré al oído: si compras sexo eres uno más de los que infunden miedo. Estás alimentando la compraventa de sexo y perpetuando la violencia contra las mujeres, así que eres parte del problema en conjunto. Las únicas personas que se benefician de que compres sexo son los proxenetas y los tratantes. Otro estudio señala que 90% de las mujeres prostituidas ejercen bajo coerción,[iii] así que resulta difícil negar las probabilidades de que un putero haya pagado por acostarse con una víctima de trata en algún momento. Voy a ser muy clara ante quienes podrían no tener mi experiencia como prostituta: nadie elige prostituirse. No es un trabajo como cualquier otro. Claro que hay algunas autodenominadas trabajadoras sexuales que dirán que sí lo es, pero yo llevo casi cinco años trabajando en la Organización de Sobrevivientes de Prostitución. Mujeres de todo el país, mujeres de todo tipo, raza y orientación, narran violaciones, golpizas y violencia más allá de lo que cualquier medio escrito se atrevería a publicar. Las opciones que una enfrenta al entrar en la prostitución nunca son muchas ni dan paso a decisiones libres. Siempre está la coerción, ya sea por la pobreza o el proxeneta. La decisión de ejercer es una opción que no es realmente una elección. Si eres como yo y el 65% a 90% de las mujeres que ejercen y han sufrido violencia sexual en la infancia,[iv] elegir la prostitución es tan libre como elegir el lugar donde deseas sufrir tu inevitable y próxima violación. Las mujeres que, como yo, han pasado por la prostitución no necesitan de estudios o estadísticas que les recuerden lo peligrosos que pueden ser los puteros. Antes de terminar mi primera jornada en aquel motel ya tenía las piernas y los brazos cubiertos de moretones, y sentía dolor en el cuello y el cuero cabelludo de tanto que me habían tironeado del pelo para zarandear mi cabeza. No quiero hablar de la sensación de vacío y muerte que empezó a apoderarse de mi mente. No pasó un día sin encontrarme al menos un putero que actuaba como si no se diera cuenta de los evidentes dolores que yo estaba pasando, o quizás disfrutaba al ser testigo de mi sufrimiento. Los puteros ven a las prostitutas como objetos, no como seres humanos con sentimientos, emociones y vidas más allá de lo que tienen entre las piernas. Eso son los hombres arrestados en la operación encubierta de hace un mes. Solo pude salir de la prostitución después de un colapso físico y mental. Me tomó casi diez años buscar ayuda para aliviar las pesadillas, los recuerdos traumáticos recurrentes, el insomnio, la depresión y la disociación, es decir, las secuelas que constituyen mi diagnóstico: trastorno de estrés postraumático. Lo cierto es que busqué apoyo y me lo dieron. No es el caso de todas las mujeres y niñas que lo necesitan. La Oficina de Servicios para la Infancia, la Juventud y la Familia calcula que, en los casos de explotación sexual comercial de niños, entre 50% y 90% logra obtener atención especializada. Sin embargo, aun cuando exista esa atención, dejemos la ingenuidad a un lado: muchas mueren en el intento de salir de la prostitución. [i] https://academic.oup.com/aje/article/159/8/778/91471/Mortality-in-a-Long-term-Open-Cohort-of-Prostitute [ii] http://www.prostitutionresearch.com/Farley%26Barkan%201998.pdf [iii] http://www.prostitutionresearch.com/Prostitution%20Quick%20Facts%2012-21-12.pdf [iv] http://www.prostitutionresearch.com/pdf/Prostitutionin9Countries.pdf Por Gabriella Apicella, Guionista, Cofundadora del Festival UnderWire, Miembra de la Directiva de Euroscript, y Productora de Honest Lies Traductora: Olga Baselga Texto original “Why Buying Sex Is an Act of Violence” publicado en: www.huffingtonpost.co.uk/gabriella-apicella/prostitution-violence_b_4077800.htmlhttp://www.huffingtonpost.co.uk/gabriella-apicella/prostitution-violence_b_4077800.html 15/10/2013 13:06 | Actualizado 23 Enero 2014 En el Reino Unido sigue siendo legal comprar sexo con cualquier persona mayor de 18 años que no haya sido objeto de tráfico para tal propósito. He pasado poco más de 18 meses dando talleres de escritura en la ONG Eaves for Women, que apoya a las mujeres que dejan la prostitución, y creo, como muchas activistas, que es necesario cambiar la ley. Todas las mujeres con las que he trabajado me han dicho que la única razón por la que vendían sexo era el dinero. Para ellas, era una cuestión de mera supervivencia. Un tercio de las mujeres entran en la prostitución antes de los 18 años, el 50% entran coaccionadas y el 73% han sufrido alguna forma de violencia infantil antes de entrar en la prostitución, según los informes de Eaves "Capital Exploits" (2013) y "Breaking Down the Barriers" (2012). La mitad de las mujeres que se dedican a la prostitución también tienen antecedentes penales por delitos relacionados con la misma. Mientras durante décadas gastaban millones en televisión y cine, vendiéndonos el mito del empoderamiento sexual, el glamour y la liberación con películas como Desayuno con diamantes, Pretty Woman o Diario Secreto de una Call Girl, nos ocultaban la verdad. Las personas más golpeadas, violadas y asesinadas en la sociedad han sido silenciadas. Las prostitutas tienen 18 veces más probabilidades de ser asesinadas que la población en general, como revelaba el estudio "Hard Knock Life" (New Philanthropy Capital, 2007). Un estudio a gran escala realizado en 1998 en cinco países puso de manifiesto que el 92% de las prostitutas querían salir de ella cuanto antes. Nada sorprendente, ya que tienen que "divertir" a hombres que las ven como "tomarse una cerveza", o con las que "pueden hacer cosas que las mujeres reales no aguantarían", según reconocieron los entrevistados para el informe "Hombres que compran sexo" (Eaves, abril 2012). Sin embargo, los servicios de apoyo a las mujeres que dejan la prostitución escasean, y el centro que tenía Eaves, ahí donde empecé los talleres de escritura, ya no existe. Si bien hay otr@s voluntari@s como yo que siguen dando algunas sesiones, los talleres prácticos de asesoramiento y las terapias, cruciales para ayudar a las mujeres a cambiar de vida, no se pueden hacer sin la financiación retirada en los últimos meses. Resulta especialmente elocuente que, mientras un par de mujeres, usuarias de los servicios de Eaves los dos últimos años, son ahora estudiantes universitarias a tiempo completo, otras que les contactaron apenas unas semanas antes de los recortes han vuelto a la calle. Ahí vemos el impacto directo de los recortes. Las mujeres que han estado en la prostitución sufren los peores prejuicios y estereotipos peyorativos que jamás he encontrado. Peor aún que las muestras más despreciables de homofobia, racismo y sexismo, son reiteradamente despreciadas, avergonzadas y vilipendiadas por la sociedad. Estas actitudes agravan las dificultades que de por sí presenta la prostitución. Dada la evidencia de que la mayoría habrá sufrido abusos en su infancia, no tienen títulos académicos, padecen uno o más problemas de salud mental, han entrado en la prostitución mediante coacción o trata antes de los 21 años, y les han pegado, las han amenazado y violado los proxenetas y apostadores, tal y como denuncia el estudio "Breaking Down the Barriers" (Eaves, 2012), lo último que estas personas necesitan es que les pongan más trabas para un futuro seguro. Sin embargo, se ha demostrado que hay medidas preventivas cruciales que pueden marcar la diferencia. En Merseyside, en 2006, los atentados contra las personas en la prostitución se recalificaron como delitos de odio, atendiendo a las atroces agresiones que soportan. Esta medida ha acarreado condenas 10 veces superiores al promedio nacional pala la violación. Sigue siendo un misterio por qué este plan, que tanto éxito ha demostrado, no se ha extendido al resto del Reino Unido. Es significativo que, en Suecia, en 1999 (y después en Noruega, en 2008, y en Islandia, en 2009), las leyes establecieran que la compra de sexo fuera ilegal, y no la venta. Al mismo tiempo, los gobiernos invirtieron en programas para apoyar a las personas que dejaban la prostitución, dotándolas de un amplio acceso a los servicios sociales. Esto no sólo ha reducido la prostitución callejera a la mitad, sino que los niveles de violación y violencia doméstica en todo el país han bajado drásticamente. Aparentemente, ¡el respeto hacia las mujeres es contagioso! Recientemente he escrito y producido una película, Honest Lies, adaptación de un relato escrito en diciembre pasado por una mujer de talento excepcional, Anita James, que asiste a los talleres de escritura en Eaves. Financiada al 100% con las contribuciones recogidas en Kickstarter, y con la ayuda de algunos extraordinarios profesionales del sector, esta película de 11 minutos se proyectó por primera vez en la sede de Amnistía Internacional el lunes 14 de octubre ante una audiencia de casi 200 personas. Imagen de Sandy Greenway La diputada Fiona Mactaggart, que viene luchando incansablemente por la reforma de las leyes sobre prostitución, intervino enérgicamente en una mesa redonda sobre la necesidad de que el Reino Unido adopte el Modelo Nórdico. La fundadora feminista británica Kat Banyard mencionó unas estadísticas que demuestran que la industria del sexo está impulsada por una demanda que se puede atajar. Por otro lado, Cheryl Stafford, defensora de ‘Salir de la Prostitución’ en Eaves habló con gran ternura sobre la necesidad de tratar a las mujeres con cuidado y sin juzgarlas, escuchando sus voces y dándoles apoyo práctico. Y especialmente convincentes fueron las palabras de Ruth Jacobs, escritora y activista que presenta el programa de investigación BBC1 Inside Out sobre el Modelo Merseyside, emitido el 21 de octubre (2013). Como superviviente de la prostitución y el abuso infantil, habló con gran pasión y verdad acerca de la necesidad de abordar la pobreza, ya que sigue siendo la energía subyacente que impulsa la prostitución. Si queremos reducir las tasas de prostitución y proteger a las mujeres, hay que cambiar las leyes que afectan al sector. Los propios "apostadores" (puteros) confesaron durante las entrevistas para la investigación realizada por Eaves que las medidas disuasorias más eficaces para ellos serían incluirlos en el registro de delincuentes sexuales, identificarlos públicamente o imponerles penas de cárcel. Imagen de Sandy Greenway
Espero sinceramente que se escuchen las voces y relatos de quienes han estado en la prostitución y que el Reino Unido pueda empezar a tomar medidas eficaces para reconocer, como sus homólogos nórdicos, que los seres humanos no son mercancías. Gabriella Apicella es escritora y formadora independiente. Honest Lies es su primera película como productora. Sigue a Gabriella Apicella en Twitter: www.twitter.com/Storytails Pasando de defensora pro “Trabajo Sexual” a Líder Sobreviviente: una travesía con dignidad24/6/2017 Por Taina Bien-Aimé Directora Ejecutiva, Coalición contra la trata de mujeres (CATW) 05/25/2017 Texto original: http://www.huffingtonpost.com/entry/from-sex-work-advocate-to-survivor-leader-a-journey_us_5925fe95e4b0627b74360d0e Traducción: CATW Photo: Lynn Savarese
Nomonde Mihlali (“Mickey”) Meji está a cargo de las Iniciativas de Sobrevivientes, de la organización Embrace Dignity (Acogiendo la Dignidad en español) en Ciudad del Cabo, Suráfrica. Embrace Dignity se dedica a luchar contra todas las formas de abuso sexual de mujeres y niñas a través de cabildeo legal, educación pública y ofreciendo servicios sociales para que las mujeres puedan salir de la prostitución. Durante su visita a Nueva York en Marzo de 2017 a la Comisión de Naciones Unidas sobre el Estatus de las Mujeres, hablamos de su activismo y de cómo pasó de apoyar la descriminalización total de la industria del sexo, a trabajar por una ley que busca su abolición. Tienes una presencia fuerte en internet como una activista pro “trabajo sexual”, pero ahora haces parte de la organización abolicionista Embrace Dignity. ¿Cómo fue este paso? Durante el tiempo que estuve en la calle, una de mis preocupaciones principales era el abuso policial. Necesitaba producir dinero para mantener a mis hijos y el único grupo que trabajaba sobre violencia policial era Sex Workers Education and Advocacy Task Force (S.W.E.A.T. por sus siglas en inglés, Fuerza Especial para la Educación y el Activismo de Trabajadoras Sexuales, en español). Ellos me enseñaron el término “trabajo sexual”, que nunca antes había escuchado. El concepto era atractivo en un principio, porque sentí que entendía nuestra situación extrema. “Trabajadora Sexual” sonaba más digno que la sucia palabra “prostituta”, y fortaleció mi activismo contra la implacable brutalidad de la policía. Sin embargo, la prostitución en sí misma no cambió, así que nunca creí que pudiera ser trabajo. Todavía no podía decirle a mi hija lo que hacía, la culpa y el estigma seguían ahí. Ingresaste en la prostitución a los 19 años. ¿Cómo le respondes a las personas que reclaman que no fuiste tratada o explotada y que por lo tanto era tu decisión? ¿A qué te refieres por decisión? Durante el apartheid mi madre trabajó como sirvienta doméstica en las casas de surafricanos blancos. Teníamos comida y lo básico en casa, pero éramos pobres. A los 16 años, nació mi hijo y tuve que dejar el colegio. Unos años más tarde, mi madre debía un préstamo a unos usureros y estuvimos en peligro de perder nuestra casa. Un día mientras caminaba a casa, un hombre blanco condujo su auto cerca de mí y me preguntó si yo era una “dama trabajadora”. Yo estaba desesperada por que quería que mi madre saliera del peligro, así que me subí a su auto hasta su hospedaje. Me pagó 550 rands ($40 dólares) y me sorprendió lo fácil que fue conseguir este dinero. Poco después de esto, puse condones en mi bolso y me fui a la calle Voortrekker en Ciudad del Cabo. Eso era el año 2001. Conocí a S.W.E.A.T. en el 2007 y salí de la prostitución en el 2010 cuando me contrataron como activista. No ofrecen esos cargos fácilmente porque normalizan la prostitución como trabajo. Pero tuve suerte. ¿Cómo te reclutó S.W.E.A.T.? En esa época, los líderes de S.W.E.A.T. eran casi todos blancos y el jefe era un hombre blanco que me reclutó agresivamente. Cuando una conocida mía fue apuñalada a muerte por dos mujeres, una de la cuales era una proxeneta, S.W.E.A.T. ofreció transporte para ir al velorio. Yo no quería ir con ellos, pero necesitaba llegar allá. Les pareció que yo era articulada, así que durante dos años insistieron en que yo hiciera parte de su organización. Me contrataron como “educadora par” para que distribuyera información sobre derechos humanos y también condones y lubricantes para promover sexo más seguro. Luego me pasaron a la African Sex Workers Alliance (ASWA por su siglas en inglés, Alianza Africana de Trabajadoras Sexuales, en español), donde me convertí en la coordinadora para Suráfrica y luego me pasaron a Sisonke, otro grupo de “trabajadores sexuales”. Pagaron mis viajes por el mundo, desde Mozambique donde se lanzó la ASWA, hasta Nueva Zelanda. Luego, S.W.E.A.T. quería a alguien que pudiera presentar sus políticas a alto nivel, con lo cual me nombraron Oficial de Redes y Enlace con el Parlamento. Hasta ahí, todo se veía legítimo. ¿A qué te refieres por legítimo? Pues aquí estaba con tarjetas de presentación y me destacaba en internet a favor de la descriminalización de la prostitución. Pero mi familia no está en internet. Nunca les conté sobre lo que yo hacía. Tampoco soy una persona que toma las cosas por su valor aparente, así que empecé a pensar en qué estaba incidiendo realmente. En Nueva Zelanda donde la prostitución está totalmente descriminalizada, entrevisté a una mujer en un prostíbulo. Expresó su neutralidad sobre la ley pero dijo que no servía para las mujeres y eso fue suficiente para mí. Me explicó que antes de la ley, las mujeres trabajaban en las calles sin protección, pero muchas veces con independencia de los proxenetas. Después de la descriminalización, tuvieron que entrar en los prostíbulos beneficiando solamente a los proxenetas y dueños de estos establecimientos. Ella dijo que la ley solo abordaba la brutalidad de la policía, pero que todavía eran vulnerables al VIH/SIDA y a la violencia de los clientes; además, los administradores de los prostíbulos negociaban con los clientes y no con las mujeres. ¿Cómo conectaste esto con el contexto surafricano? En el 2012, COSATOU, que es un colectivo de sindicatos en Suráfrica, organizó una conferencia sobre género. S.W.E.A.T. quería presentar una resolución que lograra la despenalización total. Para hacer esto, Open Society Foundations le dio a S.W.E.A.T. y al Women’s Legal Centre (Centro Legal de las Mujeres) fondos significativos para documentar los abusos de derechos humanos en los prostíbulos. Era una propuesta interesante dado el caso Kylie, en el cual una mujer había demandado con éxito a una sala de masajes que la despidió luego de que ella se negara a atender a un putero sin condón. La idea era entrenar a la mujer sobre sus derechos bajo contratos de empleador/empleado, a pesar de la ilegalidad de la prostitución en Suráfrica. Queríamos documentar los abusos perpetrados contra las mujeres a la vez que entrenábamos a los dueños de los prostíbulos sobre los derechos de las mujeres. ¿Pudieron documentar estos abusos? El problema es que la dirección de S.W.E.A.T. estaba tan a favor de la descriminalización, que solo querían información sobre el derecho de las mujeres a trabajar en la industria del sexo y en desarrollar políticas de reducción de daño. Yo apoyo las políticas de reducción de daño, pero no podemos parar ahí. Me di cuenta que S.W.E.A.T. estaba satisfaciendo la agenda del financiador y estaba dispuesta a sacrificar las vidas de estas mujeres. Todo el mundo sabe que se perpetran violaciones a los derechos humanos de las mujeres en los prostíbulos por parte de todos los que están involucrados. Aunque no le temas a la policía, ¿qué pasa con la vulnerabilidad frente a un cliente que te podría asesinar o desfigurar? ¿o frente al administrador del prostíbulo que te obliga a tener sexo sin condón por el precio correcto? Cuando comprendí que los financiadores requerían un marco de “trabajo sexual” que solo legitimaba a los explotadores, me enojé y dejé a S.W.E.A.T. ¿Qué pasó luego? Empecé a buscar una organización que empoderara a las mujeres y encontré a Embrace Dignity, pero debido a mi fuerte vinculación pública a los esfuerzos por la descriminalización, ellos no querían que yo fuera parte de su equipo. Necesitaba tiempo para reflexionar y cree el programa de Empoderamiento y Apoyo a Sobrevivientes (SESP por sus siglas en inglés). Empecé a estudiar las leyes de países europeos como Suecia, Noruega y Francia donde se protegía a las mujeres prostituidas, mientras se les ofrecían servicios sociales. Estas leyes se denominaban el “modelo nórdico”, que también se enfoca en la prevención y la responsabilidad de la demanda de los hombres que pagan por