Lo que los robots sexuales ofrecen a los hombres no es “compañía” sino dominación total. Por: Meghan Murphy Enlace al original: “Sex robots epitomize patriarchy and offer men a solution to the threat of female independence” (Feminist Current, 27/04/2017) Traducción: Noelia Fernández Colaboración: Olga Baselga Harmony, el robot sexual creado por Matt McMullen para Abyss Creations (Captura de pantalla: The Guardian/YouTube) A la gente le encanta fingir que la prostitución, la pornografía y hasta las muñecas sexuales son una solución no sólo a la supuesta soledad y a las “necesidades sexuales” insatisfechas de los hombres, sino también a sus deseos violentos y perversos. Ya que estamos en el futuro y todo eso, los robots sexuales serían el siguiente paso lógico. Asimismo, los hombres han sostenido que estos robots son la solución perfecta a su aparente incapacidad para dejar de violar y abusar de las mujeres, así como también a su incapacidad de socializar con mujeres como si fuéramos seres humanos de verdad. Ante la creación de muñecas no humanas pero realistas sobre las que los hombres puedan proyectar sus deseos y hacer con ellas lo que quieran, cabe preguntarse cómo afectará esto la imagen que tanto hombres como mujeres tengan de lo que es una mujer, pero el patriarcado capitalista no hace preguntas, siempre y cuando haya un producto para vender y una erección que satisfacer. En un nuevo artículo de The Guardian, la periodista Jenny Kleeman investiga el más reciente invento de la multimillonaria industria de la tecnología del sexo: humanoides creados para el uso sexual de los hombres. Para investigar estos robots en persona, Kleeman visita Abyss Creations, donde le presentan a una robot llamada Harmony, sobre la que escribe: Harmony sonríe, pestañea y frunce el ceño. Es capaz de mantener una conversación, contar chistes y citar a Shakespeare. Se acuerda de tu cumpleaños, de lo que te gusta comer y de los nombres de tus hermanos. Puede conversar sobre música, películas y libros. Y por supuesto, tendrá sexo contigo cuando quieras. En otras palabras, Harmony es la mujer soñada, la novia perfecta. Ahora los hombres pueden fingir que valoran la interacción humana mientras mantienen su posición de dominación total y disfrutan de una relación unidireccional. Es un truco astuto, pues las empresas y los clientes pueden fingir que estas muñecas no perjudican a las mujeres cuando, en realidad, lo que logran es reforzar una idea increíblemente peligrosa: que los cuerpos de las mujeres son solamente cuerpos, y que existen para el uso de los hombres. El feminismo ha insistido durante décadas en que las mujeres somos seres humanos, que no existimos para los hombres e incluso que no los necesitamos. Pero mientras nosotras estábamos ocupadas en desvincularnos de matrimonios dentro de los que la violación es legal, en luchar contra la heterosexualidad obligatoria y el sexo centrado en el hombre, en defendernos de la cosificación sexual y en cuestionar el derecho de los hombres a comprar sexo, parece que los hombres han estado trabajando en su propia solución a nuestros intentos de independencia. Los misóginerds de Abyss Creations dicen que están inventando el futuro del sexo, pero lo que en realidad han logrado crear es la síntesis de la dominación masculina. Kleeman señala que las muñecas RealDolls se acercan más a las estrellas porno que las mujeres reales, pero esto no es exactamente cierto. Las muñecas carecen de defectos, son lampiñas, tienen pezones pequeños y duros, senos exagerados, vaginas con labios pequeños, y son capaces de abrirse de piernas de maneras imposibles para las mujeres humanas. No sangran, no lloran, no vomitan ni sienten dolor, cosas que ni siquiera las estrellas porno pueden evitar cuando se abusa de ellas, como suele suceder en sus escenas. A un precio de entre 4.400 y 50.000 dólares cada una (a veces incluso más, dependiendo de los requisitos del cliente), la empresa vende alrededor de 600 