Publicado el 16 Enero 2018 Por: Rahila Gupta Link original: http://www.feministcurrent.com/2018/01/16/not-laws-kill-women-not-streets-kill-women-men/ Traducción: Tilo Pez Colaboración: Adriana Zaborskyj Numerosas sobrevivientes de la prostitución participaron en la presentación del nuevo libro de Julie Bindel en Londres, contaron la cruda y brutal verdad de la industria del sexo. ¿Prostitución o "trabajo" sexual? La elección de las palabras determinan el juego, señalan cuál es su posición frente a este asunto. ¿Violencia contra las mujeres o simplemente trabajo? Este es un campo de lucha fundamental para el alma del feminismo. A este competitivo territorio llega el libro Julie Bindel, un libro con una buena base investigativa, “el embellecimiento de la prostitución: Aboliendo el mito del trabajo sexual”. (The Pimping of Prostitution: Abolishing the Sex Work Myth). En un momento en el cual "trabajo sexual" parece estar ganando terreno en los círculos oficiales, Bindel es una abolicionista apasionada, que no cree que la descriminalización o legalización pueda proteger a las mujeres prostituidas de la violencia inherente a la prostitución. Como tal, defiende lo que comúnmente se conoce como el modelo nórdico, en el cual los puteros, proxenetas y quienes de ella se lucran son criminalizados y las mujeres prostituidas reciben apoyo para salir de la industria. Hasta la fecha, han sido adoptadas versiones de este modelo en Suecia, Noruega, Irlanda del Norte, Canadá, Islandia y Francia.
Como era de esperarse, el modelo nórdico tiene como grandes opositores a todos aquellos que se benefician de la industria del sexo, porque provoca la disminuición de la demanda, aunque digan que se preocupan por la seguridad de las mujeres y sostengan que criminalizar a los proxenetas y puteros impulsa el comercio del sexo a la clandestinidad. Sin embargo, como dice un oficial de policía sueco citado en el libro de Bindel: "¿Cómo pueden las mujeres en Suecia estar en mayor peligro de lo que estaban antes de la ley? Si es que todo lo que tiene que hacer es levantar el teléfono, si [el putero] llega a ser solamente grosero con ella, y lo arrestaremos porque de hecho está cometiendo un delito". El panel en la presentación del libro de Bindel en Londres, al que asistieron más de 400 personas, incluyó tres mujeres que habían abandonado la prostitución: Sabrinna Valisce de Nueva Zelanda, Bridget Perrier, una mujer indígena de Canadá y Vednita Carter, una mujer negra de los Estados Unidos. Sus testimonios sobre la realidad de la industria del sexo fueron conmovedores, y al mismo tiempo verdaderas pesadillas. Fue absolutamente claro que la prostitución no es un trabajo como otros, que necesita solo de regulación y sindicatos. La prostitución es el producto del patriarcado en su forma más pura. Durante las ponencias, Valisce explicó que rechaza el término "trabajadora sexual" porque pasa por alto el "chupar y follar" que ella tenía que hacer. Describió su rutina diaria, mantenerse de pie durante turnos de 12 a 17 horas, solo en ropa interior y con tacones de 15 centímetros, esperando ser elegida por hombres que entraban gritando: "¿Quien de estas putas quiere chuparme la polla?" . Esto fue en Nueva Zelanda, donde la prostitución ha sido despenalizada en el 2003, y es considerada como un modelo de buena práctica por parte del Lobby pro-prostitución, a pesar de que las mujeres siguen siendo asesinadas por puteros y proxenetas. Perrier fue inducida a la prostitución a la edad de 12 años y estuvo en ella durante 10 años. Los estragos causados por los hombres han dejado su cuello uterino permanentemente dañado. Siendo ya una mujer adulta, duerme con las luces encendidas para mantener a raya las pesadillas. Perrier habló sobre el racismo que experimentó en la industria por su condición de mujer indígena, y hasta las funerarias "no tocarían nuestros cadáveres". "No son las leyes las que matan a nuestras mujeres. No son las calles las que matan a nuestras mujeres. Son los hombres ", dijo. Perrier fundó la asociación “Sex Trade 101” para ayudar a las mujeres que quieren abandonar la industria. Dijo que 98% de las 400 mujeres a las había ayudado querían salir de la prostitución. Carter afirmó lo mismo, quien ha trabajado con 300 a 500 mujeres cada año, durante los últimos 30 años, a través de su organización Breaking Free . Carter reporta que incluso las mujeres que afirmaban que les “gustaba” "trabajar" en la prostitución se quejaban de estar permanentemente deprimidas. La prostitución "Se come tu alma", dijo. Parece psicológica y políticamente consistente que muchas de las personas en el movimiento abolicionista son mujeres supervivientes que han salido de la prostitución. Aquellas que continúan en la prostitución no solo tienen un interés personal en su crecimiento sino también en ampliarlo. Fiona Broadfoot (que salió a la edad de 26 después de 11 años de trabajo en el oficio) una vez me contó que en aquella epoca solía