feministcurrent.com, 25 de marzo de 2020 por Renee Gerlich Fuente original: https://www.feministcurrent.com/2020/03/25/covid-19-puts-women-in-new-zealands-sex-trade-in-more-danger-than-ever-why-isnt-the-decrim-lobby-helping/?fbclid=IwAR35tjkNZQu1f952Ef7VVE87S9RMwobGjtYQXXd0AsPtv3Mcn3_19oC3lJ8 Traducción: Lola Franco Colaboración: Adriana Zaborskyj El 21 de marzo, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, anunció (https://www.nzherald.co.nz/nz/news/article.cfm?c_id=1&objectid=12318673) el cierre del país en respuesta a la pandemia causada por el coronavirus. En ese momento, explicó: “Tenemos la suerte de estar todavía a la cola de la mayoría de los países extranjeros en términos de casos, pero la trayectoria es clara. Si no actuamos ahora, corremos el riesgo de que el virus se expanda como lo ha hecho en otros lugares. Actualmente sólo contamos con 102 casos; pero también en Italia los hubo en un momento dado. Ahora el virus ha saturado su sistema de salud y cada día mueren cientos de personas a causa del Covid-19. La situación aquí avanza deprisa y eso mismo debemos hacer nosotros. Hemos dicho desde el principio que actuaríamos rápido y con la máxima decisión y esfuerzo. Y eso es lo que vamos a hacer." Ardern explicó el sistema de alerta de cuatro niveles que el gobierno se disponía a implantar: primero, prepararse para combatir el virus; después, reducir el riesgo de transmisión comunitaria; luego, restringir aún más el contacto de persona a persona; y finalmente, eliminar el riesgo mediante el confinamiento total.
El lunes 23 de marzo, Nueva Zelanda pasó al nivel 3 de alerta y empezó a prepararse para el nivel 4 tan solo 48 horas después. Ahora mismo las fronteras están cerradas y se pide a la gente que se quede en casa y respete la distancia de dos metros cuando, por ejemplo, "salen a hacer sus compras básicas". Los servicios esenciales siguen funcionando y, aunque las escuelas están cerradas, la gente que tiene que seguir trabajando puede dejar allí a sus hijos. Ardern aclaró (https://www.facebook.com/1NEWSNZ/videos/246422193192947/) que "no habrá tolerancia" con el incumplimiento de las órdenes, y agregó: “La policía y el ejército trabajarán juntos, y habrá asistencia disponible para quien la necesite. A quien no siga las indicaciones dadas hoy aquí, la policía le recordará sus obligaciones. Podrán llevar cualquier caso a una instancia superior si es necesario, podrán arrestarlo si es necesario, podrán detenerlo si es necesario". Muchos neozelandeses se enorgullecen del liderazgo de Ardern. El gobierno ha preparado paquetes financieros para empleados, empresas y comerciantes, con el fin de aliviar la carga financiera de unos y otros, al tiempo que ha pedido a la ciudadanía que permanezca aislada, para evitar que el virus se propague. Toda la información está disponible en el sitio web Unite Against COVID-19 (https://covid19.govt.nz/). Women’s Refuge (https://womensrefuge.org.nz/), organización que se encarga de supervisar una red de refugios para víctimas de violencia doméstica a lo largo de toda Nueva Zelanda, ha reconocido que una de las mayores preocupaciones del confinamiento es que muchas mujeres y niños no están seguros (https://womensrefuge.org.nz/covid-19-outbreak/) en sus hogares. El presidente ejecutivo, Dr. Ang Jury, explicó que, "aunque es evidentemente muy necesario, el confinamiento probablemente significará una escalada de violencia para muchas mujeres". La alternativa, para muchas de estas mujeres, sería unirse a los más de 34 mil neozelandeses que sufren privación severa de vivienda (http://www.stuff.co.nz/national/9200104/Being-homeless-hits-children-hard). Las mujeres sin hogar son más vulnerables que los varones en su misma situación, debido al alto riesgo de violencia sexual. Para las