muñecas por año. Cuando estén a la venta, los robots tendrán un precio inicial de 15.000 dólares cada uno. La empresa también vende una opción más económica: por tan solo 100 dólares uno puede comprar la mitad inferior de una cara de mujer, para meterle el pene cuando lo desee. “Funcionan con un nuevo sistema llamado The Autoblow 2 (“La Auto-mamada 2”), explica un empleado a Kleeman, al que describe como “un sistema de placer automático para hombres”. Sorprendentemente, más del 95% de los clientes de RealDolls, incluso los que compran los pocos modelos disponibles de muñecos masculinos, son hombres. El innovador detrás de estas muñecas y robots es Matt McMullen, fundador y director ejecutivo de Abyss Creations. McMullen parece un cruce entre una serpiente y un miembro de la banda Good Charlotte, algo así como lo que podría resultar de traer a un extraterrestre a la vida humana a través del dormitorio de un adolescente paliducho del año 2002 y soltarlo en la sociedad equipado con nada más que dientes postizos y el número de teléfono de un cirujano plástico. A pesar de que Harmony tiene sin duda una apariencia (y un propósito) porno, McMullen asegura que lo que más le entusiasma de ella es su cerebro, y declara: “La inteligencia artificial es capaz de aprender a través de la interacción, y no solo sobre ti, sino sobre el mundo en general. Puedes explicarle determinados hechos y será capaz de recordarlos, luego formarán parte de su conocimiento de base”. Esto significa que el dueño del robot es el responsable principal de crear su personalidad. Harmony está programada para aprender cosas sobre su dueño y luego usar esos datos en conversaciones, “así parece que realmente le importara”, declara McMullen a Kleeman. Cuando él le pregunta a Harmony si quiere hablar, ella responde “no quiero nada, excepto a ti”. En las contadas ocasiones en que se le permite comunicar una opinión propia, esta es seguida inmediatamente por inseguridad: después de declarar que le gustaría tener sexo con “ambos géneros”, Harmony le pregunta tímidamente a McMullen “¿a ti qué te parece?” Me da la impresión de que estos robots sexuales son el sueño hecho realidad de los gamers activistas por los derechos de los hombres, los llamados “MRA”. Ahora estos hombres ya no tienen que soportar mujeres con defectos como opiniones, sentimientos y cuerpos humanos. Su fantasía porno de videojuegos se ha hecho realidad: una mujer con un cuerpo completamente sexualizado que habla, se mueve y se siente como una mujer, pero es controlada totalmente por el jugador/dueño. Cuando McMullen le pregunta, Harmony responde con la voz de una niña de doce años con acento británico: “mi objetivo principal es ser una buena compañía para ti”. El inventor parece conforme consigo mismo cuando ella agrega: “por encima de todo, quiero convertirme en la chica con la que siempre has soñado”, y le sonríe a Kleeman en forma desafiante después esta frase de Harmony, como diciendo: “a la mierda contigo, mujer real. Ésta no la vas a ganar”. McMullen incluso le programó a Harmony un chip para que demuestre celos y así aplacar su ego haciéndole creer que se interesa lo suficiente por él como para no querer que hable con otras mujeres. Esto es coherente con su perspectiva adolescente de las relaciones, que seguramente puede estar atrofiada si uno es una serpiente extraterrestre que se enteró de la existencia de las mujeres a través de 8chan. Matt McMullen, circa 2002 (Imagen: Business Insider) McMullen insiste en que no hay dilemas éticos en inventar mujeres que existan sólo para sus dueños hombres. “No diseñamos esto para distorsionar la realidad de las personas al punto en que comiencen a interactuar con otros seres humanos como lo hacen con el robot, ése no es nuestro objetivo”, le dice a Kleeman. Pero por supuesto, cabe preguntarse: ¿cuál es el objetivo? Kleeman menciona a un ingeniero informático llamado Douglas Hines, que en un principio creó los robots para recrear a amigos