sexo. ¿Crees que el congreso de Suráfrica va a pasar una ley similar? Nosotros lo llamamos el “Modelo de Equidad de Género”. Estamos incidiendo en el gobierno Surafricano para que se apruebe esta ley que va a proteger a las mujeres prostituidas de los arrestos y la brutalidad de la policía. Por otra parte, va a penalizar a los hombres que pagan por sexo por el daño que hacen. Sin clientes, no habría "industria del sexo" y por consiguiente no habría trata de personas para este fin. El gobierno debe también invertir en servicios y estrategias para que las mujeres salgan de la prostitución. La prostitución intergeneracional es una realidad en Suráfrica. No quiero que mis hijas o mis futuras nietas estén en una posición donde tener una vagina es la única calificación que se necesita para un "trabajo" o para pagar por su educación. Los retos son significativos porque que el movimiento pro “trabajo sexual” tiene mucha financiación y Embrace Dignity en cambio, no lo tiene. Pero las mujeres ansían el modelo de Equidad de Género. Lanzamos una campaña en Change.org para presionar al gobierno para que pase la ley e invierta en acabar la violencia contra las mujeres. La Constitución Surafricana establece nuestra responsabilidad en obtener equidad para todos. ¿Ves algún vínculo entre prostitución y violencia basada en género? La gran mayoría de mis hermanas de SESP me cuentan que fueron compradas en la prostitución por primera vez cuando tenían 14 o 15 años, lo cual es violación pagada y tráfico sexual. La violencia contra las mujeres y las niñas en Suráfrica es una epidemia. Fuimos violadas por nuestros padres, tíos, padrastros, vecinos y profesores. Nos empujan a matrimonios arreglados y polígamos. El abuso de los hombres hacia las mujeres está absolutamente normalizado. Nuestras energías deben enfocarse en presionar al gobierno para que apruebe leyes y políticas que terminen con esos abusos, y no que los alienten. Ninguna de las mujeres con las que trabajo reconoce la prostitución como trabajo. Ellas ven como muchas de nosotras están muriendo muy jóvenes. Necesitan cariño y amor, y no el estatus legal de “trabajadoras sexuales”. ¿Sientes que el movimiento de sobrevivientes y feministas abolicionistas podrían no confiar en ti? Mis decisiones no fueron entre el movimiento abolicionista y S.W.E.A.T. Mi transformación viene de mis propias experiencias y de hablar con mujeres de SESP. ¿Ves? Tengo un dedo que no se dobla. Un cliente trató de violarme a punta de navaja. Al tratar de escapar, agarré la navaja desde el filo y me rasgué gravemente un tendón. Mi dedo arruinado es un recordatorio diario de que he sobrevivido a armas que me han apuntado a la cabeza, intentos de secuestro, violencia y deshumanización. Mis jefes anteriores de S.W.E.A.T. ahora me acusan de trabajar para la derecha y dicen que quitarle la capacidad de decisión a las mujeres es peligroso. Lo peligroso son los hombres blancos y privilegiados y los académicos que promueven la "industria del sexo" como un estilo de vida para mujeres pobres y negras. Cuando dejas tu casa para ir a trabajar, deberías poder tener un grado de certeza de que tus hijos te van a ver de nuevo. ¿Cuál es su visión para las mujeres en Suráfrica? Cuando crezcan mis hijas, quiero preguntarles: “¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?”. Si estás en la prostitución es imposible contestar esta pregunta. Suráfrica no puede volverse un país donde la prostitución es lo que nos queda a nosotras cuando nos han quitado todo lo demás. Las mujeres y las niñas merecen justicia e igualdad, no la prostitución. Este es la tercera de tres series sobre la legislación sobre prostitución en Suráfrica. Parte Uno. Parte Dos. Sigue a Taina Bien-Aime en Twitter @CATWIntl 6 de junio de 2017. Autora: reneejg. Texto original: https://reneejg.net/2017/06/06/six-survivors-speak-out-about-new-zealands-punishing-sex-industry/ Traducción: Analía Pelle. En este artículo reproducimos seis testimonios de mujeres que fueron explotadas dentro del comercio sexual de Nueva Zelanda y que al abandonarlo se volvieron críticas de la prostitución misma, con el deseo de abrir un debate sobre la legislación respecto de la prostitución en Nueva Zelanda. La historia de Rae, fragmento de: “Ser prostituta en un burdel de Nueva Zelanda no se parecía en nada a ‘un trabajo como cualquier otro’”, publicado por Feminist Current El proxeneta quería que trabajáramos casi todas las noches, de modo que la constante intromisión de hombres, a menudo rabiosos, nos dejaba magulladas y doloridas. Este tipo en particular tenía un pene grueso, que le gustaba meter y sacar de adentro de mí con la mayor potencia y rapidez posibles. Inicialmente, traté de respirar profundamente y de relajar los músculos, pero el dolor era insoportable. Comencé a sujetarme de sus caderas para que fuera más lento, para alejarlo de mí, pero él se impacientó y luego se enojó, para finalmente ir a quejarse enfurecido, como si fuera la víctima de una gran injusticia. Cuando fui a la entrada, la recepcionista me hizo a un lado para informarme sobre el motivo de su queja. Yo había exagerado su brutalidad. Sabía que si simplemente le decía que me había dolido demasiado lo que había sido una banal experiencia de prostitución, eso no la satisfaría. Entrecerró los ojos cínicamente, pero me dijo que lo dejaría pasar pues se trataba de la única queja que había en mi contra. Una se imagina, pensándolo en retrospectiva, que las demás mujeres habrán aprendido a aliviar esas situaciones por sí mismas. Y que habrán aprendido a lidiar con los moratones, el malestar, el cansancio, la deshumanización y las horas impagadas e ingratas que había que “trabajar” para el beneficio del burdel. Jade, fragmento de: “La falsa tú”, publicado por Prostitution Narratives, editado por Melinda Tankard Reist y Caroline Norma (Spinifex Press, 2016) Hicimos dedo hasta Auckland y cuando estábamos a medio camino conseguimos “trabajo” con un equipo del circuito de carreras V8, donde los hombres estaban más que dispuestos a abusar de nosotras con juguetes sexuales descomunales por unos 200 dólares y unas cervezas. Fue mi primera experiencia vendiendo sexo. Al llegar a Auckland, mi amiga me dio su documento de identidad (porque yo era menor de edad) y me dejó en un burdel mientras ella se iba a otro. La traficante era una mujer mayor con sobrepeso que hablaba conmigo en el bar mientras yo comía un caramelo. Apenas miró mi documento. Parecía contenta con el hecho de que yo parecía de 14 años y le informó a todos que era joven. A mi primer “cliente” del burdel le gustaban las fantasías pedófilas. Tenía cincuenta y pico y quería que le contara cosas de mi infancia porque eso lo excitaba, como mi primer encuentro sexual. Cuanto más joven le dijera que había sido al perder la virginidad, más le gustaba. A partir de ese momento, estuve noche tras noche con adeptos a la pedofilia. La traficante me había convencido de poner mi dinero a resguardo con ella… Cuando se lo pedí, me lo dio en bolsas de metanfetamina. Nunca había probado la metanfetamina, pero me dijo que era sencillo, “igual que fumar marihuana”. No hay un manual de instrucciones cuando se trata de aprender a ser una prostituta. Yo estaba a merced de los clientes-prostituidores que se aprovechaban de mi falta de límites personales. Terminaba con moratones por todo el cuerpo por la brusquedad del sexo, los hombres siempre querían imitar la pornografía hardcore, ejecutando la violencia sexual que consumían. Cuanto más ebrios estaban, más iracundos se volvían hasta tener ataques de furia. En esos momentos mi vagina sangraba por el trauma. No tenía a nadie a quien decírselo ni nadie que me ayudara. Todas nosotras (las chicas) experimentábamos lo mismo… A lo largo de 10 años, calculo que fui violada al menos 30 veces y que sufrí alrededor de 2.500 ataques de violencia graves. Nunca recibí tratamiento médico… Tras 5 años quise abandonar la prostitución. En dos ocasiones, traté de ir a la escuela, primero a los 18 años y después cuando tenía 19. Quería trabajar asistiendo a los jóvenes. Pero no podía estudiar por las drogas y por mi rol de prostituta. Ninguna de las agencias defensoras de las “trabajadoras sexuales” me ofreció posibilidades para que saliera de la “industria del sexo”. Suministraban abogados, chequeos médicos, lubricantes, preservativos y tampones, pero nada para ayudarme a salir. Permanecí en la prostitución 5 años más… Necesité 18 meses de un tratamiento intenso para superar el trauma de ejercer la prostitución, después 2 años y medio mas vivir en un alojamiento especial para poder vencer el miedo y la ansiedad de participar de la vida cotidiana. Sigo realizando terapia regularmente. El efecto psicológico de ejercer la prostitución tuvo un resultado increíblemente debilitante en mi vida. Es difícil mantener relaciones cuando una fue tratada con desprecio noche tras noche. Es difícil valorarte a ti misma cuando te llegaron a vender por un paquete de cigarrillos. No sé porqué ni cómo la prostitución puede ser legal y creo que debe haber más apoyo para que las mujeres dentro de esa “industria” puedan abandonarla y recibir una terapia especializada. Pasé una década en la industria del sexo y me considero una de las inusuales y dichosas sobrevivientes que pudieron salir. Muchas no lo logran. Rosalie, testimonio de rosalieshaven.org.nz Me internaron en un hogar para niños… Fui una niña no deseada y el abandono que sufrí fue tal que a los cuatro años no decía ni una palabra, pero con ayuda de la terapia del habla, pronto aprendí a hablar. Ahora nadie me calla. El hogar de niños estaba dirigido por una organización parroquial de Wellington y para todos los de afuera, parecía estar bien manejado. Y así fue hasta que el director se marchó y llegó otro. El nuevo director era un hombre malvado pero era considerado intachable y una persona de bien por todos fuera del hogar. Abusó sexualmente, físicamente y mentalmente de la mayoría de los niños que tenía a su cargo. Cuando se hacían quejas, todos siempre creían a ese miserable. Enseñó en la Escuela Dominical e informamos de todo a la iglesia, pero de nuevo eligieron creerle a él. Cuando tenía 15, mi padre apareció de la nada. Yo no sabía ni qué aspecto tenía, pero quería salir de ese hogar a cualquier precio, así que me fui con mi padre al condado de King. Él abusó sexualmente de mí en varias ocasiones, así que hui y me convertí en una niña prostituida, la ley me descubrió y me enviaron a una casa de crianza, lo que fue un desastre. Los Servicios de Protección a la Infancia de esa época me dieron a elegir: o iba a mi casa y hacía lo que me decían durante 3 meses o iba a Marycrest… Definitivamente, no iría a mi casa para quedar embarazada de mi padre, así que fui a Marycrest. Fue un refugio para mí. Hasta el día de hoy, 50 años después de haberme ido, me mantengo en contacto con las hermanas católicas que nos cuidaron allí. Creo que eso habla por sí mismo. Sin embargo volví a convertirme en una niña prostituida, era lo único que realmente conocía. Trabé amistad con algunos cristianos encantadores y regresé a la iglesia, pero como había hecho cosas malas y no podía seguir por el buen camino, me echaron de la iglesia y a todos los congregantes les dijeron que no se relacionaran conmigo. Juré que nunca volvería a una iglesia. Me metí en más problemas con la ley. Una noche estaba en un motel en Auckland sin dinero ni comida y la noche siguiente fui a un burdel y decidí poner a prueba a Dios. Estábamos sólo Dios y yo. Le pedí a Dios que si realmente existía, que me sacara de allí y que yo lo seguiría. Su respuesta fue que regresara al pueblo del que había huido y que corrigiera las cosas. Así que eso hice. No fue fácil y sabía que existía la posibilidad de que fuera a prisión. Debía ir a una oficina gubernamental y decirles que los había estafado. Me asustó mucho hacer eso, ellos tenían un detective privado que me seguía los pasos y querían castigarme duramente. Se portaron muy bien y abandonaron el caso en mi contra. Regresé a la iglesia. Sarah, que me escribió a través de este blog Siendo yo una niña prostituida de 16 años, Anna Reed nunca trató de ayudarme, aunque fuera menor de edad y acudiera al NZPC (Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda) todas las semanas y a veces a diario. Si alguien necesitaba ayuda era yo. Nunca estuve de acuerdo con su insistencia de hacer que la prostitución se descriminalizara. Rechazé firmar su petición (ya a los 19 años de edad podía ver lo que ella claramente no podía o no quería ver) mientras se paseaba por los burdeles para lograr su cometido… Y sí, creo que ella tiene metas propias basadas en su visión del mundo. La prostitución es el resultado de la descomposición disfuncional de la estructura moral de la sociedad y destruirá nuestro país del mismo modo que está destruyendo el mundo. La violación y homicidio que ocurrieron en la calle Manchester desde que se produjo la descriminalización hablan por sí mismos. ¿Valió la pena? ¿La promesa de la reducción de impuestos de lápices labiales y carteras? Sabrinna Valisce, fragmento de: “La prueba contra la prostitución que el New York Times ignoró”, publicado en Truthdig Ejercí la prostitución antes y después de la reforma de la ley. La “Prostitution Reform Bill” fue aprobada y se convirtió en la “Prostitution Reform Act” (PRA) en 2003. Lo bueno de eso fue que desapareció la amenaza de tener un historial penal. Esto era igual bajo el Modelo Nórdico. Me ofrecí como voluntaria para el Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda (NZPC), de modo que pude comparar la meta de la descriminalización con los resultados. Yo, junto a otras que agitábamos por la descriminalización en Nueva Zelanda, siempre quise que el poder estuviera completamente en manos de la persona prostituida/“trabajadora sexual”. La descriminalización no hizo eso. El poder pasó a manos de los dueños de los burdeles, de las agencias de acompañamiento y de los puteros. Inmediatamente después de que entrara en vigencia la PRA, los proxenetas se convirtieron en legítimos hombres de negocios. Introdujeron el “Todo incluido”. El “Todo incluido” es una tarifa que paga el putero al burdel o a la agencia de acompañamiento a través de la recepcionista. Esto significa que la persona prostituida/“trabajadora sexual” no tiene poder de negociación. También significa que el proxeneta decide cuánto gana la mujer (la mayoría son mujeres). Los proxenetas se quedaron con el poder de decidir cuánto se paga por un “servicio” y cuánto de esa suma es para ellos. También se quedaron con el poder de retener el dinero de la mujer o incluso de negar la existencia de ese dinero. Chelsea Los hombres solían tener presente que el sexo que teníamos no era algo que deseáramos, sino que necesitábamos el dinero. Eso no los hacía querer ayudarnos con dinero para luego irse sin violarnos, pero sí hacía que se sintieran un poco culpables de explotarnos y por eso nos trataban más amablemente. Querían obtener su placer e irse rápidamente para ocasionarnos menos molestias. Cada vez más, con la actual legislación por la descriminalización y con la propaganda a favor del “trabajo sexual” que satura los medios, hay más hombres que se convencen a sí mismos de que tenemos sexo consensuado con ellos y de que si les cobramos no es por el “trabajo” realizado ni como un modo de compensación a la víctima, sino porque podemos y punto. Eso hace que sientan que les estamos robando: “Si somos dos adultos que consienten a tener sexo, ¿por qué los hombres debemos pagar y ellas simplemente cobran el dinero?” Eso los enoja aún más y los vuelve más violentos. Esperan cada vez más y están dispuestos a pagar cada vez menos. Lo siento pero no, no queremos tener sexo con vosotros. Estamos “trabajando” para servirlos y sufrimos las mismas consecuencias físicas y mentales de una violación, como si se tratara de cualquier otro caso de violación. Sólo que para nosotras el trauma se repite una y otra vez hasta que tenemos dinero suficiente para el alquiler, una y otra vez hasta que tenemos dinero suficiente para la comida, una y otra vez hasta que tenemos dinero suficiente para la niñera, una y otra vez hasta que tenemos dinero para pagar nuestros estudios terciarios, una y otra vez hasta que tenemos dinero para pagar la electricidad, una y otra vez hasta que tenemos dinero para pagarle al narcotraficante por las drogas de las que aprendimos a depender para lidiar con la realidad de sufrir abusos sexuales repetidos, sabiendo que debemos volver a sufrirlos la semana siguiente y la siguiente… Y quizás la semana siguiente a ésa, logremos tener un tiempo libre, mientras menstruamos, o mientras nos metemos una esponja para luego sacarla sin llamar la atención y lavarla cada dos horas, mientras les damos un respiro a nuestros doloridos órganos reproductivos, golpeados por hombres, que exigen que nunca dejemos entrever que tenemos funciones humanas como la menstruación y demás… Las sonrisas y los cumplidos son las únicas expresiones permitidas. Si tuviéramos profesiones decentes que nos permitieran cobrar salarios mínimos, libres del acoso sexual, donde recibiéramos una paga equitativa en relación con los hombres, no dejaríamos que nos tocaran. Si viviéramos en una sociedad donde nos trataran como seres humanos completos, con derechos humanos completos, no dejaríamos que nos tocaran. Si no estuviéramos oprimidas por el sexismo, el clasismo y a menudo también por el racismo, ¡no dejaríamos que nos tocaran! Tendríamos sexo (o no) con aquellas personas por las que sintiéramos atracción y con las que nos interesen y sólo con esas personas, por “nuestro” placer y satisfacción, no sólo por el de “ellos”. No conozco a ninguna mujer cuyo impulso sexual la lleve a estar con una sucesión de extraños, ocupándose de los deseos de esos extraños mientras se esfuerza por tener las más básicas precauciones, hasta que quedan doloridas, en carne viva, hinchadas, desgastadas y rotas. Esto no es consentimiento, es coerción. Esto no es “trabajo sexual”, es violación. Esto es explotación económica. Esto es opresión de la mujer. No, no les estamos robando a los hombres cobrándoles por sexo consensuado. No, la descriminalización de puteros y proxenetas no mejoró nuestra seguridad ni nuestra vida. No, no estamos satisfechas con el Colectivo de Prostitutas que meramente reparte preservativos, necesitamos servicios de apoyo reales, nos merecemos más de nuestro país. 28 de abril de 2017 Una columna de Huschke Mau Texto original: https://diestoerenfriedas.de/ein-donnerstagnachmittag-im-puff/ Traducción: Adriana Zaborskyj Este texto es una parte del diario del año 2005,cuando Huschke Mau aún no se llamaba así sino Svenja o Charlotte o CualquierOtroNombre y pasaba su tiempo sentada en un burdel. ¿Por qué estaba ayer derrumbada, totalmente hundida y vencida? Quizás ya no puedo seguir con este trabajo, quizás no puedo soportar más que exista este sistema tramposo en el que