Publicado el 2 de Septiembre 2017 Autor: Reneejg Enlace original: https://reneejg.net/2017/09/02/nzpc-gags-survivors Traducción: Tilo Pez Colaboración: Maura Lopez El Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda (NZPC) es el Lobby de la “Industria del Sexo”. Fue creado en la década de los años 80 como un grupo de nueve mujeres que se reunieron para protegerse de los abusos de los proxenetas, los puteros, los agentes de policía y del contagio del SIDA. Sus miembros abogaban por un cambio de las leyes en el interés y protección de las mujeres prostituidas, y esto finalmente llevó a la Reforma de la Ley de Prostitución del 2003 que descriminalizó totalmente la industria del sexo en Nueva Zelanda. El resultado final fue que la descriminalización del proxenetismo y la compra de mujeres no defendía nuestros intereses ni objetivos, como ha explicado elocuentemente Sabrinna Valisce, aunque sus declaraciones hayan sido ampliamente ignoradas por todos los medios de comunicación. Actualmente, el NZPC es un monstruo completamente distinto de lo que era en la década de los 80. Es financiado en su totalidad por el Ministerio de Salud del Estado y se ha vinculado al lobby mundial de la industria y comercio del sexo, a la Red Mundial de Proyectos para el Trabajo Sexual (NSWP). Ya no tiene como objetivo la protección de las mujeres en situación de prostitución, ya que es el mismo NZPC quien dirige varios centros de “trabajo sexual” y sobre todo promueve la ideología del "trabajo sexual" de acuerdo a los compromisos adquiridos con el lobby y para favorecer el mantenimiento de la legalización total de la prostitución, conforme al "Modelo de Nueva Zelanda" y su legislación sobre la prostitución. Para defender este modelo y obtener solo resultados favorables, los portavoces del NZPC día tras día minimizan la violencia y la explotación existente en la prostitución. En 2016, un portavoz se refirió a la trata para el mercado del sexo describiéndola durante un programa de radio como un tipo de "vacaciones en las que se trabaja". La coordinadora nacional, Catherine Healy, durante la inauguración de una casa de seguridad afirmó que sólo el 10% de las mujeres prostituidas deseaban abandonar el trabajo sexual y la funcionaria de enlace comunitario Ahi Wi-Hongi afirmó que solo el cuatro por ciento de las mujeres son coaccionadas - cuando sabemos que esta cifra proviene de estudios que demuestran que el 4% son las mujeres prostituidas que se encuentran secuestradas. Como parte de este esfuerzo de restar importancia a la violencia existente en la prostitución, el NZPC debe absolutamente evitar o eliminar cualquier exposición o declaración de las mujeres sobrevivientes de la prostitución cuando estas describen las violencias sexuales sufridas. Mientras Kate *, una sobreviviente y residente en Nueva Zelanda, sostiene que “el NZPC fue creado con el objetivo de introducir la total legalización de la prostitución en Nueva Zelanda, y que son muy hostiles a que cualquier mujer prostituida cuestione el hecho de que esto no haya sido pensado para favorecer nuestros intereses”. La Alianza Escarlata (Scarlet Alliance), el equivalente australiano del NZPC, ha demostrado el año pasado hasta qué punto los grupos de presión que defienden el comercio sexual están dispuestos a llegar para eliminar las críticas de las sobrevivientes a este sistema. Intervinieron e intentaron impedir la publicación de un libro de testimonios de mujeres sobrevivientes que actualmente han salido de la prostitución, Prostitution Narratives, que incluía el testimonio de una neozelandesa. Impedir la expresión de todas las plataformas de las personas que amplifican las voces de las sobrevivientes es clave para asegurarse de que las violencias en la prostitución no salgan a la luz y logren una mayor oposición al proxenetismo y a la compra de mujeres. En Nueva Zelanda, el coordinador de los programas del NZPC Calum Bennachie es el que apoya de manera más activa este descrédito y difamación de las plataformas feministas. En el 2003, mientras se debatía la Ley de Reforma de la Prostitución (PRA), Melissa Farley fue una de las académicas con mayor visión crítica. Elaboró un informe preliminar sobre la prostitución en Nueva Zelanda que demostraba que al menos el 72% de las entrevistadas querían salir de la prostitución, el 22% eran mujeres traficadas internacionalmente y que el racismo era evidente debido a la sobrerrepresentación de las mujeres maoríes. En respuesta, Bennachie presentó una denuncia contra Farley ante la American