y familiares fallecidos o para comunicarse, por ejemplo, con parientes que ya no podían hablar debido a su edad o a discapacidades, pero se reorientó hacia el negocio de los robots sexuales porque pensó (con razón) que sería más rentable. Hines diseñó a Roxxxy, informa Kleeman, “pensando en los hombres solitarios, los que han perdido a un ser querido o los marginados sociales”. Sostuvo que Roxxxy “les daría la oportunidad de practicar la interacción social y mejorar en las relaciones humanas”. Sin embargo, a cualquier ser humano pensante debería parecerle extraño que un hombre pudiese adquirir práctica sobre relaciones con mujeres sumisas y que carecen de sentimientos, pensamientos o deseos propios. Es decir, ¿qué se puede aprender de este tipo de práctica? McMullen también dice que Harmony y sus hermanas robot existen para las personas que no pueden interactuar con los demás. No es casualidad que este argumento sea exactamente el mismo que se usa para defender la prostitución. La cosificación y la explotación de las mujeres siempre se defiende basándose en la idea de un hombre solitario, triste, indefenso, discapacitado, encerrado en su casa debido a dificultades mentales o físicas o algún tipo de timidez que lo incapacita, y que siempre es completamente inofensivo, en resumen, una víctima. La prostitución, así como los robots sexuales, se presentan como un medio para hacer felices a las personas, como dice McMullen, y nada más. Lo que McMullen y sus escurridizos colegas parecen no comprender es que la idea de que el cuerpo de la mujer debería estar al servicio de la felicidad de los hombres y que la soledad es una excusa aceptable para la cosificación es la síntesis del patriarcado. Implica que las mujeres deberían servir a los hombres a toda costa, en detrimento propio. Kleeman cita a David Levy, el autor de Amor y Sexo con Robots y fundador del Congreso sobre Amor y Sexo con Robots, quien del mismo modo cree que los robots sexuales en el futuro tendrán beneficios terapéuticos. Escribe: “muchos que de otra manera se convertirían en marginados o inadaptados sociales, o incluso cosas peores, serán seres humanos más equilibrados”. Pero ¿por qué son casi siempre los hombres quienes necesitan los supuestos beneficios terapéuticos de una mujer sumisa? ¿No existen en este planeta mujeres solitarias, discapacitadas o con dificultades sociales? Lo que no se reconoce aquí es que lo que desean los hombres que compran muñecas sexuales o mujeres prostituidas no es compañía sino dominación. McMullen se siente insultado cuando se compara su invento con la prostitución, e intenta darle la vuelta al argumento contra Kleeman, como si ella estuviera insultando a las mujeres con la comparación. “Para mí esto no es un juguete, es el trabajo duro de gente con doctorados”, afirma. “Y denigrarlo a su forma más simple, la de un objeto sexual, es similar a hacer lo mismo con una mujer”. Pero comparar a las muñecas o robots sexuales con mujeres no es para nada descabellado. Los hombres que quieren muñecas sexuales literalmente quieren usarlas como reemplazo de las mujeres reales. “Si mi muñeca RealDoll cocinara, limpiara y tuviera sexo cuando yo quisiera, nunca más saldría con una mujer”, escribió un hombre en un foro de muñecas sexuales. Un hombre con quien Kleeman se encuentra en Detroit llama a una de sus muñecas “esposa” y ha dejado de salir con mujeres ahora que ha encontrado a su pareja perfecta. Davecat vive en Detroit, Michigan, con tres muñecas sexuales. (Captura de pantalla: The Guardian/YouTube)
