Testimonio de Laurin Crosson, superviviente de prostitución. Entrevista a Laurin Crosson por Francine Sporenda. Texto original: https://nordicmodelnow.org/testimonial/laurin-crosson/ Traducción: María Arenas Bardisa Colaboración: Maite Sorolla Laurin Crosson es la fundadora de RockStarr Ministries, una organización benéfica de ayuda a las víctimas de trata de personas. Crosson dirige un centro de acogida para aquellas que quieren huir de esta vida. Ella misma también es superviviente y traficaron con ella por todo Estados Unidos durante más de 20 años.
F.S: ¿Qué te llevó a abandonar la prostitución? L.C: Teniendo en cuenta que, para empezar, nunca quise ser víctima de trata, no hubo un único motivo sino más bien un deseo constante de huir. Siempre luché por mantenerme a flote, pero jamás pude pensar más allá del día en que vivía, la mayor parte del tiempo vivía en modo supervivencia, la calle es dura y no se trataba de una opción real que estuviera deliberadamente evitando. Vivía constantemente aterrorizada entre contacto y contacto. ¿Que cómo es no saber si llegarás viva de la esquina al puesto de comida rápida? Tampoco es que te puedas permitir que te vean como a una víctima. No puedes meterte bajo una manta esperando no ser vista, las sumisas y las calladas son las presas más fáciles... Por ese motivo te dedicas a hacer lo contrario; te vuelves gritona, descarada y te das a conocer. Das la impresión de ser dura y de no tener miedo para que parezca que sobrevivir es una elección. Admitir lo contrario supondría la derrota, y los tiburones huelen la sangre... De modo que interpretas el papel y subes a los coches como si fueras dura aunque en realidad te pasas el día aterrorizada. En una ocasión al entrar en un coche, pude ver un dedo cortado sobre la alfombrilla. Sí, claro que estás aterrorizada. Hacia el final, pensé que lo había logrado, aunque después mi proxeneta me volvería a controlar. Estaba consiguiendo ganar mucho dinero (no es que lo llegara a ver), y trataba de reclutar a otras chicas. Esto es verdaderamente enfermizo, pero en aquel momento, me parecía que conseguir que las que se prostituían en las calles pasaran a hacerlo en pisos, era lo mejor que les podía llegar a pasar. En aquel momento no me urgía tanto salir de mi situación pues cuando estás en lo alto de una montaña de mierda al menos te sientes en lo alto de algo, ¿no es cierto? Finalmente, una serie de hechos en mi vida me impulsarían a salir aunque no corté por lo sano... Me topé con un putero especialmente violento, un cabrón sádico y terrible que me dañó hasta dejarme al borde de la muerte. Soy consciente de que la parte que viene ahora no va a ser muy popular entre los lectores pero llegado ese punto, pude oír la voz de Dios. Su voz me dijo: “Es la última vez que te salvo de ti misma”. En ese momento entendí que debía salir definitivamente de esa vida. No se trataba de quedarme con su mejor parte ni de dejar de aceptar “clientes”, pero manteniendo el contacto con las personas de ese mundo que me conocían y sabían a qué me dedicaba, significaba dejarlo todo completamente atrás. El médico que me atendió a causa de aquellas heridas me escuchó cuando le supliqué que no me devolviera a las calles de las que venía. Era invierno y me mandó a ver a otro médico amigo suyo, en otra parte del país en la que yo no conocía a nadie. Me quedé un tiempo en un hospital y probablemente aún me estén buscando porque no pude pagarlo. Cuando tuve que irme de allí me dirigí a un hogar para mujeres maltratadas creyendo que me acogerían. De modo que ahí me planté, vestida con una minifalda en pleno invierno, una camisa de franela de hombre rasgada que tenía que sujetar porque los botones estaban arrancados, medias agujereadas y una bolsa de plástico con mi ropa. No tardaron nada en juzgarme y en explicarme que no aceptaban prostitutas porque las prostitutas nunca cambian. F.S: ¿Hubo otros puteros que te parecieron peligrosos? L.C: Todos los días aparecía un putero con una fantasía sexual que podía matarte. El porno ha conseguido crear un mundo fantástico alrededor de la violencia y el asesinato, pero haciendo parecer que no se trata de asesinato. ¡Las fantasías son