mujeres, violencia doméstica, falta de vivienda y prostitución van de la mano; y muchas mujeres en prostitución han sufrido violencia doméstica, así como privación de vivienda. Por todo ello, urge preguntarse: ¿qué iniciativa está llevando a cabo el llamado Colectivo de Prostitutas de Nueva Zelanda (https://www.nzpc.org.nz/) (NZPC) en respuesta a la crisis generada por la pandemia del COVID-19? Esta pregunta debe formularse por otra razón importante: la prostitución facilitaría la propagación de la enfermedad. El Ministerio de Salud financia al NZPC con una suma de un millón cien mil dólares anuales, aparentemente, por esa razón: para reducir la propagación de enfermedades de transmisión sexual (ETS). La actividad del NZPC, en este sentido, consiste fundamentalmente en distribuir condones, folletos y un manual de 125 páginas titulado “Avanzando” (Stepping forward) (https://www.feministcurrent.com/2018/03/21/new-zealand-prostitutes-collective-conning-government-new-zealanders-prostituted-women-alike/), para "ayudar" a las mujeres prostituidas a lidiar con el problema por sí mismas. Aproximadamente la mitad de este documento se dedica a describir ETS comunes, utilizando imágenes pequeñas y mal fotocopiadas de verrugas genitales, gonorrea y clamidia, tal como aparecen en los genitales de los hombres. Un manual elaborado por el Servicio de Seguridad y Salud Ocupacional del Departamento de Trabajo informa (http://espu-usa.com/espu-ca/wp-content/uploads/2008/02/nz-health-and-safety-handbook.pdf) a las mujeres de la industria del sexo que, en caso de rotura del condón, deben eliminar el semen "poniéndose en cuclillas y expulsándolo con los músculos vaginales. Los dedos se pueden utilizar a modo de cuchara”. En 2005, una chica de 24 años fue estrangulada, atada, violada, atropellada y finalmente asesinada (https://www.feministcurrent.com/2015/11/03/remembering-the-murdered-women-erased-by-the-pro-sex-work-agenda/) después de una discusión con un putero que se negaba a ponerse el condón. Quienes defienden la despenalización total de la prostitución, a menudo sostienen que no es posible eliminar por completo el riesgo de violencia y enfermedad que conlleva el ejercicio de la misma. Sostienen que la prostitución es inevitable y no se puede detener, ya que es esencial; algunos hombres, sencillamente, no pueden vivir sin acceso sexual a las mujeres. Por lo tanto, ofrecer folletos y condones a las mujeres, y normalizar la prostitución, legitimándola, es lo mejor que se puede hacer. Después de que se anunciara el confinamiento para frenar la expansión del COVID-19, el NZPC actualizó la home de su sitio web con el siguiente aviso: “INFORMACIÓN EN RELACIÓN CON EL COVID-19: INSTRUCCIONES PARA DETENER EL TRABAJO SEXUAL CON CONTACTO FÍSICO LA MEDIANOCHE DEL MIÉRCOLES 25 DE MARZO DE 2020. El NZPC reconoce que el trabajo sexual es trabajo y es la principal forma de ingresos para un número de personas. Sin embargo, con Nueva Zelanda entrando en un nivel 4 de alerta, se pide a las trabajadoras sexuales que cumplan con el requisito de quedarse en casa durante el período de confinamiento de cuatro semanas indicado por el Gobierno. Solo podrán salir de casa para trabajar aquellas personas que lo hagan en servicios esenciales. El trabajo sexual no se cuenta entre los servicios esenciales (médicos, farmacéuticos, policía, ambulancias, bomberos, veterinarios y producción y distribución de alimentos). Por lo tanto, el NZPC quiere que todas las trabajadoras sexuales cumplan con el confinamiento de cuatro semanas. Si se incumple esta medida, funcionarios de la policía podrían aparecer en el lugar de trabajo y exigir el cumplimiento". El mensaje concluye con un enlace al sitio web de Trabajo e Ingresos de Nueva Zelanda (WINZ https://www.workandincome.govt.nz/), y