Las llamadas “trabajadoras sexuales”* en Australia y Nueva Zelanda hablan de la realidad de la “profesión más antigua del mundo”, un horror que conlleva desde tener que defenderse de los puteros hasta ser “embotelladas” y violadas Por Kirby Spencer Publicación original: 29 de octubre de 2017 Texto original: http://www.dailymail.co.uk/news/article-5004885/Violence-faced-Australian-New-Zealand-sex-workers.html Traducción del inglés: Atenea Acevedo
Las llamadas “trabajadoras sexuales” de Australia y Nueva Zelanda han revelado la terrible y aterradora realidad de su “trabajo”.
Los testimonios de las sobrevivientes denuncian las violentas circunstancias de las que no se han librado en la “industria", violencia que implica desde agresiones físicas hasta la introducción de botellas de vidrio que después rompen en su interior. A pesar de que la prostitución está despenalizada en diversas zonas de estos países, muchas “trabajadoras sexuales” afirman sufrir violaciones, inculpaciones cuando son las víctimas y agresiones sexuales a manos de hombres que «hacen lo que quieren». Los testimonios forman parte del nuevo libro de Julie Bindel, The Pimping of Prostitution: Abolishing the Sex Work Myth, donde explora el lado oscuro de la “industria del comercio sexual” en todo el mundo. En un caso denunciado en 2016, Nicky, neozelandesa, explicó la forma en que fue violentamente violada y amenazada mientras “trabajaba”: «Hace poco me ‘embotellaron’. Nunca me había pasado algo así. Me introdujeron una botella y la rompieron. Empecé a llorar. Un policía me preguntó de qué tamaño y de qué color era la botella. Daba igual el color, la tenía dentro». Nicky dice que se interesó en ir armada para protegerse e incluso llegó a comprar un revolver de utilería: «Se veía muy real, pero pensé ‘mejor no’, porque los cerdos me matarían de todas formas, da igual si es de plástico o de verdad. Entonces me puse un desarmador en el sostén y ya, ahora simplemente pienso que no me importa una mierda”. Otra mujer, Rae, dijo haber “trabajado” en la industria del comercio sexual en el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, y sentía que se ofrecían escasas garantías a las “trabajadoras sexuales”: «Ganas bastante si un tipo te elige, pero no hay forma de protegerte de los tipos que te tirarán del pelo, te romperán el culo a nalgadas, te romperán a base de penetraciones violentas», dijo. Rae señaló que los hombres incluso se quitan el condón durante el coito sin que la “trabajadora sexual” se dé cuenta o lo haya acordado previamente. En Australia, la legalidad del “trabajo sexual” está regida por distintas leyes en cada estado o territorio, mientras que la prostitución está despenalizada en toda Nueva Zelanda desde 2003. Si se registran, las “trabajadoras” del territorio de la capital australiana pueden recibir “clientes” en sus casas; los burdeles y las agencias de “acompañantes” son legales en Victoria y Queensland. Sin embargo, hay estrictas normas en Tasmania, Australia Occidental y el Territorio del Norte, y la prostitución sigue siendo ilegal en Australia Meridional. Nueva Gales del Sur es el único estado donde el “trabajo sexual” está totalmente despenalizado, es decir, no se requiere de acreditación ni registro. Entre los diversos “servicios” que ofrecen las mujeres que ejercen, desde masajes hasta el “servicio completo”, se encuentra la llamada “experiencia de tener novia”. Courtney ha trabajado en Australia y Nueva Zelanda, y dice que los hombres blancos de clase media suelen solicitar este tipo de dinámica de roles, y que casi siempre la dejaban perpleja con sus peticiones: «Cuando pienso en lo que significa ser la novia de alguien, espero que esa persona me corteje, me lleve a cenar, me dé un masaje en los hombros y demuestre que algún día será un buen esposo y padre. La realidad en el comercio sexual está muy lejos de esa idea. Infinidad de veces tuve que defenderme de tipos que se creían con derecho a violarme por todos los orificios y múltiples veces, todo por un cochino billete de $50». Según el medio británico The Conversation, una reciente investigación revela el aumento de peticiones de tener sexo sin condón. Solo 67% de quienes practican sexo vaginal usaron condones el 100% del tiempo, cifra que cae a tan solo una tercera parte cuando se trata de sexo oral. La misma investigación afirma que el gobierno australiano debería despenalizar el “trabajo sexual” y así “visibilizar” la importancia de la salud y la seguridad en el “lugar de trabajo”. No obstante, la Guía de Salud y Seguridad Ocupacional en la Industrial Sexual de Nueva Zelanda señala numerosos “riesgos ocupacionales” en este “trabajo” como factores que constituyen una amenaza para la vida. En referencia a las violaciones, el documento señala: «Por desgracia, hay incidentes en que los clientes obligan a las trabajadoras a mantener relaciones sexuales sin condón en contra de su voluntad». Además, afirma que «la empleada debe contar con información y apoyo para actuar» y seguidamente indica una serie de datos sobre «condones rotos y condones que se han salido o retirados sin acuerdo ni aviso previo». El libro de Julie Bindel titulado The Pimping of Prostitution: Abolishing the Sex Work Myth fue publicado por Spinifex Press y puede adquirirse en línea. * N. de la t. He conservado las nociones “trabajo sexual”, “trabajadora sexual”, “cliente” y similares en la traducción al español por tratarse de testimonios de mujeres de países donde la prostitución está legislada como una actividad laboral. Sin embargo, estas expresiones aparecen entrecomilladas en congruencia con mi postura abolicionista y en plena correspondencia con el blog Traductoras para la abolición de la prostitución. Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos traducidos y subtitulados en español: https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
1 Comentario
15/7/2022 11:15:18 pm
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