emocionantes!, ¿no? No, no lo son al convertirse en realidad. Estuve con puteros que me obligaban a meterme en una bañera con agua congelada para luego quedarme inmóvil sobre la cama aparentando ser un cadáver. Hubo proxenetas que hacían que las chicas tuvieran relaciones sobre sábanas blancas durante su periodo y que así fuera más visible la sangre, ya que luego difundirían las fotos que habían tomado para atraer a los fetichistas de la sangre. Pronto aprendí que cuando ves un cuchillo, hay que dar patadas, nunca te aproximas exponiendo tus manos o tu abdomen. Debes acertar con una patada al cuchillo y correr. Sí, claro que hay propuestas peligrosas. Cada maldito día. F.S: Trabajaste en diferentes tipos de explotación sexual: prostitución callejera, “escort”, porno y tuviste un proxeneta. ¿Cuáles fueron las principales dificultades que te impedían salir de esto? L.C: Lo principal es que te hayan despojado de tu propia identidad. La falta de vivienda es sólo la punta del iceberg. El proxeneta te deja sin nada. Cuando tienes proxeneta se convierte en tu dueño. Lo hace todo por ti y te despoja de todo. Tu DNI es lo primero que se lleva. También tarjetas de crédito y cualquier cosa que te convierta en una persona independiente de él. Se lleva cualquier cosa que te dé identidad o autonomía. En esta situación ya no puedes alojarte en ningún apartamento. Tampoco puedes conseguir otra forma de ganarte la vida (aparte de aceptando a puteros - imagina cómo organizar trabajar para McDonald´s cuando no cuentas con lugar alguno en el que poder ducharte, dormir o comer tu propia comida). En este mundo nadie te contrata si no tienes DNI, tampoco se te alquila un apartamento, ni una habitación de hotel, ni siquiera en un cuchitril que se esté cayendo a pedazos en el peor barrio de la ciudad, sería ilegal. Así que piensas en solicitar un nuevo DNI pero… Al no tener domicilio, ¿A qué dirección pides que te lo envíen? Durante más de 20 años estuve sin DNI, ni dirección, nunca he tenido una cuenta bancaria. Incluso cuando fui una prostituta de alto standing, generándole muchos ingresos, él lo administraba todo. Él me compraba la ropa y la comida, pagaba la peluquería y el maquillaje, se encargaba de los líos administrativos, organizaba mi vida por completo. Eso para mi era lo normal, no conocía otra manera de vivir. Toda mi vida de adulta perteneció siempre a otra persona. La relación con el proxeneta está basada en el control. ¡Es como el peor síndrome de Estocolmo¡ Te inculca la profunda creencia de que él es tu guardián, un buen hombre, el que está de tu lado, lo único que te separa del desastre. Y sí, tuve un proxeneta que disparó a una persona que me atacaba. Tan pronto usaba su arma para defenderme como para amenazarme con ella cada vez me alejaba de los límites que me imponía. No tuve control sobre lo que fue de mis hijos (tengo hijos a los que no he vuelto a ver desde su nacimiento). Porque llevarse a los bebés también era una de sus estrategias con las que controlarme y mostrarme que siempre carecería de escrúpulos. F.S: Mencionas que hay 300 000 espacios para perros abandonados en refugios por todo EEUU, mientras que solo hay 300 camas para las víctimas de trata. L.C: Las personas son conscientes del drama de los animales abandonados porque se piensa en la inocencia que les caracteriza: ¡los animales se encuentran indefensos! De modo que los socorremos. Yo no me opongo a esto, ¡amo a los animales! Sin embargo, para la mayoría de las personas, cuando se trata de prostitución prima la idea de la libre elección. La idea de que estas mujeres han escogido vivir así, y actúan con arrogancia y frialdad porque han sido “empoderadas” al controlar la oferta sexual de su entorno. Nada más alejado de la realidad. Nada. No están controlando el suministro. SON EL SUMINISTRO, y el control no les pertenece. Existe toda esa vergüenza asociada porque constantemente se perpetúa la creencia de que es una elección, una idea que, para empezar, es errónea … Si puedes darme el ejemplo de un trabajo que le dé a una víctima de trata la cantidad de dinero por el mismo tiempo (siete minutos) que le da una mamada, no sé cómo lo iba a rechazar… Aún no he recibido una oferta