Psychological Association (APA). Y aunque estos nunca respondieron ni la tomaron en consideración, él se ocupó personalmente de difundir su denuncia en Internet, con la intención de socavar la seriedad y credibilidad profesional de Farley. NZPC está recogiendo datos y pruebas en mi contra y también contra Pala Molisa, otra académica, Profesora de la Universidad Victoria, para eliminar todas nuestras críticas a la prostitución fundamentadas y comprobadas con datos científicos y organiza eventos públicos con la finalidad de demostrar claramente las consecuencias para todas aquellas que se manifiesten en contra de la industria del sexo. Se une a estas campañas de denigración la funcionaria de enlace comunitario Ahi Wi-Hongi bajo la dirección de Bennachie, contra todas las mujeres que no promueven o no aprueban la legalización de la prostitución y que además critican las nuevas teorías del individualismo de género (como estos llaman a la idea que están difundiendo que los hombres pueden ser "mujeres" - estos dos argumentos suelen estar unificados en sus motivaciones). En octubre del año pasado, Wi-Hongi publicó mi fotografía online (bajo el seudónimo de 'Neon Sugar'), pidiendo a sus seguidores que participaran con comentarios negativos con el objetivo de que me despidieran de mi trabajo. Dos meses más tarde, tuve que renunciar debido a las intimidaciones y después de una discusión con uno de los gerentes que estaba claramente siendo presionado por sus colegas, que además había recibido dos sanciones disciplinarias injustificadas y dejó un rastro en el correo electrónico que demostraba la influencia de grupos de presión. En noviembre impidieron mi participación en un evento de arte de la comunidad y Wi-Hongi ha hecho pública una alianza en contra mía en Internet para desacreditarme. También amenazó el trabajo de Molisa. Últimamente estas intimidaciones van otra vez en aumento. Wi-Hongi ha publicado la fotografía de Molisa con el mismo tipo de "vamos contra ellas" para lograr que sus seguidores comiencen con comentarios críticos y con planes para difundir la idea que el trabajo de Molisa es el de una fanática rabiosa o furiosa. En colaboración con la mafia, Wi-Hongi nos define a Molisa y a mí como " reprimidas y repulsivas sexualmente" además de ser católicas con "fantasías sexuales sádicas con mujeres que violan a otras mujeres". Es irónico que me describa como una perversa el mismo grupo de personas que planea enviar su propia basura a mi madre. La emisora de noticias de la Radio de Liberación Femenina Thistle Pettersen conoce muy bien la efectividad de estas amenazas, ya que las ha recibido después de haber transmitido una entrevista a Sheila Jeffreys. Jeffreys es la autora del libro “La idea de la prostitución”. El lobby del comercio sexual la desprecia porque considera que la prostitución es el medio que permite a los hombres abusar de las ventajas económicas que poseen para comprar el acceso al cuerpo de las mujeres, contribuyendo a la continuación de la explotación, la perpetuación y la subordinación de las mujeres. En el 2010, Bennachie publicó un artículo en el boletín NSWP donde manifestaba todo su odio por Jeffreys y por otras feministas abolicionistas de la manera más explícita posible. El artículo se llamaba “Sus palabras nos están matando”, y citaba a Jeffreys, Andrea Dworkin (una sobreviviente de la prostitución que escribió “Pornografía: Los hombres poseen a las mujeres”), junto con la ya mencionada Farley y Janice Raymond como ejemplos de mujeres responsables directas de la "violencia verbal" que causa las violaciones y asesinatos que ocurren en el comercio sexual. A estas acusaciones agregan otros agravios, por ejemplo: justo en el momento de la publicación del presente artículo, la vice-presidenta del NSWP Alejandra Gil, condenada por trata de personas para la explotación sexual, recomienda vivamente que a las mujeres en situación de prostitución se las llame "prostitutas" (o putas) en aras de la promoción y defensa del "trabajo sexual" (podemos observar como todo este mecanismo funciona a la perfección, simplemente haciendo una consulta en los medios de comunicación principales como Salient)... Al responsabilizar a las feministas por los actos de violencia que cometen los proxenetas y los puteros e identificarnos ante los grupos de presión, Bennachie crea unas caricaturas. Señala que Raymond considera que la prostitución es "una violación pagada", dado que el hecho de pagar por el acceso sexual al cuerpo de las mujeres es un modo de eludir el análisis