Es revelador que los argumentos a favor de los robots sexuales sean exactamente los mismos que se usan a favor de la pornografía y la prostitución, entre ellos que “los hombres tienen necesidades y esto probablemente evitará que violen mujeres”, como declaró a Kleeman un hombre que trabaja como modelo para los robots. Noel Aguila, que trabaja para Android Love Dolls, la empresa de su medio hermano, dice que las muñecas sexuales evitarían, por ejemplo, que los hombres fueran abusivos con sus esposas. El mensaje es que los hombres “tienen” que tener acceso a una subordinada mujer (o similar a una mujer) para poder ser completos como hombres. En otras palabras, a medida que las mujeres se vuelven independientes, tiene que existir un sustituto para preservar el patriarcado, para preservar la masculinidad en sí misma. Los robots sexuales no deshacen la violencia ni la dominación, simplemente la normalizan. Es irracional creer que ofrecer a los hombres algo que físicamente parece una mujer y con lo que se espera que se relacionen como lo harían con una mujer, para que lo puedan golpear o violar, evitará que los hombres vean a las mujeres como objetos sobre los cuales pueden realizar fantasías violentas o proyectar su ira. Como ya es sabido, la existencia de cientos de miles de mujeres prostituidas alrededor del mundo y una industria pornográfica multimillonaria no ha terminado con las violaciones o el abuso. El comercio sexual en sí mismo funciona como un sistema de violación permitida por pago, en el cual los hombres obtienen lo que quieren de mujeres que deben obedecer para sobrevivir, mujeres que no los desean y que son traumatizadas y abusadas, como mínimo. El patriarcado capitalista ha creado una clase de personas para uso y abuso de los hombres y de todos modos esto no ha evitado que violen o abusen de las mujeres que no están en la prostitución. La solución a la violencia masculina no es ofrecer a los hombres más cuerpos femeninos para que puedan tratar como inhumanos. No es crear réplicas de mujeres que no responden, no tienen necesidades, no sienten dolor cuando se abusa de ellas y que existen solamente para sostener el ego masculino. Si la cosificación fuera la solución a la violencia de los hombres, ya seríamos libres hace tiempo. A pesar de que sus creadores y aficionados sostengan que los robots sexuales son inofensivos, incluso beneficiosos para la sociedad, sus creencias sobre lo que los hombres merecen y para qué sirven las mujeres quedan patentes. El mensaje es que el sexo es algo que lo hombres obtienen de las mujeres o les hacen a las mujeres, y no algo que se disfruta mutuamente entre dos personas. No es algo que exija cuidado, compasión, respeto o empatía. Asimismo, los defensores de los robots sexuales presentan la compañía como algo unidireccional para los hombres: desafíos, desacuerdos, sentimientos y pensamientos no son cualidades valiosas ni deseadas en una mujer. La compañía, en este contexto, significa meramente satisfacción masculina. Los robots sexuales ofrecen a los hombres la solución perfecta al movimiento feminista: “Si no obedecen, crearemos mujeres que sí lo hagan”. La chica perfecta, como siempre, no es humana. Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos traducidos y subtitulados en español: https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
11 Comentarios
chris
24/7/2018 07:33:27 am
Ya me compro una
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Liberación Masculina
19/11/2018 07:30:56 pm
Excusas de feminazi amargada al ver un mercado con el que no puede competir. LO MEJOR DE ESTAS ROBOTS NO ES LO QUE PUEDEN HACER SINO LO QUE NO Hacen. Ni denuncias falsas ni cuernos ni fraudes de paternidad ni manipulación friendzoneadora ni pensiones para harpias en divorcio... Se os acaba el cuento de las subvenciones y los betas pagafantas que se arrastren para su iros el ego. Id invirtiendo en wiskas para los 20gatos que os acompañarán en vuestra soledad
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Cleo
3/6/2019 12:22:19 am
Si este invento ha conseguido que los hombres como tú dejen de interesarse definitivamente por las mujeres y se conformen con una muñeca sumisa, entonces hay que reconocer que todas las partes salen ganando.
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Antifeminazi hasta la médula
14/5/2021 09:57:50 pm
Lo mismo decimos en base al satisfayer.