similar. F.S: Iniciaste ‘Rockstarr Ministries’ en 2013. Se trata de una asociación que ayuda a mujeres prostituidas/ víctimas de trata a dejarlo y, recientemente abriste un hogar. ¿Puedes contarnos más sobre la actividad llevada a cabo por esta asociación? L.C: Cuando empecé RockStarr en el 2013, ni siquiera conocía el término “trata de personas”. Hacía solo un año que me había alejado de mi proxeneta y lo único que sabía era que había desperdiciado mi vida y que si podía ayudar a cualquiera a escapar de esto, entonces intentaría hacerlo. De modo que empezamos antes de la navidad y a través de internet y las redes sociales llegamos a 15 ciudades en las que regalamos bolsitas con pequeños obsequios a chicas –y chicos, en caso de encontrarles “trabajando”-. Era conocedora de que en estas ciudades se daba la trata de personas porque yo ya había estado allí. Entonces empecé a contactar con las mujeres y las niñas que habíamos conocido durante la implementación del programa, a veces les llevaba un bol grande de espaguetis para que pudieran comer algo casero y supieran que había salida, incluso aunque yo misma siguiera sin vivienda (de sofá en sofá en los sótanos de casas de amigos) y solo un paso por delante de todxs ellxs. Esta fue la inspiración para elegir el nombre de “Ministerio” – ¡no os confundáis, no evangelizamos! -. No nos importa si eres ateo, religioso o lo que sea. “Ministerio” significa “servicio” y eso es lo que quise hacer. Nuestro hogar seguro se abrió en abril de 2015. Obtuvimos suficientes fondos como para poder dejar pagada la fianza y unos cuantos meses de alquiler de una casa en la que había un cuarto donde se realizaban operaciones rudimentarias del “Ministerio”, que en ese momento éramos mi teléfono y yo, pero también tenía algunas habitaciones para los supervivientes de trata que quisieran salir. Nuestra forma de trabajar es distribuyendo bolsitas de regalo que contienen una tarjeta con mi número. Tras esto me llegan las llamadas. Contamos con un coche que nos donaron, te recogeremos si quieres escapar de tu proxeneta y te proporcionamos un buen lugar en el que cobijarte. No es un centro, ni un hospital. No tenemos la logística para estancias de larga duración, tan solo un lugar seguro con comida de sobra y acceso a cuidados de emergencia. Hemos atendido a más de 30 mujeres, dos de ellas con niños. No es perfecto (sabemos que al menos dos de las jóvenes volvieron a esa vida), pero la mayoría está mucho mejor. Teniendo en cuenta que, de media, una víctima de abuso (de cualquier tipo de relación abusiva, incluyendo el proxenetismo) precisa intentarlo entre 7 y 12 ocasiones antes de conseguir salir de ello, las cifras son buenas. Por supuesto que son modestas, no podemos ocuparnos de todo, pero en conjunto son resultados positivos. F.S: ¿Cómo contactas con las víctimas?, ¿Recibes ataques de los proxenetas? L.C: Aunque sigo con un pie en esa vida, me cuido de seguir haciéndolo desde “el otro lado de la calle”. Lo que hago es ir a los sitios en los que a mí me explotaban sexualmente y les llevo sándwiches, botellas de agua y mi tarjeta con mi teléfono. Dejo tarjetas en estaciones de servicio o en tiendas de bebida, hay policías que antes me arrestaban y ahora también las reparten entre las víctimas. Tan solo somos un granito de arena que trata de hacer mella en esta malvada industria e irritar lo suficiente a algunas personas para que salga la verdad a flote: “Queremos conocerte, te encuentres donde te encuentres, no te juzgamos y te ayudamos a que llegues a un lugar mejor. Te queremos lo suficiente como para buscarte en el fango, pero demasiado como para dejar que te quedes ahí”. Y no, aún no me ha atacado ningún proxeneta, excepto durante toda mi vida, claro, (jaja). Es un riesgo que estoy corriendo pero no me va a impedir seguir ayudando a las víctimas a dejarlo. F.S: En uno de tus escritos, hablas de lo que es una “puta de confianza”. ¿Qué es y cuál es su relación con el proxeneta y el resto de las prostituidas? L.C: Por lo general se trata de la mujer que lleva más tiempo en el “redil” del proxeneta. Normalmente le da más palizas y está forzada a poner a su nombre habitaciones de hotel y propiedades para que no puedan