al sitio de Unite Against COVID-19 del gobierno (https://covid19.govt.nz). La notificación del NZPC tiene implicaciones importantes. La primera es que, si existiera la voluntad política y la necesidad se considerara urgente, sería posible parar la prostitución inmediatamente. El hecho de que la tasa de violencia sexual que padecen las mujeres en prostitución sea más alta (https://prostitutionresearch.com/) que en cualquier otro contexto nunca ha constituido una amenaza lo suficientemente urgente. La segunda implicación es que los hombres, de hecho, no necesitan prostitución: no es esencial, no es una necesidad humana o un derecho. Es algo sin lo cual los hombres pueden vivir. Hay otras cuestiones relacionadas con la decisión del NZPC de dirigirse, precisamente, a las mujeres prostituidas, y comunicarles las instrucciones para “DETENER EL TRABAJO SEXUAL CON CONTACTO FÍSICO LA MEDIANOCHE DE MIÉRCOLES”. Según los estudios que el propio NZPC ayudó a llevar a cabo, el 72% de estas mujeres están atrapadas en la industria del sexo debido a las circunstancias. Una encuesta (https://www.otago.ac.nz/christchurch/otago018607.pdf) de 2007 realizada por el NZPC para revisar la legislación vigente, arrojó los siguientes datos: el 10% de las mujeres en prostitución dijo no saber cómo dejarlo, el 8.5% afirmó no contar con ayuda para dejarlo, el 24% respondió que no sabía qué más hacer y el 29.5% que no contaba con otros ingresos. Sin embargo, el NZPC asume que quienes tienen la capacidad y la responsabilidad de cerrar la industria son estas mismas mujeres. Consideran que es la "oferta", no la "demanda", o más exactamente, las víctimas, no los perpetradores, quienes deberían ser amenazadas con la intervención estatal en caso de "incumplimiento de las normas". ¿Serán arrestadas las mujeres prostituidas? ¿Vamos a ver nuevamente las redadas de burdeles que la policía solía llevar a cabo antes de la Ley de Reforma de la Prostitución? ¿El NZPC respaldaría estas acciones? El hecho de que el NZPC esté cargando a estas mujeres, que tienen poca o ninguna alternativa, con toda la responsabilidad del cese de la actividad, y reproduciendo la amenaza de la intervención policial si no cumplen, prueba que la organización no es ni feminista, ni nada parecido a un sindicato que defiende los derechos de los trabajadores. Esta reacción a la crisis generada por el COVID-19 pone de manifiesto el hecho de que la despenalización total de la prostitución, en realidad, no protege a las mujeres. El martes pasado, la organización liderada por supervivientes Wahine Toa Rising (https://www.facebook.com/WahineToaRisingAotearoa/?ref=br_rs) (WTR) envió una carta (https://nordicmodelnow.org/2020/03/24/wahine-toa-rising-letter-to-new-zealand-ministers/?fbclid=IwAR1TLTO2PgnCO_Cz_E3VoCEUHuTbW7IYbBF3jmBdjM5_Y6ERwM70AJ2KRCI) a los ministros en el parlamento en la que preguntaron: "¿Qué apoyo financiero y de otro tipo está disponible para las mujeres y los jóvenes que actualmente están en la prostitución?" Y: "¿Qué medidas están en camino para garantizar que las mujeres y jóvenes en la prostitución estén protegidas contra la transmisión del virus COVID-19? Lo menos que una organización financiada por el Ministerio de Salud podría hacer por las mujeres en prostitución, en respuesta a la pandemia, es exigir una partida específica del gobierno para ayudar a las mujeres a abandonar la industria de manera segura e insistir en la prohibición de pagar por sexo, así como del proxenetismo, en lugar de amenazar a las mujeres maltratadas para que se queden en casa, cuando forman parte de un grupo demográfico especialmente propenso a no tener un hogar seguro en el que quedarse. El NZPC tiende a minimizar los aspectos más duros relacionados con la prostitución. En un artículo (https://www.stuff.co.nz/national/88544958/palmerston-norths-haven-to-help-former-sex-workers-officially-opens) de 2017 en el que se anunciaba la apertura de un refugio para ayudar a las mujeres a abandonar el comercio sexual, la coordinadora de programas del NZPC, Dame Catherine Healy, afirmó que solo el 10% de las mujeres requieren ayuda para salir de la prostitución. Esta cifra no encaja ni con las investigaciones a nivel global (https://prostitutionresearch.com/), ni con los testimonios de supervivientes (https://reneejg.net/2017/06/six-survivors-speak-out-about-new-zealands-punishing-sex-industry/); ni siquiera con las propias encuestas realizadas por el NZPC. Todo esto nos lleva a otro punto: la prostitución es una industria que se beneficia de la crisis y la crisis en la que nos encontramos no es una excepción. El mercado de trabajo no es ciego al género: este es el problema al que apunta la campaña contra la brecha salarial. El trabajo de cuidados tiende a estar feminizado: el 92% (https://www.nursingcouncil.org.nz/Public/Publications/Workforce_Statistics/NCNZ/publications-section/Workforce_statistics.aspx?hkey=3f3f39c4-c909-4d1d-b87f-e6270b531145) del personal de enfermería de Nueva Zelanda y el 72% (https://www.rnz.co.nz/news/national/292549/more-female-leaders-in-schools) del personal docente lo componen mujeres. En las industrias y sectores que no están feminizados, las mujeres tienden a recibir menos remuneración, se consideran más prescindibles y corren más riesgo de perder el trabajo y, por tanto, su salario. En los casos en que las empresas están eliminando personal, es probable que las mujeres pasen a soportar una carga de trabajo desproporcionada. Es probable que las aerolíneas, por ejemplo, envíen a las azafatas a casa a medida que disminuya su volumen de negocio. Así es como tienden a desarrollarse las crisis y esta es una de las razones por las que generalmente conducen a una expansión del comercio sexual, ya que las mujeres necesitan refugiarse y alimentarse a sí mismas y a sus hijos durante estos períodos. Los hombres explotarán esta mayor dependencia, sin importar las circunstancias. Si, por lo visto, ¡ya están haciendo pornografía con temática del coronavirus! (https://www.thedailybeast.com/trump-and-his-media-toadies-love-every-minute-of-this-crisis?ref=scroll) Si el comercio sexual de Nueva Zelanda se expande a causa de la vulnerabilidad de las mujeres y las consecuencias económicas de la pandemia, huelga decir que esto conducirá a una propagación de la enfermedad, y no solo del COVID-19. La sífilis está en aumento en Nueva Zelanda (https://www.rnz.co.nz/news/national/403382/sexually-transmitted-disease-syphilis-on-the-rise-in-new-zealand). En marzo de 2019, se notificaron 548 casos del último año, lo que contrasta con los 82 casos reportados en 2013. Sin embargo, el NZPC sigue adelante con su política de repartir condones y panfletos y promover la legitimación de la explotación sexual. No ofrece alternativas a las mujeres y, como hemos indicado, llega incluso a socavar la necesidad de los mismos cuando otras personas o instituciones asumen la tarea. No protege a las mujeres del peligro. La recomendación del NZPC para las mujeres en el manual Stepping Forward, en lo que respecta a cómo "tratar con clientes violentos", es: “Haz el mayor ruido posible para atraer la atención de algún viandante. Grita “¡Fuego!”, puesto que probablemente te prestarán más atención. Si llevas un silbato alrededor del cuello, sóplalo en el oído del tipo”. Pero un poco más adelante, el mismo manual explica que "hacer mucho ruido" puede "ser contraproducente, puesto que algunos clientes quieren que hagas esto para así tener una excusa". Antes de que se anunciara la cuarentena, el 19 de marzo, la página de noticias liberal The Spinoff