serio y profundo sobre toda la cuestión del consentimiento. Bennachie afirma que las mujeres expuestas a tales críticas "con mucha probabilidad comenzarán a dudar de su autoestima y autonomía, pueden llegar a sentirse víctimas, y es probable que al final lleguen a convertirse realmente en víctimas de violencias". Esto es, como mínimo, bastante exagerado. Es interesante notar que la mayor parte de las sobrevivientes de Nueva Zelanda y otros países comparten la "opinión" de que la prostitución es una violación pagada. Ellas son: Rachel Moran, Vednita Carter, Simone Watson, Sabrinna Valisce, además de todas aquellas personas que contribuyen a la difusión de textos qué narran todo lo que se vive en la prostitución, las sobrevivientes de todo el mundo se unen y apoyan a grupos abolicionistas, para llamar a la prostitución “violación pagada". Estas mujeres no pueden alzar la voz sin miedo de sufrir represalias, cuando hombres como Bennachie afirman que son sus propias palabras las que "fomentan las violencias contra las trabajadoras sexuales”. Bennachie sostiene además que estas mujeres son peores que los puteros, cuando dice: El conjunto de violencias verbales de los grupos abolicionistas, contribuyen al abuso que sufren las "trabajadoras sexuales" en todo el mundo, y son ellas las que pagan el impuesto "psíquico". Estos grupos (las abolicionistas) no se diferencian en nada de aquellos "clientes" que no quieren pagar al oficial de policía corrupto que las viola, y de todos aquellos que arrojan botellas y huevos podridos a las trabajadoras sexuales que están en la calle. Y en realidad son aún peores porque alegan que su violencia verbal es un acto de cuidado de las mujeres prostituidas. Debemos contestar este lenguaje, todas sus publicaciones y en cada oportunidad que tengamos, revelando y evidenciando que no es más que un lenguaje de odio, y rebatirlas con hechos y pruebas que pongan en evidencia que todas las afirmaciones de estos personajes son totalmente falsas. En su artículo “Tus palabras nos están matando”, Bennachie ilustra cómo el NZPC apunta a las feministas como Farley, Jeffreys, Pettersen, Molisa y yo. A Molisa en particular que dedicó su trabajo académico: “La justificación de la pornografía, la prostitución y el patriarcado”, a Andrea Dworkin – una de las feministas en la lista negra de Bennachie-. Hablar sobre la prostitución, con la clase de lenguaje que Bennachie utiliza, nos ha convertido en el blanco del lobby de la industria del sexo, Bennachie insiste en que empleamos un "lenguaje de odio" que debe ser refutado siempre y "en cada oportunidad". Una cuestión que debería provocar la indignación de cualquier neozelandés que sea testigo de todo esto, no es solamente el hecho de que se mantenga a las mujeres en condiciones de maltrato sino el hecho que en definitiva es el contribuyente el que financia las actividades millonarias de los proxenetas. Porque el Ministerio de Salud subvenciona al NZPC para que lleve a cabo el trabajo de “promoción” - pero el NZPC es parte del lobby del comercio sexual- , lo que se entiende exactamente como "promoción", es promover el modelo de "Nueva Zelanda" en el cual la prostitución está totalmente legalizada como comercio sexual, y esto significa disfrazar a proxenetas y puteros de empresarios y clientes y silenciar las voces de todas las mujeres y sobrevivientes que están afirmando todo lo contrario sobre el comercio del sexo, como así también a todas las feministas que tratan amplificar sus voces. Según un informe del 2008, la Ley de Reforma de la Prostitución (PRA), con la que se obtuvo la legalización total de la prostitución, deberá ser revisada el próximo año. Si algo está demostrando este acoso intimidatorio del NZPC, es que se debe cumplir con las recomendaciones para una revisión de la PRA. Y que esta revisión deberá comprender el análisis y control de la dirección y gobierno del NZPC, de sus intimidaciones cotidianas, y también de qué manera la defensa de la total legalización de la prostitución está favoreciendo la naturalización y la negación de todos los daños ocasionados por el comercio sexual, además de contribuir a silenciar a las sobrevivientes y las feministas. En definitiva, el “Modelo de Nueva Zelanda” no solo mantiene a las mujeres en condiciones de explotación y violación sino también amordazadas. Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos traducidos y subtitulados en español: https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
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