hombres viejos y babosos se follen jovencitas. Si, así las preparan – pues igual que antes las jóvenes “rotas” o en “desgracia” eran entregadas a la prostitución (una práctica común en la edad media- y posteriormente también- una vez deshonradas ya no hay nada más que hacer)-. Así es que las hijas que son violadas por sus padres, hermanos, abuelos, tíos como consecuencia entran en la prostitución, donde seguirán siendo tratadas como basura, criminalizadas, discriminadas y abusadas. En mi situación, de la que una parte de la culpa se la doy al estado, para el que no es necesario darle una oportunidad a niñas abusadas, maltratadas y “asociales”. Al menos una segunda oportunidad ya que las condiciones iniciales de aquellos niños, unas condiciones de mierda, ya no pueden cambiarse. En esta situación, de cualquier manera, ganan tanto los hombres como los sistemas patriarcales: mis puteros, mi proxeneta y el estado alemán. Yo fui usada por la sociedad y expulsada de ella como si hubiera sido mi culpa haber sido maltratada. Ahora estoy fuera de ella y cualquiera puede hacer lo que le venga en gana conmigo. Parece que el que quiera puede follarme solamente con que quiera hacerlo. Bueno, ya no cualquiera, sólo los que pagan y lo mejor sería que pusiera a su disposición todos los orificios de mi cuerpo. De esto se lucran los señores de la oficina de impuestos, ¿no?, aparte del proxeneta que gracias a que me follan tiene su enorme casa, su jeep, su mercedes y además puede follarme gratis cuando tenga ganas, ¿por qué no?. Sólo hay que ver cómo trata a mi compañera que no puede decir que no sin que haya follón. El putero también recibe bastante, mucho más de lo que en realidad debería, pero, ¡por dios!, es que ¿hay algo que uno no pueda hacer con una que chupa tantas pollas?, con una que, desde la lógica del putero, está “caliente” todo el día, por lo cual también habría que castigarla. “Probablemente lo que una de esas necesita es que la sacien de verdad”. Exactamente eso es lo que nosotras fingimos diariamente para vosotros porque de las putas que no quieren hacer lo que vosotros queréis son de las que os quejáis diariamente con nosotras. O somos una de las malas (que no merecen nada) o nos hablan de las odiseas que habéis pasado por todos los burdeles con todas esas horribles jovencitas que no pudieron follar de verdad y nos arrancan un “halago”; “es tan doloroso... no puedes ni imaginártelo”. En primer lugar, no hacemos lo suficiente y os decepcionamos: ¿Qué, que no haces francés completo? Pero, si eso es desde hace tiempo lo estándar. Ay no, así con condón no siento nada y tu no te quedas con nada adentro (qué tengo que hacer, pienso, ¿es que de verdad me tienen que dejar algo en la boca?, ¿en serio cree que me gusta tener esperma de desconocidos o una polla sin lavar en la boca? Mejor un condón, ¿no?) y a ti te gusta tragártelo, ¿cierto?, es lo que toca, y, ¿qué?, ¿anal no?. ¿Por qué no?, puede ser divertido, seguro que no lo has probado (si, quizás para VOSOTROS es divertido y no, no quiero probarlo, quizás para alguien de talla XS, como yo, duele. No lo habéis pensado, ¿cierto?). Pero un NO no es un no: “pero si no se puede anal por lo menos puedo jugar un ratito por ahí, ¿no?. Y entonces simplemente hacen lo que les da la gana e intentan meterte el dedo por el culo. Y así siguen las discusiones: “qué es esto, ¿los besos no son lo normal en el negocio?, yo no lo sabía, y, ¿por qué?, no lo entiendo” (Claro, porque no reclamáis lo último que nos queda, ya que la mayor parte ya la habéis tomado?). “Uno tiene que besar cuando folla. Oye, ¿puedo correrme en tu barriga, en tus tetas, en tu cara, en tu coño?, ¿qué? ¿no?, pero ¿por qué?, si así no te embarazas y yo estoy saludable como puedes ver” (si, estas afirmaciones las escucho todo el tiempo) y además: “ven, sólo te sobo el coño un poco con mi polla, así no pasa nada, es que si no es todo un poco impersonal, sin sentimientos”. Y así se pasan el día alegremente intentando sobrepasar los límites. Si he aprendido algo al tener que “ampliar” mi “servicio” para poder ganar algo y no morirme de hambre fue que NUNCA ES SUFICIENTE para ellos. El “servicio” nunca es suficiente. Das una mamada y te lo tragas, ofreces besos y entonces quieren meterte el puño, después de un violento sexo anal eyacular en tu cara y estrangularte. Ofreces esto y luego quieren mear en tu boca, que les lamas el ano y hacerte un garganta profunda al borde de la asfixia o de vomitar. Aparte de que pueden introducirme vibradores y penes, lo cual es lo más popular, y les parece divertido, no hace falta usar un lubricante o humedecer o siquiera preguntar porque de todas maneras yo estoy “caliente” todo el día. Al final le sigo la corriente y hago como si hubiera estado siempre esperando alguien como él. Esto significa entonces que eso era lo que yo quería, después de todo me comporté como un animal, en parte por el dolor tanto físico como psicológico. Y lo que se quejan! Por dios, si es que de verdad lo tienen difícil en la vida. En primer lugar tienen que buscar hasta encontrar una chica que puedan dejar sin que se “insubordine” (que le dé por rechazar prácticas sexuales o por poner límites). Lo mejor es que siempre esté “caliente” como perra en celo, que lo tenga estrecho y por supuesto que sea guapa, si no, no dan ganas de violarla, si no no es elegible. Y mientras allí afuera los puteros ni se dejan ver el culo, les parece que mis tetas son muy pequeñas, no les parece bien mi “francés” con condón, no tengo el color de pelo correcto o a saber qué más. Algunas veces ni siquiera les parece que me veo lo suficientemente “alemana”. Y si finalmente se “dignan” a follarme (eso es lo que ellos piensan), entonces quieren el programa completo, el cliente es el rey, “¿y cuándo será que llega una que me atienda de verdad verdad?”. Escucho cosas como: “yo soy realmente muy bueno en la cama, ¿verdad?. Para ser honestos yo debería recibir dinero por esto” o “venga, que no estoy tan feo, podemos hacerlo por 80 no más, ¿cierto?. Pero lo más humillante ha sido y sigue siendo tener que fingir un orgasmo. Somos putas de mierda y no nos merecemos otra cosa, pero todos nos necesitan para meternos su puta polla y lucrarse de nosotras. Ese es el culmen del capitalismo, creo yo. Y luego quieren irse rapidito pues ya se han corrido y se quejan un rato: “para nosotros también es difícil esto, es complicado, pero que voy a hacer, ¡mi mujer no es tan abierta!”. Un pequeño baño en autocompasión, una simuladita corta de remordimiento, una palmadita en el culo y “hasta pronto”. Una gran película de cine. Ese es el precio que se paga para que exista una institución como la prostitución y esto hay que decirlo claramente, los puteros lo pagan con gusto pues es un precio muy bajo, más bajo que lo que valemos las putas. Suficiente del tema. Hoy no podría recibir ni un “cliente” más, me dolería demasiado. Admitir todo esto y hacerlo público se siente como morir. Aunque es liberador de alguna manera, el miedo al lunes ha regresado, ese miedo a no poder ser vulnerable, a tener que mirar hacia otro lado porque sé que es una violación y que lo que viene será también el asesinato de mi propia alma. 13 de enero de 2005, Huschke Mau. 28 de abril de 2017 Una columna de Huschke Mau Texto original: https://diestoerenfriedas.de/ein-donnerstagnachmittag-im-puff/ Traducción: Adriana Zaborojsky Este texto es una parte del diario del año 2005,cuando Huschke Mau aún no se llamaba así sino Svenja o Charlotte o CualquierOtraNombre y pasaba su tiempo sentada en un burdel. ¿Por qué estaba ayer derrumbada, totalmente hundida y vencida? Quizás ya no puedo seguir con este trabajo, quizás no puedo soportar más que exista este sistema tramposo en el que hombres viejos y babosos se follen jovencitas. Si, así las preparan – pues igual que antes las jóvenes “rotas” o en “desgracia” eran entregadas a la prostitución (una práctica común en la edad media- y posteriormente también- una vez deshonradas ya no hay nada más que hacer)-. Así es que las hijas que son violadas por sus padres, hermanos, abuelos, tíos como consecuencia entran en la prostitución, donde seguirán siendo tratadas como basura, criminalizadas, discriminadas y abusadas. En mi situación, de la que una parte de la culpa se la doy al estado, para el que no es necesario darle una oportunidad a niñas abusadas, maltratadas y “asociales”. Al menos una segunda oportunidad ya que las condiciones iniciales de aquellos niños, unas condiciones de mierda, ya no pueden cambiarse. En esta situación, de cualquier manera, ganan tanto los hombres como los sistemas patriarcales: mis puteros, mi proxeneta y el estado alemán. Yo fui usada por la sociedad y expulsada de ella como si hubiera sido mi culpa haber sido maltratada. Ahora estoy fuera de ella y cualquiera puede hacer lo que le venga en gana conmigo. Parece que el que quiera puede follarme solamente con que quiera hacerlo. Bueno, ya no cualquiera, sólo los que pagan y lo mejor sería que pusiera a su disposición todos los orificios de mi cuerpo. De esto se lucran los señores de la oficina de impuestos, ¿no?, aparte del proxeneta que gracias a que me follan tiene su enorme casa, su jeep, su mercedes y además puede follarme gratis cuando tenga ganas, ¿por qué no?. Sólo hay que ver cómo trata a mi compañera que no puede decir que no sin que haya follón. El putero también recibe bastante, mucho más de lo que en realidad debería, pero, ¡por dios!, es que ¿hay algo que uno no pueda hacer con una que chupa tantas pollas?, con una que, desde la lógica del putero, está “caliente” todo el día, por lo cual también habría que castigarla. “Probablemente lo que una de esas necesita es que la sacien de verdad”. Exactamente eso es lo que nosotras fingimos diariamente para vosotros porque de las putas que no quieren hacer lo que vosotros queréis son de las que os quejáis diariamente con nosotras. O somos una de las malas (que no merecen nada) o nos hablan de las odiseas que habéis pasado por todos los burdeles con todas esas horribles jovencitas que no pudieron follar de verdad y nos arrancan un “halago”; “es tan doloroso... no puedes ni imaginártelo”. En primer lugar, no hacemos lo suficiente y os decepcionamos: ¿Qué, que no haces francés completo? Pero, si eso es desde hace tiempo lo estándar. Ay no, así con condón no siento nada y tu no te quedas con nada adentro (qué tengo que hacer, pienso, ¿es que de verdad me tienen que dejar algo en la boca?, ¿en serio cree que me gusta tener esperma de desconocidos o una polla sin lavar en la boca? Mejor un condón, ¿no?) y a ti te gusta tragártelo, ¿cierto?, es lo que toca, y, ¿qué?, ¿anal no?. ¿Por qué no?, puede ser divertido, seguro que no lo has probado (si, quizás para VOSOTROS es divertido y no, no quiero probarlo, quizás para alguien de talla XS, como yo, duele. No lo habéis pensado, ¿cierto?). Pero un NO no es un no: “pero si no se puede anal por lo menos puedo jugar un ratito por ahí, ¿no?. Y entonces simplemente hacen lo que les da la gana e intentan meterte el dedo por el culo. Y así siguen las discusiones: “qué es esto, ¿los besos no son lo normal en el negocio?, yo no lo sabía, y, ¿por qué?, no lo entiendo” (Claro, porque no reclamáis lo último que nos queda, ya que la mayor parte ya la habéis tomado?). “Uno tiene que besar cuando folla. Oye, ¿puedo correrme en tu barriga, en tus tetas, en tu cara, en tu coño?, ¿qué? ¿no?, pero ¿por qué?, si así no te embarazas y yo estoy saludable como puedes ver” (si, estas afirmaciones las escucho todo el tiempo) y además: “ven, sólo te sobo el coño un poco con mi polla, así no pasa nada, es que si no es todo un poco impersonal, sin sentimientos”. Y así se pasan el día alegremente intentando sobrepasar los límites. Si he aprendido algo al tener que “ampliar” mi “servicio” para poder ganar algo y no morirme de hambre fue que NUNCA ES SUFICIENTE para ellos. El “servicio” nunca es suficiente. Das una mamada y te lo tragas, ofreces besos y entonces quieren meterte el puño, después de un violento sexo anal eyacular en tu cara y estrangularte. Ofreces esto y luego quieren mear en tu boca, que les lamas el ano y hacerte un garganta profunda al borde de la asfixia o de vomitar. Aparte de que pueden introducirme vibradores y penes, lo cual es lo más popular, y les parece divertido, no hace falta usar un lubricante o humedecer o siquiera preguntar porque de todas maneras yo estoy “caliente” todo el día. Al final le sigo la corriente y hago como si hubiera estado siempre esperando alguien como él. Esto significa entonces que eso era lo que yo quería, después de todo me comporté como un animal, en parte por el dolor tanto físico como psicológico. Y lo que se quejan! Por dios, si es que de verdad lo tienen difícil en la vida. En primer lugar tienen que buscar hasta encontrar una chica que puedan dejar sin que se “insubordine” (que le dé por rechazar prácticas sexuales o por poner límites). Lo mejor es que siempre esté “caliente” como perra en celo, que lo tenga estrecho y por supuesto que sea guapa, si no, no dan ganas de violarla, si no no es elegible. Y mientras allí afuera los puteros ni se dejan ver el culo, les parece que mis tetas son muy pequeñas, no les parece bien mi “francés” con condón, no tengo el color de pelo correcto o a saber qué más. Algunas veces ni siquiera les parece que me veo lo suficientemente “alemana”. Y si finalmente se “dignan” a follarme (eso es lo que ellos piensan), entonces quieren el programa completo, el cliente es el rey, “¿y cuándo será que llega una que me atienda de verdad verdad?”. Escucho cosas como: “yo soy realmente muy bueno en la cama, ¿verdad?. Para ser honestos yo debería recibir dinero por esto” o “venga, que no estoy tan feo, podemos hacerlo por 80 no más, ¿cierto?. Pero lo más humillante ha sido y sigue siendo tener que fingir un orgasmo. Somos putas de mierda y no nos merecemos otra cosa, pero todos nos necesitan para meternos su puta polla y lucrarse de nosotras. Ese es el culmen del capitalismo, creo yo. Y luego quieren irse rapidito pues ya se han corrido y se quejan un rato: “para nosotros también es difícil esto, es complicado, pero que voy a hacer, ¡mi mujer no es tan abierta!”. Un pequeño baño en autocompasión, una simuladita corta de remordimiento, una palmadita en el culo y “hasta pronto”. Una gran película de cine. Ese es el precio que se paga para que exista una institución como la prostitución y esto hay que decirlo claramente, los puteros lo pagan con gusto pues es un precio muy bajo, más bajo que lo que valemos las putas. Suficiente del tema. Hoy no podría recibir ni un “cliente” más, me dolería demasiado. Admitir todo esto y hacerlo público se siente como morir. Aunque es liberador de alguna manera, el miedo al lunes ha regresado, ese miedo a no poder ser vulnerable, a tener que mirar hacia otro lado porque sé que es una violación y que lo que viene será también el asesinato de mi propia alma. 13 de enero de 2005, Huschke Mau. 24 de marzo 2017 Por Sarah R. Champagne Texto original: https://www.gazettedesfemmes.ca/13751/anciennes-prostituee-aide-psychologique/ Traducción: Leila Hicheri La prostitución deja huellas. Mujeres que han dejado la prostitución se encuentran con el cuerpo y la cabeza enfrentadas, asaltadas por el síndrome de estrés postraumático. Cuando piden ayuda, el apoyo psicológico especializado y a un coste accesible les es difícil de conseguir. Incluso en la consulta del psicólogo, se enfrentan a ser juzgadas. Una cara en el autobús. Un par de botas en la tienda del barrio. Un ruido en el piso de arriba. Un olor en un restaurante. El entorno de Justine, Marie y Emma* resulta ser un campo de minas que pueden explotar en cualquier momento, reavivando los peores recuerdos. “En el momento en que las prostitutas sufren cosas que ya no quieren más, que les dan miedo, les dan asco, ya no se ajustan a sus valores o a sus deseos, estas cosas pueden tener un potencial traumático.” - Pascale Brillon, psicóloga y directora del Institut Alpha. La memoria traumática de agresiones sexuales y de otras violencias está latente. Ese “estar en guardia permanente” agotador acarrea recuerdos y pensamientos intrusivos (flashbacks), pesadillas, crisis de pánico; demasiados obstáculos para una vida normal y serena. “La gente no tiene idea de lo que hemos vivido. Las consecuencias están grabadas en nuestro cuerpo”, suelta Emma. Ella sufrió muchas violaciones durante 15 años antes de entrar en la prostitución, período en el que también intentaron asesinarla. “La policía no hizo un informe; yo sólo era una puta”, cuenta ella, apenada pero vigorosa. Aún poco comprendida “en el sistema”, dice, Emma llama hoy a esta herida mental “mi post”…como para hacerla callar. En la Concertación de las Luchas contra la Explotación Sexual (CLES), Emma ha encontrado un espacio de seguridad para hablar de ello. Mujeres que habían ya dejado la prostitución o quieren hacerlo se juntan allí cada semana, a su ritmo, para apoyarse unas a otras. Durante uno de esos debates al que asistió nuestra periodista, las lenguas se desataron. En cuanto a Marie, fue vendida en una red de prostitución durante 10 años. Tomó conciencia de las violencias sufridas muchos años después. Ahora, los fantasmas la atormentan allá por donde va. “Quizá hayamos dejado la prostitución, pero la prostitución no nos ha dejado.” Cientos de elementos desencadenantes invaden todas las esferas de su vida, desde los clientes de la farmacia hasta el ruido alrededor de su casa “Mi vida en este momento, es una gestión. Gestiono cada momento del día para atravesarlo.” ¿Dónde están los especialistas? Según un estudio realizado por la CLES en 2014, el 78% de las mujeres que dejaron la industria del sexo padecen problemas de salud mental, entre ellos el síndrome del estrés postraumático (SEPT). La necesidad de servicios es indiscutible, pero las listas de espera en el sistema público de salud para ver a un psicólogo o un psiquiatra son cada vez más largas. Marie y Emma esperaron durante meses- hasta un año- antes de encontrar a alguien… que no conocía el SCPT de las ex prostitutas. Los especialistas escasean, incluso en las clínicas privadas, reconoce Pascale Brillon, psicóloga del Institut Alpha, un centro de Montreal especializado en tratamiento de la ansiedad. Escribió su tesis doctoral sobre el SCPT a partir de entrevistas con 25 mujeres que habían sufrido una violación desde hacía menos de un mes, entre ellas mujeres en la “industria del sexo”. El análisis del estrés postraumático es muy reciente en Canadá, afirma ella. Es bastante estudiado en Estados-Unidos, donde la vuelta de los veteranos de la guerra de Vietnam forzó a realizar numerosas investigaciones. “El general Dallaire despertó las conciencias sobre el tema” prosigue ella; pero la prostitución sigue siendo un sector donde pocas investigaciones se llevan a cabo. Los recursos financieros al salir de la prostitución siguen siendo escasos y el seguimiento psicológico necesita tiempo. Visto