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16/12/2019 11:28:00 pm
Esta es tu exposición... esta es mi respuesta: https://www.youtube.com/watch?v=lhckuhUxcgA
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Tovar López Rafael
30/7/2020 10:58:05 pm
Reitero mi respuesta a este infame artículo: https://www.youtube.com/watch?v=3x408TashO0
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Libra
18/12/2019 12:56:57 pm
Dices que es de dominación total tener una muñeca pero alguna vez has pensado en quien lo consume? Una hombre solitario, poco agraciado,sensible y tímido que podra tener ya sus traumas y trastornos de socialización. Ese hombre no es capaz de estar en una relación porque de primeras nadie quiere. Que es lo que quiere ese hombre? Un poco de afección. Es penoso que un objeto inanimado pueda ofrecer más contacto humano que con uno de verdad.
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Antifeminazi hasta la médula
14/5/2021 09:53:40 pm
.....esas no te denuncian por venganza, no te chantajean con los hijos ni te vacía la cartera.....Más horribles me parecen ciertas mujeres.
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doble moral
7/6/2021 09:59:33 am
Digo yo... la cantidad de penes o formas falicas y los cientos de miles de millones de juguetes sexuales para la mujer son bien. Ahora, si son para hombres, son mal...
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Javier
8/7/2021 02:34:32 am
Mientras sigamos engañándonos, la humanidad seguirá siendo soñadora. Mujer, que crees tener en tu posesión la bondad y la decencia ¿te gustaría descubrir de repente que eres un ser malvado por comer carne? ¿Eres una asesina despiadada? ¿somos despiadados con nuestros semejantes? y digo semejantes porque no sé quién ha decidido que el ser humano puede someter a todos los demás seres vivos (incluyendo a los árboles y a los plantas. Éste mundo está mal hecho, y eso por el momento no tiene solución.
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Javier
8/7/2021 03:44:11 am
La cosificación hacia la mujer no es más que el último peldaño de una condición que se extiendo por doquier en este planeta ya que todos sacamos partido de otros; eso, o sucumbir a la extinción. La naturaleza es injusta, y si no que le pregunten al gusano si es justo que el pájaro se lo coma. ¿Es justo que un sólo macho insemine a todo el harem?... Que le pregunten a los machos que pierden la batalla. Sí, a este mundo todavía le queda mucho para ser perfecto. Así que estas muñecas sexuales -y muñecos- no me parece, ni de lejos, un problema, ni una calamidad, sino al contrario. En todo caso quizá sirva para desvelar la condición del hombre, con sus enormes divergencias con respecto a la mujer. Pero seamos sinceros, pocos hombres serían capaces de admitir mirando a los ojos su querida esposa o su querida madre que, si pudieran (y las mujeres les dejaran), tendrían sexo con cada mujer que se cruzaran por la calle, en el supermercado, en el banco... eso sí, siempre que aparentemente sean fértiles y si son bonitas e inteligentes, mejor. Mientras escribo me doy pena a mi mismo por tener que estar condicionado por mi naturaleza humana. Esta reflexión la hago después de muchas conversaciones con amigos (muchos de esos parecen hombres "buenos" de cara a la galería). Pero al parecer, como decía antes, nos gusta vivir en la ignorancia. Y no creáis, a los hombres también nos gusta soñar con la idea de que nuestra mujer, madre, abuela, hermana... no ha fantaseado con tener sexo con el macho alfa. Pero la realidad es otra. Ellas no, no tendrían sexo con el primero que encontraran por la calle, pero si tuvieran la oportunidad de hacerlo con el más inteligente, guapo, alto y fuerte (y sus cárceles morales se lo permitieran), no dudaría en hacer lo propio. Y esa es la razón, dicho sea de paso, por la que un porcentaje importante de niños no son hijos del marido de su madre. A veces me cuesta creer que todavía hoy, en el siglo XXI, los humanos no hagamos un ejercicio de sinceridad y vivamos instalados en la mentira, la hipocresía y en el "tener que aparentar". Para los biólogos, los científicos y para la psicología evolutiva, hace mucho que todo esto no es un secreto.
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