rastrear las actividades del proxeneta y relacionarlas con las chicas. Está a cargo de guardar el dinero, de que las chicas cubran el cupo, las lleva en coche, las recoge, etc. Cuando fracasa en alguna de sus tareas recibe humillaciones y abuso delante del resto de las chicas. El proxeneta se comporta como si la posición que ocupa la “puta de confianza” fuese algo prestigioso o envidiable, cuando en realidad supone ser la esclava del titiritero. Los riesgos son elevadísimos, la recompensa brilla por su ausencia. El proxeneta desea que el resto de las chicas la envidien, pero esa posición no significa nada. Todas estamos a la venta, sin excepción. Cuando fui una “puta de confianza” también debía cubrir mi propio cupo con una tonelada de presión añadida que aguantar porque de otro modo me volvería a moler a golpes. F.S: ¿Quiénes son los proxenetas y cómo pasan a ser traficantes de mujeres?, ¿Proceden del mismo entorno social que las prostituidas? L.C: Bueno, en primer lugar estas asumiendo que todas las mujeres que son víctimas de trata proceden de un entorno similar, y no es así. Yo pertenecía a una familia de clase media, fui a la universidad, hacía atletismo en el instituto... No es imprescindible que exista un entorno social concreto, se trata del empobrecimiento, algo que puede sucederle a CUALQUIERA. Ahí fuera, llegué a conocer a muchas mujeres que crecieron en entornos seguros, incluso mucho más que el mío. Un matrimonio fallido, un cambio en tu suerte; En EEUU un problema médico puede llevarte a la bancarrota, dejarte en la calle, realmente puede ocurrirle a cualquiera. No me considero una experta en proxenetas. Solo sé lo que vi en el que fue mi mundo, es decir, proxenetismo generacional como en las familias de la mafia, como en Los Soprano. Los hombres son conscientes de que sus hijos seguirán su ejemplo. Los hijos presencian el abuso de su padre hacia su madre, sus hermanas... También saben de las otras mujeres de su padre, y aprenden lo que se espera de ellos, aprenden que ésta es la manera de ser de los hombres y de las mujeres. Como es lo único que conocen, acaban metidos en ello y se vuelven competitivos. Lo mejor es ser el mejor en algo, así que ellos compiten en esto. A menudo veía a un montón de chicos que aparecían en la calle presumiendo de ser proxenetas pero, ¿quién iba a creerles? El término “chulo” tiene prestigio en América. Es una palabra que llama la atención y en inglés existe la forma verbal para hacer ver que algo es mejor o extravagante, como en el show de televisión sobre tuneado de coches (Pimp my car). Presta atención a esta doble moral, el término que define al abusador es una palabra prestigiosa, que te llamen proxeneta es como que te digan que eres: “un grande” un “zorro”, porque ser un zorro es mejor que ser un humano, y sin embargo las palabras del PRODUCTO que vende el proxeneta son demasiado inapropiadas para que aparezcan en un diario o un periódico común. F.S: Según indicas los puteros/prostituidores eran mayoritariamente blancos de clase media-alta. ¿Quiénes eran esos puteros/prostituidores? ¿Son como esos hombres solitarios que nos muestran los medios? L.C: Este es el aspecto más ignorado del fenómeno de la trata y lo que más me enfurece. Dedicamos tantísimo tiempo y esfuerzo a formar al personal (médicxs de Urgencias, enfermerxs, agentes de viajes, personal de vuelo, etc) para que aprendan a identificar a las víctimas. Me pregunto por qué. Mejor dicho, me pregunto por qué queremos identificarlas, ¿por qué no identificar la DEMANDA? ¿Por qué no se identifica a los que son la fuente del problema? De hecho yo misma podría reconocerlos, claro que podría. Y sí, son hombres acomodados, sí, por lo general son blancos, normalmente casados; a veces, te hablan sobre su esposa, sus hijos... Te envían a sus hijos con el mensaje de que cumple 18 años y sigue virgen: ¡Felicidades, hijo mío! ¿Qué clase de hombre le haría eso a su hijo? Cuando el padre se marchaba siempre le decía al chico que si estaba incómodo y prefería quedarse a ver la televisión le contaría a su padre que había estado increíble, fantástico, toda una fiera, y también le decía que yo le comprendía si no quería hacerlo. Muchas