el histórico de rechazo del programa de indemnización a las víctimas de actos criminales (IVAC), las tres mujeres dicen dudar en pedir una compensación, incluso si estuvieron bajo el control de un proxeneta durante muchos años. La historia recientemente publicada en el Journal de Montreal de una joven amenazada de muerte y forzada a prostituirse por su ex pareja a quien el IVAC negó toda indemnización, confirma sus palabras. Emma cuenta haber llamado a la puerta de un centro de ayuda a las víctimas de actos criminales (CAVAC) en 2008, para salir de una depresión severa. “Me dijeron: “Si fuiste prostituta, te metiste con tus propios pies en ello”. Una manera expeditiva de responsabilizarla de los crímenes que ha sufrido y que han afectado a su salud mental. El consentimiento peliagudo Es precisamente este razonamiento acerca del consentimiento que impide reconocer el fuerte potencial traumático de la prostitución. “Mucha gente piensa que estas mujeres no pueden padecer un estrés postraumático. Vamos a decir: “ella lo ha querido”, señala Pascale Brillon, que recibe pacientes que dejaron el mundo de la prostitución. En el otoño de 2016, algunos medios utilizaron el pasado de Alice Paquet para desacreditarla cuando presentó una denuncia por agresión sexual contra el diputado liberal Gerry Skiavounos. Escribió en una carta abierta acerca de un artículo en este sentido: “Se informa en él que he sido escort, como si tal información incidiera en la rotura de consentimiento del que he sido víctima, igual que tantas mujeres.” Sobre este tema, Pascale Brillon es tajante: el contrato inicial no es una carta blanca. En efecto, el consentimiento puede ser retirado en cualquier momento. “En el momento en que las prostitutas sufren cosas que ya no quieren, que les dan miedo, les dan asco, ya no se ajustan a sus valores o a sus deseos, estas cosas pueden tener un potencial traumático.” Explica la psicóloga clínica. Muchas van, entonces, a sentirse que se “desconectan” de su cuerpo, un mecanismo de distanciamiento emocional que se produce cuando los acontecimientos traumáticos son “demasiado grandes para lo que podemos soportar” indica Pacal Brillon. La carga adicional del juicio Al tabú de la agresión sexual se le añade el de la prostitución, el de la vergüenza, el del miedo al proxeneta, el del aislamiento social de esas mujeres…y cuando acuden a la consulta del psicólogo, sienten todavía su palabra vergonzante. Justine, casi treinta años, cuenta haber encontrado un equipo del Institut universitaire en santé mental de Montréal (Instituto Universitario de Salud Mental). “Fui objeto de un ataque durante tres horas y media. Me juzgaron porque estaba en la ayuda social, me dijeron que mi cese de “trabajar” no está justificado y, delante de mi asistente y de mí, dijeron: “Nuestros impuestos pagan eso.” Justine salió de ese encuentro, esperado durante nueve meses, conmocionada y desanimada. Piensa incluso presentar una demanda. “Suerte que no estaba sola, si no nadie me creería”. Emma cuenta también que su psicólogo había omitido su pasado sexual en sus informes, ocultando a su vez lo que ella misma denomina un SCPT. “Soy un ser humano con corazón, y todo lo que veo, es juicio. Por dentro, estoy todavía podrida de violencia y de rabia. Dentro de poco tendré 60 años y sólo pido vivir un momento de paz. Pero tengo todavía miedo.” *Nombres ficticios Texto original: http://nypost.com/2010/07/11/how-porn-is-warping-a-generation-of-men/ Traducido por Desobediencia y Felicidad Hoy la pornografía no es la de la Playboy de tu papá. Si tecleas porno en Google no vas a ver nada parecido a los viejos posters, sino que vas a ser catapultado a un mundo de crueldad sexual y de brutalidad donde las mujeres son sujeto de castigos corporales sexuales y son llamadas por nombres humillantes. No sorprende cuán poco las mujeres realmente saben sobre el porno hoy, ya que la mayoría de las mujeres evitan entrar a esos sitios. No es lo mismo para los hombres que he conocido, en especial aquellos que están en edad universitaria e incluso chicos de secundaria. Han crecido con el porno y, para ellos, esta ha sido la principal forma de educación sexual. En el porno, el sexo no trata sobre hacer el amor. Los sentimientos y emociones que normalmente asociamos con ese acto – conexión, empatía, ternura, cuidado, afecto- están ausentes, y en su lugar están aquellos que normalmente asociamos al odio – miedo, asco, enojo, repugnancia y desprecio. En el porno, el hombre “hace el odio” a la mujer, como si cada acto sexual tuviera el propósito de entregar la mayor cantidad de degradación. Así sea asfixiándola o teniendo una relación sexual violenta, el objetivo del sexo porno es demostrar cuánto poder él tiene sobre ella. Y aun así, las mujeres son retratadas como si estuvieran disfrutando de las escenas. Imágenes como estas son ahora lugar común por todo internet y están moldeando la manera en que los hombres piensan sobre el sexo, las relaciones y la intimidad. El tamaño de la industria hoy es impactante. Aunque los números fiables sean difíciles de encontrar, se ha estimado que la industria global ha alcanzado un total de u$s 96 billones en el 2006, con un mercado estadounidense de aproximadamente u$s 13 billones. Cada año, más de 13000 películas son estrenadas, y aun cuando tengan un presupuesto modesto, las ganancias de la pornografía rivalizan con la totalidad de los mayores estudios de cine de Hollywood. Según Internet Filter Reviews, hay 420 millones de páginas porno en internet, 4,2 millones de páginas web, y 68 millones de solicitudes de búsqueda de pornografía a diario. Un estudio reciente de Optenet, una firma de seguridad online, mostró que aproximadamente un 37% de las páginas online tienen contenido pornográfico. Mientras tanto, el número de sitios porno se incrementó un 17% desde el año pasado. Sin duda, el factor clave que lleva al crecimiento del mercado del porno ha sido el desarrollo de tecnologías que permiten a los usuarios comprar y consumir porno en privado, sin avergonzados viajes a locales sórdidos o videoclubes. Estas tecnologías también permiten que puedan ser visualizadas en cualquier lugar, en cualquier momento, incluso se espera que el mercado global de celulares para porno alcance los u$s 3, 5 billones este año, según Juniper Research radicada en Gran Bretaña. Este es un negocio con un considerable impacto político, con capacidad de presionar políticos, caros litigios legales, y el uso de relaciones públicas para influir el debate público. Como la industria tabacalera, esto no es sólo un tema del consumo personal; sino que el negocio está siendo cada vez más capaz de desplegar una sofisticada y bien provista maquinaria de marketing, no sólo para incrementar sus beneficios sino para promover la imagen de la industria con una luz positiva. Es más, uno de los mitos clave que la industria promueve es que el porno es diversión que no le hace mal a nadie: que es todo sobre la fantasía y el juego, y que no deberíamos tomarlo demasiado en serio. Mis entrevistas con hombres en edad universitaria cuentan una historia bien diferente. Cuando hablo con los hombres acerca de sus experiencias con el porno, queda claro que no todos se ven afectados de la misma manera, pero sí que les afecta a todos. Recuerden, esta es la generación que creció con porno por internet, y algunos estudios muestran que la primera visualización del porno es a los 11 años. A diferencia de las previas generaciones, estos chicos y hombres tienen un suministro de pornografía explícita 24 horas al día. Muchos de los hombres con los que hablé creen que el porno es lo que las mujeres quieren, y se molestan y enojan cuando su pareja sexual, tal vez su esposa, su novia o el ligue de una noche, se niega a verse o comportarse como sus estrellas favoritas del porno. Las mujeres suelen negarse a realizar los actos sexuales que los hombres han disfrutado de mirar de forma rutinaria, y en comparación con los gritos orgásmicos y la gimnasia sexual del sexo porno, el sexo con mujeres reales les empieza a parecer aburrido y poco estimulante. Un estudiante me dijo que “me encanta el porno y ensayo el sexo en mi novia, pero no está interesada. Dejé a la última chica con la que estaba porque quería dejar el sexo convencional. Eso no es para mí. Si las mujeres no quieren probar cosas diferentes, entonces no estoy interesado. Estos hombres se acostumbraron tanto al sexo porno que algunos se decepcionan por su propia performance sexual. Cuando se comparan a sí mismo con actores fortalecidos por el Viagra, los tipos con los que hablé suelen admitir que se siente como fracasados sexuales y se preocupan de que algo vaya mal con ellos. Adam creció mirando el porno de su padre y sintió que “el porno me enseñó todo lo que sé sobre sexo. Mis padres nunca mencionaron la palabra sexo en casa, y la educación sexual en la escuela fue… un chiste. Tuve esta imagen de cuán genial el sexo podría ser, con los dos haciéndolo por horas. Entonces fue como un shock la manera en que resultó ser la cosa real…” Lo que más problemático para muchos de estos hombres es que la mayoría necesitan ponerse las imágenes porno en la cabeza para poder satisfacerse sexualmente con sus parejas. Reproducen escenas porno en sus mentes, o piensan en tener sexo con su estrella de porno favorita cuando están con sus parejas. Dan estaba preocupado por su performance sexual con las mujeres. Me contó que “no me enfoco en la mujer sino en la última escena que miré”. Le pregunté si pensó que el porno le había afectado de alguna manera su sexualidad. Me dijo, “no lo sé. Empecé a mirar porno antes de tener sexo, entonces el porno es bastante de lo que yo aprendí sobre sexo. Puede ser un problema el pensar en el porno tanto como lo hago yo, especialmente cuando estoy con mi novia. Significa que en realidad no estoy realmente presente con ella. Mi cabeza está en alguna otra parte”. El porno se volvió tan violento y degradante que ignoramos que estamos en peligro. Ahora estamos criando una generación de chicos en un porno violento y cruel y dado que las imágenes dan forma a la manera en que las personas piensan y se comportan, esto va a tener un efecto profundo en su sexualidad y en la cultura como un todo. El uso del porno es uno de las cuestiones más graves para la salud pública actual y precisamos que pararlo de raíz ahora antes de que traigamos al mundo una nueva generación de chicos con imágenes aún más duras. Lamentablemente, no hay respuestas fáciles. Los padres y madres enfrentan un desafío técnico abrumador para evitar que sus chicos accedan al porno. Con educación y mayor concienciación, sólo podemos desear que la sociedad eventualmente se rebele, y que se haga socialmente inaceptable que haya un acceso tan fácil al porno, que los hombres gasten tanto tiempo mirándolo y, que nuestras ideas sobre la sexualidad se deformen tanto. Gail Dines es autora de “Pornolandia: cómo el porno ha secuestrado nuestra sexualidad” (Beacon Press), publicado esta semana. (julio 2010) 2017 by GAIL DINES Texto original: http://www.feministcurrent.com/2017/04/17/know-abuse-see-unless-women-hurt/ APRIL 17, Traducción: Analía Pelle Todo el mundo quedó horrorizado por el modo en que se trató a David Dao en el vuelo 3411 de United. ¿Cuándo reaccionarán frente al abuso de las mujeres en la pornografía? David Dao tuvo una conmoción cerebral, una fractura de nariz y perdió dos dientes tras ser echado violentamente del vuelo de United 3411. Recientemente, noté que mucha gente compartía por Facebook la respuesta de Andrea Dworkin a la pregunta: “¿Puede explicar por qué se opone tanto a la pornografía?” Y su respuesta fue la siguiente: “Me resulta extraño que eso requiera una explicación. Los hombres crearon toda una industria con imágenes, tanto en movimiento como fijas, que retratan la tortura a las mujeres”. Se comparte aún más el horrible video del Dr. David Dao siendo agredido y tratado brutalmente, mientras lo echan de un vuelo de United, con sangre en la boca, gritando: “Mátenme de una vez”. El CEO de United empeoró todavía más la pesadilla para los encargados de relaciones públicas con su disculpa inicial, en la que explicaba que había tenido que “reubicar a los clientes”. Haciendo uso del mecanismo humano básico de la empatía, hubo personas de todas partes que acudieron a las redes sociales para expresar su indignación por las imágenes de la violencia que padeció ese hombre y por el modo en que United trató de hacerlo pasar por un incidente desafortunado ocasionado por una sobreventa de pasajes. Tengamos en cuenta que no fue necesario contar con cientos de estudios académicos revisados ni se tuvo que realizar ningún estudio por encargo del gobierno que nos explicara que lo que le sucedió a Dao fue violento, traumático e inhumano. La gente vio el video, se puso a sí misma en el lugar de Dao y llegó a la sensata conclusión de que lo que veía era un acto de brutalidad desalmada que es inaceptable en la sociedad civil. A Andrea Dworkin no le habría resultado extraña nuestra empatía porque, a pesar de su tristeza e ira ante la crueldad en el mundo, ella siempre tuvo fe en la capacidad de las personas para hacer lo correcto. Lo que sí es extraño, sin embargo, es que no haya ninguna protesta pública hacia la pornografía. Si uno ingresa la palabra “pornografía” en Google, en 10 segundos aparecerán imágenes que son tan violentas, tan brutales, tan deshumanizantes que lo dejan a uno sin aliento. Aparecen personas siendo violadas, torturadas, estranguladas, golpeadas, electrocutadas y destruidas físicamente al punto tal que muchas deben estar pensando: “Mátenme de una vez”. ¿Por qué no hay indignación? ¿Por qué no se les exige a las compañías que producen esa brutalidad que se disculpen? Porque esas personas son mujeres y cuando las mujeres reciben un trato brutal en nombre del sexo, la violencia se vuelve invisible. Mientras sea semen, no sangre, lo que chorree por su boca (y en general también por todos los demás orificios) y ella diga “penetrame” mientras hace una mueca, llore y a veces grite de dolor, pareciera, según señala Dworkin, que la gente necesita una explicación respecto de por qué esta brutalidad en particular no es aceptable. Entonces las feministas radicales comenzaron a explicar, en un lenguaje muy claro, por qué la pornografía es violencia contra las mujeres. Hablaron de los modos en que las mujeres eran degradadas y desvalorizadas en la pornografía. Hablaron de cómo la pornografía, de hecho, era una documentación de la tortura y, por lo tanto, una violación a los derechos civiles de las mujeres. Yo comenzaba a aprender sobre el feminismo en la década de 1980 y vi la primera presentación contra la pornografía en esos años. Ver esas imágenes fue un punto de quiebre en mi vida. No podía creer lo que veía. ¿Cómo era posible que los hombres les hicieran eso a las mujeres y que les resultara excitante? ¿Cómo podía suceder eso en una sociedad civil? ¿Cómo era posible que eso fuera una industria multimillonaria? ¡¿Cómo?! Al irme de la presentación, me sentí asqueada, enfurecida y desesperanzada. Algo similar sentí cuando vi cómo arrastraban al Dr. Dao para sacarlo del avión. Mientras escribo esto, sigo las noticias sobre lo que todos sabemos que probablemente se convertirá en una demanda multimillonaria contra United y espero ver a cuántos altos ejecutivos de United los obligarán a renunciar. Espero que el Dr. Dao termine enriqueciéndose con esto, no sólo porque se lo merece, sino porque ése sería un modo de expresar, en una economía capitalista, que el dolor sí importa. Tendremos que esperar mucho tiempo más para una demanda multimillonaria contra la industria de la pornografía porque creemos, como sociedad, que el dolor de la mujer no importa. De hecho, en la pornografía, el dolor de la mujer hace que las erecciones sean más grandes y duras. Actualmente, la pornografía predominante en Internet -hoy una industria que pasó de ser multimillonaria a multibillonaria- hace que la pornografía que vi en la década de 1980 sea blanda. El nivel de violencia que padece una mujer en el set de un film pornográfico es similar a lo que eufemísticamente se llamó “técnicas mejoradas de interrogación”. Si eso le sucediera a los hombres, se lo vería por lo que es y nos preguntaríamos: “¿Cómo es posible? ¿Cómo es posible que una industria global construida sobre la tortura a los seres humanos sea calificada como ‘positiva para el sexo’, ‘empoderadora’ y como ‘fantasía inofensiva’?” La respuesta por supuesto es que una mujer no es vista como un ser humano completo. Una mujer es, como dijo Simone de Beauvoir, “sexo… sexo de un modo absoluto, nada menos”. Y ciertamente, nada más. Es por eso que cuando vemos imágenes de un hombre tratado de manera brutal, vemos la brutalidad. Cuando vemos imágenes de mujeres en la pornografía tratadas de manera brutal, la cultura ve sexo. No importa cuántos miles de estudios haya, cuántos volúmenes de testimonios de mujeres sobre los daños de la pornografía o cuántas millones de imágenes que documenten la tortura. Sólo cuando las mujeres sean vistas como seres humanos completos resultará extraño que alguien necesite una explicación respecto de por qué las feministas están en contra de la pornografía. Hasta que eso suceda, debemos organizarnos contra esta industria, ser osadas en nuestro activismo y firmes en nuestro compromiso con el hecho de que las mujeres importan. No descansaremos hasta que los pornógrafos paguen por el dolor que les causaron a las mujeres. Gail Dines es profesora de Sociología y Estudios de la Mujer en la Wheelock College y autora de “Pornland: How Porn Has Hijacked Our Sexuality”. Es fundadora y presidenta de Culture Reframed. Por CORDULA MEYER, CONNY NEUMANN, FIDELIUS SCHMID, PETRA TRUCKENDANNER y STEFFEN WINTER Texto original: http://www.spiegel.de/international/germany/human-trafficking-persists-despite-legality-of-prostitution-in-germany-a-902533.html Traducción del alemán: Christopher Sultan Traducción del inglés: Atenea Acevedo Hace poco más de diez años, cuando se legalizó la prostitución en Alemania, los políticos esperaban que la medida generara mejores condiciones y más autonomía para las trabajadoras sexuales. Sin embargo, no ha sido así. La explotación y la trata de personas siguen siendo problemas importantes. Sânandrei es una ciudad marginal de Rumania donde predominan las casas derruidas y los caminos de barro. Alrededor de 80% de sus jóvenes carecen de empleo y las familias que poseen un huerto donde cultivar papas y verduras pueden considerarse afortunadas. Alina está parada frente a la casa de sus padres, una de las más antiguas de Sânandrei. Viste vaqueros y calza botas de pelo sintético. Cuenta por qué quería huir de su casa hace cuatro años, cuando acababa de cumplir los 22. Habla de su padre, un hombre que bebía y golpeaba a su esposa, y a veces también violentaba a su hija. Alina no tenía trabajo ni dinero. Por el nuevo novio de una