Julie Bindel estudia la prostitución y denuncia lo que ocurre en la zona roja de Vancouver20/11/2017 Por Lori Culber 12 de noviembre de 2017 Texto original: http://vancouversun.com/news/local-news/prostitution-expert-doesnt-like-what-she-sees-in-vancouvers-downtown-eastside Traducción: María Arenas Bardisa Colaboración : Noemí Orellano Desde el barrio Downtown Eastside hasta el de Walley strip, pasando por varias páginas web, las mujeres continúan siendo prostituidas. Si deberían o no estar haciéndolo es un largo e intenso debate que sigue dándose hasta el día de hoy.
Organizaciones como Pivot Legal Society argumentan que se trata de un trabajo como cualquier otro y que las mujeres merecen leyes que hagan que su trabajo sea más seguro. Por otra parte, grupos como Vancouver Rape Relief and Women’s Shelter (Asistencia ante violaciones y Refugio de Mujeres de Vancouver) sostienen que la “industria” vulnera los derechos humanos y que debería ser abolida. La legislación actual del país, en lo que respecta a la prostitución, es difícil de entender y no satisface a ningún grupo. En el 2013, la Corte Suprema de Canadá derogó las leyes sobre prostitución en el caso liderado por una ex “dominatriz”, Terri-Jean Bedford, cuya sentencia fue celebrada por grupos como Pivot. A modo de respuesta, en 2014, el por entonces gobierno conservador aprobó una ley que despenalizaba a los “clientes”-prostituidores, aunque no así a las personas prostituidas. Muchos señalaron que la ley C-36 no logró brindar una protección integral contra el peligro que viven esas mujeres. Posteriormente, cuando asumieron los liberales en el año 2015, el nuevo Primer Ministro, Justin Trudeu, criticó la legislación conservadora, aunque aún no ha intentado modificarla. El debate continúa. La periodista y escritora inglesa Julie Bindel estará en Vancouver durante esta semana para hablar de su nuevo libro, El proxenetismo de la prostitución. Tras entrevistar a 250 personas prostituidas, proxenetas y a otros miembros de la industria en numerosos países, Bindel concluye que la abolición de la prostitución es la única respuesta posible. Nuestra entrevista con Bindel fue editada por su longitud. — ¿Por qué apoyas la abolición de la prostitución? — Porque lo que sostienen (los grupos pro-despenalización) es que la seguridad de la mujer depende de que su proxeneta y las personas prostituidas sean despenalizadas; en mi vida había escuchado un argumento tan Orweliano y ridículo. La seguridad de la mujer depende, en parte, de que sea despenalizada pero en gran parte de la abolición del comercio sexual para que las mujeres no acaben en esta aberrante situación, en la que es imposible lograr seguridad. — Hay activistas que consideran que con la despenalización de la prostitución, la vida de las mujeres será más segura. ¿Es así? — Es claro que las activistas de Vancouver están presionando para lograr la despenalización total y recurriendo a argumentos sobre la seguridad. Pero contamos con vasta evidencia de países en los que esto ya se ha aplicado. Tenemos Alemania, los Países Bajos, Nevada (EE.UU.), Dinamarca, una parte de Australia y no nos olvidemos de Nueva Zelanda, que aplicó un modelo despenalizador. La evidencia que estos países aportan es que ha sido un absoluto desastre. Que no ha protegido a las mujeres y que, de hecho, ha protegido únicamente a los abusadores. — ¿Fue una equivocación de la Corte Suprema derogar las leyes sobre prostitución de Canadá en el caso Bedford? ¿Cree que el Primer Ministro, Trudeau, debería modificar la ley C-36 de los Tories? — Lo correcto sería que Canadá se dé cuenta de que las personas que están en la prostitución no deciden nada. El círculo de Terri-Jean Bedford y esas personas que representan casos atípicos en la prostitución son los que más ruido están haciendo cuando, en realidad, son los menos en la industria sexual. Espero que Trudeau y los políticos liberales que le rodean reconozcan que se trata de una violación de los derechos humanos. — Cuéntame cosas sobre alguna de las 250 entrevistas que llevaste a cabo para tu libro. — En Downtown Eastside, Vancouver, una mujer indígena a la que en el libro nos referimos como “Courtenay” me enseñó muchísimo sobre la manera en que el racismo y el colonialismo se entrelazan con la misoginia para engendrar la prostitución como una realidad. Cuando Courtenay me llevó a recorrer Downtown Eastside, vi mujeres tambaleándose, agonizando, por los horrores que estaban viviendo. Jamás vi tal pobreza en otros lugares de América del Norte y, aun así, apenas había ayuda para estas mujeres. --¿Qué probabilidades hay de que veamos el “trabajo más antiguo” abolido? — Cualquier violación de los derechos humanos extendida e incorporada en la cultura requiere una lucha por el cambio cultural así como una penalización a los perpetradores, y por supuesto que puede hacerse. No hay necesidad que justifique la existencia del comercio sexual. Los hombres no van a implosionar en masa por no tener sexo como y cuando lo quieren. De hecho, puede que incluso aprendan a tener relaciones sexuales con quien también lo desee. Así que lo que debemos hacer es reconocer que estamos ganando, porque hay cada vez más países con el modelo abolicionista que con el de la legalización. Se podrá oír a Bindel en la Universidad Simon Fraser (Harbour Centre, Wesr Hastings 515), el 16 de noviembre a las 19:00 (CA). [email protected] Twitter.com/loriculbert Visita nuestro canal de Youtube con interesantes videos traducidos y subtitulados en español: https://www.youtube.com/channel/UCuDKy2DjYr3Egw6iX1h1tcQ/videos
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