veces el hijo aceptaba mi propuesta, su padre me pagaba con propina incluida y el chico me hacía un guiño cómplice. De modo que aprender esa lección, promover eso, esa expectativa de que las mujeres están siempre disponibles a cambio de dinero, y creerse con derecho a recibir esa gratificación a cambio de dinero se transmite de generación en generación y en la cultura en un sentido amplio. Estos son los monstruos a los que debemos detectar. Los puteros son la causa principal de todo el problema. Sin ellos, todo lo demás desaparecería. El hecho es que, muchas personas (muchas feministas también) que no han llegado a comprender lo que es ser prostituida, han estado luchando por la regularización de lo que denominan “trabajo sexual”. No saben al detalle de lo que hablan. Solo lo justo como para creerse que lo saben todo. No, no lo saben. Déjame decirte una cosa, “trabajo” es una palabra que describe algo que haces y que en un sistema que funciona de forma ideal sería beneficioso para 3 personas: Bueno para el cliente, que intercambia dinero por servicios; bueno para el proveedor/empresario que se queda parte del dinero por la transacción y finalmente; bueno para el trabajador, al que se le da el dinero por el servicio, por hacer o proporcionar algo que el cliente prefiere pagar en vez de hacerlo por sí mismo. En el “trabajo” sexual, no es así. Hay quien cree que la transacción es por la demanda de servicios, pero hay dos grandes problemas con esta idea (en realidad hay muchos más, pero para empezar está bien hablar de dos). El primer problema es que, en la mayoría de los casos, el “trabajador” no está “trabajando” sino siendo sometido a violencia a cambio de dinero. Y con ese dinero que se paga no se le retribuye a ella o a él, sino que se lo queda el proxeneta. El segundo problema, especialmente para las personas que odian la cultura de la violación: Hoy en día la violación se define como sexo no deseado, cualquier tipo de práctica sexual no deseada. Es violación si sucede cuando yo digo “no” tanto como si sucede cuando primero digo “sí” varias veces y después “no”. Esto es así EXCEPTO si hay una transacción económica. Si hay dinero de por medio, ¿ya no es violación? Permíteme que discrepe. No estoy de acuerdo en absoluto, sigue siendo violación. En burdeles con licencia: violación. Con cámaras grabando: violación. Tipo “Pretty Woman”, con una cena italiana antes: violación. Para mi siempre fue violación porque NO QUERÍA FOLLÁRMELOS... y aun así me follaron igualmente. Cada vez que me pagabas me despojabas del consentimiento. Nadie da dinero a otra persona que ya quiere algo con uno. Yo no te quería. Yo no quería. Estaba programada para aceptar el dinero y sonreír, así que parecía que quería SEXO. Porque cogía el dinero... Me habrían pegado si te lo hubiera rechazado. Me habrían pegado si no hubiera satisfecho tu deseo. Mi trabajo era mentir a los hombres para que siguieran cachondos y no sintieran remordimiento alguno, ni culpa, ni que percibieran que en mi interior yo también era un ser humano. Esta entrevista apareció por primera vez en Révolution Féministe. Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos traducidos y subtitulados en español: https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
1 Comentario
Sheila Donnell
28/2/2025 11:00:05 am
Mi propósito hoy aquí es compartir este artículo con el mundo sobre cómo el Doctor Odunga me ayudó a recuperar a mi EXnovio que rompió conmigo hace 4 meses. Intenté todo lo que pude para hacerle entrar en razón conmigo para que pudiéramos continuar nuestra relación pero él me negó. Gracias a Dios por darme la idea de buscar ayuda en Internet, busqué correctamente y vi diferentes reseñas del Doctor Odunga e insistí en intentarlo contactándolo a través de la aplicación (+2348167159012). Me dio razones para vivir de nuevo y preparó un hechizo y me dijo que mi exnovio volverá conmigo dentro de 28 horas. Puedes creerlo Mi EX novio volvió conmigo y nuestra boda se llevará a cabo pronto. ¡¡¡Contáctalo ahora!!! si necesitas ayuda. Correo electrónico: [email protected] y hace muchos hechizos. Una vez más quiero decir que estoy muy agradecido por su ayuda.
Responder
Deja una respuesta. |
|