amiga se enteró de las posibilidades que ofrecía Alemania. Le dijeron que allá las prostitutas podían ganar fácilmente €900 ($1,170) al mes. Alina empezó a considerar la idea. Cualquier cosa parecía mejor que vivir en Sânandrei. “Pensé, tendré mi propia habitación, un baño y no demasiados clientes”, dice. En el verano de 2009, Alina y su amiga subieron al auto de aquel hombre y atravesaron Hungría, Eslovaquia y la República Checa para llegar a la capital alemana… no al vibrante barrio de Mitte en el corazón de la ciudad, sino cerca del aeropuerto Schönefeld, donde el nombre del local ya decía algo sobre el propietario: Airport Muschis (“Coños de Aeropuerto”). La especialidad del burdel era el llamado sexo por tarifa plana o fija. Por €100 ($129), el “cliente” podía tener sexo con la frecuencia y durante el tiempo que quisiera. Alina dice que todo sucedió muy rápido. Había otros rumanos que conocían al hombre que las había dejado ahí. Le exigieron entregar su ropa y le dieron reveladoras piezas de lencería para que se las pusiera. A unas cuantas horas de haber llegado tuvo que recibir a sus primeros prostituidores. Dice que cuando no se mostraba complaciente, los rumanos reducían sus ingresos. Los prostituidores en Berlín pagaban al ingresar al local. Muchos se drogaban para mejorar su desempeño sexual y podían durar toda la noche. Era habitual ver una fila de hombres esperando afuera de la habitación de Alina. Dice que en algún momento dejó de contar al número de hombres que se metían en su cama. “Mi mente bloqueó el número. Eran demasiados, día tras día”. Encerradas Alina narra que ella y sus compañeras debían pagar a los proxenetas €800 por semana. Compartía cama en una habitación con otras tres mujeres. No había más muebles. Lo único que vio de Alemania fue la estación de gasolina Esso a la vuelta de la esquina, donde podía comprar cigarrillos y golosinas, pero solo si iba acompañada de un escolta. El resto del tiempo la tenían encerrada bajo llave dentro del club. Los fiscales se enteraron de que las mujeres prostituidas en ese local tenían que ofrecer sexo vaginal, oral y anal, y atender a varios prostituidores al mismo tiempo en sesiones denominadas gangbang (sexo tumultuario, varios hombres con una sola mujer). Los hombres no siempre se ponían preservativo. “No se me permitía negarme a nada”, cuenta Alina. Cuando menstruaba, insertaba esponjas al fondo de su vagina para que los prostituidores no se dieran cuenta. Cuenta que rara vez le pegaron y tampoco a las otras mujeres: “Nos decían que conocían a mucha gente en Rumania que sabía dónde vivían nuestras familias. Eso bastaba”. A veces llamaba a su madre desde un celular, mentía y contaba lo bonito que era todo en Alemania. En una ocasión, un proxeneta le dio €600 y ella consiguió enviar el dinero a su familia. La historia de Alina es muy común en Alemania. Las organizaciones de apoyo y los especialistas calculan que hay hasta 200,000 mujeres que ejercen la prostitución en ese país. Según varios estudios, incluido uno a cargo de la Red Europea para la Prevención del VIH/ETS y el Fomento de la Salud entre Trabajadoras Sexuales Migrantes (TAMPEP), entre 65 y 80% de las niñas y mujeres prostituidas vienen del exterior. La mayoría son rumanas o búlgaras. La policía poco puede hacer por las mujeres como Alina. Ella narra que los proxenetas están preparados en caso de que haya redadas e incluso presumen de conocer a los policías. “Sabían cuándo habría una redada, por eso nunca me atreví a confiar en ningún policía”. Los proxenetas les dicen a las chicas cómo actuar frente a los policías: deben decir que estaban navegando en Internet en Bulgaria o Rumania, y así se enteraron de que era posible ganarse un buen dinero trabajando en un burdel alemán, de manera que se habían comprado un billete de autobús y un día se habían aparecido en el club por voluntad propia. Una sarta de mentiras Es muy probable que todo oficial a cargo de vigilar el cumplimiento de la ley que trabaje en un ambiente de prostitución oiga la misma sarta de mentiras una y otra vez. El objetivo de esa ficción es encubrir todo indicio de trata, del mecanismo mediante el cual las mujeres son trasladas y explotadas en Alemania. Se convierte en una serie de frases que presenta a las mujeres como Alina en prostitutas autónomas, empresarias que eligieron una profesión libremente y a quienes Alemania ahora desea ofrecer buenas condiciones laborales en el sector del sexo dentro de la industria de los servicios. Esa es la imagen de ‘la puta respetable’ que parece haber cautivado a los políticos: libre como el viento, protegida por el sistema de seguridad social, con un trabajo que le encanta y una cuenta de ahorro en el banco de la localidad. Los científicos sociales las llaman “trabajadoras sexuales migrantes”: ambiciosas proveedoras de servicios que están aprovechando las oportunidades de las que gozan en una Europa cada vez más unificada. En 2001, el parlamento alemán o Bundestag, con los votos de la coalición en el gobierno conformada por el Partido Socialdemócrata y el Partido Verde, aprobó una ley de prostitución cuya intención era mejorar las condiciones laborales de las prostitutas. En el marco de la nueva ley, las mujeres podían presentar demandas legales para exigir un salario y aportar a programas de seguro de salud, desempleo y jubilación. El objetivo de la legislación era hacer de la prostitución una profesión como la de cajero de banco o asistente dental, una profesión reconocida en lugar de estigmatizada. Los defensores del comercio sexual autónomo estaban felices con la aprobación de la medida. Se vio a la entonces Ministra de la Familia, Christine Bergmann (SPD), alzar una copa de champaña con Kerstin Müller, líder parlamentaria del Partido Verde, y con Felicits Weigmann (hoy Schirow), operadora de burdeles en Berlín. La imagen mostraba a tres mujeres celebrando el hecho de que, en Alemania, los hombres ya podían acudir a los burdeles sin el menor escrúpulo. Actualmente, muchos policías, organizaciones de mujeres y políticos familiarizados con la prostitución están convencidos de que la bienintencionada ley es, de hecho, poco más que un programa que subsidia a proxenetas e incrementa el atractivo del mercado a los ojos de los tratantes de personas. El supuesto fortalecimiento de los derechos de las mujeres El código civil alemán fue enmendado al tiempo que se promulgo la ley de la prostitución. La frase “promoción de la prostitución”, catalogada como delito, fue reemplazada con “explotación de prostitutas”. La compra de sexo es un delito punible cuando tiene un carácter “explotador” o “dirigista”. Los policías y fiscales están atados de pies y manos, ya que resulta muy difícil probar estos elementos en caso de delito. Puede considerarse al proxeneta como explotador, por ejemplo, si se queda con más de la mitad de las ganancias de una prostituta, algo que prácticamente nunca es posible demostrar. En el año 2000, 151 personas fueron condenadas por compra de sexo, mientras que en 2011 fueron tan solo 32. El objetivo de los promotores de esta ley era, de hecho, fortalecer los derechos de las mujeres y no de los proxenetas. Esperaban que los operadores de burdeles aprovecharan, por fin, la oportunidad de “brindar buenas condiciones laborales sin estar sujetos a procesos judiciales”, tal como se lee en una evaluación de la ley dirigida al Ministerio Federal para las Familias. La prostitución no estaba penalizada antes de la nueva ley, pero era considerada inmoral. Las autoridades ejercían una política de tolerancia hacia los burdeles y se referían a ellos con el eufemismo de “alquiler comercial de habitaciones”. Hoy, once años después del cambio de categoría laboral de la prostitución de conformidad con la ley de 2001 y según cálculos de la asociación de la industria Erotik Gewerbe Deutschland (UEGD), hay entre 3.000 y 3.500 burdeles. Ver.di, el sindicato de servicios públicos, calcula que la prostitución representa alrededor de €14.500 millones en ingresos al año. Se calcula que hay 500 burdeles en Berlín, 70 en la pequeña ciudad de Osnabrück al noroeste y 270 en el pequeño estado de Saarland al suroeste, en la frontera con Francia. Muchos franceses frecuentan los burdeles de Saarland. El Club de Sauna Artemis, cerca del aeropuerto de Berlín, atrae a muchos prostituidores de Gran Bretaña e Italia. Las agencias de viaje ofrecen tours a burdeles alemanes de hasta ocho días de duración. Un proveedor de estos “paseos” los promueve como “legales” y “seguros” en su página web. Se promete a los posibles “clientes” hasta cien “mujeres totalmente desnudas” que solo llevan zapatos de tacón. Además, se les recoge en el aeropuerto y se les lleva de un club a otro en autos BMW Serie 5. El horror de la tarifa fija o plana Además de los llamados clubes nudistas o saunas, donde los prostituidores van envueltos en una toalla y las mujeres están desnudas, se han establecido grandes burdeles que anuncian sus servicios como “todo incluido”. Cuando el Pussy Club abrió sus puertas cerca de Stuttgart en 2009, la gerencia lo publicitó de la siguiente manera: “Sexo con todas las mujeres por el tiempo que quieras y como quieras. Sexo. Anal. Oral sin preservativo. Tríos. Orgías. Sexo tumultuario”. El precio: €70 en el día y €100 por la noche. Según la policía, alrededor de 1.700 prostituidores aprovecharon la oferta durante aquel primer fin de semana. Llegaron autobuses de muy lejos y los periódicos locales afirmaban que hasta 700 hombres hicieron fila para entrar al burdel. Después, los prostituidores se quejaron del supuestamente mal servicio en chats de Internet, pues las mujeres ya no estaban en forma para ser usadas después de unas cuantas horas. El negocio se ha vuelto más rudo, dice Andrea Weppert, trabajadora social de Núremberg que ha trabajado con prostituidas durante más de 20 años, tiempo en que la cifra total de prostituidas se ha triplicado. En palabras de Weppert, más de la mitad de las mujeres carece de residencia permanente: viajan de un lugar a otro para poder ganar más dinero al ser “nuevas” en las diferentes ciudades. Actualmente, “un alto porcentaje de prostitutas no se retira a su hogar después del trabajo, sino que prácticamente vive en el espacio laboral”, narra una ex prostituida bajo el pseudónimo Doris Winter en un testimonio para la serie académica titulada The Prostitution Law. “Por lo general, las mujeres viven en las habitaciones donde trabajan”, añade. En Núremberg, esas habitaciones se alquilan por entre €50 y €80 al día, afirma la trabajadora social Weppert, pero el precio puede llegar a los €160 en burdeles donde hay muchos prostituidores. Las condiciones laborales de las prostitutas han “empeorado en años recientes”, señala Weppert. Dice que en toda Alemania “se ofrece un número significativamente mayor de servicios en condiciones de mayor riesgo y a cambio de menos dinero que hace 10 años”. La caída de los precios Pese al agravamiento de las condiciones, las mujeres llegan en masa a Alemania, el mayor mercado de la prostitución en la Unión Europea, un hecho confirmado incluso por los propietarios de los burdeles. Holger Rettig, de la UEGD, afirma que el flujo de mujeres de Rumania y Bulgaria ha aumentado drásticamente desde que ambos países empezaron a formar parte de la UE. “Esto ha causado la caída de los precios”, dice Rettig al tiempo que señala que el negocio de la prostitución “pertenece a la economía de mercado y no a la economía social”. El jefe de la policía de Múnich, Wilhelm Schmidbauer, lamenta el “explosivo aumento de la trata de personas de Rumania y Bulgaria”, pero agrega que no tiene acceso a los mecanismos necesarios para realizar una investigación. Con frecuencia se le prohíbe el uso de vigilancia telefónica. En consecuencia, dice Schmidbauer, “prácticamente no tenemos casos de trata de personas. No podemos probar nada”. Esto dificulta rastrear a quienes traen “mercancía fresca” a los burdeles alemanes desde los rincones más remotos de Europa, mercancía como Sina. En la oficina del centro de información para las mujeres de Stuttgart, Sina narró a las psicólogas el viaje que la llevó hasta los burdeles de tarifa fija en Alemania: la mayoría de las viviendas en Corhana, su pueblo de origen cerca de la frontera rumana con la República de Moldavia, carecen de agua corriente. Sina y otras jóvenes del poblado iban todos los días al molino por agua. Parece una escena de “Cenicienta”… todas las chicas soñaban con el hombre que un día vendría a rescatarlas de tan sombría cotidianidad. El hombre que llegó al pueblo a bordo de un enorme BMW se llamaba Marian. Para Sina fue amor a primera vista. Marian le dijo que había trabajo en Alemania y los padres de ella firmaron un formulario para otorgarle permiso, como menor, de salir del país. Durante el viaje hasta Schifferstadt, en el estado de Rhineland-Palatinate al suroeste, le dio alcohol a Sina y se acostó con ella. Marian la entregó al “No Limit”, un burdel de tarifa plana o fija. Sina tenía apenas 16 años y presuntamente atendía a hasta 30 prostituidores al día. A veces le daban unos cuantos cientos de euros. Marian, inquieto por las redadas de la policía, acabó por enviarla de regreso a Rumania. Sin embargo, Sina volvió y siguió en la prostitución con la esperanza de que un “cliente” se enamorara de ella y la rescatara. ‘Sin mejoras medibles’ ¿La ley de la prostitución en Alemania ha mejorado la situación de mujeres como Sina? Cinco años después de su aprobación, el Ministerio de la Familia evaluó los logros de la nueva legislación. El informe señala que los objetivos “se alcanzaron solo parcialmente” y que la desregulación “no había aportado ninguna mejora efectiva medible en la cobertura social de las prostitutas”. Ni las condiciones laborales ni la posibilidad de salir de la “profesión” han mejorado. Finalmente, no hay “a la fecha, prueba cabal” de que la ley haya disminuido el índice de delitos. Prácticamente ningún tribunal reportaba el caso de alguna prostituta que hubiera presentado una demanda para exigir su salario. Tan solo 1% de las mujeres encuestadas dijo haber firmado un contrato de trabajo como prostituta. El hecho de que el sindicato Ver.di elaborara un “contrato modelo de empleo en el sector de los servicios sexuales” no había cambiado nada. En un sondeo a cargo de Ver.di, la operadora de un burdel afirmó que valoraba la ley de la prostitución porque reducía la probabilidad de las redadas. De hecho, afirmó que la ley era más ventajosa para quienes operan burdeles que para las prostitutas. Quien desee operar una cafetería móvil en Alemania debe cumplir con la norma DIN 10500/1 para “vehículos destinados a la venta de alimentos perecederos” que estipula, por ejemplo, el requisito de contar con despachadores de jabón y toallas desechables. Quien desee operar un burdel no estará sujeto a restricciones de este tipo, basta con informar a las autoridades de la inauguración del local. Las prostitutas siguen evitando el registro ante las autoridades. En Hamburgo, con su famosa “zona roja” Reeperbahn, solo 153 mujeres cumplen con la normativa y se han registrado en la oficina fiscal de la ciudad. El gobierno quiere que las prostitutas paguen impuestos, ¿tiene, a cambio, que establecer reglas para la “profesión”? El extraño papel que asume el gobierno en el comercio sexual se pone en evidencia con las prostitutas que están en las calles de Bonn: cada noche, tienen que comprar un talón fiscal en una máquina, con vigencia hasta las 6.00 de la mañana del día siguiente. El talón cuesta €6. Sexo por una Big Mac En la zona norte de Colonia, donde las prostitutas drogadictas “trabajan” sobre la calle Geestemünder, cerca de la planta de Ford, no se colectan impuestos. En el marco de un proyecto social se han instalado “casetas de trabajo” (básicamente, lugares para estacionar el auto y tener sexo a bordo) bajo un techado tipo cobertizo. Aunque no hay señalamientos que indiquen que las instalaciones son para prostitución, la zona cercada ostenta un letrero donde se lee que el límite de velocidad es 10km/h y se solicita a quienes conducen los autos que se muevan en dirección contraria al reloj. En una fría noche primaveral, alrededor de 20 mujeres están de pie al borde del área. Algunas han traído sillas de acampar, otras están sentadas en paradas de autobús recicladas. Cuando el “cliente” ha acordado el precio con una de ellas, la lleva a una de las casetas. El techado tipo cobertizo alberga ocho casetas, además de una habitación para ciclistas y peatones, con piso de concreto y una banca de parque. Hay un botón de alarma en cada caseta y un grupo de mujeres católicas de servicio social monitorea la zona cada noche. Alia tiene 23 años y lleva una peluca rubia. Su cuerpo está constreñido debajo de un corsé e intenta ocultar el aliento a alcohol con una menta. Al hablar de sí misma y de las otras prostitutas que “trabajan” en la calle, Alia dice: “La gente que trabaja aquí tiene un verdadero problema”. Alia llegó a la calle Geestemünder después de haber abandonado sus estudios y tras haberse mudado con su novio, quien le dijo que se vendiera en la calle. Dice que empezó a “trabajar” como prostituta por “las dificultades económicas y por amor”, y muy pronto empezó a consumir marihuana, cocaína, anfetaminas y alcohol. Afirma que “no hay prostitución sin coerción y sufrimiento”. Lleva tres años prostituyéndose en la calle. “Una mujer sana no se dedica a esto”, apunta. La tarifa de sexo oral y coito solía ser de €40 en la calle Geestemünder; sin embargo, Alia cuenta que cuando la ciudad cercana de Dortmund clausuró la zona peatonal, vinieron más mujeres a Colonia. “Cada vez hay más y más mujeres, y cobran menos con tal de ganar algo, cualquier cosa”, se queja. Dice que las búlgaras y rumanas a veces cobran menos de €10. “Aquí hay mujeres que se venden incluso por una Big Mac”. El problema de la trata de personas en Alemania Lo cierto es que las mujeres provenientes de Europa Oriental rara vez llegan a la calle Geestemünder. Las desvían los puntos de control de pasaportes de la policía, pensados, de hecho, para encontrar y proteger a las víctimas de la trata y la prostitución forzada. Ahora las chicas “trabajan” en las calles del sur de Colonia, factor que sigue bajando los precios en el vecindario del norte. En 2007, Carolyn Maloney, congresista demócrata de Nueva York y fundadora del Comité sobre Trata de Personas en el Congreso de los Estados Unidos, escribió sobre las consecuencias de la legalización de la prostitución en y alrededor de Las Vegas, la meca del juego: “Érase una vez la ingenua creencia de que la prostitución regulada mejoraría la vida de las prostitutas, eliminaría la prostitución en las zonas donde siguiera siendo ilegal y eliminaría el crimen organizado del negocio. Como todos los cuentos de hadas, no es más que pura fantasía”. Los responsables de vigilar el cumplimiento de la ley en Alemania que trabajan en las llamadas “zonas de tolerancia” se