desafiar a cualquiera que se atreviera a cuestionar su elección de trabajo, pero a pesar de esto se lavaba por dentro y por fuera con desinfectante (Dettol) todas las noches. Cuando le pregunté a Bindel si con su investigación confirmó estas experiencias en la industria, ella me contestó que solo se encontró con una sobreviviente entre las 250 personas a las que entrevistó, que continuaba promoviendo el "trabajo sexual" como medio para obtener empoderamiento. Si bien actualemente la brecha entre el lobby a favor de la prostitución y las abolicionistas se ha convertido en un abismo, no siempre fue así. El libro de Bindel nos recuerda que el Colectivo de Prostitutas Inglesas (ECP), fundado en 1975, al inicio fue abolicionista. Su lema, "Por las prostitutas, y contra la prostitución" podría ser fácilmente el eslogan del libro de Bindel. No argumentaban que el "trabajo" sexual es empoderador o agradable: lo consideraban como una explotación, ya que todo lo relacionado con el "trabajo" sexual esta dentro del capitalismo. Es en los últimos años, los partidarios de la prostitución la han enmarcado cada vez más como una “cuestión de elección” y una agencia de la mujer. Brooke Magnanti - la autodenominada "prostituta feliz" detrás del blog Belle De Jour - ha popularizado esta versión; pero, de acuerdo con los datos, solo un pequeño porcentaje de mujeres la eligen libremente y se benefician personalmente de la prostitución. Y son sus voces las que más escuchamos, con el eco de sus partidarios: académicos y proxenetas, para cuyos intereses creados resultan muy útiles, como lo ha demostrado Bindel. Esta narrativa de "elección" es el cáliz envenenado transmitido por el neoliberalismo al feminismo. Seguir creyendo que las mujeres eligen libremente las vidas de victimización violenta que nos presentaron las panelistas en el lanzamiento del libro de Bindel sería grotesco. Este es el motivo por el que creo que Bindel cometió un error al decidir no dedicar un espacio a la trata en su libro. Si bien reconoce su gran importancia, con esa frase memorable, que Bindel escribe: "el tráfico sexual es una vergüenza para el Lobby pro prostitución de la misma manera que el cáncer de pulmón lo es para la industria tabacalera". El tráfico, basado en la coacción y el engaño, socava el argumento central del Lobby del "trabajo" sexual, que afirma que las mujeres estan ejerciendo su “libre elección” cuando ingresan a la industria. Los lobbistas han gastado mucha energía intentando separar lo que ellos que llaman "trabajo sexual" de la “trata”. Al primero lo presentan como inofensivo y potencialmente empoderador, solo al segundo le reconocen un carácter explotador y dañino. Mientras tanto, se ignora el hecho obvio de que una industria del sexo próspera actúa como luz verde para los traficantes. Aunque las estadísticas son poco confiables y muy controvertidas, las tendencias demuestran que cada vez más mujeres inmigrantes están siendo prostituidas en Occidente. Un estudio del 2009 demostró que en la mayoría de los países europeos, más del 70 por ciento de las mujeres que están en la industria de la prostitución son inmigrantes. Si bien no todas eran traficadas, esta es una estadística reveladora: demuestra la desigual desesperación económica de las mujeres migrantes en comparación con las mujeres locales. Bindel describe la trata como el "proxenetismo internacional" y esta convencida "que la única diferencia entre la prostitución internacional y local es que algunas mujeres son explotadas más allá de las fronteras y otras no". Pero de la frase " más allá de las fronteras" se derivan toda una serie de vulnerabilidades, como argumenté en mi libro Enslaved. En particular, no poder acceder a la protección del estado, como tal, y vivir a la sombra de una deportación inminente. Ambos Lobbys reconocen que es importante abordar los factores que llevan a las mujeres a la prostitución, como la pobreza. No es sorprendente que, como explicó Valisce, cuando las mujeres que quieren salir de la prostitución, pueden pasar años saliendo y reingresando en el burdel debido a las dificultades que tienen para encontrar un trabajo en otro lugar. Mientras las mujeres queden atrapadas en estas situaciones, debemos enfocarnos en estrategias de salida, al tiempo que apoyamos políticas que aseguren que las necesidades de salud y seguridad de las mujeres se cumplan y que puedan vivir tan libres de abuso como sea posible. Rahila Gupta es una periodista, escritora, activista y miembro de larga tradición de Southall Black Sisters. Es autora y editora de varios libros, y actualmente colabora con Beatrix Campbell en un libro titulado "¿Por qué no muere el patriarcado?", que investigará cómo el patriarcado se ajusta a diversos sistemas políticos. Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos traducidos y subtitulados en español: https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
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