publicó un artículo titulado, "Covid-19: ¿Qué pasa cuando tocar a las personas es parte de tu trabajo?", que hacía referencia a la prostitución. En él, Healy lanzó el siguiente consejo a las mujeres en prostitución: “También hay trabajo de web-cam, pero eso no es una gran fuente de ingresos en general. Cuando piensas que tenemos varios miles de profesionales del sexo en este momento, el mejor consejo es que busquen ingresos alternativos”. Esa semana, Healy respondió a una consulta que recibió de una mujer que le pedía ayuda, enviándole una captura de pantalla del formulario WINZ Job Seeker, pasando completamente por alto el hecho de que su trabajo consiste en ayudar a mujeres cuyas circunstancias son desesperadas. La prostitución también se correlaciona con la violencia familiar a través de la pornografía, de la cual el trabajo con web-cam es una forma. La filmación de la prostitución para hacer pornografía ha pasado a considerarse una “crisis de salud pública” (https://endsexualexploitation.org/publichealth/) y, en Nueva Zelanda, se sabe que aproximadamente el 54% de los abusadores (https://reneegerlichblog.files.wordpress.com/2018/07/c58e5-seenandnotheardchildreninthefamilycourt1.pdf) de niños recurren a la pornografía. Muchos de estos hombres consumidores de pornografía, pasarán más tiempo en casa, con sus hijos, a raíz de las medidas implantadas por el gobierno. Como dice la fundadora de Wahine Toa Rising, Ally Marie Diamond: “La despenalización total solo protege a los proxenetas, compradores, propietarios de burdeles y aquellos que se benefician del comercio sexual. Como ha quedado demostrado con la crisis del COVID-19, las mujeres implicadas en el comercio sexual en Nueva Zelanda no están protegidas. No están más seguras, están en mayor peligro ahora de lo que hubieran sido antes de 2003. ¿Cuándo vamos a comenzar a abrir los ojos y ver lo que sucede a nuestro alrededor? Ha llegado el momento de enfocar las cosas de otra manera”. Otra cosa que ha demostrado la pandemia es que cuando una amenaza se considera lo suficientemente urgente y existe la voluntad política de combatirla, el gobierno y la ciudadanía neozelandesa están dispuestos a comprometerse en un curso de acción que no solo reduzca, sino que elimine esa amenaza. Mientras estemos encerrados, mucha gente reflexionará más profundamente sobre sus vidas y relaciones. La prostitución y el porno nos afectan a todos (https://www.feministcurrent.com/2019/01/22/its-time-for-new-zealands-porn-critics-to-reject-sex-work-ideology/). Perpetúan la violación y la objetivación y determinan profundamente el modo en que nos relacionamos y la cultura en la que vivimos. En estos momentos, estas industrias y su normalización están contribuyendo directamente a que muchas mujeres y niños se encuentren en una situación insegura, en casa, en cuarentena. Quizás algunas preguntas que todos deberíamos hacernos mientras estemos encerrados serían: ¿no es la violencia de los hombres contra las mujeres y los niños una amenaza urgente, digna de eliminar? ¿Podemos esperar el fin de la violencia contra mujeres y niños mientras la violación sea aceptada, normalizada y rentable, a través de la prostitución y la pornografía? ¿Qué nos parecería realmente, como individuos y como sociedad, dar los pasos necesarios para eliminar la amenaza de la violencia de los hombres contra las mujeres y los niños, de nuestras vidas y de nuestra cultura? Renee Gerlich (https://reneejg.net/) es una escritora feminista independiente, afincada en la región de Wellington, Nueva Zelanda.Zur Bearbeitung hier klicken. Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos traducidos y subtitulados en español: https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
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