quejan de que ahora es muy difícil tener acceso a un burdel con fines de supervisión. Alemania se ha convertido en un “centro de explotación sexual de jóvenes mujeres de Europa Oriental, así como un espacio para los grupos de crimen organizado de todo el mundo”, dijo Manfred Paulus, detective en jefe jubilado de la ciudad sureña de Ulm. Solía trabajar como vice detective y ahora se dedica a advertir a mujeres búlgaras y bielorrusas que no se dejen llevar a Alemania. En términos estadísticos, Alemania prácticamente no tiene problemas con la prostitución y la trata. Según la Oficina Federal de la Policía para Actividades Delictivas (BKA), en 2011 hubo 636 denuncias de casos de “trata de personas con fines de explotación sexual”, es decir, casi una tercera parte menos que diez años atrás. Trece de las víctimas tenían menos de 14 años, otras 77 eran menores de 18. Hay muchas mujeres de países de la UE “cuya situación indica que fueron víctimas de trata, pero es difícil aportar pruebas sostenibles en un tribunal”, señala el informe de la BKA. Todo depende del testimonio de cada mujer, dicen los autores, pero “hay poca voluntad de cooperar con la policía y los servicios asistenciales, en especial en el caso de presuntas víctimas de Rumania y Bulgaria”. Y cuando las mujeres se atreven a decir algo, “es común que se retracten después de sus declaraciones”. Condenas a la baja Un estudio del Instituto Max Planck de Derecho Penal Extranjero e Internacional concluyó que las cifras oficiales de la trata de personas “dicen poco sobre el alcance actual de este delito”. Según un informe sobre trata de personas recientemente presentado por Cecilia Malmström, comisionada europea para asuntos internos, hay más de 23.600 víctimas en la UE, y dos terceras partes de ellas sufren de explotación sexual. Malmström, sueca, observa indicios de que las bandas criminales están ampliando sus operaciones. Sin embargo, señala, el número de condenas va a la baja, pues la policía se ve rebasada en sus esfuerzos por combatir la trata. El informe exhorta a Alemania a hacer más por atender el problema. Pero, ¿y si la ley de prostitución en Alemania estuviera beneficiando, de hecho, a los tratantes de personas? ¿La ley ha, en realidad, fomentado la prostitución y, en consecuencia, la trata de personas? Axel Dreher, profesor de política internacional y desarrollo de la Universidad de Heidelberg, ha intentado responder a estas preguntas con datos provenientes de 150 países. Las cifras son imprecisas, como todas las estadísticas relacionadas con la trata y prostitución, pero consiguió identificar una tendencia: ahí donde la prostitución está regulada, hay más trata de personas que en ningún otro lugar. La mayoría de las mujeres que llegan a Alemania para prostituirse no fueron secuestradas en las calles y, las más, no creen realmente que trabajarán en una panadería alemana. Lo más común es que se trate de mujeres como Sina que decidió seguir a un hombre del que se había enamorado hasta Alemania, o como Alina, conscientes de que se convertirán en prostitutas. Sin embargo, es muy raro que sepan lo mal que lo pasarán y, definitivamente, no saben si con estos “trabajos” podrán quedarse con algo del dinero que ganen. Hay casos aún más preocupantes. En diciembre, los televidentes alemanes quedaron impactados tras ver el programa “Wegwerfmädchen” (“Chicas desechables”), parte de la serie delictiva “Tatort”, grabado en la ciudad de Hanover en el norte del país. El programa muestra a varios proxenetas en el momento de arrojar a dos jóvenes gravemente heridas a un contenedor de basura después de una orgía. Unos cuantos días después de que el episodio fuera transmitido, la policía de Múnich encontró a una chica llorosa y apenas vestida en un pequeño parque. El calabozo de Isar La chica rumana de 18 años había huido de un burdel. Le contó a la policía que tres hombres y dos mujeres se habían acercado a ella en las calles de su pueblo de origen. Este grupo de extraños le prometió trabajar como niñera. Al llegar a Múnich le vendaron los ojos y la llevaron a una celda en un sótano, con una puerta que solo podía abrirse mediante un código de seguridad. En aquella habitación oscura había otra chica sentada en una litera y se oía agua correr detrás de las paredes. La policía cree que este lugar clandestino se encontraba en una fábrica vacía cerca del río Isar, que atraviesa Múnich. Los hombres la violaron y, cuando se negó a trabajar en un burdel, la golpearon. Al principio la policía dudó, pero la chica recordaba los nombres de sus proxenetas. Fueron arrestados y se encuentran bajo custodia. Ya que se niegan a responder durante los interrogatorios, la policía aún no encuentra el escalofriante calabozo y la chica rumana ahora forma parte del programa de protección de testigos. A veces, las mujeres son enviadas por sus propias familias, como es el caso de Cora, de Moldavia. Tiene 20 años, calza un par de suaves pantuflas con enormes ojos cosidos al frente, busca un gorro en sus bolsillos. Cora vive en un hostal a cargo de un centro rumano de asistencia a víctimas de trata. La psicóloga de Cora cuenta que cuando las chicas moldavas cumplen 15 o 16 años es común que su padre o sus hermanos les digan: “Puta, vete a ganar dinero”. Los hermanos de Cora llevaron a su atractiva y dócil hermana a una discoteca en la ciudad más cercana. Su tarea solo consistía en servir bebidas, pero ahí conoció a un hombre con contactos en Rumania. “Me dijo que allá podría ganar mucho más en las discotecas”. Cora se fue con él, primero a Rumania, después a Alemania. ‘Proceso de emancipación’ Tras ser violada durante un día entero en Nuremberg, ya sabía lo que tenía que hacer. Trabajó en un burdel en Frauentormauer, uno de los distritos de prostitución más antiguos de Alemania. Recibía a los hombres en su habitación, dice que hasta 18 horas cada día. Cuenta que los oficiales de la policía también frecuentaban el burdel, en calidad de “clientes”. Cora dice que “no se daban cuenta de nada, o no les importaba”. El burdel recibió a muchos “clientes” en la Noche Buena de 2012. Cora narra que su proxeneta le exigió trabajar un turno de 24 horas y la apuñaló en la cara cuando se negó. La herida sangraba profusamente, tanto, que le permitieron ir a un hospital. Un “cliente” que le había dado su número de celular la ayudó a huir a Rumania, donde presentó cargos contra su torturador. Cuenta también que el proxeneta la llamó hace poco y amenazó con ir a buscarla. A pesar de historias como la de Cora, los políticos en Berlín no se sienten presionados a actuar. En parte, se debe a que dentro del debate sobre la prostitución una postura ideológicamente correcta pesa más que la deplorable realidad. Por ejemplo, cuando la Universidad de Ciencias Aplicadas de Hamburgo organizó un congreso sobre la prostitución en Alemania hace un año, uno de los asistentes afirmó que la prostitución “en tanto oficio sexual reconocido, vive un proceso de emancipación y profesionalización”. Rahel Gugel, profesora de derecho, se queda estupefacta ante tales afirmaciones: “Es absurdo, no tiene nada que ver con la realidad”. Gugel es catedrática de derecho y servicio social en la Universidad Estatal Cooperativa de Baden-Württemberg, la ley de la prostitución fue el tema de su tesis y ha trabajado para una organización de asistencia. Quienes defienden la legalización argumentan que toda persona tiene derecho de realizar cualquier profesión que elija. Algunas feministas incluso encomian a las prostitutas por su emancipación, pues dicen que las mujeres deben poder hacer con su cuerpo lo que les plazca. No obstante, en la práctica se hace evidente la falta de claridad de la frontera entre la prostitución voluntaria y la forzada. ¿Las mujeres como Alina y Cora ejercieron la prostitución por voluntad propia? ¿Tomaron decisiones autónomas? “Lo políticamente correcto en Alemania es respetar las decisiones de cada mujer”, dice la abogada Gugel, “pero si quieres protegerlas, este no es el camino”. El enfoque equivocado de Berlín Según Gugel, muchas mujeres enfrentan dilemas emocionales o económicos. Hay evidencias de que el número de prostitutas que sufrieron violencia o fueron desatendidas en la niñez supera al promedio en otras actividades. Las encuestas han demostrado que muchas de ellas pueden ser consideradas como personas traumatizadas. Las prostitutas sufren de depresión, trastornos de ansiedad y adicción en índices mucho más altos que el resto de la población. La mayoría de ellas han sido violadas, muchas de manera constante. En las encuestas, la mayoría de ellas dice que dejaría la prostitución de inmediato si pudiera hacerlo. Claro que también hay mujeres que deciden que es mejor vender sus cuerpos que abastecer anaqueles en un supermercado. Sin embargo, todo indica que son una minoría, aunque es una minoría vocalmente representada por unas cuantas propietarias de burdeles y cabilderas a favor de la prostitución como Felicitas Schirow. Para la profesora de derecho Gugel, la ley alemana tiene un enfoque fundamentalmente equivocado, ya que es necesario limitar la prostitución y penalizar a los “clientes”. Su voz no encuentra eco en Alemania. Sin embargo, la tendencia en Europa es otra. Algunos de los países que alguna vez quisieron seguir las huellas alemanas están cambiando el rumbo y ahora siguen el ejemplo sueco. Dos años antes de que Alemania aprobara la ley de la prostitución, Suecia adoptó un enfoque contrario. La activista Kajsa Ekis Ekman lucha por convencer al resto de Europa de emular a su país. Desde que publicó un libro donde describe la vida de las prostitutas, Ekman se ha dedicado a viajar de una ciudad europea a otra como una especie de embajadora del combate de la trata de personas. A mediados de abril, la campaña de Ekman la llevó a KOFRA, un centro para mujeres en Múnich. Ekman es rubia, de ojos azules, menuda y llena de vida. Se sienta en una angosta silla de madera y está tan ansiosa por hablar que la taza de café se enfría, intocada, como si no hubiese suficiente tiempo para decir todo lo que considera importante. Cuando estudiaba en Barcelona, Ekman compartía su vivienda con una mujer que se prostituía. Fue testigo de la forma en que los proxenetas dominan a sus “empleadas” y comenta: “He estado activa en el tema desde que vi la manera en que mi compañera vendía su cuerpo”. Al volver a Suecia, se quedó atónita ante un debate público sobre el amor libre y la autodeterminación de las prostitutas. “Lo que yo vi era muy distinto”, afirma. Penalizar a los “clientes”, no a las prostitutas En 1999, cuando Suecia ilegalizó la compra de servicios sexuales, sus vecinos europeos se mostraron incrédulos. Era la primera vez que se penalizaba a los “clientes” y no a las prostitutas. “Ahora la prostitución prospera en la clandestinidad”, publicó el influyente diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, afirmando que se trataba de “una derrota para el movimiento de las mujeres en Suecia” y especulando que “el feminismo dogmático” era responsable de la situación. ¿Puede una sociedad que se quiere libre de mojigatería penalizar a los hombres que van con prostitutas? Puede, dice Ekman, y cita los éxitos de su país, donde cada vez menos hombres pagan por sexo y quienes lo hacen se sienten cada vez más avergonzados. “Antes de que nuestra ley entrara en vigor, uno de cada ocho hombres en Suecia había estado con una prostituta; esa cifra ahora es uno de cada 12”. Desde luego, aún hay prostitución en Suecia, pero la prostitución en las calles ha disminuido 50%. El número total de prostitutas pasó de aproximadamente 2.500 a alrededor de 1.000 o 1.500. Los proxenetas introducen a mujeres de Europa del Este al país en minivans y no es raro que se queden en los suburbios de las ciudades, pero la prostitución ya no es un gran negocio. Los críticos del modelo dicen que ha aumentado la prostitución en departamentos y por medio de Internet, y que los hombres simplemente van a burdeles en países bálticos o Europa del Este. La ley sueca no se basa en el derecho de la prostituta de tomar decisiones autónomas, sino en la igualdad entre hombres y mujeres, consagrada tanto en la constitución sueca como la alemana. Su argumento, en términos sumamente simples, es que la prostitución constituye una forma de explotación donde siempre hay un desequilibrio de poder. La lógica sueca es que el hecho de que los hombres puedan comprar a las mujeres para acostarse con ellas perpetúa una percepción de la mujer que socava la igualdad de derechos y daña a todas las mujeres. ‘Enchúlame el burdel’ Suecia penaliza a los compradores de sexo, a los proxenetas y a los tratantes de personas, no a las prostituidas. Este enfoque busca disuadir la demanda del sexo a cambio de dinero y restar rentabilidad a los tratantes y explotadores. Hace dos años, el gobierno sueco incrementó la pena máxima para quienes compran sexo, pues pasó de seis a 12 meses en prisión. Aunque la policía no siempre se muestra especialmente asidua en el tema, se ha arrestado a más de 3.700 hombres desde 1999. En la mayoría de los casos únicamente se les obligó a pagar multas. También hay debates en Suecia en torno a la idoneidad de la ley y su carácter restrictivo, pero lo cierto es que goza de considerable apoyo entre la población. A diez años de su promulgación, más de 70% de las personas suecas dicen apoyar la penalización de los hombres que pagan por sexo en lugar de las prostituidas. En Alemania, por el contrario, la situación es tal que el canal de televisión RTL II tiene un programa donde un equipo de “enchuladores de burdeles” recorre el país y visita “burdeles en problemas” para brindar asesoría e impulsar el “negocio del sexo”. Iniciativas como esta motivaron a Alice Schwarzer, editora de la publicación feminista EMMA, a vislumbrar “como meta en el corto plazo, un debate social que culmine con la condena de la prostitución en lugar de su aceptación e incluso fomento, como sucede hoy” en Alemania. Pierrette Pape considera que la forma en que la prostitución es vista en cada país tiene consecuencias: “Actualmente, los niños suecos crecen sabiendo que comprar sexo constituye un delito. Los niños holandeses crecen con la idea de que hay mujeres a la vista en vitrinas que pueden solicitarse como mercancías de fabricación masiva”. Pape es portavoz del Lobby de Mujeres Europeas en Bruselas, colectivo que agrupa a 2.000 organizaciones de mujeres en Europa. Pape se dice asombrada de que Alemania no esté revisando seriamente sus políticas relacionadas con la trata de personas: “El debate tiene lugar en toda Europa y esperamos que los políticos y las organizaciones de ayuda en Alemania presten más atención a los derechos humanos de lo que han hecho hasta ahora”. Ya son varios los países europeos que siguen el modelo sueco. En Islandia, donde se ha adoptado una legislación similar, los políticos están ponderando la prohibición de la pornografía en línea. Desde 2009, Noruega penaliza a los “clientes” de las prostitutas. En Barcelona es ilegal emplear los servicios de una prostituta en la calle. El enfoque francés Según la ley promulgada en Finlandia en 2006, los hombres están sujetos a penalización si son “clientes” de una prostituta que “trabaja” para un proxeneta o es víctima de trata. Sin embargo, ha resultado imposible demostrar que un hombre esté al tanto de esta situación. Actualmente, el Ministerio Finés de Justicia está preparando un informe para que el país considere la adopción del modelo sueco. Son muchas las personas que desean emular a Suecia en Francia. Poco después de asumir el cargo, la ministra responsable de los derechos de las mujeres, Najat Vallaud-Belkacem, hizo una audaz declaración: “Mi objetivo es que la prostitución desaparezca”. Tanto políticos como sociólogos calificaron la idea de utópica y hubo manifestaciones de prostitutas en contra de la iniciativa en las calles de Lyon y París. La propuesta de ley de Vallaud-Belkacem estipula hasta seis meses en prisión y una multa de €3.000 para los “clientes”. Probablemente pasará algún tiempo antes de que convenza al gobierno.[1] ¿Y en Alemania? Los políticos discuten en Berlín mínimos cambios a la ley de la prostitución y al final no resuelven nada. En 2007, la entonces ministra de la familia Ursula von der Leyen, perteneciente al partido Unión Demócrata Cristiana (UDC), al que también pertenece la Canciller Angela Merkel, pretendió hacer que los burdeles estuvieran sujetos a aprobación gubernamental. Contaba con el apoyo de Annegret Kramp-Karrenbauer, del mismo partido y, en aquel entonces, ministra del interior de Saarland (actualmente gobernadora del mismo estado). Sin embargo, no lograron la mayoría dentro del partido y la propuesta quedó en nada. En 2008, el Congreso de la Equidad y las ministras de las Mujeres intentaron presentar una normativa que sometiera a los operadores de los burdeles a una prueba de confiabilidad. Consultaron la propuesta con sus colegas en el Encuentro de Ministros del Interior, pero no tuvieron éxito. Sin mayores cambios En 2009, políticas de la CDU, del Partido Socialdemócrata, del Partido Democrático Libre (de espíritu empresarial) y el Partido Verde en el estado sudoccidental de Baden-Württemberg convocaron al Bundesrat, el órgano legislativo que representa a los estados alemanes, a pronunciarse en contra de “los inhumanos servicios de tarifa plana” … pero la ley permaneció intacta. Los Países Bajos optaron por la desregulación legal dos años antes que Alemania. Tanto el ministro holandés de justicia como la policía reconocen que no ha habido mejoras tangibles para las prostitutas desde entonces. En general, su estado de salud está más deteriorado que antes y cada vez son más las adictas a las drogas. La policía calcula que entre 50 y 90% de las prostitutas no ejercen de manera voluntaria. Lodewijk Asscher, socialdemócrata, afirma que la legalización de la prostitución fue “un error nacional”. Ahora el gobierno holandés planea acotar la ley para combatir el aumento de la trata y la prostitución forzada. Alemania está lejos de ese punto. Los Verdes, que desempeñaron un papel fundamental en el apoyo a la ley de la prostitución hace 12 años, no se arrepienten. La portavoz Kerstin Müller, dirigente de la bancada del Partido Verde en el parlamento en aquella época, dice que hoy se ocupa de otros temas. Irmingard Schewe-Gerigk, también parlamentaria del Partido Verde cuando la ley se aprobó, dice: “La ley fue buena. Solo que debimos haberla puesto en práctica más a fondo”. Es interesante notar que Schewe-Gerigk es, actualmente, presidenta de la organización de derechos de las mujeres Terre des Femmes, cuya meta es lograr “una sociedad sin prostitución”. El tercer pionero de la nueva ley en aquel tiempo, Volker Beck, sigue apoyándola al día de hoy. Beck, ex portavoz oficial de su partido en asuntos legales, sí está de acuerdo en tener nuevos programas de asistencia y salida de la prostitución; sin embargo, afirma que