El estado como chulo

Por Huschke Mau

Fuente Original: https://www.kontextwochenzeitung.de/debatte/465/der-staat-als-zuhaelter-6533.html?fbclid=IwAR2VdGaONQ5riWt24v9FvX3hJpnbjl1xFeiFRKGcH3TQPiBrd4mkIQv5r4s

Traducción: Concha Hurtado
Colaboración: Adriana Zaborskyj



"No hubo orgasmo - putero demandó a prostituta", era el encabezado de un artículo en el "Winnender Zeitung" la semana pasada. "Lo que suena tan divertido y al mismo tiempo absurdo tiene un trasfondo político violento y, como exprostituida, activista política y como mujer, la risa se me desaparece", comenta nuestra autora, y une su denuncia a un llamamiento.

¿Qué fue lo que pasó?

Un hombre había reservado una prostituta y posteriormente la denunció por fraude. En el tribunal, él dijo que ella interrumpió abruptamente las relaciones sexuales y se fue. Ella dice que él había reservado varios extras, y como no quería pagarlos, ella le redujo el tiempo. La jueza le creyó al putero. El proceso concluirá tras el pago de 500 euros por parte de la prostituta.


Por increíble que parezca, no es un caso aislado. Cada vez más puteros intentan demandar a mujeres en prostitución. Se sienten en su legítimo derecho, tanto que van al tribunal incluso si ellos mismos han cometido irregularidades. Al igual que en el caso anterior del putero, quien exigió sexo oral sin condón (esto es una violación a la obligatoriedad del condón), los clientes-prostituidores demandan a las prostituidas porque no les gustó su desempeño y llegaron al orgasmo demasiado pronto. Un chico de 14 años, que afirmó previamente ser mucho mayor, recientemente llamó a la policía porque no había recibido "suficiente" por 20 euros. Lo triste es que las prostitutas tienen que darse por satisfechas si solo terminan en un tribunal y no corren la suerte de ser golpeadas, robadas y asesinadas debido al "mal desempeño" que alegan los clientes.


¿Cuál es la causa?

Por un lado, está la prostitución en sí misma, en la que la sexualidad está definida como algo que los hombres pueden exigir y que las mujeres tienen que cumplir. Es una mezcla repugnante de pensamiento patriarcal combinado con capitalismo. Debido a que los hombres siguen teniendo más poder (económico) que las mujeres, lo usan para tener acceso sexual a mujeres que no se acostarían voluntariamente con ellos.

Si se echa un vistazo a los comentarios de las noticias sobre el caso que llegó al tribunal, pueden leerse suposiciones crueles e impactantes sobre si el "servicio sexual" se ha "realizado correctamente" o no, y, sobre todo, se tiene una idea clara de qué es lo que aquí se define como sexualidad: la del hombre. Una sexualidad sin empatía y sin respeto y con una visión en la que las mujeres no son vistas como personas sino como máquinas de servicio sexual.

La actitud exigente de los puteros tiene como su aliada a la legislación neoliberal alemana sobre la prostitución, que define como "servicio sexual", lo que la mayoría de las mujeres en la prostitución en realidad experimentan como "tolerancia al abuso sexual" y que también se define claramente como abuso en #metoo. Desafortunadamente, la izquierda política con demasiada frecuencia no hace ningún análisis. Se prioriza a unas pocas prostitutas que proclaman, con gran difusión mediática, que lo hacen voluntariamente. En Alemania, la prostitución es vista como una expresión de sexualidad liberada y no como sexo forzado económicamente.


Que en Alemania el sexo sea legal comprarlo, lógicamente cambia la mente de los puteros. Yo también tuve que experimentarlo muy a menudo: clientes que se quejaban al notar mi repugnancia o cuando sentía dolor y tenía que llorar. De todas formas no paraban, porque "para eso he pagado". Y, por supuesto, si el cliente ha pagado  querrá sacar el máximo de provecho. Esto no es diferente que en una tienda de muebles. En la prostitución esto significa, en términos concretos, que tenemos que negarnos y luchar constantemente para no tener que hacer cosas que no se habían acordado y que no quisiéramos hacer. Es una defensa permanente contra más agresiones sexuales.


La Ley sobre la prostitución de 2002 y la Ley de protección en la prostitución de 2017 en realidad protegen a las prostituidas de ser demandadas por bajo rendimiento, mal rendimiento o por la no entrega en el acto sexual. Pero sólo por el momento, porque las asociaciones a favor de la prostitución, a las que alegremente pertenecen los dueños de burdeles y sus clientes, luchan desde hace años por la despenalización completa de la industria del sexo, por la legalización completa y, por lo tanto, por la eliminación de todas estas disposiciones especiales.


Entonces pronto podría ser como en el Territorio del Norte de Australia, donde se introdujo la Ley de la Industria del Sexo 2019. La prostitución se considera actualmente como un "negocio cualquiera": las organizaciones de derechos de las mujeres advierten que los clientes pueden demandar si no están satisfechos con el "servicio". Toda mujer que no hace la mamada que se pidió lo suficientemente profunda, toda mujer que demuestre dolor durante el sexo anal, toda mujer que no logre ocultar su asco cuando un extraño eyacule en su cara, puede ser demandada por bajo rendimiento o mal rendimiento. Entonces, devolución del dinero o repetir el servicio, esto es: otra vez tener sexo con el putero y mejor que sea exactamente como lo quiere el cliente!


Esto recuerda, y no por casualidad, la ley matrimonial alemana, que hasta el día de hoy todavía considera las relaciones sexuales como un deber y que, hasta la década de 1960, obligó a las esposas a permitir actos sexuales indeseados y a no mostrar reticencia bajo ninguna circunstancia.


Todavía no hemos llegado al punto en el que el sexo sea demandable, pero Alemania tendrá que decidir qué camino tomar. ¿Debería el viejo "derecho" patriarcal de los hombres al sexo bajo el manto neoliberal continuar contribuyendo a la reputación de Alemania como "burdel de Europa"? ¿O, optamos por el destierro de la compra de sexo y por una sexualidad realmente libre entre personas iguales?


Querida mujer, que se te ordenó pagar 500 euros en el tribunal de Waiblingen, por favor, ponte en contacto con la red que fundé, Ella. Es un grupo independiente que representa a mujeres interesadas en salir de la prostitución. ¡Te pagamos los 500 euros! Nos parece inhumano que ahora tengas que prostituirte porque el estado aquí juega el papel del proxeneta. Escribe a: [email protected]