Suecia no puede ser el modelo a seguir por Alemania, pues “la prohibición no mejora nada, porque solo se conseguirá que la prostitución tenga lugar en sitios difíciles de monitorear”. Dice, además, que “las bandas criminales tomarán el control del negocio”, como si las personas que hoy lo dominan fueran empresarios respetables. ‘El terreno de la ilegalidad’ No todos los Verdes piensan igual. “Un importante segmento del sector ya está operando en el terreno de la ilegalidad”, dice Thekla Walker de Stuttgart, presidenta de la organización estatal de los Verdes, quien ha buscado modificar el enfoque de su partido frente a la prostitución. Una moción presentada por Walker durante una convención de su partido hace un mes apunta: “La prostituta autónoma que imaginamos al promulgar la ley en 2001, la mujer que negocia en igualdad de condiciones con su cliente y puede sostenerse con sus ingresos, es una excepción […] Las leyes actuales no protegen a las mujeres de la explotación, sino que les otorgan, acaso, la libertad de permitirse ser explotadas […] El Partido Verde no puede hacer caso omiso ante las catastróficas condiciones laborales y de vida de tantas prostitutas”. Pero sí, hicieron caso omiso. Walker retiró la moción porque no tenía oportunidad de conseguir la mayoría, aunque el partido ha afirmado la voluntad de revisar la ley a fin de determinar si necesita mejoras. En Alemania, quienes se pronuncian contra la legalización son consideradas “personas mojigatas y moralistas”, afirma la profesora Gugel, catedrática de derecho. Además, dice que nada indica “que los políticos tengan suficiente interés en el tema”. Sin embargo, la ministra de la familia Kristina Schröder, sí se decidió a tomar medidas drásticas contra la trata y la prostitución forzada. “Pese a nuestros grandes esfuerzos, ha sido imposible alcanzar la unanimidad de los cuatro ministerios implicados”, declaró. Su deseo de regular más estrictamente a los burdeles fracasó ante la oposición de la ministra de justicia Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, quien considera innecesario reformar la ley y repite el falso argumento según el cual la ley alemana saca a las mujeres de la ilegalidad y la ley sueca las arroja a la clandestinidad. Ante semejante desacuerdo, sería un milagro que el gobierno concretara pronto la decisión de proteger a las víctimas de la trata de manera más efectiva. Todo indica que las mujeres tendrán que seguir defendiéndose por su cuenta. Completamente legal Alina, originaria de Sânandrei, logró escapar del burdel Airport Muschis. Después de una redada, ella y otras 10 mujeres huyeron hacia un restaurante turco del barrio. El hermano del dueño, habitual cliente, escondió a las mujeres y alquiló un autobús con sus propios medios. Hizo todo por llevarlas a Rumania. Los proxenetas intentaron detener el autobús, pero las mujeres consiguieron escapar. Alina vive nuevamente con sus padres. No les ha contado lo que vivió. Trabaja, pero no quiere decir en qué. Lo que gana es suficiente para su transporte, ropa y algo de maquillaje. A veces, Alina acude a AIDrom, un centro de apoyo a víctimas de trata en Timisioara, en el oeste de Rumania, donde conversa con la psicóloga Georgiana Palcu, quien intenta encontrarle un hueco en los programas de capacitación para peluqueras o cocineras. Palcu dice que las charlas con las jóvenes que vuelven de Alemania son “infinitas y difíciles”. Las exhorta a ser optimistas. Sin embargo, Palcu no se hace ilusiones. Aun cuando una chica pueda capacitarse, difícilmente aceptará esos empleos, ya que no ganará más de €200 en una semana de 40 horas laborales. En consecuencia, muchas regresan a Alemania, donde fueron maltratadas y prostituidas, solo para “trabajar” en lo mismo. Y se pregunta: “¿Qué les puedo decir? Es la realidad. Nadie vive con €200”. El burdel Airport Muschis que estaba en Schönefeld ya no existe. En su lugar se encuentra Club Erotica, un burdel que no ofrece tarifas planas o fijas. No obstante, los prostituidores siguen teniendo muchas opciones en la zona. A unos cuantos kilómetros, en Schöneberg, el burdel King George ahora ofrece tarifa plana. Los administradores promueven el slogan “Geiz macht Geil”, que podría traducirse como “lo barato calienta”. Por €99, los “clientes” pueden disfrutar de sexo y bebidas hasta la hora de cierre del local. Con costo adicional se ofrece sexo anal, oral sin preservativo y besos con lengua. EL burdel King George ofrece “fiestas gang-bang”, la modalidad de sexo multitudinario en que varios hombres penetran a una sola mujer a la vez, los lunes, miércoles y viernes. Es completamente legal. [1] Francia se sumó a la lista de países abolicionistas en abril de 2016. N. de la t. Francia arresta al menos dos hombres al día por comprar sexo bajo la nueva ley abolicionista19/4/2017 Texto original: http://news.trust.org/item/20170413133816-ylnve/ Traducción: Liliana M Forero Montoya "Quienes pagan por sexo son ahora reconocidos como personas que, aprovechando su poder económico, explotan sexualmente mujeres en situación de vulnerabilidad” Por Lin Taylor LONDRES, Abril 13 (Fundación Thomson Reuters) – Al menos dos personas al día son arrestadas en Francia bajo la nueva ley que criminaliza y castiga a quienes pagan por sexo, en lugar de castigar a las personas explotadas en la prostitución, ha dicho el jueves una organización internacional. Desde que la ley francesa para reducir la explotación sexual fue aprobada hace un año, 937 personas han sido arrestadas por pagar por sexo, de acuerdo con la Coalición por la Abolición de la Prostitución (CAP Internacional), la cual está conformada por 18 organizaciones para la atención a víctimas de explotación sexual en el mundo. "Quienes pagan por sexo son ahora reconocidos como personas que, aprovechando su poder económico, explotan sexualmente mujeres en situación de vulnerabilidad”, afirma Gregoire Thery, director ejecutivo de CAP en una entrevista telefónica con la Fundación Thomson Reuters. "El objetivo de la ley es reducir la escala de la prostitución, el proxenetismo y la trata de personas en Francia, eliminar la represión de las víctimas y la impunidad de los explotadores". Thery afirma que existen entre 30,000 y 40,000 personas explotadas en la prostitución en Francia - cerca del 90 por ciento de ellas son víctimas de trata de personas, principalmente desde Bulgaria, Rumania, China y Nigeria. Nº de prostituidas arrestadas antes y después de la implantación de la ley versus nº de "compradores de sexo" arrestados desde la implantación de la ley
Bajo esta ley, aquellos que pagan por sexo enfrentan multas por encima de 1,500 euros ($1,596) para la primera ofensa, y sobre 3,750 euros ($3,990) por la reincidencia. Thery afirma que se ha logrado intercambiar la carga criminal de la víctima al “cliente-explotador”, lo cual hace a Francia menos atractiva para los proxenetas y traficantes. Añade que la represión puede empujar la problemática hacia los países vecinos o incrementar su oferta en internet, lo cual será más difícil de monitorear por las autoridades. Francia sigue los pasos del Norte de Irlanda, Canadá, Suecia, Noruega e Islandia, en la introducción de leyes que castiguen al “cliente” sin criminalizar a las personas explotadas en la prostitución. Muchas personas explotadas en la prostitución no tienen derecho a trabajar en Francia, la ley establece un camino para que quienes quieren dejar la prostitución reciban apoyo financiero, acceso a capacitación y oportunidades laborales, vivienda social y permisos de residencia para las víctimas extranjeras de trata de personas. (Reporting by Lin Taylor @linnytayls, Editing by Katie Nguyen. Please credit the Thomson Reuters Foundation, the charitable arm of Thomson Reuters that covers humanitarian issues, conflicts, global land and property rights, modern slavery and human trafficking, women's rights, climate change and resilience. Visit http://news.trust.org to see more stories) Por Huschke Mau. Integrante de la asociación Sisters e, V. y superviviente de la prostitución Publicado el 20 de febrero de 2017. Texto original: http://huschkemau.de/2017/02/20/was-bedeutet-solidaritaet-mit-prostituierten/ Traducción: Adriana Zaborskyj Desde hace días me asalta la pregunta de cómo puedo expresar lo que es para mí la solidaridad hacia las prostituidas. La razón es la Ley de Protección a las Prostitutas, que viene este verano y su consiguiente obligación de darse de alta. Lo digo desde el principio: si alguna vez tuviera que volver a prostituirme porque estuviera en una situación de emergencia de la que no pudiera salir, no me daría de alta. Me cortaría la mano derecha antes de hacerlo. He hablado extensamente sobre el requisito del registro (así como sobre la obligatoriedad del asesoramiento y del uso del condón) porque la introducción del modelo nórdico, con su sanción para los puteros, ni siquiera se ha tomado en serio en el debate en Alemania como yo lo hubiera deseado. Pero también, porque la obligatoriedad de darse de alta para las prostituidas extranjeras, que vienen de casas pobres y tienen que “trabajar” aquí, y para el actual 70% a 90% de todas las prostituidas, significaría una mejora de su estatus actual en comparación con su estatus anterior. La obligatoriedad de darse de alta posibilita, no sólo poder saber dónde se encuentran actualmente estas mujeres, es también una protección para aquellas que “desaparecen” porque ya no pueden seguir siendo “usadas”, están demasiado destruidas o se han resistido. También posibilita que las prostituidas extranjeras, que han “trabajado” aquí y han pagado impuestos (pues se ve que el estado alemán diligentemente se beneficia comercialmente del abuso sexual de mujeres), además de tener obligaciones tributarias, finalmente se les concedan algunos derechos: por ejemplo tener el derecho a la seguridad social que les posibilitaría salir de su situación de prostitución. Esto es importante. Lo que nosotras las abolicionistas hemos logrado ha sido correcto e importante, pero sin embargo hay un PERO y ese PERO es gigante. Siempre he dicho que comprendo bien a las prostituidas alemanas que están en contra de la obligatoriedad de darse de alta y que odian todo lo que tenga que ver con las autoridades. Nunca olvidaré cuan apartada de la sociedad, criminalizada y sin derechos me sentía cuando tenía que prostituirme. Entiendo muchas de las demandas de las prostituidas alemanas, aún cuando se llamen a sí mismas “trabajadoras sexuales” (por ejemplo la petición de ser dejadas en paz por el estado). Yo también lo habría querido. En una situación en la que, para la mayoría de las mujeres prostituidas, ha significado no tener más opción que la de prostituirse, no hay nada más comprensible que el deseo de, por lo menos, en una situación de mierda como esa, no tener que adicionalmente ser acosada con esa basura represiva, siendo que el mismo estado, en la mayoría de los casos, les ha abandonado (falta de intervención en el maltrato infantil, falta de atención para las víctimas de violencia sexual, falta de condenas en casos de violación, persecución negligente de la violencia doméstica, la prostitución forzada, el abuso, la coerción, etc., sanción económica para las mujeres que se separan de los hombres, una degradación del nivel social y financiero para las madres solteras, etc.). Recuerdo una vez, en un piso burdel, cuando tuvimos una visita de la policía: ellos sentados en la cocina, donde procedieron a revisar nuestra documentación y nos informaron que por nuestra actividad deberíamos pagar impuestos. Todo eso, mientras nosotras estábamos de pie en ropa interior, aturdidas, demacradas, a mi compañera se le veían en el abdomen los moratones (causadas por el dueño del burdel) y yo con 19 años siendo “guiada y capacitada” por un policía acerca de la prostitución (ahora sé que debido a mi edad aplicaba el castigo por trata de personas), en medio de dos perros de combate gigantes del dueño del burdel y al lado del administrador que nos controlaba. La segunda vez que tuve una visita, esta vez de la policía estatal, querían saber si con las filmaciones hechas por el jefe del burdel, había sido chantajeado alguno de los “clientes” (había cámaras en el pasillo y después me enteré que en las habitaciones también). No se les ocurrió pensar que las cámaras estaban allí para controlarnos a nosotras (para saber el número de “clientes”) y para extorsionarnos a nosotras (las grabaciones de lo que pasaba en las habitaciones fueron hechas sin nuestro consentimiento). Por supuesto, no llegaron a estas conclusiones o hicieron como si no fueran relevantes. Esto es lo que le interesa al estado alemán: los impuestos y que todo se ejecute sin problemas. El estado no te pregunta: ¿estás voluntariamente aquí?, ¿necesitas ayuda? o ¿quieres hablar con nosotros sin estos tipos como armarios a tu lado?, ¿quieres salir de aquí?, y si es así, ¿qué necesitas para poder hacerlo?. Este estado es patriarcal y si puede seguir explotando financiera y sexualmente a las mujeres afectadas lo va a hacer. Es una maravilla poder ver que el estado ahora usa la obligatoriedad del alta en la seguridad social para enviar cualquier alta inmediatamente a la oficina de impuestos y asegurarse un pedazo del pastel. Si alguna vez tuviera que volver a prostituirme no cumpliría con tal requerimiento. Yo apoyaba la obligatoriedad de darse de alta porque en aquel momento era todo lo que podíamos recibir y porque la seguridad social, y con ella una posibilidad de salida, era todo lo que había para las prostituidas extranjeras, era mejor que nada, y porque me parecía más importante comparado con las preocupaciones de las prostituidas alemanas (que ahora tienen que bregar con las autoridades). Sin embargo me queda un sabor amargo. Porque incluso resulta traumática la sensación de seguir estando apartada de la sociedad PERO al mismo tiempo estar siendo obligada (por las circunstancias, por ejemplo) y castigada por ello; estar siendo controlada y teniendo que pagar (impuestos) para poder sobrevivir; estar siendo, al mismo tiempo, abandonada por el estado PERO tratada de forma represiva; tener en realidad dos proxenetas, uno un tipo y el otro el estado. Tener miedo de las autoridades y de las instituciones del estado es algo muy extendido no solamente entre la gente pobre o los refugiados, sino también entre las prostituidas. Aún ahora, sufro con la horrible sensación de no poder reclamar algo a lo que tengo derecho. Me veo predispuesta a ver a las instituciones estatales como enemigas y a que me den medios infartos cada vez que recibo una carta de una autoridad. Son comprensibles las demandas de las prostituidas alemanas, frente las cuales el estado se mantiene lejos. Me molesta cuando se piensa en las prostituidas alemanas como si fueran prostituidas voluntarias y como si pudieran salir de ello en cualquier momento sólo con quererlo. No hay solamente “prostituidas forzadas extranjeras”, por una parte, y “prostituidas voluntarias alemanas” por la otra. El 90% de todas las prostituidas quieren salir de la prostitución, mejor ahora que mañana, pero tampoco significa que al 10% restante se le pueda reprochar que apoyan el patriarcado o que son sus cómplices (y tampoco es que ese 10% esté constituido exclusivamente por mujeres alemanas). Quien tenga una visión en blanco y negro, haciendo la división entre prostituidas extranjeras, prostituidas raptadas, prostituidas forzadas encadenadas en un sótano y, como opuesto, prostituidas alemanas voluntarias, lo hace a la ligera. Y quien además llame a este último grupo “putas”, por hacerlo libremente, no está de mi lado. No es solidario con las prostituidas, para mi es solamente una cosa: un enemigo de las mujeres. Pues si una de nosotras es una “puta” entonces todas lo somos, y también lo son aquellas mujeres no prostituidas. La división de las mujeres en “mujeres honorables” y “putas” es básicamente patriarcal y no quiero que las mujeres lo vean como algo normal y lo asuman así para avergonzar a una parte de las mujeres prostituidas por lo que hacen. Hay dueñas de burdeles y de negocios de este tipo que se han organizado bajo el pretexto de “sindicato de putas” (BSD / BesD,siglas de asociaciones alemanas de prostitutas) y que se ponen del lado de los derechos de los proxenetas y no hablan para nada en defensa de las prostituidas sencillamente porque se lucran de su abuso. Por lo tanto es lógico que estén en contra de la obligatoriedad del uso del condón y de elevar la edad mínima a los 21 años para el ejercicio de la prostitución. A estas personas pertenecen los llamados “administradores“ (explotadores) y de ellos son los ecos de los aplausos que hacen temblar las paredes. Pero ellas no son “putas”. Y ninguna de las llamadas “trabajadores sexuales” es una “puta”. Y ninguna de las que lo hace libre y voluntariamente es una “puta” En los primeros años, dicho sea de paso, yo también dije que lo hacía libre y voluntariamente porque la violencia de la que fui objeto me parecía normal. El abuso sexual era para mí sexo normal. La única solución (la prostitución) para mi precaria situación ERA al menos eso: una solución. Cada una de nosotras las prostituidas tiene sus razones para lo que hace. No se debe jamás, bajo ninguna circunstancia señalar a ninguna de nosotras por hacer lo que hace. En los comentarios (de Facebook) sobre un artículo de la revista VICE (“10 preguntas que no te atreverías a hacerle a una trabajadora sexual”) se dice que esa mujer apoya al patriarcado y que es tan inescrupulosa hacia otras prostituidas que enferma. Ella no es una explotadora que no haya tenido que poner su propio culo. Esta mujer también debe tener razones para su prostitución (y para dejarse torturar por dinero, dejarse insultar y dejarse inflingir dolor). No porque no nos presentó tales razones impresas en su camiseta no significa que no las tenga. No quiero decir que las mujeres tengan que justificarse por eso. No recriminamos a las mujeres que llegan a las casas de acogida para mujeres maltratadas y que luego vuelven con su maltratador porque apoyan así al patriarcado, o a las mujeres que no denuncian el abuso sexual o que hacen prácticas sexuales sado masoquistas. Siempre está bien tener en cuenta en qué estructuras se desarrollan este tipo de cosas. Pero lo que nunca está bien es responsabilizar a la mujer por tales estructuras y avergonzarla por aquello que la motiva internamente o que la obliga. La prostitución es violencia y es una parte de la guerra contra las mujeres. En la guerra todo el mundo tiene las manos sucias. Visto así, yo también soy culpable y cómplice pues a mí llegaron hombres que querían perder su virginidad. Yo les dejé claro que necesitaba el dinero, pero con esto también les mostré que era perfectamente correcto y una linda experiencia ir donde una prostituida, y seguramente posibilité que lo repitieran. Dije por supuesto lo que ellos querían escuchar, que yo mi “hobby lo volví una profesión” (al pensar en esto ahora podría vomitar), es lo que se llama vinculación de clientes habituales y quizás ellos lo crean y lo generalicen con otras prostituidas. Visto de esta manera soy la victimaria para aquellas prostituidas a las que este putero les tendría que pagar después de mi. Pero no fue con mala intención, conscientemente o a pesar de tener otra alternativa, pues no tenía otra opción. A las mujeres no prostituidas que me señalan con el dedo les preguntaría con qué tipo de comportamientos apoyan al patriarcado, inclusive diariamente (¿haciéndo la vista gorda ante consumo de pornografía del hombre?, ¿no diciendo nada ante chistes sexistas de los amigos?, ¿no evitando ponerse tacones, a pesar de que duelen ya los pies, sólo porque una mujer debe verse siempre guapa?, ¿rasurarse la vagina porque los señores adictos al porno prefieren ver un coño que les recuerde a una chica prepúber?, ¿comprar cosas a una empresa que usa publicidad sexista?). No podemos culpar seriamente a las mujeres que se mueven dentro de tales estructuras por no moverse dentro de ellas sin llegar a ser tocadas. Y es por esto que el abolicionismo es el primer paso no sólo para que las mujeres no TENGAN que prostituirse, sino también para que les sea PERMITIDO. TODAS las madres solteras que viven de la seguridad social tienen derecho a prostituirse, sin registrarse y sin pagar impuestos. Toda mujer tiene el derecho a prostituirse si cree que TIENE QUE (en la mayoría de los casos no hay una “decisión” sino que no hay “ninguna otra opción”) porque se mueve en unas estructuras que (supuestamente) no le dan otra alternativa, ya que tiene hambre, conflictos psicológicos, traumas no resueltos o si cree que es divertido (aunque se descubra luego que al tomar esta decisión ya estaba condicionada por la violencia). Pero lo que no podemos olvidar nunca, absolutamente nunca, es que el abolicionismo NO aboga por prohibir la prostitución a las prostituidas, sino que aboga para que trabajen en condiciones en las que no estén en situación de “necesidad de hacerlo” y, sobre todo, castigar a quienes sacan provecho de la prostitución. Estos son: el estado, los dueños de los burdeles, los proxenetas y los puteros, y evitar la explotación futura. Sí, las prostituidas alemanas tienen algunos privilegios en comparación con las extranjeras (hablan alemán y tienen seguro médico, por dar un ejemplo), pero esto no significa que haya que recriminárselos. Después de un año de haberme prostituido llegué a tal punto que era una sin techo (había vivido en el burdel), suicida y drogadicta. Y sólo porque hay y hubo mujeres a las que les había tocado peor que a mi, no significa que lo mio era estar bien, que yo tenía libre elección y que todo era maravilloso. Así como me fue a mi les fue y les va a muchas prostituidas. Me duele el corazón cuando pienso que ahora todas la mujeres que tienen que sobrevivir de la seguridad social (y que quizás tienen niños que también deben sobrevivir) y quienes, naturalmente, no se pueden dar de alta, son extorsionables (y los queridos puteros sabrán aprovecharlo). Es terrible que la próxima Ley de Protección a las Prostitutas sólo nos dejó la elección de tener derechos básicos (servicios sociales y posibilidad de salida de la prostitución) para un grupo proporcionalmente mayor a costa de otro grupo de prostituidas con problemas con las autoridades, problemas que manifestamos y que no pueden ser ignorados. Es repugnante que un grupo marginado sea puesto en contra de otro también marginado y que una situación de mierda tenga que ser comparada con otra, que quizás sólo dentro de tal comparación resulte ser menos “de mierda”, pero que, en general, es suficientemente de mierda como para causar traumas, dependencia de sustancias, aislamiento y pobreza. La próxima Ley de Protección a las Prostitutas, que por cierto no merece su nombre, no puede hacer nada, no lo hará nunca y no será otra cosa que una solución a medias. Era lo que podíamos obtener. Si no hubiéramos luchado, habría sido aún peor, una ley aún más amigable con los explotadores, más amigable con los puteros, más amigable con los proxenetas. Pero no será lo último por lo que peleemos, no puede ser la última batalla. No olvidaré que al final de todo soy una prostituida, que quizás, quién sabe, AHORA no tiene que “trabajar”. No olvidaré cómo se deletrea la palabra represión, no olvidaré que todas nosotras, las prostituidas, ya sea obligadas por las condiciones o por un proxeneta, hacemos y hemos hecho lo mismo y, sobre todo, no olvidaré quiénes son los perpetradores: el estado, los dueños de los burdeles, los proxenetas, los puteros y todos los hombres que al final se benefician de la prostitución, y tampoco olvidaré a qué cambio de perspectiva pongo mi atención: el modelo nórdico. ESTO significa para mi solidaridad hacia las prostituidas. © Huschke Mau Texto original: http://www.womenlobby.org/Presenter-la-prostitution-comme-un-travail-c-est-legaliser-l-exploitation Traducción: Olga Baselga [Delhi, 31 de Enero 2017] Durante el segundo Congreso Internacional contra la explotación sexual de mujeres y niñas, organizado por CAP International, una mesa redonda de sindicatos ha permitido poner de relieve las posiciones de los sindicatos para la abolición del sistema prostituidor de varios países. Representantes de Francia (CGT mujeres), España (UGT), la India (India Trade Union Congress, All India Railway Men’s Association, National Hawkers Association, All India Hawker Women’s Federation, Hind Mazdoor Sabha, Indian National Trinamool Trade Union Congress, Safai Karmachari Andolan), así como los mensajes de vídeo de Canadá (CSN), Irlanda (ITUC) y Noruega (LO), compartieron su visión del trabajo digno, la dignidad y las violencias intrínsecas de la prostitución, que no puede ser reconocida como una profesión. Léase aquí el informe del Congreso. Véanse aquí los videos de las intervenciones y al final de este artículo un video, producido por CAP Internacional, que resume todo el Congreso. Sabine Reynosa representaba al Comité de Mujeres de la Confederación General de Trabajador@s (CGT, Francia). He aquí su intervención: “En Francia, la mayoría de las organizaciones sindicales establecen límites entre lo que sucede en la empresa, y que reconocen como competencia suya, y el ‘no trabajo’, que sólo pertenece a la esfera privada. De ahí su falta de implicación en temas como la violencia doméstica o incluso la prostitución, ya que no se la reconoce como oficio. Sin embargo, la postura de la CGT sobre estos temas está vinculada a su identidad como organización que reivindica la transformación social y la abolición de toda forma de explotación, además de la igualdad, sobe todo entre mujeres y hombres. De ahí el compromiso de la CGT como cofundadora del Colectivo Nacional para los Derechos de las Mujeres, plataforma feminista que agrupa gran número de asociaciones, así como movimientos políticos. Es esencialmente en el marco de esta plataforma que empezamos nuestra reflexión sobre a la prostitución, culminando en una posición clara y abiertamente abolicionista. Sin embargo, mentiría si les dijera que estas luchas surgieron espontáneamente como obvias para todos mis compañer@s, en una organización surgida del movimiento obrero, históricamente creada por hombres, principalmente. Como colectivo de mujeres mixto, tuvimos que argumentar, apoyándonos en nuestros estatutos, nuestros valores, nuestra identidad CGT. Y como en todas partes, todavía debemos contrarrestar, paso a paso, la propaganda de los regulacionistas que retoman, para desviarlos y confundir, los argumentos de las feministas, incluido el de la libertad de las mujeres para disponer de su propio cuerpo, el de la dignidad y respeto por las personas en situación de prostitución, etc. L@s llamad@s trabajador@s del sexo presionan a través de una supuesto sindicato llamado el Strass. Este nombre resume la identidad de esta organización: brilla, crea ilusión, pero todo es falso detrás de la apariencia y el discurso. El Strass afirma representar a las personas en situación de prostitución. Por supuesto, tal afirmación no se basa en criterio cuantitativo alguno: la proporción de hombres es sorprendentemente alta para una organización que asevera velar por las prostitutas. El Strass nos cuenta bellas historias de personas que trabajan de forma “independiente y voluntaria”. Y sus reivindicaciones se refieren a la situación de estas personas que trabajan de manera “independiente y voluntaria”... ¡supuestamente! De la violencia inherente al comercio sexual, de la explotación de las personas en situación de prostitución, nunca se habla. De hecho, sólo se interesan, una vez más, por la pequeña franja de personas que dicen ejercer esta actividad voluntariamente. En otras palabras, probablemente las menos vulnerables y menos explotadas, o las más impregnadas por el discurso dominante. ¿Y qué si incluso estas personas, autodenominadas voluntarias, fueran más del 5%? El problema no es sólo cuantitativo. Lo cierto es que, como sindicalistas, no podemos ampararnos tras esta proclamación ilusoria de consentimiento. Consentimiento entre partes desiguales, que permite justificarlo todo. Sin embargo, el propósito de la ley es proteger no sólo a los débiles contra los fuertes, sino también a la gente contra sí misma, especialmente en todo lo relacionado con la salud y la seguridad de los más vulnerables. Lo que nos jugamos es de orden colectivo, más allá del marco subjetivo individual para establecer límites a la lógica del dumping social. Esta lógica se lleva al extremo ahora con la “economía radical de mercado”, en palabras de un representante de los patronos de la industria del sexo en Alemania. Nosotr@s, sindicalistas de campo, ya sabemos de qué va el consentimiento de una persona sujeta a la subordinación en este contexto de desempleo masivo. Debemos imaginar, por tanto, cómo puede darse el consentimiento de una mujer entre los más vulnerables, como lo demuestran todas las investigaciones y han señalado aquí varios testimonios. Por otra parte, también es una de las razones por las que, en Francia y en otros países, se prohíbe la venta de órganos, aun con el consentimiento de los donantes. El cuerpo se considera inalienable y no puede ser objeto de transacción financiera. Esta postura es general en la sociedad francesa, invalidando al mismo tiempo el argumento del derecho a disponer del propio cuerpo. Los regulacionistas intentan equiparar la prostitución con el empleo, con el argumento de que en el trabajo también se sufre, y que legalizarla permitiría darle un marco legal y mejorar la vida de las personas en situación de prostitución. Pero en el empleo, el contrato y la ley establecen las condiciones intercambio: trabajo físico e intelectual a cambio de un salario. Relación desigual, sin duda. Pero las leyes sociales imponen límites a esa subordinación, que no equivale a sumisión total. El Estatuto del Trabajador protege nuestra intimidad y derechos fundamentales reconocidos: salud y seguridad, dignidad, vida privada... Por el contrario, la prostitución implica en sí misma un ataque violento contra esos derechos reconocidos como fundamentales en otros ámbitos, ya que la sumisión total es parte integrante de la actividad. Regular la prostitución en nombre del “mal menor” equivale a aceptar el mal. Es precisamente en nombre de ese “mal menor” que muchos aceptan la destrucción paulatina de toda protección social en Francia y en todo el mundo. Y si aceptamos la irrupción de la prostitución en el ámbito laboral, la destrucción se acelera exponencialmente. Por cierto, la regulación de la prostitución en Alemania coincide en el tiempo con la desregulación de los derechos sociales y la creación de los mini-empleos... Reconocer la prostitución como oficio implicaría facilitar formación en materia de prostitución, es decir, sumisión total, incluyendo becarias, aprendices… Eso implica orientar a l@s jóvenes y tod@s aquéll@s que buscan empleo hacia el sector que contrata. Cualquier mujer sería entonces potencial prostituta, ya que la disponibilidad sexual se presenta como extensión del área de conocimiento. ¿De qué sirven entonces las directivas europeas y otras leyes nacionales sobre el acoso sexual, que prohíben cualquier relación comercial en la sexualidad, el trabajo y la sociedad, que prohíben convertir a las mujeres en objeto sexual al servicio de los deseos de los hombres? Considerar la prostitución como profesión sería tanto como crear zonas sin derechos. Y estas zonas sin ley se convertirían en norma tarde o temprano. Presentar la prostitución como trabajo es trivializarla y crear las condiciones para su desarrollo, es legalizar la explotación sexual, es admitir la dominación de los hombres sobre las mujeres, de los dominantes sobre los más vulnerables, de ciertos grupos humanos sobre otros; es fomentar las violencias sexistas y sexuales en todos los ámbitos de la sociedad. Así pues, no es sólo la ética lo que está en juego, sino algo mucho más allá de la industria del sexo: se trata del ámbito laboral en su conjunto, ya que se propone un nuevo paradigma. La prostitución, lejos de ser una cuestión periférica, es crucial para los sindicatos. Si aceptamos considerar como puesto de trabajo una actividad basada en la sumisión completa y la renuncia a la intimidad, dejamos sin contenido toda norma social y relación laboral. De ser así… ¡sólo nos quedará contemplar, impotentes, cómo se hunde todo el edificio de la reglamentación social!” https://youtu.be/vETrd0wSvW0 Por MICKEY Z. Texto original: http://worldnewstrust.com/pornography-the-propaganda-of-patriarchy-mickey-z Traducción: Olga Baselga “Radical significa simplemente 'agarrar las cosas desde la raíz'”. (Angela Davis) Cada rama del activismo parece convencida de que “su” cuestión es la más urgente de todas, pero ninguno –con alguna excepción– de estos activistas parece dispuesto o preparado para comprender la raíz de todos los problemas de la justicia social. Desde la cultura corporativa hasta la cultura de la violación, pasando por la violencia doméstica y la ambiental, podemos encontrarnos con que todos los sistemas de opresión y explotación derivan de la Supremacía Masculina. Llámenlo patriarcado, misoginia, sexismo, privilegio masculino, o pónganle cualquier otro nombre: en todos los casos se trata de violencia machista, omnipresente e implacable violencia masculina a micro- y macro-escala. [Video: https://youtu.be/3exzMPT4nGI] Las cifras son tan impactantes como reales. La violencia, que crece casi sin control desde los cimientos de la supremacía masculina, ha extendido sus tentáculos igual que la supremacía blanca y la de clase, y ahora nos lleva al borde del desastre. Pero antes de que me inunden con Male Tears™, antes de que los gritos de “no todos los hombres” retumben de punta a punta de los mares, me gustaría presentar el eje central de este artículo: la pornografía. Es la nueva Educación Sexual y es donde el patriarcado nos alcanza más insidiosa y eficazmente. Permítanme decirlo claro: este artículo no versa sobre las trabajadoras sexuales, la pornografía “ética” o el feminismo liberal. Este artículo se centra en que la supremacía masculina es la piedra angular de la cultura dominante y, por tanto, la fuente primaria de toda violencia y opresión. Se centra en las palabras de Sheila Jeffreys: “La pornografía educa al público masculino”. “La pornografía es una maestra poderosa, tanto en materia de creencias como de conductas, y de hecho proporciona las condiciones ideales para el aprendizaje”, explica la Dra. Mary Anne Layden, Directora del Programa de Trauma Sexual y Psicopatología del Centro de Terapia Cognitiva. “Puede enseñar no sólo comportamientos sexuales específicos, sino actitudes generales hacia las mujeres y los niños, cómo son las relaciones y la naturaleza de la sexualidad”. Layden continúa: “Aprendemos mejor cuando estamos excitad@s. Si algo activa nuestro sistema nervioso simpático, estamos mejor preparad@s para recordar la información recibida en ese momento. La excitación puede proceder de la emoción, la alegría, el miedo, el asco o la tensión sexual. Tendemos a recordar cualquier experiencia que tengamos en esos estados de excitación. Y el aprendizaje es mejor si se refuerza. El comportamiento recompensado es probable que se repita, mientras que si se castiga es menos probable que se repita. La excitación sexual y el orgasmo son experiencias muy gratificantes”. Si se preguntan cómo podrían manifestarse estas “recompensas”, tenga en cuenta este estudio, donde se demuestra que la pornografía parece “inducir a sus espectadores a trivializar la violación”. Permítame también decirlo claramente: no estoy aquí para descubrir la pólvora o hacer mansplaining. Para contextualizar más a fondo, lean a aquellos que han estudiado este problema pinchando en los múltiples hipervínculos de este artículo. Y ya que están en ello, por favor, consideren también lo que dijeron feministas como: · Andrea Dworkin: “Cualquier violación del cuerpo de una mujer puede convertirse en sexo para los hombres; ésa es la verdad esencial de la pornografía”. · Sheila Jeffreys: “La pornografía como propaganda, según el análisis feminista, representa a las mujeres como objetos que adoran sufrir abusos, y enseña a los hombres cómo han de llevar a cabo la degradación y el abuso sobre las mujeres”. · Gail Dines: “La industria del porno ha secuestrado la sexualidad de toda una cultura y está echando a perder a toda una generación de niños. Y si destrozas a una generación de chicos, destrozarás a una generación de chicas”. Tal vez la única posibilidad que tengamos de atajar ese daño y generar el cambio social drástico que necesitamos sea reconocer y abordar la fuente: La Supremacía Masculina. Un paso trascendental en esa dirección sería abordar una de sus ramas más maliciosas: la pornografía. ¿Qué podemos hacer cada un@ de nosotr@s, además de cambios a nivel personal? Como Gail Dines explica en el siguiente video, la respuesta puede estar en lo que podríamos llamar contra-reclutamiento, es decir, educación anti-porno, enfocándola como cuestión de salud pública. [Video: https://youtu.be/_YpHNImNsx8] Una vez más, les ruego que por favor se tomen el tiempo de abrir los enlaces incluidos en este artículo (más arriba y más abajo) antes de sacar conclusiones. Otros recursos (http://gaildines.com/resources/) Más recursos (http://stoppornculture.org/resources-2/organizations/) Documentales relacionados (http://www.antipornography.org/documentaries.html) Denunciar la pornografía infantil (https://report.cybertip.org/index.htm) Mickey Z. es autor de 12 libros, el más reciente: Occupy this Book: Mickey Z. on Activism. Hasta que cambien las leyes o se quede sin fuerzas, se le puede encontrar en la Web aquí y aquí. Cualquier persona que desee apoyar su labor activista puede hacer una donación aquí. Texto original: “Pornography: The Propaganda of Patriarchy” by Mickey Z. |
|